29/11/13
ALEJANDRA PIZARNIK
La sorprendió, no el cáncer ni la vieja
tristeza
sino la sombra
Dedos de plata la apartaban
Finos espejos
donde la otra, en su lugar,
simulaba escribir las frágiles desdichas
Ella miraba
así, cada vez más adentro de los árboles
más extrañada de esa verde mujer
poseída entre lilas
Quiso matarla o matarse
Sólo consiguió herir la piel joven aún
y las cenizas, casi
doradas, que poblaban sus ojos
La otra siguió andando
con los papeles y la melancolía
Obstinada y perfecta
como los dioses
y bella, como suelen serlo
los muertos de la cinco de la tarde.
© Edna Pozzi
Poema de Susana Giraudo
OTRO DOLOR
Morder otra
carne
hasta escuchar el grito del dolor.
Y que sea
mi sangre
la que me
encharque
a gotas .
© Susana
Giraudo
Poema de Rubén Gómez
(hermano)
el viejo apoya el hombro al lado del vidrio /
mira a viento traer y llevar todo eso que no
tiene voluntad /
piensa en que tiene que ir a treleo /
que cómo andará el hermano /
que no sabe por qué treleo //
piensa en la palabra hermano /
y se detiene como si viento no pudiera llevar y
traer esa palabra /
no se acuerda bien de hermano /
es como una foto o algo así /
pegada a la palabra hermano esa cara que se le
parece /
esa mirada dura y vidriosa como la de padre /
tierrita amarilla en la foto detenida en su
palabra hermano //
le tiene que contar esto y saber cómo andará el
hermano /
si pisará las huellas de cuando chicos /
de cuando le quedaban grandes las huellas y las
sombras eran finas /
y no era en treleo sino en la isla /
ahí se corría a los arroyos / y a los días /
y el tiempo no sabía para qué //
ahora cómo andará /
tendrá la espalda encorvada / pelo blanco /
huesos duros / palabra hermano /
tendrá cobijo y mujer /
recordará la palabra hermano
tendrá foto con tierrita de otro color /
pisará huellas o dejará que las pisen hijos y
consuelo /
sabrá por qué treleo //
el viejo cierra los ojos
deja de no mirar a viento /
que sigue enredando todo eso /
desparramando lo que no tiene voluntad /
como tierrita amarilla en la foto de hermano //
© Rubén Gómez
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Texto de Verónica Peñaloza
Almitas de papel I
A ella se le da por montar pájaros.
Desde muy chiquita sabe varios secretos de los cielos.
Vos la viste ciertas noches como yo , trepar furiosa en el
pájaro azul de la noche y bailar con una sonrisa dibujada que era como si todo
el mundo sonriera en el momento que ella lo hacía.Era una sonrisa de mundo
entero.
La cuestión es que montaba pájaros con una facilidad
absoluta, como si el pájaro fuera el barco y el cielo hubiera puesto todo el
oleaje de estrellas a su favor.
Hacía dibujos de lunas pasando el dedo por el lomo. Y como
si fuera un pizarrón mágico la luna se dibujaba gentil sobre ellos.
Decía que en este hemisferio la luna era verdadera, crecía o
decrecía según iba avisando su ánimo y se llenaba cuando ella estaba completa
de felicidad.
Hacía piruetas y jugaba a casi estrellarse contra el árbol
milenario de la muerte, solamente para sentirse renacer plena de vida desde las
raíces
Pero lo difícil de los dones es que a las tormentas se les
da por acomodarse justo ahí, haciéndose cómplices del silencio.
Con el tiempo supimos que cualquiera fuera su destino, las
cosas se le anudaban tanto que ella montaba pájaros para atravesar tempestades,
salvar el dragón de las garras de la princesa, sacar de cautiverio lo salvaje y
desenojar a los brujos.
Para ella nada era lo esperable, hasta que lo esperable de
pronto pasaba. Su dios era un Mozart que sostenía la tensión hasta el último
minuto.
