30/10/13
Poema de Rolando Revagliatti
Omisión
¿Cómo
es sentir
tanta
omisión:
que
hoy no venga
que
esté faltando?
(Ella
¿te deshace?)
Lugares
comunes:
que
la esperés en vano
que
te mueras por ella
¿Será
esta
inoculación
al menos
una
variante de la
“pura ausencia”?
Te
descoyunta
que
ella pueda ahora
estar
en
otra parte.
© Rolando
Revagliatti
Poema de Leonor Mauvecin
MI PIEL
Condenada a mi forma de este mundo
Olga Orozco
Condenada a esta piel, la observo
abrirse lentamente sobre la flor del tiempo.
La desdoblo, para leer en ella su código secreto.
La estiro sobre los cuatro puntos cardinales para enredar
los sueños.
No alcanza, es apenas un despojo que encoge y me atrapa.
Como tela de araña
mi piel, oculta un ojo siniestro que mira, más abajo de mí,
mi pobre ropaje que deshoja
mi pobre ropaje con su ritual de fuego.
Condenada a esta piel de barro, de pulpa de maíz o de madera
recorro sus límites y escribo sobre ella.
Trazo el último enigma de la aurora.
Escribo en la fragilidad.
Sobre la arena, con mis huesos. Esperando la última marea
mientras socava el tiempo , me desgrano.
© Leonor Mauvecin
Poema de Ricardo Juan Benítez
No muertos
Una ciudad de niebla…
vacía
húmedas entrañas…
solitarias
un oscuro vagón
gente ausente
vacuas miradas…
perdidas
frías pantallas
de líquidos cristales
ciento cuarenta latidos
sentimientos comprimidos
emociones digitales
oídos aturdidos
mentes embotadas
sueños insomnes
vidas en suspenso
viajes sin destino
círculo repetitivo
infinito buró
de la no vida.
© Ricardo Juan Benítez
Foto: Horacio Farroni
Etiquetas: Horacio Farroni
Poema de Jennie Escobar Montes
Pesadillas de los trenes.
Los pájaros
abren huecos en las pesadillas
de los trenes.
La noche
lanza su canto gregoriano
desde la garganta
de la luna,
conjuga acertijos
en cada ojal
del aire.
Todo lo que toca
el tiempo
se vuelve arena movediza,
donde se hunden
las almas
de los objetos.
Aunque los espejos
son lagunas mentales
jamás olvidan
ni un solo rostro.
© Jennie Escobar Montes
Poema de Cecilia Glanzmann
ANDANDO
Sé el cambio que
quieres ver en el mundo.
M. Gandhi
Te convoco y congrego
desde el acoso de las sombras
a la humanidad entera.
De pie
con la mirada colmada de Luz
sanando los miedos que nos cercan
para sentir el universo de las patrias.
Caminemos hacia el Uno
no miremos atrás.
No seamos estatuas de sal.
© Cecilia Glanzmann
Etiquetas: Cecilia Glanzmann
29/10/13
Poema de Alicia Márquez
Veintitrés treinta
Último tren a Del Viso con paradas
intermedias.
Yo estaba contenta.
Las boleterías, cerradas.
Casi nadie en la estación.
Subí, me senté en el tren fantasma
y esperé.
Yo estaba contenta.
Había sido un día magnífico,
de abrazos, aplausos y sonrisas.
Y así, de repente, aparecieron siluetas
grises,
siluetas grises con risas rojas,
y ocuparon poco a poco todo el espacio.
Una de ellas llevaba en equilibrio
un envase con algún guiso grasiento
que comía con la mano,
mientras gritaba y se reía.
Se reía como llorando.
Se reía como espantando su realidad.
Se reía desafiante.
Y me miraba. O yo suponía que me
miraba.
Y yo quería desaparecer
o volverme piedra,
o apelar a alguna magia transparente.
Pero esos ojos estaban ahí.
Y la mano seguía hurgando el guiso.
Después, sin dejar de mirarme,
limpió sus manos en la pared del vagón,
mientras su rencor me atravesaba
despacito.
Y mi impotencia me daba sopapos del
derecho y del revés.
Pensar en otra cosa.
Dos por dos cuatro. Y mañana es otro
día.
Tengo que comprar cebollas de verdeo.
Cuatro por dos ocho. Si achico los ojos
las luces
se ven aplanadas.
Por favor. Por favor.
Nunca el viaje fue más eterno.
