31/1/14
La derrota
A Rafael Squirru
Este es el país en que mi madre voló a pedazos
en cenizas ardientes
y la zona donde mi hijo preguntó
por el caballo blanco del Gran Capitán
y la gris estampa escolar
donde la montaña yacía en los ojos del Padre
abatido por los cóndores.
También es la tierra que soportó
a traficantes y ladrones
imbéciles e ignorantes
a cerdos que gritaron triunfantes
y asesinaron y
violaron y robaron
que siempre he sospechado como un triángulo de lilas.
Este es el país que tuvo aliento largo
en las banderas enancadas de los caudillos
que enseñaron cómo se muere con limpieza
la muerte como un cándido objeto
como una labranza interminable
y estuvo doblándose por años
en el olor del trigo y en una remota esperanza
de alcanzar un nombre
una certeza
algo que tintineara al pronunciarse
como una copa de plata.
Esta es la casa que contuvo
los ojos del asesinado
en los basurales de José León Suárez
y donde yo aprendí
que la justicia podía ser posible
si se pronunciaba como un pan
algo exigible y necesario.
La casa donde el miedo crujió en las noches
de perseguidores oscuros
con registros de nombres y amenazas.
Este es el país que me enseñó la desolación
pero también la libertad de las palabras
me mostró las calandrias y las torturas
la ciénaga y el cielo alto y tenaz del Paraná.
Esta ha sido mi casa y no tengo otra.
La casa de los libros amados
sospechosos de herejías y desviaciones ideológicas
con esa rotunda claridad
de los versos quebrados
y de los translúcidos infantes
de pies morados
que se acordaban de Mayo
mirando subir la que no ha sido atada jamás
al carro triunfal de ningún vencedor de la tierra.
Este es el país que me cubrió de oprobio y de vergüenza
y al que negué tres veces
con un feroz cansancio
pero también el país donde aprendí que hay una libertad
última
con palabras voladas en palomas
metálicas
palabras que servían para nombrar cosas anchas y espléndidas
palabras que resistían como clavos
duros e insomnes.
Era mi casa y no he tenido otra.
Jamás diré que ha muerto.
Porque contuvo la garra fina de Alejandro
y se inclinó sobre la greda oscura
de un alfarero
y vio la cara de un muchacho de veinte años
un segundo antes de morir
y desplegó sus lisos cielos australes
para que yo me doliera de la derrota
y tuviera un lugar abierto para llorar
y acunar una furia interminable.
Porque golpeada, amada y traicionada
aún sigue siendo la única casa posible,
jamás diré que ha muerto.
Con los músicos y los poetas
con los tramposos y los imbéciles
con la memoria ancha de los puros
y la angosta memoria de los cobardes
así, valiente, estrujada, férrea azucena,
insobornable, desgraciada y sucia
vive más allá de las
palabras
amada, funeral, recién nacida,
esta pobre, clara, definitiva patria.
© Edna Pozzi
Poema de Sonia Rabinovich
Ella fue la adormilada
en los sopores de la niñez,
la que solo reconoció la lluvia
en el camino marcado por la hierba de la pasionaria,
la soñadora en las humedades
del sótano de la inmediatez,
de lo pegajoso de la luna
en las banquinas del miedo.
La que se armó de soledad en los suburbios,
en los callejones rotos.
fue la que se
atrincheró
entre palabras
la que llegó con las uñas negras
al final del túnel
para encontrar otro mundo por debajo .
La que invita a
pasar a ese sitio
donde a veces
solo nos escuchamos respirar,
y eso es tanto
por todo lo que se vio
del otro lado.
