31/1/15
perdida
hecha migajas
observo como otros fugitivos
me alquilan me abandonan
cuelgan retratos en mis párpados
y cortinas de humo en mis rodilla
y se van vienen permanecen huyen
me usan por dolor o por cansancio
toman mi sed revuelven mis rostros
y mi pelo
a veces
algún niño
junta todos mis cuartos
mis estantes vacío
y se duerme besándome las manos
© Edna Pozzi
Poema de Jorge Boccanera
Noticias de una mujer cualquiera
entramos a la pieza casi sin reconocernos
sus ojos eran pactos de ternura y violencia
yo la miraba todo el tiempo
habrá pensado en
mi cansancio
habrá pensado
-está borracho-
habrá pensado en
irse pronto
habrá pensado
tantas cosas
me acerqué a sus dos manos
sin dejar de mirarla
desde mi soledad hasta su boca
habrá pensado en
enojarse
habrá pensado
-no es un hombre-
habrá pensado
¿en qué quedamos?
habrá pensado
tantas cosas
cuando entró el sol cuando se fue
desde mi boca hasta su adiós
y aún en el viaje de regreso
habrá pensado
tantas cosas
habrá pensado
tantas cosas.
© Jorge Boccanera
Etiquetas: Jorge Boccanera
Poema de María Rosa León
MENSAJE
"Y
al cabo nada os debo,
me
debéis cuanto he escrito..."
ANTONIO MACHADO
No podría pensar en un solo
destinatario
de mi voz.
No podría imaginar ni un solo,
paciente y
tolerante
lector de
mis mensajes.
Son todos y ninguno a la vez.
Porque mi voz nace
sin que yo la
dirija
y ni siquiera
puedo
callarla
cuando quiero.
No la puedo limitar,
detener ni contener
porque irrumpe
y vuela.
© María
Rosa León
Poema de Yanina Audisio
HIPOTECA
Está fallando
El azar
Casi parece una conquista
Todo lo predecible
Está fallando
La voluntad con sus peligros
Está fallando
La única seguridad
La imposible
Con su huella desconocida
Tan fácil de matar
Que basta una mirada
Un poco vieja
Un poco nueva
Para manchar de complicidad
La propuesta de cambiarlo todo
En cómodas cuotas
De a golpes de beneficios
Entonces
La respiración
Se hace una tormenta al acecho
Pero la presa es el otro
Como el infierno
Como la promesa
Quizás lo mejor del infierno
Sea su promesa
La respiración
Se hace una mancha
Y uno más de los cómplices
La ciudad
Conoce el terror
De vender el cuidado
A precio de hipoteca
En las pupilas
El terror está remando lento
En la propuesta de ganar algo
Remando lento
El encierro pare su infinito
La duda
La falta
Si tal vez lo hubiera hecho
Si hubiera matado la diferencia
Si la hubiera cobijado
El juego es macabro
Se encierra en las mismas formas
Que produce
Y entre los ladrillos con su nombre
Es nuestro propio hijo
El que no duerme.
© Yanina Audisio
Poema de Víctor Marcelo Clementi
Vínculos
fluían los setenta
apenas olíamos cannabis
cada pulsación enhebraba mística
Santana era el Jimi Hendrik latino
época de guerrilla, de pañuelito hindú
embebido en patchouly
de romances turbios en un hueco del Torreón,
tanto recuerdo ilícito asoma
psicodelia de exclusión
¿cuánto mutó desde entonces?
Cristos reclutando kamikazes en el supermercado
Budas que no prosperan por encarnar en Biafra
otro gurú desocupado en un Casino de Las vegas
multitudes sólo numerales
bajo la lupa del tragaexistencias
necesito un suero para mi neurosis criminal
más caricias al oído de una doncella
sin dioses con luz enferma
ni mesías del photoshop,
todo chorrea hacia la cloaca existencial
fluídos de una vibración inequívoca
olvidar es llegar al cielo
sin identidad, sin código
solo respirar y diluirse en una amnesia inofensiva.
© Victor Marcelo Clementi Nasif
Poema de Darío Paiva
Ausencias.
“Si no te conozco en esta vida, hazme notar tu ausencia.”
(Milena Agus).
Cuando la noche se vuelve absurda, es decir,
indescriptiblemente hermosa, es entonces que prendo un cigarrillo y salgo a
caminarla; hasta encontrar el sol.
¿Y si un día descubrimos la soledad? Una sucesión de
ausencias no queridas.
No conocía a la niña muerta atada a un árbol, no supe de sus
ardientes veranos en el monte chaqueño.
La soledad, bien puede ser un par de zapatillas colgadas de
un cable.
© Darío
Paiva
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Poema de Amalia Mercedes Abaria
TOMA SU PEQUEÑA MANO TRISTE
Escucha, mira
Qué es eso, un hombre?
