30/12/12
Poema de Anny Guerrini
Monolítico
cristal.
Aullido
sin pupila.
Mi cuerpo
deshabitado de sueños
sufre la
escalada
de tu
lengua fría
desprovista
de besos.
Mi miedo
es un pájaro ciego
que bebe
las babas
de tus
aguas circulares.
Narciso
hiperbóreo
derribas
cóncavas praderas
hambrientas
de tu semen
y recoges
tu rostro
entre
redes y alisios.
Acaso sea
tu sino
(y el
mío)
vegetar
paisajes de salitre
golpear
vanamente la vida
morir sin
alcanzar auroras.
© Anny
Guerrini
28/12/12
Poema de Rubén Gómez
(dije)
el jade que rubrica el dije /
da luz en su marca de nacimiento /
y canta hasta secarse //
la mancha dilucida a casi todas las estrellas /
como a nuevos signos /
que el viejo entiende //
ese jade raro / que rubrica el dije /
pide espacio y respuestas a su dolor sudado /
y es el silencio el que cierra /
con sus dedos solos y oscuros /
la cajita de música //
© Rubén Gómez
Poema de Norma Segades
VALENTINA TERESHKOVA
Cosmonauta
soviética y primera mujer que viajó al espacio, era una trabajadora textil y
paracaidista aficionada cuando se alistó en el programa soviético de
aprendizaje de cosmonautas. Efectuó 48 órbitas alrededor de la Tierra en el satisfactorio vuelo del Vostok 6, que duró del 16 al 19 de junio de
1963
Baikonur –
Kazajistán (1963)
Una esfera girando en el espacio
la azul coreografía de la danza
que estableció el ritual de las jornadas
cuando el aliento
apenas se inscribía
en la fertilidad de las esporas.
Sólo un mundo
pequeño y vulnerable,
un navío de jarcias solitarias
navegando en su lecho de intemperie
con velamen de luna irreverente
y un destino de eclipses en la proa.
Y yo giro a su lado,
en espirales,
hacia el vacío espeso de la noche,
superando el grosero antagonismo
que condena mi sexo a los silencios,
a los anonimatos,
a las sombras.
Hoy soy la humanidad.
Hoy soy la hembra
que acredita el valor de los reversos.
Estoy aquí,
oficiando la vigilia
a punta de entereza,
a contrasueño.
Mi nombre es Valentina Tereshkova.
En el abismo,
en la escarcha perpetua,
en la distancia,
redimo los perfiles de otros rostros,
el minucioso tiempo de otras vidas
confinadas a opacas desmemorias.
Aquí,
donde la médula del cosmos
gestó la dispersión y sus secretos,
entono los conjuros,
las liturgias
de las elementales parturientas
en un vocabulario de gaviotas
y en estas coordenadas del misterio
remendados los párpados,
las bocas,
cubiertas por membranas cenicientas,
centurias de mujeres se levantan
desde las catacumbas de la historia.
© Norma Segades
Poema de Walter Iannelli
Conocer
con los ojos cerrados
la forma en que el mundo opera
es un suave secreto.
Decreto que en su mera operación
descifra la enjundia
la oscuridad de esos ganchitos
guardianes
ante la ley de tu espalda.
No hay mejor modo que
con los ojos cerrados.
La mecánica y la física en la sublimación
de pequeños metales incandescentes
negándose a liberar
las fuerzas ocultas de tu universo.
Mis dedos no ven.
Todo es olor
humedad
viento fresco que mueve las cortinas
en la ventana.
Será la imposibilidad
un roce de tela sobre piel
un ciego que disfruta ser visto.
© Walter
Iannelli
Poema de Roberto Reséndiz Carmona
EN LA CATORCE
Apaga la luz
mueve los remos en bañeras
dejan su nombre prendido a los andenes
al complicado pudor de los lamentos
Otro cuento será en donde anote las cuitas de la abuela.
Comprar cigarros
no borra estigmas de los labios
horas sin nombre
el grito veintitrés en la catorce.
Dobla la hoja sin filo de las once
el pudor de la memoria falsa.
© Roberto Reséndiz Carmona
Poema de Silvana Merlo
Heredera del abandono
Su mudez atrapada
en una batalla
huésped del sol y
la luna
rehén de dos mundos
juega a ser
la habitante del
lado inhóspito
de un bosque
híbrido
donde los árboles
respiran
deshojados y sin
reverdecer
enferma de luz
aúlla en tiniebla
un lobo pulverizado
una visión
de jaula y
esperanza.
© Silvana Merlo
Poema de Xenia Mora
DOLOR
A mi mamá
Aquí estoy con los brazos extendidos
pariendo la inmensidad de mi dolor.
Mis ojos enlutados en un abismo
rasguño la tierra por emergerme.
Partieron todos los espejos de mi vida
llevo las esquirlas en mis huesos.