Después de mucho andar, de hacer millonésimas de kilómetros,
ella llegaba hasta su faro.
Vos la viste llegar como yo, la viste caer rendida de
cansancio con los ojos todavía llenos de sorpresa.
Su lucha era una antigua batalla entre el crecer durmiendo
abrazada a los monstruos para perderles el miedo, y seguir amando con una
inocencia de ojos grandes, de acuarelas frescas y olor a pan en las manos.
Vos la viste como yo, luchar con la puerta y la grandeza de
lo que no se dió cuenta:
Ella monta pájaros porque todavía está desenredando sus
propias alas.
© Verónica Peñaloza
Poema de Marcela García Ferré
Sin
el cuerpo ya no abraza
a la incolora
la incolora se perdió
entre los brazos de la luna y de los sinhombres,
sinombres
sin piel
sólo clavículas, percusión de su música
© Marcela García Ferré
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Poema de Rolando Revagliatti
Adela
Adela es toda
soltera tanto como
su madre es toda
casada
No avizoramos que Adela
llegue a ser como
su madre
Su madre nunca fue
tan soltera como
Adela lo es.
© Rolando Revagliatti
Poema de Xenia Mora
TRISTEZA II
El océano de utopías
desborda en oleadas,
cruje la arteria
del sentimiento.
El aciago invierno
sobrecoge el paisaje
quiebra cristales
la ausencia.
La realidad de acero
asfalta silencios
marchita la hierba
de los sueños.
El desarraigo
explota en esquirlas
dejando espuma incierta
y el ahogo de un quizás.
© Xenia Mora Rucabado
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Poema de Sonia Rabinovich
“Si
no se tiene valor que no se entre “
(de “ Silencio “ Clarice Lispector)
Se escucha el aire húmedo
se escucha la niebla
y se huelen filos en la oscuridad.
Estoy hablando de mí
estoy hablando de la noche
de la palabra que no quiere enfrentar
la nada del cuarto.
La respiración se hunde
sabiéndose ritmo único
entrecortado.
Estoy hablando
de escucharse todo
de una sola vez
rodearse uno de uno
amurallarse.
Que no se entre – dice
si no se tiene valor – dice
y no miente.
© Sonia Rabinovich
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28/11/13
Poema de Marina Centeno
RETORNO
Hay cosas que vuelven por sí solas
sin que uno las llame o las proponga
con el desarme de los tiempos
para saber qué somos
dentro de los presagios que se imponen
en el palpito azul del acomodo
...hay cosas que vuelven por sí solas
como el oleaje
© Marina Centeno
Poema de Marina Cecilia Kohon
de las visiones del desierto
VII
Dancé la zona ígnea: al límite
del tañido de mi voz que se extinguía
hasta que ví detrás
de tu piel suave
a los ojos del fauno centellando
© Marina Cecilia Kohon
Poema de Ivana Szac
HORAS EN VOS
Logro el atajo de las horas
los caminos me llevan hacia vos
hasta tu boca negra
como un sótano
caer en
ella
es la debilidad más grande
que me
posee
y sentir juntos la
flor del deseo
esa que no se deshoja
que brilla en nuestras manos
cruzo el atajo de las horas
para llegar más rápido a tu pecho
dormir y abrigarme en vos
hasta que la oscuridad
nos cubra por completo.
Poema de Oscar Perdigón
Ella pinta extrañas flores
como si fuera posible la magia
como si quisiera experimentar el vértigo
y aparecen colibríes sobre su persona
una pesada gota de sudor moja sus pezones
y me entrega algo más
que las escamas de sus besos
© Oscar Perdigón
Poema de Bibi Albert
JUGO DE MUSA
Me gustaría contar acerca de
frutillas.
Porque eso es lo más lejos de mi
suerte presente,
y por eso, por eso.
