30/3/24

Poema de Diego Roel

 

 

Despegamos a las cinco y media.      

Fuimos volando a baja altura, hacia el sur,

casi al ras de los techos, cerca del río.

 

El Sargento Romero iba tocando la bocina. 

 

Entonces sopló el viento que viene del Pacífico.

Los árboles y los pájaros se desvanecieron en la sombra:     

apenas podíamos distinguir los faroles del hipódromo,

las últimas casas, la línea de las vías.

 

Al atardecer nos perdimos en el cielo.

 

© Diego Roel

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Poema de Ana María Lassalle

 


LAS QUE ENTONAN LOS PÁJAROS 

 

Milei

no escuchó nunca

la guitarra de Lalo

 

ni a Cantizal

ni el Viento Va

ni Niebla Puelche

 

no vió un atardecer entre caldenes

 

no sabe el nombre de sus pájaros

 

Bustriazo y Morisoli le suenan

pero no conoce de dónde

 

nunca oyó una calandria

ni martillar a un carpintero

 

a él le gustan los Rolling

 

no reclamó jamás

por los ríos robados

 

no entiendo

qué pasó ayer

ni para dónde vamos 

 

© Ana María Lassalle

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Poema de Inés Legarreta

 


En un espacio

de puertas abiertas y pasillos y niebla

le pregunté: ¿estuviste en París?

Era el sueño de felicidad de mamá

Me llegó entonces el perfume que siempre usaba

Y con el olor   delicado/ lento/ diluido

la cerrazón:

los bolsos, los abrigos, las carteras, los zapatos, los pañuelos que había sacado

y los muebles

todo era negro

 

© Inés Legarreta

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Poema de José María Pallaoro

  


No puede estar desnudo

bajo el árbol de noche

Necesita medias

un pantalón fresco

una remera y cubrirse la cabeza

porque caen 

se arrastran

bichos

en la noche

Una babosa se le pegó en el pie

Una araña lo picó en la entrepierna

Una gata peluda transitó por su pecho

y sobre el sombrero

gotas de lo exprimido

No se puede estar seguro en la noche

bajo el árbol

Como caen los bichos cae el mundo

Nos devoramos entre nosotros

hasta que no haya más

que devorar

 

© José María Pallaoro

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Poema de Leticia Hernando

 


Marcel Schwob

escriba mínimo

  

Erro por los mapas de este logos

indiscreto como el viento

y reescribo, en mi lengua vernácula,

todos los viajes que otres han realizado.

 

¡Mar Mediterráneo!, sé que no hay más metafísica

que el lenguaje.

 

Pero no comprendo este cuerpo donde naufrago

que se astilla como una bandada de niñes

que han abandonado su hogar

para salir a buscarlo.

 

Circa idem tempus pueri… leemos,

malpronunciamos

y no nos amedrenta la distancia:

tu voz levanta la polvareda de los caminos

y somos pibas descalzas

sine rectore sine duce

y tenemos largas cabelleras.

 

Inciertas como el destino de las letras

volteamos las páginas,

entreveramos los sueños.

No, a nosotras, no nos bajarán del barco

antes de perdernos en todos los caminos,

ni queda tan lejos el mar.

 

© Leticia Hernando

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Texto de Sergio Geese

 


LA POESIA 

                     a Inés Manzano i.m. 

¿Cuánto pesa la pluma de un pájaro? ¿Cuánto pesa su vuelo enjaulado? La diferencia no está en el árbol, no está en el aire, la diferencia está en la belleza de su canto.

 

© Sergio Geese

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29/3/24

Poema de Cecilia Galeano

 

PEZ


El mar en la mañana

es otro pez plateado donado a la luz

nubes                             la sal del cielo

alguien nada y se hunde en el poema

todo viaja hacia la noche,

 

lo indescifrable

ofrece su garganta.

 

© Cecilia Galeano

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Poema de Susana Szwarc

  


Trozos

 

El ojo hacia ahí: el lomo

brilla como el oro.

El ojo se tienta: ¿lomo

de vaca? ¿Oro de yegua?

¿Lomo de ave?

Las miradas (porque reímos)

hacia nosotros.

¿Es que falta la sal?

(¿y el hambre?)

 

Brilla el lomo como una embajada

de fiesta.

“Zona antifascista”, pintamos

con el jugo, la sal del lomo.

Una mordida a la carne, a la frase

del convite.

 

Pero el lomo hace de espejo atrasado:

se empaña entre recuerdos,

los dos hermanos también ahí:

el del puro donar trabajo,

el del puro donar vicio.

(Esa cosa, la pureza, improbable.)

 

Como al final de una película

(o el libro amado), te pregunto:

¿la vergüenza habrá de salvar

el océano crudo-cocido,

el lomo de la humanidad?

