29/11/23

Poema de Gabriela Rakovstky

  

Conejos


Mataste conejos frente a mí

dijiste que no podía encariñarme,

no podían ser nuestras mascotas

Los colgabas de un árbol

y el mundo al revés

era lo último que veían

Estirabas el cuero

elogiabas la escultura,

les abrías la panza

Te gustaba adivinar

lo que habían comido

Yo los miraba a los ojos

y me esforzaba por entender

sus últimas palabras,

el extraño conjuro

con que maldecían a mi padre

 

© Gabriela Rakovstky

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Poema de María Teresa Andruetto

 


Instantánea con caballo


Tu cuerpo de muchacho

tira las riendas: la pierna

avanza y es bonito el caballo,

te diría, con su pelaje oscuro.

Tal vez sea una yegua mansa

porque hay niños sobre el lomo,

sin cabalgadura. Tu hermano

se ha vuelto hacia el fotógrafo

y están los otros en el cogote

y en la grupa.


Es una foto de blanco

y negro, con los bordes ajados,

te diría (causa gracia esa remera

de banlon, sobre los pantalones

nuevos). Tu madre, escondida

tras los niños, sostiene todo.

Veo las piernas y la pollera;

es su fuerza lo que miro,

te diría.

 

© María Teresa Andruetto

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Poema de Néstor Alonso

 

 

UN VASO CON AGUA

 

Un vaso con agua sobre la mesa revela

lo unívoco de un maridaje natural.

Lo sólido receptáculo de lo líquido

transparencia que contiene a la transparencia

ni anverso ni reverso, ni secreto oculto en el fondo

pureza atravesada por la luz. Tomo el vaso

la conciencia percibe que el ahora

entra en una no dualidad, uno en mi mano

el frescor del vidrio y del agua, la sucesión

de movimientos se diluye en algo indiviso

el acto de alzarlo, llevarlo a la boca

y beber son miembros de un solo cuerpo

la escritura. A medida que afloran las palabras

las siento a punto de rozar lo inefable

ser también el frescor del agua en la boca

el líquido que desciende por mi garganta

hacia el declive de la sed, hasta apagarse

en un último trago, en el vaso vacío

sobre la mesa, en el punto final

del poema.

 

© Néstor Alonso

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Poema de Estela Zanlungo

 


La quinta estación

 

Con la cosecha de la albahaca

se ha terminado el último

aliento del verano.

 

Uno por uno voy sacando los tallos

como quien quita restos de un amor

que se secó con los frutos a punto,

y guardo las semillas,

para que vuelvan a la tierra

cuando se afine el huesito de la luna.

 

Será hermoso esperar la lluvia,

imaginarla

humedeciendo la tierra compacta,

hasta tocar una colita de raíz

que la precisa para hundirse hasta el fondo.

 

Aquí aprendimos a confiar como ciegos

en lo que está gestándose

por el sólo placer de madurar,

a pesar de la lucha

cuerpo a cuerpo con las babosas

y otros asesinos

que - ya se sabe -

tienen debilidad por los brotes más tiernos.

 

© Estela Zanlungo

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Poema de Dardo Passadore

 

 

Ausencia

 

La casa vacía y sus voces.

 

Voces del más acá.

 

Poner la mano

sobre la pintura vieja

y conectar con su memoria.

 

Los ojos y el alma bien abiertos

para que se sufra más.

Para que lastime hasta el hueso.

 

Entonces un mueble antiguo

            lleno de moho y telarañas

                                              susurra:

 

Hasta cuando esta misa,

 

                            déjame soñar.

 

© Dardo Passadore

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Poema de Catalina Boccardo

 


 observo la verde mantis

insectos  con  alas de hambre

 

_¿comen moscas?

_son depredadores y hasta el hueso

 

si yo fuera esa cáscara pegajosa

tratando de librarse

 

si pudiera desovar tu carne

los ojos abiertos

la última lengüeteada

 

© Catalina Boccardo

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Poema de Cintia Eleonora Ceballos

 

 

Reparo

 

el viento agita ramas

los nidos se desarman

hay pájaros que buscan el reparo

 

no hay error en aquello

ni en esto

 

escribo sobre el viento

las ramas agitándose

sobre el nido y el pájaro, escribo

y reparo

en lo irreparable

 

© Cintia Eleonora Ceballos

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Poema de Alfredo Rescia

 


Lacera

este deseo de infinito.

 

Paso hambruna

entre las cosas.

 

Mas…

Dulces manos

me ciñen a la vida.

 

© Alfredo Rescia

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Poema de Álvaro Mata Guillé

                  


sólo el brillo que tiembla por muros

                                                             y letras

 

sólo el frío

          que golpea la mañana,

 

abraza la claridad

 

             se pierde

                               se pierde

 

© Álvaro Mata Guillé

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Poema de María Julia Druille

 


Siesta 

 

¿Quiénes nos observan

Allí donde anidan  seres reales y sutiles?

