31/1/17
[El
pájaro]
El
pájaro que viaja bajo el cielo
y viene
a golpearse contra el coche
como
quien cae rendido y se levanta,
arrastra
sus cartílagos, su sombra,
su
corazón caliente y separado
en
cuatro habitaciones para el aire.
En
ellas se resguardan los alisios
y el
frío desconsuelo del invierno
cuando
la sangre mueve lentamente
su río
enrojecido, su caudal,
su modo
de morir y levantarse
para
picotear migas de sol.
El
pájaro que viene contra el coche
es uno
e indiviso, inconfundible,
y si
distingue el eco de la especie
y atina
a acompasar su corazón,
en el
golpe está solo y yo con él,
seguidos
por los dogos de la sombra.
Por
eso, y aunque apura con violencia
la gota
venenosa de la prisa,
su
cuerpo diminuto y trashumante
no
puede separarse de su sombra,
esa
zona de umbría y de frontera
con que
el sol nos recuerda el parentesco
insoportable,
estrecho de la muerte.
La
sombra lo acompaña, me acompaña,
le
otorga la tiniebla, desazón
con que
encender el día y sus volutas,
la masa
medular y oscurecida
en que
el tiempo nos brinda sus oficios
y
escribe la desdicha a contraluz.
© María
Ángeles Pérez López
Poema de Ana Guillot
desde mi arena natural decaigo
como ausente del nido o del verde
pájara o paisaje o artilugio
para devenir
polvo que late
desde mi arena natural
no canto ni rezo ni discurro
espero el suceso
el rostro que reúna
a la hembra con su especie
desde mi arena natural
raspo
(me oscurece este mar
su hondura)
desde mi arena natural me esparzo
caracol o casa que me llevo
a cuestas
(playa en donde el agua
se vuelve a correr hacia su océano)
© Ana Guillot
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Poema de Javier Saleh
“Hasta hoy se preguntaban si las hormigas
también sienten este hormigueo
cuando las están por aplastar”
CAMILO MORAL
Marabunta
(Ipso facto)
Hay una verdad con los dedos cruzados
como pájaros con frío en un mismo pulmón
todo doblarse a cero es otra flor artificial
el ensayo por corte da una historia vencida
otros cien grados sin vocación de vapor
la prolijidad con que se suceden los hechos
esa higiene para medir los puños caídos
el grito innecesario de darse por muertos
son breves cuadros de un atardecer
que no preguntan si ahora es el momento.
Otra vez la pendiente abrupta
otro líder al que no se le ven los ojos.
Un montón de cabos sueltos
se ovillan entre sí
al menor cambio de luz
como cabellos recogidos
destinados a echarse para atrás
como un agujero comido
sin la dirección exacta
nuestro río no se mueve nunca
esas cadenas huelen a contratapa
flechas y banderas
en la atmósfera de la luna
como cifras redondas
de a uno por el viejo molinete
evidentemente no saben
no sabemos (nunca sabemos)
que te llevan también
con sala de estar
o no estar
con Shakespeare y todo.
© Javier Saleh
Poema de Norberto Barleand
Soledad de
la sombra
A los poetas ( post mortem) Jorge Ariel Madrazzo ,
Leonardo Martínez ,
Oscar Sosa Ríos
Observo el costado de mi sombra
y me estoy quedando solo.
Solo en la
soledad de los espejos.
Instalan
sobre mis hombros mochila de vivencias,
corcoveos
de historias y caminos.
Aturde en
el silencio,
el mojón de
éstas manos extendidas,
bruma
celosa del destino.
Jamás
presumí a esta altura de los vientos
convivir
con las ausencias
en las
penumbras celestes de la aurora
Han partido hacia cielos sin retorno.
Amigos
entrañables ,
profundos,
Hacedores
del pan,
del vino ,
del poema,
de la mesa
compartida y la tertulia.
de las batallas perdidas,
y aquellas
flores que entregamos
cuando aún
no era primavera
solo por
alumbrar el canto de la lluvia.
Espigas
derramadas en los rincones,
las huellas
del riego y la semilla.
Se fueron
con los versos inconclusos,
Sin
anunciar la estrofa,
el
verbo que late en los nudos de mi
sangre.
La muerte
que siempre sorprende
con una
ráfaga fugaz y lacerante,
los abrazó
con sus garras desteñidas
en las
columnas donde habitan los fantasmas.
Los nombro
sin nombrarlos
con el luto
del dolor ,
el llanto
oprimido,
la caricia.
