24/10/14
FIGURA DOS
la casa entera ya no existe
una soledad de tules negros
selección a voluntad
deconstrucción a la
deriva
y ese objetivo casi oscuro
de una mano rompiente
borrar huellas
escindir cualquier atisbo de locura del procedimiento
frágil permanencia que nos permita creer
la angustia se retira
con un bisturí
y volvemos a un todo
© Catalina Boccardo
Poema de Nora Coria
La NIÑA de las NOCHES
La niña de las noches
menea cascabeles,
y agita campanillas.
Dibuja colores clandestinos.
Dispone sonrisas de juguetes.
Disuade realidades
con paz de caramelos.
Con gestos descuidados
devela evanescencias.
Induce mil caricias.
Mil besos dictamina.
No es bueno acostumbrarse...
La niña de las noches...
¡corrompe las rutinas!
(Excepto lo que instiga).
Mejor, ser cauteloso...
¡Fascina cuando abraza
y con mimos hipnotiza!
Instala fantasías
con ojos inocentes...
¿Tres duendes con dos lunas
la esperan en la esquina?
Ya parte, como ayer...
un poco despeinada,
un poco desprolija,
llevando siete manchas,
corriendo,
divertida.
Como hoy, vendrá mañana...
El pelo recogido en firuletes,
florcitas en las medias
y en cada zapatilla.
Extenderá las manos
y ofrecerá mejillas.
Entonces...
caeremos,
como siempre,
a sus pies
(y de rodillas).
¡Que el día pase pronto!
Extraño su mirada,
su voz,
y tantas risas.
Pequeña luz etérea,
tan bella
y tan sonora,
tan suave,
tan sencilla,
tan buena,
tan viva.
Que sea ya la noche...
¡Que vuelva la alegría!
© Nora Coria
Poema de Victoria Asís
Hoy, Ahora.
Hoy,
que tus manos se aquietan en mi piel
presiento un tiempo concluido. . .
El amor y la pasión
que entonces nos empujaba
a conocer otras caricias
Hoy nos encuentra sin memorias.
Tus manos,
tu mirada han perdido
el camino
que ayer te contaba de mis gozos, mis anhelos
Déjame estar en vos . . .
Una lluvia gris de incertidumbres
borró esas horas vividas entre los dos
Tus alas y las mías esperan
el milagro para seguir el vuelo. . .
© Victoria Asís
Poema de Cecilia Glanzmann
EL VUELO
Así como en Adán
todos mueren, así también
en Cristo todos tendrán vida.
Corintios 15. 22
Cuando me escurro a lo corruptible
de la absurda realidad
la que nos somete al juego eterno
la poesía transforma la caída
en vuelo.
Un hilo dorado incandescente
me reúne
adámico aún
con el misterio precioso del Árbol.
No se nos desterró del todo
de aquello
aquello que llamamos Paraíso.
El hilo se abre
la esperanza habla
desde más allá del túnel inconsciente de
uno mismo habla
invita a recordar
y hay luz en la ciénaga aparente
de la vida
hay luz de la energía del amor.
20/10/14
Poema de Graciela Perosio
me derramo de vos paisaje
ahora que conozco las leyes
de su nombre ahora que su código
se inscribe en mi cadera
hacia dónde partir pendiente
aún del cielo de la tela del color
irremplazable de sus manos
cuando juegan distraídas en mi pelo.
me derramo de mí paisaje
de lo ausente que enmascaró
mis versos tantos días
yo tengo aquí un pincel
la plumafuente de mi padre
qué hay aquí me miro
escribir sé que no espero
ya no y sin embargo
la vida aún me acongoja las hadas
de los cuentos
(cuadros de Luis Felipe Noé, de referencia: en el paisaje
y niños
perdidos en el bosque)
© Graciela Perosio
Pintura: Luis Felipe Noé
Poema de Aníbal Silvero
Romperás mi corazón
Me romperás el corazón doliente
lo partirás con furia en cien pedazos
lo filtrarás después en mil cedazos
lo pisarás con rabia persistente
Golpearás sus restos ciegamente
cortándolo en millones de retazos
y con duros y rudos topetazos
disolverás su polvo en cal ardiente
Y cuando esté supremamente inerte
en atroz y terrible desaliño
al vacío lo lanzarás bien fuerte
Pero tan caprichoso como un niño
cruzando la frontera de la muerte
su fantasma vendrá por tu cariño
© Aníbal Silvero
Etiquetas: Aníbal Silvero
Poema de María Laura Coppié
Lengua de señas
Manos.
Manos.
Toda historia podría resumirse
en cuatro manos.
Manos de uñas cuidadas,
de uñas anchas y planas
como las branquias de un pez dorado.
Sus dedos detienen las cuerdas.