Qué es ese oscuro pelaje
con dientes de culebra
gritando agazapado?
Deja, no mires
no mires,
ese es el odio, la muerte
el esponjoso vidrio del mal.
Esa es la guerra.
Mira hacia el
hermano,
allá.
El no escuchado.
El olvidado.
Toma su pequeña mano triste,
Escucha, ¿Qué dice este hombre?
Y aquel otro?
¿Sientes, ahora, el gran aliento
sobre el corazón roto?
¿Sientes cómo las sombras huyen?
(Cráneos golpeados y humillados,
tantas cenizas en la intemperie final.)
Está Tu voz
y
el gran abanico
de las pequeñas y grandes criaturas.
¡Oh Dios, Oh Dios, Oh, Dios!
© Amalia M. Abaria
30/1/15
Poema de Gabriela Yocco
será que en la mañana se me desteje el cuerpo
hilo tras hilo su larga madeja cae por la casa
se mezcla minuciosa con pelusas y sombras con vocecitas que
dicen de mí
o tal vez sale repta hacia las piedras del sur
apiladas como tótem o furia en tu ceniza
en la parte de mí que no es ya camino sino huella en el agua
será que en la mañana se rompe cada espejo o la voz es arena
vidrio en la garganta una cosa temblando
otra manera de ser diferente e idéntica al reflejo que
repartido es tantas yo tanto peso en la piel
la multiplicación de los poros al sol
la pálida estrategia de nombrarse en un rezo
la palabra perpleja sobre el verbo ser
© Gabriela Yocco
Poema de María Cristina Briante
acerca de Génova
3)
suena la música
el moro
vende
anteojos
la gente come
el moro
vende
carteras falsas
la gente baila tango
liscio
el moro corre
la fiesta sigue sin
moros en la
costa
© Ma. Ca Briante
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Poema de Xenia Mora
UNO SOLO BASTA
Si el planeta tierra
se vuelve un desierto,
un solo árbol basta
para volver a reverdecer.
Si la sociedad se corrompe
olvidando los valores,
un solo individuo incorrupto basta
para dar el ejemplo.
Si las mujeres deciden
no tener más hijos,
una sola mujer basta
que continúe dando vida.
Si todas las manos me abandonan
cuando más las necesito,
solamente tu mano me basta
para saber que no estoy sola.
© Xenia Mora Rucabado
Etiquetas: Xenia Mora
Poema de Néstor Cheb Terrab
diluido en atávicas voces
reconoce el lugar donde todo
es como era
hormigas
en hilera trasladan
intentos de retener
el sentido
hay misterio en lo que borra
la marea
olvidar para reconocer
contiguo a lo trascendente
el agua o la tierra
sacar lo bello
de lo comprometido
sangran perlas las narinas
con sombrero marrón
del buda
atrapado en la boya
dual
© Néstor Cheb Terrab
28/1/15
Poema de María Del Mar Estrella
SACRAMENTAL
Penétrame la boca, vuelca entero
tu licor más antiguo y más glorioso
que mi lengua reciba el luminoso
manantial por quien vivo y por quien muero.
Inúndame de ti, báquica quiero
convalidar el néctar jubiloso
que mi sed de bacante, sin reposo,
libará hasta el final donde te espero.
El cáliz de mi boca te contenta
sacramento mortal, ácido vino
que en agua de saliva se fermenta.
Aquí, sí, en mi garganta está tu sino
con diluvio de sal y de tormenta}
y el génesis de amor de mi destino
© MARIA DEL MAR
ESTRELLA
Poema de Miguel Oyarzábal
CLAROSCURO
Somos una manga de carenciados
que solemos cruzar el día
escondidos en verdades engañosas,
cuidadosos
de que no se nos pongan al descubierto las rengueras.
Hasta que la tarde huye
y nos dice adiós
desde el horizonte.
Y la noche
descorre las falacias
de modo definitivo:
las palabras ocupan el lugar de los pasos,
las manos se demoran para encontrar los gestos,
las voces también buscan
y los ojos quedan al desnudo
frente a la penumbra.
Y desde esa conmoción,
nos arrojamos al vacío del otro
que nos contiene en la caída
y sin nombre.
© Miguel Oyarzábal
Poema de Claudia Isabel Lonfat
De mí
Salgo de mí
dejo el cuerpo entumecido
bajo la sombra de mi pluma
donde la hoja
mitad piedra mitad filo
me fragmenta.
yo la poeta la madre la soñadora
floto sobre las cosas
acomodo cada cajita de mi mente
-cuando algún recuerdo me desordena-
entonces
ese algo que no cesa
aparece entre las cortinas
en mi cotidianidad
se filtra sin hacer ruido
se cuela con el agua
mientras lavo la lechuga
se mezcla con el polvo
que sacudo de los felpudos
o simplemente vuela con mis manos
otras veces
canta con mi voz
o ruge como el viento
no podría explicarlo
ni siquiera en mil poemas
cuando la poesía me alcanza.