Cuando el
galope del surco se detenga
a
contemplar la soledad ,
allí estaré
con las
parcelas de sueños y destierros,
con los
días y los años transcurridos
que me
acompañan
en el
ritual
de la memoria y los recuerdos
© Norberto
Barleand
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Poema de Sandra Escobar Ginés
Mirarte
y que un vértigo
insensato
me recorra
el aire
Es tu mirada
enhebro de rayos de luna
celebrando dioses celestes
Encuentro
inasible
entre el polvo infinitesimal
y el aliento divino
Prefijo perfecto
Principio preciado
Tu mirada
me desvela
me
desnuda
me desanda
hasta el límite inexacto
brillante
magnífico
donde ya
no existen las palabras
© Sandra Escobar Ginés
Poema de Ricardo Gutiérrez
he
puesto una palabra y un amuleto
dos
cuerpos oscuros de comprensión
y se
han amado
en la
unión gravitatoria del silencio
he
dicho un tropiezo del instinto
el
número contingente
y se ha
caído el cielo
con
nosotros dentro
he
tentado a los juramentos
con
azúcar de luz
y ha
desertado un secreto
de la
trama indemne
he dado
un mordisco fulminante
y me ha
quedado en la boca
el
núcleo disuelto
de tu
rendición
© Ricardo
Gutiérrez
Poema de Norma Starke
Tarde Del
Penúltimo Día De Agosto .
Ni
principio ni fin,
un velo suave
muy suave
en el aire se extiende .
Bajaron las
nubes? la tierra subió?
Antojos
de la percepción!
por el
senderito una hormiga lleva su carga sin queja
pardo
el montículo soporta un mástil
a su vez
este sostiene una luz:
- 6 metros quizás-
¿importa
acaso la altura?
© Norma
Starke
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Poema de Diego Bennett
La puta soledad
"La mía es bien sola,
desde cualquier esquina,
no tiene diagonal y es como las putas,
libre."
(Mariano Parente)
Soledad
sola de sola
Puta soledad cuando no te quedas solo
soledad aparente
paréntesis de las horas a solas
Te besa la noche de la tarde vencida
la expresión del rostro
el hueco
aunque está repleta la cama
el baño de dudas
la sala de no estar
llenas las ganas de no tener ganas
Soledad
puta soledad
Estar con ella
con la de ayer
estar, solo estar
pero la soledad te asfxia
te rechaza
te deja solo
solo de no estar
de no existir
de tener el cuerpo vacío
de alcanzar la lágrima sin respirar
y no llega la calma y
la puta soledad te abandona
te deja solo una vez más
© Diego Bennett
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Poema de Noemí Correa Olivé
CILINDRO Y TALADRO
Escapo de un taladro
que apaga la luz mortecina
de mi propio escándalo
Soy un cilindro
atolondrado
en el vórtice inocente
de las culpas
Una oscuridad sin fondo
remacha, impía
el intersticio
¿Quién se envanece
con triunfos efímeros?
¿Quiénes atrapan
la agonía
de un fracaso?
¡Ale, ale…!! Incinera
a la víctima
y vete.
© Noemí Correa Olivé
21/1/17
Poema de Luis Luna
Es agudo el diálogo del cierzo y del espino.
Se construye con púas
y sílabas de hielo.
Pero está exento de dolor.
Lo salva la fatiga.
© Luis Luna
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Poema de Raquel Jaduszliwer
Claroscuro
Reverberaba la tarde
la hija estaba en
casa
en ella resonaban las
voces
de las generaciones
unas dentro de otras como muñecas rusas
y el eco se perdía en la oquedad del tiempo:
del ayer al mañana
del ayer al mañana
y la nostalgia se confundía
con la incertidumbre
el contraste vivo entre los cambios y la permanencia
dejaba en claroscuro todas las cosas
era la última hora de aquel día
y la luz se perdía
con la tarde.
© Raquel Jaduszliwer
Poema de María Montserrat Bertrán
Deseos
Emplumando serpientes
sobrevuelan calientes inviernos
en el cuerpo de los amantes
arden
y bajando el cielo a la tierra
la fecundan
en pozos profundos
ven soles ocultos
refulgentes
quedando ciegos
abren los ojos
y despiertan mariposas
de la locura
en aire de lavanda
respiran por la sed
y por la sed
mueren y renacen
hay promesa de elixir
girando en ruedas de eternidad
sueño de la rosa
y de su
hechizo
embriagan
vuelven a morir
llega la pausa en la unidad del espejo
con agüita secreta del mago
se encienden.
© María Montserrat Bertrán
Poema de Silvia Loustau
Imágenes
Parece
que llegas a casa primera de aves en refacción
y palpas la severidad que imprime el movimiento.
De cerca los cambios murmuran en ropa tendida
sobre arbustos de niñez reseca. Abajo los personajes exigen
gotean.
Parece que en el living una columna crece en verbos que
luchan contra tantas
rotaciones. No te detengas,
en los pasillos haces aberturas con los dientes. Ya se
levantará el
aire a gallo añejo al que quisiste volver para no volver,
el gallo de
espuelas de plata, las latas de cielo y negrura
© Silvia Loustau
Poema de Sandra Gudiño
Relojes
Tictacquea la vida
sobre el mueble.
Será porque me preceden
horas sin aliento ni descanso
y me siguen días
con llegadas y partidas
que me sucedo en adioses
pregunto.
Dónde estoy
adónde voy
qué probará mañana
que estuve aquí y ahora
qué
pregunto.
Nada permanece como
memoria de mi presencia
digo.
El amor tiene memoria
dice.
Se hace tarde
date prisa
dice
ahora mismo
no te retrases
dice.
¡Oh! implacable urgencia
de plazos repentinos:
me agota
digo.
Cruje la extenuada
vértebra del tiempo.