Los míos lo peinan casi sin tocarlo.
Una mano se esconde
-anzuelo voraz-
en la luz que habita entre su piel
y el cuello de la camisa.
Otra se acurruca en el hombro
como si ahí empezara y acabara el mundo.
Manos que arman vientos
y acomodan médanos.
En la mano derecha,
la más lisa,
una cuchara de madera
despierta el invierno de las cebollas.
Llenas de pimienta y nube,
de miradas que se ovillan ahí
entre las palmas
para no quedar en el aire, colgadas.
La izquierda esconde el rubor de las palabras.
Entre dedos temerarios un bretel,
un cierre, nada de dudas
como un colibrí.
Manos que respetan adn y pulso,
que guardan en la trama
tanto beso para siempre más tarde.
Manos.
Manos trepando un ruedo,
amasando secretos,
manos de silencios.
Cuatro manos, mil,
todo el cuerpo en las manos.
Manos centro manos mundo
manos calma manos llave.
Desatan, sostienen,
sazonan la lluvia,
manos de quién
entre la seña simple de la caricia.
Toda historia podría resumirse
en cuatro manos.
La nuestra,
por ejemplo.
© María Laura Coppié
19/10/14
Poema de Rubén Vedovaldi
MUJER DE MEDIANA EDAD
mujer de mediana edad
asomada a la ventana
afuera la luz solar
adentro cuerpo que ama
mujer de humedad entera
abierta al beso y la danza,
beso que le busca el fondo
de océano que no
acaba
mujer de mediana edad
que con la luna se
hamaca
que bebe sol de las
flores
y en el sueño se
dilata
mujer de humedad
entera;
ama de casa y de caza
© Rubén Vedovaldi
Pintura: Juan Fernando Cobo
Poema de Yanina Audisio
APENAS
Apenas un error de la luz
Un hilo tenso
Inmóvil
El dolor ocupa el lugar del aire
El dolor ocupa la muerte de las horas
Apenas el asedio del mundo sobre mí
Obra su arraigo
El dolor
No duerme
El dolor
Hace una mancha
Y mi asedio sobre el mundo
Va hiriendo lo tenue
Y para qué despertar hoy
Para qué este cuerpo con mi forma
No se acerca nada a oler
Cómo está de solo el pájaro
Que es mi parte que hiere al mundo
Que es el mundo lastimando en mí
El pájaro no sabe callar y dice el dolor
Apenas la quietud
Apenas nada
Ni un paso alrededor
Ni una pausa sobre el pico
Hundiéndose
En la carne cada vez más pequeña
Apenas la oscuridad en falta
Apenas mis ojos
El dolor
Apenas los intrusos
Confundiéndose
Y el dolor
Apenas mi resto
Apenas
Todas las cosas perdidas.
© Yanina Audisio
Poema de Miguel Oyarzábal
Nocturno
Caminar
hasta alcanzar la punta del muelle.
Quedar montado
en la aguja de un reloj,
que gira hacia la izquierda.
Después
el silencio
alimentando fantasmas.
La inevitable luna
se deja descubrir
asomada al horizonte.
Y crece
para armar la noche
y el camino
que me traza en el mar...
© Miguel Oyarzábal
Foto: Gustavo Tisocco
Poema de Sonia Rabinovich
“
La soledad es un lugar lleno de secretos,
como la selva “ (Sándor Márai)
Saboreando el opio de los días
ella escucha al despertar
el canto que le anuncia
que afuera hay afuera.
También el ruido de una ambulancia
pero esa información transita por otra grieta
La cortina está cerrada
se perciben motores
de la avenida principal.
El ave sigue cantando.
Ah, cuando yo volaba , pensó.
© Sonia Rabinovich
Pintura: Juan Fernando Cobo
Pintura: Juan Fernando Cobo
Poema de Norberto Barleand
Entrañas del ocaso
Viajan por mi pecho
suburbio de ladrillos,
paredes de pureza .
Un corralón de siesta y de
baldío,
preludio juvenil,
fogones nuevos .
El carro del dolor ,
la pajarera,
un coro en los altares
con el beso que robé
de tu mejilla,
cuando oscurecí en las caderas
sin conocer el nombre de la aurora
ni
el ocaso del amor en tus entrañas
© Norberto Barleand
Prosa de Sonia Quevedo
LEVITANDO EN EL AMBIENTE
Desaparece con su traje largo la penumbra, regresa a su
forma convertida en sombra; se aquietan los latidos en el saco vacío
mientras carga con sus huellas y
nostalgias.
Resuena el paso de la culpa inquieta a preguntarse: ¿Es que
se han marchado los abrazos, las
caricias y los sueños?