Un paisaje de abejas y dulzores
en que me revolcara
hasta hacer mermelada de mí misma.
Y entonces
me untara en la tostada
que fuera hasta su boca
en desayunos de hotel, como hace
tanto.
Y de allí a su camisa,
como una cocarda empurpurada
que le diera coraje de patriota
para pelear el sueño que fundamos.
Me gustaría escribir con tinta de
frutillas
y que fuera indeleble sólo para sus ojos.
Que desapareciera para todos los demás
en el próximo invierno,
como dicen las viejas que sucede
con las manchas de fruta.
Y que me permitiera, entonces,
inventar malas palabras
y estamparlas
en los repasadores
que tendiera en el balcón, como una
ristra
de banderas blasfemas, terapéuticas,
ventilando mi furia.
Me gustaría llevar frutillas en el
pelo,
en la risa, en la sombra, entre los
dedos de los pies,
en la cintura que perdí, en la espalda
sedienta,
y que nadie me mirara (no se mira a
los locos),
y ponerme a jugar al asesino
con sangre
de frutillas.
© Bibi Albert
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Poema de Cecilia Glanzmann
EN EL BORDE
En una noche oscura/…/ en secreto../ ni yo miraba
cosa/ sin otra luz y guía / sino la que en el corazón
ardía.
San Juan de la Cruz
(La noche oscura del alma)
Cuando alguien asciende al tejado
de lo oculto
de lo inefable en el trasluz
de la “noche oscura
del alma”,
es una voz adentro.
(Siento que este sueño de existencia
es devorado como un relámpago
en el borde del horizonte.)
© Cecilia Glanzmann
27/11/13
Poema de Paulina Juszko
Hay entonces un país donde la rosa es inmortal
donde no se asiste cada día al asesinato de la belleza
donde abrimos los ojos sin un lamento
donde no hay que restallar el látigo para que los objetos
hagan su número
cotidiano esperando la ocasión
de saltarnos a la
garganta
donde las horas se funden entre los dientes
donde ya no se necesita la rastrera esperanza.
Ese país existe
SÍ
quiero creerlo.
© Paulina Juszko
Etiquetas: Paulina Juszko
Poema de Adriana Maggio
"Los nombres de Dios"
Perseguido por los hombres,
Dios
escondió su nombre
en el agua,
y se llamó
RIBERA.
Alcanzado por las balas,
herido, su nombre,
en el costado
más certero de la sangre,
descendió a las cuevas
y se llamó
TREGUA.
Apenado,
dolido
hasta el borde de sus bordes
y el pozo más austral
de sus abismos,
olvidó su nombre
y se llamó
PLEGARIA.
Cansado de correr sin sangre,
con los pies llenos de garras
y de dientes,
colgó su nombre en el aire
y se llamó
SILENCIO.
© Adriana Maggio
Poema de Olga Liliana Reinoso
URGENCIA
Sí, aquí estoy
en la maraña de estas horas
enredando mi cabello.
Estúpida Penélope,
tejiendo y destejiendo mi diatriba.
Con la primera luz,
clavo miles de agujas en mi piel
y avanzo hacia ese mar
donde tu barco
convoca a las sirenas del destierro.
No conozco más Ítaca que ithaca
con la que irrumpo en mi mente
para explotar en el brindis final de los suicidas.
Porque las ilusiones son burbujas;
chisporroteo evanescente
que sublima el sabor.
Sí, soy Penélope:
urgente y posmoderna.
Ser paciente es mi veneno
mi sentencia letal
la imagen falsa que asesina a Ulises
en tierra firme,
mediterráneo amor que despedaza al mito.
No sé esperar,
no me enseñaron a esperar
y por eso me asfixio
sin exhalar ni el último lamento.