 

© Susana Szwarc

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Poema de Ramón Altamirano

 


CIELO DE BOVRIL                                                                      

  

Al cielo de Bovril

se le prenden ramos de espinillos

 

Por la noches esa copa florecida del  aromo

tapa  la tristeza

que de día se ve tan clara

y nos va chuseando los talones

 

El cielo de Bovril parece una gran torta asada

¿quién no se empachó alguna vez

con la miguita que le tocaba?

hasta hubo una mujer negra y refulgente

que curaba el empacho de cielo

 

Mi abuela Santa

guardaba rodajitas de cielo bajo la almohada

y cuando el hambre nos despertaba

las untaba con miel de lechiguana

y nos dormía bajo ese cielo

 

El cielo de Bovril tiene fuegos

en sus estrellas más bajas

he visto a mi madre

estirar los brazos

para encender un tizón 

recorrer los candiles

hacer una masa luminosa y tierna

llenar un tazón

y en el rescoldo de su cansancio

hacernos dormir

para que el cielo no nos llene los ojos 

de flores de espinillos

 

Del cielo de Bovril

mi hermana descolgaba labios

de luisitos y no sé que mas

los besaba y les hacía prometer

amor eterno

mientras corría saltando las cunetas

y las rayuelas que nunca tuvieron cielo  

 

En el cielo de Bovril

los cometas se paraban largo rato

para ver a mi hermano el Tongui

haciendo rabonas o mareando

a su propia sombra

gambeteando a las maestras

tirando un centro al destino  

diciendo cabecéala

 

Bajo el cielo de Bovril mi abuelo

se bañó muchas noches en el rocío de la madrugada

mientras apagaba  estrellas en ginebras o en cimarrón ensillado

y en la oscuridad del alcohol 

veía mujeres hermosas y les hablaba

 

Un día vi en ese cielo de Bovril

unos ojos celestes

los miré me miraron

los bajé de ese cielo tormentoso

daba vergüenza andar

con esos ojos mirándome

y los escondí  en un nido de golondrinas

 

Ahora vuelvo al cielo de Bovril

a buscar esos ojos que ya no me miran

para ver el cielo  

y las estrellas bajas

y las flores de espinillos del cielo y de la tierra

 

© Ramón Altamirano

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Poema de Raquel Jaduszliwer

 


¿Y si todas las cosas estuvieran hechas para un desvanecimiento?

¿es que acaso saberlo nos haría más libres o más fuertes?

ay de los cortados lazos y del cántaro roto

y la hendidura aguda, el pozo grave.

Heridas agravadas

todas son.

 

© Raquel Jaduszliwer

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Poema de Alberto Cisnero

 


somos hijos del pueblo, nunca separamos

programa, de práctica o toma. fiambre

y mate cocido, para nosotros, significan

estraza, cena, plan primavera, menemato;

y no comer como los demás fue aún más

lesivo que no pensar como ellos. en donde

nos criamos ninguno aprendió la regla

de tres simple y a continuación se propuso

emplear la violencia. el mundo cambia

conforme se modifican los recuerdos

y eso es algo que no suele indicarse

con palabras.

 

© Alberto Cisnero

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Poema de Agustina Ferrand

 

 

carta de amor para tomás

 

no es fácil estar con tomás

no es fácil estar con alguien

que vuelve a nacer todos los días

tampoco es fácil seguirle el hilo

cuando delira

 

no es fácil convencerlo

de que no lo voy a lastimar

 

no es fácil dejarle pétalos por el camino

para que venga

para que no se vaya

para que me siga

 

pero yo por tomás

doy lo que no tengo

y lo que nunca voy a tener

 

tomás tiene los ojos más preciosos

del mundo

cuando lo miro lo único que veo

es la inmensidad del mar

 

y no me importa si se pierde

o si se anima

¡por fin!

a contarme

su más reciente desesperación

 

tomás es de otro mundo

y es por eso que me enamoré de tomás

 

si tengo que recordarle cada día

por qué lo elijo

estoy dispuesta a hacerlo

 

porque para mí tomás

no es solo un sueño que tuve

para salir a buscarlo

 

tomás es la paz y el ardor

en un mismo espíritu

 

tomás consigue todo lo que se propone

 

y no hay nada

como ese momento

en el que distingue quién soy

y por qué su mano

está en mi mano

 

© Agustina Ferrand

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Poema de Norma Starke

 


entre dunas salí de cacería

tiemblan las hojas

la palabra dulce no me alcanza

y es tan grande el riesgo de atreverse

que sobre el milagro de los frutos

camina con los pies desnudos     

 

© Norma Starke

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Poema de Silvio Bilbao

 

 

Puentes anónimos

 

El calor es el puente

entre el abrigo y la piel.

El poema es el puente

entre la vida y la emoción.

La personalidad es el puente

entre lo que soy y lo que piensan de mí. 

El género es el puente

entre el sexo y la felicidad.

El poder es el puente

entre el humano y la libertad.

La distancia es el puente

entre un lugar y su contemplación.

Lo imposible es el puente

entre el día y la noche,

y también lo imposible

es el puente entre vos y yo.