Yo había estado contenta.
Había estado estúpidamente contenta.
Contenta como un espantapájaros.
Porque cuando, desesperada, bajé en
la estación, me di cuenta de que una
parte de mí
se había quedado, muerta, en el tren
fantasma.
©
Alicia Márquez
Poema de Liliana Chavez
La vida es
un sorbo espeso.
Las horas
descienden hasta el fondo
donde el
musgo perdura y la borra se asienta.
No hay
estaciones donde el tren se detenga.
Y siempre un
buitre lanza restos de pichones
en la arena.
Vivir - sin
dudas-
es un
talento que lleva tiempo.
Quizás una
magia que - al final del acto-
saque de la
galera un conejo muerto
© Liliana
Chavez
Poema de Antonio Pourrere
AMARNOS
Habrás una nube,
una
llovizna corta,
el olor silenciosos de la tierra mojada.
Goteará la arboleda
desde sus hojas quietas
...y estará la esperanza.
Tus manos se acurrucan
en
señal de plegaria,
mientras...,
la vida se
repleta de tiempo.
...entonces yaceremos,
sin que
nadie nos robe
la
oseosa timidez del arco iris.
© Antonio Cristóbal Pourrere
Poema de Susana Szwarc
SOBREFUSIÓN
Huir del estruendo provocado
por un alcaucil, su corazón
que rueda desde el piso trece.
Huir como si se fuera caballos
hacia el lago
o yeguas sin sospecha
de las aguas líquidas, frías.
Precipitarse de amor,
¿y qué si las aguas se hacen hielo
y convierten al que fuga
en estatua, en tropilla?
¿y qué si se propaga y aun así
no alcanza las crines?
¿y qué si el olor
no se congela y nos envuelve
en la mesa tendida en Emaús?
© Susana Szwarc
Poema de Miguel Ángel Ferreira
DE LLUVIA
Llueve mientras leo
En la ciudad inmersa
En oscuros nubarrones
Truenos retumbantes
Entre calles desiertas imagino
Las veredas con gente apresurada
Corriendo del viento
Algunas que llegan, otras partiendo
Otras esperando
Las goteras de mi memoria sacan letras
Entre actos de profetas adictos al tinto
Que me escuchan o se olvidan
Porque leo en una ciudad
Que se desploma en aguas
Y se hace nave cerca del rio y de la plata
Leo con voz humedecida
Mis romanzas de Guillen.
Allá afuera entre edificios de cristal
Un relámpago ilumina marquesinas de cabarutes y cafés.
© Miguel Ángel Ferreira
Poema de Alicia Borgogno
Y SE FUERON…
Obligados,
agobiados
por tanta locura,
por tanta locura,
por tanto delirio.
Aunaron
esfuerzos,
callaron sus gritos,
ahogaron lamentos
por dejar familia,
por perder momentos.
En vano pensaron
en volver a verlos…
a ellos…sus hijos…
y a todos los otros
con los que
en algún instante
habían sonreído.
Cerraban los
ojos,
sentían la
tibieza
de manos queridas,
de pieles sudadas
por
llorar partidas.
Soñaban
encuentros,
veían pañuelos
que los recibían
ante su regreso.
Y se fueron…
obligados,
agobiados
por tanta locura,
por
tanto delirio,
por tanta injusticia.
Y se fueron…
soñando
recuerdos,
soñando sus
sueños.