Manecillas añoradas
espían cada silencio
y se abandonan en
la curiosidad de la hora
que acaba de nacer.
Hay un poco de adiós
en cada hora
dice.
Veinticuatro veces mía
no llore mi niña
dice
se hace tarde
hay que irse
dice.
Irse
sólo irse
siempre irse
prolongación del irse
imperturbable
digo.
Igual al mismo afán
de haber llegado mi niña
dice.
Y atrasa una lágrima.
© Sandra Gudiño
18/1/17
Poema de Carlos Satizábal
HERMANO
MAYOR
Dos
modos de ver revela el anciano:
Si
miras la montaña o bien ves un samán en el árbol de la tarde,
o bien
una anaconda.
Dos
modos de preguntar revela el anciano:
Si vas
en la noche a tu hamaca o bien -como ellos- te echas a dormir
o bien
sueñas y encuentras el camino.
Dos
modos de escuchar revela el anciano:
Si
pegas tu oreja a la tierra quizá escuches la canción del mar
o el
rugir de los ejércitos que avanzan al naufragio.
© Carlos
Satizábal
Poema de Teresa Gerez
“Futur Antérieur” o Futuro Perfecto
Cuando revele estas fotos
ya no estaré detrás de ellas.
Habré desaparecido como por arte de magia.
No me extenderé en otros brazos,
ni me habré copiado en otros ojos.
Pero seré más real que en aquella foto
donde aparezco saludándote,
y haciendo “fish face”.
Será el Encuentro con mi Tyché definitiva.
Imagen
que intentaba dibujarme desde el ojo
del dedo
del
obturador.
Cuando escuche ese click
y el desliz estrepitoso de los párpados,
todas estas placas
que tengo allí colgando
de las sogas diarias
se fundirán
en un solo cuadro.
Una única intuición
nadando en los químicos.
Inasible.
Y seré seremos
en todos los verbos,
en todos los tiempos,
en todas las personas.
© teremimigerez
Poema de Alicia Cora Fernández
LLAMADAS
Las conté una a una, temerosa de equivocarme
era cierto, no mentía el registro de llamadas.
El tiempo midió al tiempo y el reloj no se detuvo.
Después de mi mensaje de bienvenida, se escuchaba tu voz.
en todos los tonos posibles de la voz humana.
Creo que una o dos veces tu reclamo sonó a caricia,
pero sé que fue simplemente un espejismo auditivo.
En otras, el reclamo imperativo tapaba tus ganas de verme.
Rebobiné la cinta del contestador mucho, tanto, que perdí la
cuenta.
Buscaba a las otras, las suaves, las que no guardaban
misterios para mí
en las que simplemente me decías, ¿estás ahí mi amor?
me encantaba tu solicitud y tu amor a distancia.
Me enamoraba ese dejo de sonrisa que podía adivinar cuando
llamabas.
Supe de tu necesidad por verme o simplemente escucharme.
Pude olvidarme de las demandantes y de las me dibujaban
lágrimas.
Hoy la que te llama insistentemente soy yo,
estoy en la cama, con el celular en la mano y el contestador
en vigilia
esperando tu voz, sola y, agazapada como una gata en celo.
Quiero que por una vez, y sólo una
seas vos el que busque entre las llamadas,
vos el que rebobine la cinta del contestador
y vos el que goce o no, escuchando mis reclamos.
© ALICIA CORA FERNÁNDEZ
Imagen enviada por la autora
17/1/17
Poema de María Fernanda Regueiro
Solíamos decirnos
las canciones se mezclan
el silencio y la
música
acompañan la liturgia
éramos un poco más jóvenes
no cabía la soledad
ahora sólo
se hace tarde
la tibieza está
en las cosas compartidas
nadie busca nada
lo que persiste
envuelve los pedazos.
© María Fernanda Regueiro
Etiquetas: María Fernanda Regueiro
Poema de Gustavo Silva
DIVINURAS
Dios no tiene ojos
y si un día los tuvo
andaba tan distraído
tan obnubilado
demasiado perplejo
o simplemente
miraba hacia otro lado
que no alcanzó
a guardarse en la retina
el espectáculo
de un dulce diablo
moviendo los hilos
en un celestial retablo
donde un títere
copula frenéticamente
con otra marioneta
forcejeando y engendrando
un hombrecito cándido
y devoto
con cada temor en su lugar
y potencialmente beato
un hombrecito completo
hecho y derecho
con todos los ingredientes
con todos sus huesitos
y su persistente latido de trapo.
© Gustavo Silva
Etiquetas: Gustavo Silva
Poema de Alicia Corrado Mélin
TAN POCO.
Parece extraído de un cuento maltrecho
acaso parodia
de un bolero sesentón.
Husmea por pasillos enlutados
zigzagueando un laberinto
con su ideología prestamista.
Tan cumpleañero
Tan boda principesca
Tan clown dictatorial.
Comienza así la cantaleta ilusoria
con el alma plastificada
para tantas voces.
Entonces la causa
es repetir palabras
en este día emergente.
Tan loro parlanchín
Tan gaucho plagiado.
Tan poco patria.
© Alicia Corrado Mélin