 

Alguien se pierde en el círculo de fuego.

 

La desesperación es el puente

entre las personas y las personas.

 

© Silvio Bilbao

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Poema de Lorena Brito

 


Deleite

 

Disfruto el vaivén de las hojas al mecerse allá en lo alto.

(y mi mano, distraída, toma la tuya)

La Paz anida sobre las ramas fuertes, entre el follaje esmeralda.

(la esmeralda de tus ojos, que me cautiva y me pierde)

Travieso viento ¿quieres hacer cosquillas?

(y tu piel se eriza al roce enigmático)

Algunas nubes intentan oscurecerme, mas respiro profundo el aroma de azahares y las alejo.

(porque tu voz me envuelve en protección contra dagas)

Así de simple es la felicidad, dice la Calandria al pasar, en su majestuoso aleteo. 

(así de simple, tus labios)

y bebe de la fuente. Y brindo con ella.

(y me embriago de vos)

Amor. 

(estás en mí)

Ayer, hoy y siempre.

 

© Lorena Brito

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Poema de Darío Würtz Paiva

 


-Canal Alem. (I y II)


-I.


Desfilamos por el sendero de los álamos,

extraña procesión,

un carnaval de seres invisibles.

Los ojos en el agua,

el agua surcando los pies.

Guapean el olvido,

esperan la sudestada.

 

-II.


He visto animales muertos bajo la lluvia,

trozos de animales sobre el pavimento;

un tibio atardecer de monte arrasado,

de comunidad incendiada.

La piadosa civilización ha llegado para quedarse.

 

© Darío Würtz Paiva

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27/3/24

Poema de María Teresa Andruetto

 


No se recuerdan los días, se

recuerdan los instantes.

C. P. 28 de julio de l940.

Diario.

 

Instante

 

Una turbulencia balancea

las barcazas. La luz pinta el aire

de amarillos y están cerradas

las viejas puertas. Nadie

en la pescara, ni las góndolas

lúgubres. En el puente de Cannaregio

ni las de lujo ni el vaporetto,

sólo pequeñas barcazas

han pasado la noche entre los palos.

Allá al fondo, un hombre barre

la fondamenta de Ca laria. El resto,

nada.

 

© María Teresa Andruetto

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Poema de Raúl Orlando Artola

 


Sorpresa

 

A la noche

al terminar de comer

repasamos la mesa

queda todo limpio.

 

Por la mañana

siempre aparecen

miguitas

que no habíamos visto.

 

© Raúl Orlando Artola

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Poema de Verónica Laurino

 


Vaciando la casa

 

Vaciando la casa ...

encuentro el desamparo.

Los libros,

la ropa,

las tazas,

los adornos

asfixiados en bolsas negras.

Es parte del luto

Se mezclan lágrimas y fotos

No quiero quedarme con nada.

Ahora

hay música que no escucho y

lugares que ya no visito.

Hoy empecé a vaciar la casa

y todo, todo, muele.

 

© Verónica Laurina

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Poema de Victoria Lovell

 


Animal planet

 

Esos pájaros azules sobrevuelan

al ras del agua

en lagos de Nigeria.

 

Transportan en sus picos greda

para ahormar

sus deidades, los aztecas.

 

© Victoria Lovell

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Poema de Víctor “Pajarito” Cuello

  


Gabiajo 

 

Pico el ajo. Frágil es su carne.

La cuchilla lo atrapa. Y sube y baja. Diálogo de metal y madera.

 

El sol toca el ajo aquí en la Casa.

Y es el mismo sol en las manos de Gabi y en los ajos que atrapan sus dedos.

 

Mendoza y San Luis. Tierra y sartén.

 

Cuatro semanas de distancia crujiendo en el aceite. 

 

© Víctor "Pajarito" Cuello

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Poema de Carolina Brieux Olivera

 


Seminare

 

La madera del pabellón,  húmeda,

tanto derrame de sombra.

 

Pero la maza es precisa

sobre los clavos.

Empuja  la carne  por  los orificios

hasta desaparecerla.

 

Mi madre persiste.

 

Me busca como un cuerpo

cuando germina.

 

© Carolina Brieux Olivera

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Poema de Alba Estrella Gutiérrez

 


llevo tu nombre

en los bordes más íntimos del alma

y salgo a buscarte

por los patios de la infancia

a defender lo que soy

talismán de luz enamorada

 

y esbozo de pájaro imperfecto

 

© alba estrella gutiérrez

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Poema de Carlos Vitale

 


 

LA LÍNEA DE SOMBRA

 

En una isla

nocturna

el ciego asigna

zonas de felicidad

a grandes voces

 

(La repercusión

aumenta el deterioro

del laberinto

de paredes blancas)

 

Mientras apoya

su diaria anatomía

en un arduo equilibrio

elemental

 

Abandonado

a la seducción del naufragio

 

© Carlos Vitale

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