© Alicia
Borgogno
25/10/13
Poema de Gustavo Borga
es de noche
y caminan
alrededor
de la higuera
una vieja
y un niño
morirá la vieja
y a la madrugada
cubierto con hojas
dormirá el niño
© Gustavo Borga
Etiquetas: Gustavo Borga
Poema de Ana María Manno
esclava esclava me digo de no poder esclava de lo tuyo
muerto ahora tan muerto como para presionar
el contacto con el cielo esclava esclava madura sus
ojos ya no son sus ojos en la constelación de nuestra
vida se ha perdido el color lo he perdido lo has perdido
carnecita chamuscada es eterno el resplandor en que
vivirás eternamente libre esclava milimétrico desenlace
de muertes a cambio de un solo presente esclava revivido
clamor despierta esclava los ojos ya no son ojos son
mejor no hablar no decirme esclava
nunca serás libre jamás se quebrará la presión que te
nombra empujo quiero salir
salto
acumulo chorros de sangre
retumba es la
tos es mía la abundante tos amor esclava esclava el
destino no parte y yo que haré con el dolor esclava no
me mientas fluye fluye aparta dilucida la voz
perturba no deja de llamarme esclava esclava hay
no hay deshace la penumbra obtura el deseo resuena
háblale de él córtale las piernas
córtale el alma esclava repasa el nombre de los árboles
camina estoy en Paris en una calle de Buenos Aires
el tiempo acumula lo que los ojos pierden amar
consiste en una fuga de errores regreso hablo con vos
entre papeles te deslizas tibio creo en la asonancia de
los muertos tiemblo pienso articulo multitud era
mirarte dolor abrasivo te busco esclava de flores te cubro
¿dónde ponerme? en
esta confusión
Escribo
regreso a casa prendo una vela pienso en algún santo la
voz responde
muerto
muerto
© Ana María Manno
Poema de Daniel Martínez
MABEL
Mi prima Mabel vino a este mundo
como cualquier hijo de vecino
amó fue amada tuvo hijos
alguien diría que eso alcanza
tuvimos en común el aroma a menta
de la siesta a la sombra de los álamos
y el sol del verano bañándose en el río
en una chacra llena de primos y cerezas
con ese paisaje ella
pintaba los cuadros más hermosos
mezclando los manzanos florecidos
de su infancia (que era la mía)
con un cielo de un color
que no cabría en ninguna bandera
porque en sus cuadros
no existían esas cosas
que a veces separan a los seres
no existía la muerte tampoco
que llegó dolorosamente tan temprano
“haz lo que te plazca y paga por ello”
-decía mi prima Mabel y a mí me gustaba esa frase
que por lo visto a veces no tiene su eficacia
porque ella no merecía irse
cuando había tanto tiempo para amarla
yo no creo en el cielo y su justicia divina
que venden las iglesias de turno
creo en los pájaros de los manzanos florecidos
que pintaba mi prima Mabel
esos que siempre volarán en el cielo de mi infancia
© Daniel Martínez
Poema de Fabiana Posse
Le decíamos amor al llanto dormido en el corredor de la
muerte.
A ese pasillo infinito de pactos y papeles sudados de
espejismo.
A ese desierto ocupado de cavidades y besos ambulantes.
A esa carne sostenida
en el aire por gargantas breves.
A esos gestos infectados en las grietas del deseo invisible.
A esos contratos
cristalizados sobre brotes de
piedra.
A esos hijos huecos como soplidos.
A esas palabras
lavadas en el paladar antes del naufragio.
A esas suplicas
de un cielo extranjero. Uno para cada
uno.
A esa locura de ordenar la tempestad con
los pies helados.
A ese rito de suicidar la tradición encadenando pétalos.
A esas fotos del circo, payasos luchando por una porción de
sangre,
A esas dagas mudas
anfitrionas del vacío y el silencio.
Le decíamos amor antes de que se inventara la palabra
condena.
© Fabiana Posse
23/10/13
Poema de Gloria Oscares
LA RISA DE SILENO
Sé que estás ahí
para perpetuar esa manera
que tenemos de conocernos
Una herida se prolonga
debajo de todo lo que vemos
como una sinuosa carcajada
tomándome de la cintura
y yo
devano
un hilo parecido al de Ariadna
para que me puedas alcanzar
© Gloria Oscares
Etiquetas: Gloria Oscares
Poema de Teresa Gerez
Déjà vu/ déjà vécu
Busco
entre las líneas de "Final del juego"
las frases de ese déja vu/ déja vécu
(y no puedo recordar)
hacia el espacio / donde
un sueño de
llamas y humo/
ponen "la noche boca arriba"
Un "cordón móvil" desde mi ombligo
hasta los párpados/ que
se abren
Con los ojos cerrados imagino/verte
entregándome ese libro
con unas líneas marcadas
no sé dónde
ni si ése era el libro
ni si era un libro.
© teremimigerez
Poema de Rita Kratsman
la
gota
llega
hasta al borde de la hoja y
después
cae, ¿es poco
para
pensar que algo siempre
se
termina?
y
todo lo precioso de una casa…
se
sabe que el cielo
es
un maestro en improvisaciones:
algo
ocurrió por dónde y qué
obstinada
como un reloj
miro
a través de la ventana
una lluvia en desliz sobre los limoneros
y
como un poema que se baña a sí mismo
sin
enfoque ¡la casa vacía!