Gran confusión genera el dialogo inconcluso, traspasa la
ventana; se separa lo virtual de lo vivido haciéndose tan corto aquel instante
como breve el suspiro.
Espira la caricia en sobresalto, de la huella se percibe lo
palpado, y el regreso de la forma se convierte en sombra.
El saco vano de cariño se vacía, y al cerrar los ojos,
desfilan pensamientos sin forma levitando.
Se aquietan los latidos, el abrazo se des-hace y el
vestigio de nostalgia yace convertido en
sombra.
© SQuevedoH
Poema de Walter Mondragón
SED
Ella es el agua
la
mies
¡Un vivo sueño!
Espiga tierna
tiembla al viento de sus quince;
bajo el puente augusto de sus cejas juntas
corre el río del tiempo que le cruza,
imbele ante su intacta fermosura;
sus ojos como faros
rizan de luz las olas de los días
(presentes
próximos)
y su mirada riela en la mía,
fascina
dulce promesa de la dicha,
luna creciente
certeza de la espera.
Arisca cierva blanca
Cara a la sed del tigre que la acecha.
© Walter Mondragón
Poema de Marizel Estonllo
Luz verde
Esta hora filtra la luz en la ventana del fondo
por allá, desde atrás…sobre la mesa de compartir
Insistís,
Y no tengo nada para decirte
esta tarde está gris y desapacible
…es que sabemos que
vamos a ir…
Sin embargo unos acordes
presagian
desde lejos , algo
tierno
ponen de pie, le hacen un guiño
a esa distancia que danza soberbia en esta lluvia sigilosa
nos sirve de excusa
nos hace extraños
nos pone cerca
Es la hora cuando madura la canela sobre el té humeante
Insistís
Y no tengo nada para decirte
Ya es imposible
cerrar esa ventana.
…es que sabemos que vamos a ir…
Mientras tanto en la otra vereda
crece tímido
el sol,
pero crece,
y esa acción
es decisiva
alberga la tierra fértil de la dicha
nos hace próximos en el agradecimiento
nos amplifica en los otros
nos da luz verde
y paso a paso,
va igualando
la esperanza ,lo posible,
Un deseo… Un destino.
© Marizel Estonllo
Poema de Marina Centeno
Vengo de pies descalzos
sobre el mapa de las cuatro agujas
En el canto del árbol que se mece
está mi Madre -fructífera-
con la voz de la gente de mi barrio
en pedal de la hambruna
suficiente en el caldo y la tortilla
y en la tinta que escurre de mi Padre
cuando a solas predica
que el poema es el hilo
que tensa la rutina
No soy visionario
Hablo una sola lengua: Poesía
© Marina Centeno
Etiquetas: Marina Centeno
Poema de Patricia Díaz Bialet
ES ASÍ
Entonces es
así:
yo vengo,
te excito,
te encamino
y luego
parto.
Sacudo mi
cola kilométrica.
Abofeteo a
las otras.
Te declaro
mío para siempre
y luego
parto.
Me
encapricho.
Te
enciendo.
Paseo mi
oropel en tu nariz inconstante
y luego
parto.
Entonces es
como yo digo:
aspaviento
para anda.
Entonces
hagamos el amor con tus manos en el aire
en el
preciso momento en que la multitud nos mira
y luego
también parte.
Entonces es
así:
aprender a
desear y sólo eso.
Mecer mis
senos fantasmas y esperar a que explotes.
© Patricia
Díaz Bialet
Etiquetas: Patricia Diaz Bialet
18/10/14
Poema de Jorge Boccanera
Ella
Viene despacio
entra
tropieza con mi tos
con mi costumbre de dejar la nuca
en cualquier parte
viene despacio
ordena mis silencios
desata las palabras necesarias
recibe la correspondencia de mis ojos
viene despacio
a tender sus manteles de ternura
viene despacio
apenas hecha humo para no despertarme
se abre paso entre vasos arrojados al día
retratos de
mujeres
noches de bronca y noches de ginebra
viene despacio
con su enchape celeste subiéndose a mis mástiles
viene despacio
entra
se arrodilla al borde de mi alma
y junta los fragmentos de mi risa
después... se vuela
azul como la tarde.
© Jorge Boccanera
Poema de Lucio Madariaga
Barriletes rurales
Cualquier lluvia cae muriendo y recordando
Rodolfo Alonso
Voces de chicharras
-agujas
chinas-
penetran la ventana improvisada del rancho
Los alguaciles de la ropa tendida
a la intemperie
alertan
La lluvia de invierno duele en la cara
del abandono
Me retuerzo en la lona helada del catre
y sueño:
fósforos móviles
para sazonar melodías internas
de pájaros que condenan al resguardo de la lluvia
el desierto
de
los hombres
© Lucio Madariaga