Enredada en la telaraña de mi tristeza
sin poder comprender el misterio de la muerte.
© Xenia Mora Rucabado
Poema de María Silvia Paschetta
El corazón chatarra
y este óxido amargo
que me quema la boca
que ensucia la palabra
(tal vez sólo es cansancio)
Tracatrac la
ternura
y el paso
vacilante
que articula lo
roto
Atornillo los miedos
a puras terquedades
que
alimentan el odio
y sigo caminando
maquinaria anticuada
empernada de intentos
(tal vez sólo es cansancio)
(tal vez sólo es tristeza)
(tal vez es sólo miedo)
Y sigo caminando
oxidada
y espejo
© María Silvia Paschetta
26/12/12
Poema de Alicia Borgogno
EL POETA
El arte hace los
versos,
pero sólo el
corazón es poeta…
Andrea Chénier
Sentado
en un silencio mágico,
el
poeta
despierta hilvanando palabras,
busca en rincones escondidos
para descubrir momentos.
Surgen
sentimientos dormidos.
El
poeta
suelta de pronto una imagen intacta,
desvela ilusiones, esperanzas,
que en algún declive se hicieron
escarcha.
Su
piel se transforma entre luces vagas…
Dibujando
letras escribe sus versos
mientras clama su alma.
© Alicia
Borgogno
Etiquetas: Alicia Borgogno
Poema de Raúl Feroglio
Un sabor que nace de mi mundo
En mi boca vive
un universo de sabores:
Los sabores
ajenos
multitud de
frutas ciegas
unos tomates de
líquido excesivo
unas carnes
que no entregan sus
jugos prisioneros
ni la
impregnación de sus ahumados
unos pálidos
fideos que bostezan
entre bocados de
callado mediodía.
Esos sabores que
reverberan en la casa de mi boca
son exiguos
son efímeros
imperfectos
apenas son.
Los sabores que
nacen de mi mundo
los que atentan
contra el equilibrio
aquellos que por
mínimos apenas permanecen
pero quedan
doliendo a veces en éxtasis de ausencias
Otros, casi ajíes,
abundantes de
historia americana
brincan,
sobresaltan, hacen parpadear la boca
toman posesión de
la garganta
y en los labios
cantan su canción final
su melodía
victoriosa.
Los sabores que
nacen de mi mundo
y sobre la
mullida lengua duermen
se desperezan, se
estiran, se acomodan
se adueñan del
sentido,
se hacen hombres.
© Raúl Feroglio
Poema de María Alicia Gómez de Balbuena
No me dibujes cárceles para olvidarte...
No impidas que mis pasos señalen pequeñeces
Ten la seguridad de que preguntaré por ti, amigo mío
y cuando ese día llegue, querré tenerte
trepado a la hermosura de la vida
Surfeando en las olas de comunes recuerdos
o en el abrazo compartido de una pérdida
Preguntaré por ti desobedeciendo sugerencias
soñando tus verdades o acariciando ausencias,
y jamás desdeñaré tu otra parte humana
aunque trazando caminos no la hayamos compartido
Simplemente porque vos eras uno y yo...
Yo apenas era otra...
Nuestras almas tocaron nuestras pieles
en experiencias diferentes
Y aún así nos encontramos
Y aún así nos elegimos, como elige la vida sus criaturas
Preguntaré por ti eligiendo mi camino
más sin abandonarte, aunque hayas optado por la soledad.,
Te dejaré una huella sugerente
Para que sepas que siempre es bueno reconocer la huida...
Te dejaré una huella sugerente.
Ella hablará por mí y te esperará...
No impidas que mis pasos señalen pequeñeces
Ten la seguridad de que preguntaré por ti, amigo mío
y cuando ese día llegue, querré tenerte
trepado a la hermosura de la vida
Surfeando en las olas de comunes recuerdos
o en el abrazo compartido de una pérdida
Preguntaré por ti desobedeciendo sugerencias
soñando tus verdades o acariciando ausencias,
y jamás desdeñaré tu otra parte humana
aunque trazando caminos no la hayamos compartido
Simplemente porque vos eras uno y yo...
Yo apenas era otra...
Nuestras almas tocaron nuestras pieles
en experiencias diferentes
Y aún así nos encontramos
Y aún así nos elegimos, como elige la vida sus criaturas
Preguntaré por ti eligiendo mi camino
más sin abandonarte, aunque hayas optado por la soledad.,
Te dejaré una huella sugerente
Para que sepas que siempre es bueno reconocer la huida...
Te dejaré una huella sugerente.
Ella hablará por mí y te esperará...
© María Alicia Gómez de Balbuena
25/12/12
Poema de Leandro Calle
He
comprado una porción de dolor a futuro.
Tu amor
se apagará con la muerte.
Me han
vendido el deseo
como a
todos.
© Leandro
Manuel Calle
Etiquetas: Leandro Calle