¿Serán los ojos de los que nos precedieron?

Siglos de atesorar memoria en tus genomas

Ese manantial de vida que late

Rincón donde la luna roza displicente

Su cordaje de dedos

En la desnudez ilusoria de tu tronco

Cobijas criaturas temerosas de lluvias, temporales

Envuelves en tus tallos de red

Campanillas, liebres, tacuaritas

Intangibles raíces sostienen huracanes

Que se alejan tristes, derrotados

Reverbera ese plumaje de hojas sonoras

Ese cotorreo de colores

 escándalo en que explotan las semillas

Un eterno presente de raíces 

de pasado y lo que viene

Lenguaje de los bosques

Que traduces a un idioma

                                             secreto

 que desconocemos

 

© María Julia Druille

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28/11/23

Poema de Diego Roel

  


TERRITORIO 

 

Este suelo no es de oro:

estamos obligados a escalar el abismo.

 

Dijiste:

sólo manos verdaderas escriben poemas verdaderos.

 

El oficio exige absoluta precisión,

manos curtidas por el roce de las cosas,          

una mirada que penetre

la niebla del día y de la noche.

 

Sí, es necesario un cuerpo que se prolongue hasta tocar

aquella línea en perpetuo movimiento

donde los otros cuerpos se deshacen. 

 

El oficio exige absoluta precisión.

 

© Diego Roel

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Poema de Victoria Lovell

  


Uno de los dos debía observar de espaldas al otro

despedazada figura raspada  a cuchillo sobre la niebla

 

palmo a palmo conozco tu cuerpo / como no conozco

el ojo hierático observa

 

Propiedad enajenada donde la saliva

 recorre  palmo a palmo el extravío:

 

Grita, todos los nombres se convertirán en sal.

 

© Victoria Lovell

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Poema de Verónica Laurino

 

 

Dentro del libro

 

Flores que se deshacen en el aire

cientos de boletos capicúas

billetes nunca premiados

señaladores inútiles

marcando el abandono,

números telefónicos

tentándome a llamar.

Pregunto

¿Qué es lo más extraño

que has encontrado dentro del libro?

Respondes

-- Ni siquiera respuestas –

 

© Verónica Laurino

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Poema de Victor Alejandro Aybar

 


 

truco quiero re truco

y los besitos se cruzan entre los cuatro

me pedís mis cartas

y un tintineo en los dedos me delata

la hembra

 

te asombrás de la suerte

y real envido le gritás al Chino

cantá la verdad

no seas así te desafía

con los ojos sospechando

la mentira del macho

 

los guiños al chino no se le notan

y todos nos reímos

y a mí me encantan

 

que cante la reina

y vos a mi defensa

si no sabe por eso juega conmigo

y me devuelve las cartas

la hembra y el macho los tengo yo

y en el envío otro besito

vale cuatro grito

todos golpean la mesa

y vos tatuándote en la frente

la carta como un no rotundo

mentiroso como sos ganamos los dos

porotitos y guiños

y los besitos

 

© Víctor Alejandro Aybar

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Poema de Valeria Verona

 


venas como orquídeas

asaltan mis muslos—

celulitis y espejo

 

© Valeria Verona

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Poema de Patricio Foglia

 


 

Los pescadores del Japón

 

En el informe anual que elabora

el Ministerio de Agricultura y

Pesca de la República del

Japón

se detalla que la jornada

de los pescadores de pulpos

comienza a las cinco horas de iniciado el

día hábil cuando el buque pesquero zarpa

mar adentro.

Cada expedición puede durar más de una

semana, días y noches con un objetivo:

cazar la mayor cantidad de pulpos

antes de poder emprender el regreso a casa.

El clima no suele ser amable con los

trabajadores la amplitud térmica es elevada

y los vientos contra-alisios

conllevan fuertes cambios estacionales:

Si las nubes negras cubren el

cielo llega la tempestad y el

buque tiembla sufre por el

temporal mientras, más allá

el mar es un animal que está furioso y

ciego. Otra veces el sol permanece en

lo alto durante más de una jornada

sin una sola nube que lo

interrumpa y la mente de los

trabajadores

enloquece, como las hojas de un

sauce contra el viento.

Según informa el Ministerio, estos

trabajadores tienen una vida útil acotada

y después de algunos años

es necesario efectuar su reemplazo. 

 

© Patricio Foglia

Ilustración de Inés Isaurralde (Extraída del Libro de Patricio)

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Poema de Bárbara Alí

 


Salgo de la

ducha me

visto rápido

frente a los ojos de mi

gato y me pregunto

de dónde viene este

pudor si en verdad la

piel

nunca

alcanzó

para

taparme.