© Claudia Isabel Lonfat
Poema de Claudia Tejeda
Niña infinita
Anita es una gema de mar.
La inmensidad ingresa por sus talones
como un caballo que repta.
Abre los brazos
-ventanitas delgadas-
y se sube al relincho azul del viento
en su látigo de sal.
Pez buceando en el aire
sin cardumen ni bandada.
Nadie tan infinito
entre el agua y el cielo.
Le sobran ojos de los pies al flequillo.
La espuma la acaricia en braille.
© Claudia Tejeda
Poema de Daniel Martínez
CRISTO
a Héctor Gastaldi
Conocí a ese tal Cristo en un bar dudoso
andaba como dicen
bebiendo el vino de las causas perdidas
propias y ajenas
creyéndose hijo de Dios hermano de todos
se veía raro alguien hablando de amor
con ropa prestada pero aún con frío
y la tristeza
de un mundo cada vez más mundo
y menos utopía
me contó que anduvo por el desierto
jugando al truco con el diablo
y así fue perdiendo una a una las iglesias
que siempre le cayeron bien
los desesperados los hambrientos y los niños
y que hoy ni se le ocurriría decir
“el que esté libre de pecado
que arroje la primera piedra”
de su resurrección
un par de cicatrices
la paranoia a la cruz
y los agentes del orden
y una cierta desconfianza
por el aplauso ajeno
“ser Cristo es tan difícil
como ser Judas
-me confesó-
o enamorarse de la más puta
o ser ese Juan Nadie
que no llega a fin de mes”
nos despedimos yo a mi cordura
él a su locura insobornable
y en un abrazo me dijo:
“no creas todo lo que dicen de mí
aquellos que ni siquiera
creen en sí mismos
y nunca te olvides:
te van a preguntar por mí
tres veces
tres
veces
acordate:
deciles que no me conocés”
© Daniel Martínez
Poema de Humberto Botana
Huella
baratijas envueltas en seda,
deshechos de ilusas ideas,
hilos invisibles prenden los hombros,
las comisuras de los labios imitan el vaivén,
quién es, dónde está,
seré yo, adónde estoy,
voy, me trae, río, lloro,
sucesión de traslucidos infiernos,
vuelvo sobre mi huella escudriñando,
esfuerzo vano, nada es igual,
Una vez más, el espejo,
una vez más, la nada.
© humberto manuel botana
Etiquetas: Humberto Manuel Botana
Poema de Beatriz Minichillo
Orfandad
Mi lenguaje
es el
inhóspito llamado
de una
especie desconocida
que me
acunó entre silencios
y
ausencias.
Por eso mi
palabra no tiene voz.
Es un largo
aullido
que
conmueve la sustancia
de un
tiempo sin nombres.
Un río que
duele y quema,
Una
paradoja.
Y yo soy
ésa,
la que la
urdimbre tejió
entre
telarañas,
entre hojas
tronchadas
como un
suspiro contenido,
una flor
apenas entrevista
y domé
caminos
y sembré
grietas y alborozos
y crecí
celeste y dormida imagen
entre
caricias de amores insomnes
y me hice
luz, tierra, acantilado
y regresé a
mi raíz.
Busqué y no
hallé
extendí las
manos
y encontré
lo que no quería.
Y aquí
estoy de pie
con todas
las preguntas
y soy un
río sin límites.
Fuego y
candil, codicia y deseo,
Un
entonces, un ahora, un mañana.
que espera
y desconoce
la respuesta.
© Beatriz
Minichillo
Poema de Gloria Oscares
CUERPO Y ORIGEN
No hay nadie en la casa
sólo un cuerpo que habla
desde el rincón oscuro
La piel guarda en su memoria
el secreto
la noche del insomnio bajo la lluvia
Allí
se estremece
Dentro del cuerpo está el principio
la tierra
los mares
el abismo
El silencio trae siempre
la voz de la respiración
Callada imagen de sí
en el matiz
de cada instante
© Gloria Oscares
27/1/15
Poema de Marina Centeno
QUIETUD
Es domingo – lo sabemos-
porque las cosas brillan por sí mismas
en su costumbre de vernos desde lejos
cuando estamos apáticos y a solas
En el día con su efervescencia
en que fermenta la piña
con los grados de alcohol entre las venas
El silencio expande su hermosura
en las grietas que existen dentro de mi cabeza
sin embargo –lo sabemos- que persiste
el fulgor del recuerdo
contemplando la luz del mediodía
© Marina Centeno
Etiquetas: Marina Centeno