© Olga Liliana Reinoso
Poema de Eduardo Espósito
O’CLOCK
Raspar el hueso azul de la poesía
Preparar una pócima untuosa
y aromática
como para seducir a una elefanta
con restos de amores contrariados
de sueños enterrados en frasquitos
y una gloria que nunca supo poseernos
Sorber la médula
El caracú de lo que queda por tirar
al minuto del último naufragio
Que su poder proteico nos consuele
de este opio final
de su aliento de lija amortajada
sus vapores fungosos
y sus polvos
Y entonces (sólo entonces)
alzar la copa colmada a un nuevo día
Cada mañana una indócil golosina
birlada al maxiquiosco de la muerte.
© Eduardo Espósito
Poema de Mónica Fazzini
¿Cómo doblegar el desliz
de caer en efímeros encantos
cuando los mismos ofrecen
ahuyentar a la muerte?
© Mónica Fazzini
Poema de Silvia Loustau
pompas de jabón
y una noche ya
avanzada dijo
como si tuviese que pensar antes de dejar
salir las palabras
las pompas de jabón
mientras se forman dentro de las
cañitas
se llenan con un alma
las que se rompían era porque el alma había soplado
y escapaba triste
triste
las pompas que se volvían de
cristal tienen un alma dentro
la pompa es la jaula
y soplan
y no pueden romperla
© Silvia Loustau
Etiquetas: Silvia Loustau
Poema de Claudia Ainchil
HAY QUE SACAR LA POESIA A LA CALLE
Las elegías caen
se levantan
auxilio en una aturdida
intimidad que intimida
los poetas reman
remo a veces
brazadas de sigilos que vienen
de adentro
pareciera ser una lucha contra la corriente
pero no lo es
al amanecer digo
hay que sacar la poesía a la calle
si me cruzo con alguien
o en algún escondrijo cara a
cara
repito, sin importarme
que piensen “no se resigna”
hay que sacar la poesía a la calle
así el molusco no encarcela con tentáculos
y pretextos
no es forastera la liberación del aire
son palabras
truenos
fulgor
ese azar suelto
que nos abre
y sueña
© Claudia Ainchil
Poema de Aníbal Silvero
Detrás
Hay granito después de cada muro
manicomios en medio del loquero
virulencias en el respiradero
más veneno encima del cianuro
Mucho azufre anida en el sulfuro
explosivos adentro del mortero
vacíos de ausencia en cada agujero
fantasmas en el fondo de lo obscuro
Una llaga muy dentro de la herida
complots en el núcleo del gobierno
defunciones en cada despedida
Hay tinieblas al fondo del averno
una muerte oculta en cada vida
y sombras por debajo del infierno
© Aníbal Silvero
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Poema de María Elena Simoes
Zumo sentido
Ellas son lo que han sido siempre
menudas, casi iguales, fruto dulce
en racimo, prendido de la vid
en oscuro silencio, pasan del azúcar
al fluido animoso que la boca recoge
para curarlo todo
dejar ventanas abiertas,
revolver miserias y atizar la carne,
cuando el placer, como un cable
nos sostiene allá arriba
hasta el último júbilo del alcohol.
© María Elena Simoes
25/11/13
Poema de Marizel Estonllo
MORADA
Comprendí que eras la ausencia
El deseo de desearte.
Tal vez te nombre en la noche aturdida de verano
Cuando la luna llena,
definitivamente,
me abra su morada.
Sueño ser el ángel que conquistó el corazón de un sueño.
© Marizel Estonllo
Poema de Jennie Escobar Montes
Boleto para naufragar
Ya no eres el objeto
de los malabares
de la calle,
aun te veo
perseguido
por esqueletos ajenos.
De un solo trago
bebiste la noche
y escondiste el día
bajo la mesa.
Siempre otoño
en el semblante,
almacenando frutos de tréboles
debajo de la gorra,
abrazando mujeres
que se derraman
como agua turbia
sobre la cama.
Te vas
llevando viento norte
en la mochila
y la mirada habitada
por siluetas de cartón.
© Jennie Escobar Montes
Pintura: Manuel Civano