 

© Bárbara Alí

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Poema de Gladys Alazraque

 


AKANDIRIKI

 

Akandiriki va

Akandiriki descalzo va

Akandiriki sueña que su padre vendrá

Busca cobre busca hierro

en el suelo come duerme

Akandiriki va Akandiriki viene

anda solo y no se detiene

Akandiriki desarma cobre hierro rescata

Akandiriki sabe la chatarra lo mata

Akandiriki no sabe quién la manda

No sabe de plomo cadmio

sabe de hambre y calla

Del hedor respira plástico quemado

humo apetrolado

Akandiriki no sabe de venenos del mundo

Akandiriki ve conteiners

y en la alegría basura revuelve

Negro vertedero en verde tierra negra

subsistencia en dorado sol

Akandiriki trece años cumple hoy

Akandiriki hace seis años sueña con el mar

buscar a su padre vivo o muerto

Akandiriki grita en silencio crecer crecer

visitar la tumba de mi madre

y sueño sueño con tener hijos

para que un día cuiden de mí

Y rápido rápido no hay tiempo

a los veinticinco estaré muerto

Llora piel negra

 ojos celestes de cielo y lágrimas

intemperie pura rincones abiertos

De los ancestros un alarido mudo resuena

no somos ratas ni basura queremos

Akandiriki va Akandiriki viene anda solo y no se detiene.

 

© Gladys Alazraque

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27/11/23

Poema de Fernando Sánchez Zinny

 


Ya no te espero, porque ya has llegado.

 

Lo que pido es que corran las cortinas

para que llegue la luz hasta nosotros.

 

© Fernando Sánchez Zinny

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Poema de Sonia Rabinovich

  


y la deja caer

con la última letra

después del amor. 

 

Ella conoce aquella lengua antigua

la escuchó antes

en un sueño

y ahora

solo intenta descifrar

las letras vagas

Iluminando la piel

al dorso de su vida

para que la vida

no sea más que una sospecha. 

 

Cómo se escribe con luz?

Cómo se lee?

Solamente en las sombras.

 

© Sonia Rabinovich

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Poema de Osvaldo S. Rassetto

 


Janis

 

cantaba

y se moría,

no paraba de cantar,

se rompía,

se reía,

cantaba,

no paraba de cantar;

aún hoy,

rota,

no para de cantar,

muerta,

sonriente,

no para de cantar.

 

 © Osvaldo S. Rassetto

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Poema de María Del Carmen Marengo

 


Tengo la cabeza

llena de pájaros

que no me dejan

tocar el suelo.

 

Algún día

moriré chocando

contra los barrotes

de la jaula.

 

© María Del Carmen Marengo

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Poema de María Casiraghi

 


INSTRUCCIONES PARA MEDITAR

 

Acostar una pluma

sobre la piedra

darle silencio a su antigüedad.

 

Suave

se vuelve, la roca

después del tacto del ave.

 

Mirar cómo cae el disfraz del mundo

y ahora sí

apagar las nubes.

 

Pensar:

el enemigo

es un intruso interno

que anuncia cuando está viniendo

y nunca cuando se va.

 

Repasar:

enemigo y amigo

tienen

en el verbo amar

la misma raíz.

 

Escuchar dentro de uno,

a los dos al mismo tiempo

 

                      es meditar.

 

© María Casiraghi

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Poema de Jorge Bonomini

 


La poesía que encontré al lado de una zanja

ya estaba bautizada.

Hecha un bollo ella…

Hecho un bollo yo.

 

© Jorge Bonomini

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Poema de Jesús Goicouria

 


 

MAS QUE SOLO ESO

 

Suena como un eco

oscilando cabizbajo      en los pasillos

la sentencia que dice: ser para la muerte.

 

En los pasillos es un eco

pero puertas adentro golpea

como un grito de guerra.

 

¿Cómo negar el halo de magia

que gobierna las palabras?

 

Ser para la muerte

se escucha

y por detrás resuena

el desnudar de la comedia

que bien vestida va de indulgencia

pues cuando vemos el gorrión

sacudirse entre la hierba

no decimos que está hecho para la tierra.

 

Suena como un eco

y es todo lo que debería ser.

 

© Jesús Goicouria

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Poema de Laura Carvovale

 

 

Y si al final todo se reduce a esto

al paso tras el paso

tras la noche

a la duda de saberse vivos, por qué no

a la nada que se asoma entre las cosas

 

y si andar y llegar es lo mismo

y si ningún lugar y todos los lugares se juntan detrás del miedo

 

dónde estarás amor al final dónde estarás

en qué de todo

así te alcanzo.

 

© Laura Carnovale

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