© Sonia Rabinovich
Poema de Oscar Perdigón
Alucino entre penínsulas de sueños
Estoy hecho con partes
que le sobraron al mundo
soy el que tiene áspera la mirada
que dialoga con las sombras solitarias del silencio
buscando aquél que trasplanta colores
hasta resucitar una flor
camino a la deriva entre dos mitades
negocio con las quimeras y los espectros
estoy en la espiral donde dios
juega con los niños
y los ángeles que caminan dormidos
el sueño de la vida
tengo muchos poemas por empezar
y uno
sólo uno por terminar
© Oscar Perdigón
29/1/14
Poema de Jorge Ariel Madrazo
Naranjas marinas
al poeta Héctor Miguel Ángeli
y su “Frutas sobre la mesa”
Era roja bandeja colmada con naranjas
(¿naranjas, he dicho? ¿naranjas?). No eran
claras frutas sobre la mesa, acaso
sólo esas naranjas anaranjando el mar
es decir: desholladas a orillitas del mar
por una luzmuchacha que te aguardaba con
sus ojos de naranja seduciendo al oceáno
estuprador, veedor de vaporosas faldas
por lo cual cuatro manos con sal ya se
entremezclan, y una naranja flota
como barquito insignia
y el mar caribe riela su friso de naranjas
No son, no son las claras frutas sobre la mesa.
© Jorge Ariel Madrazo
Poema de Silvia Loustau
Temeritas
Esencia a saúco
dejaba a su paso.
Luciendo zarcillos
de mariposas negras
y gotas de vidrio desesperanzado.
Enredándose la
falda en los tobillos.
Alguien, vil,
la soplaba.
Avanzaba.
Sobre un limbo desconcertado danzaban letras
expatriadas del paraíso.
Un reloj de espinillo roía el tiempo.
Deslizándose entre olvidos y sedimentos, ella, la
Oscura, avanzaba.
Sobre un morral
abandonado descubrió un
escapulario.
Sus uñas- despaciosamente- lo abrieron.
Una mirada sin olvido la interrogó.
Timere- Temeritas-Timeo-Timere
Repitió, como alimaña herida.
Con mirada de
jardín cautivo,que guarda llaves prodigiosas.
Oyó clamores.
No han borrado la sentencia.
Ni el fuego
rubicundo nos ha incendiado.
No podrás imponer el silencio.
Imploró a Algol. La busca en el firmamento.
En la soledad de lo invisible una mariposa roja la
enceguece.
© Silvia Loustau
Poema de Cecilia Glanzmann
CINCEL
El primer hombre, Adán, fue materia con vida, pero el
último Adán es materia que da vida/…/El primer
hombre hecho de la tierra era de la tierra, el segundo
hombre es del cielo.
Corintios 15: 45,47
Esta libertad que nos fue dada
y que nos suelta el alma
dejando desarropada la densidad de humanos
esta libertad
es la alondra necesaria
para guiar cantando.
La respiramos en la hondura mineral y vegetal
en la evolutiva animal aún
en nuestra terrestre encarnadura.
Hay velos que hieren
nos acicatean
y de pronto
nos elevan serenos a espacios vislumbrados.
Del perdón cincelando el amor en desplegadas
/dimensiones
de la sinfonía cósmica a la que nuestra libertad
/aporta
de la Esencia que espera
se nos está hablando en el Divino Ser que nos habita.
© Cecilia Glanzmann
Foto: Gustavo Tisocco
28/1/14
Poema de Isabel Llorca Bosco
CON UN OJO
“…
mi corazón tendría la forma de un zapato”
García Lorca Poeta en Nueva York
No sé si mira las aguas llanas del horizonte
o la ciudad de mil rostros sedientos.
Por dentro, el desierto, esa línea tendida
y una silla para la espera.
Si la mira desde el centro de la espalda
va a recibir los pesos dulces y los otros,
el sereno en las noches revoltosas,
el rocío cuando adelgaza de pétalos la camelia,
los muertos, los que viven, la construcción del amor. Miramos de frente ese silloncito
con brazales (porque no todos son abrazos)
para que ella persista recorriendo la cuerda del goce
y también se conceda algún placer.
La soledad es todo murmullo
que oye fluir en el fondo de la playa.
Su corazón tiene la forma de una silla.
Y en esta transparencia callada
todo está dispuesto para la amistad
de las pasiones.
CON EL OTRO
La imagen cambió,
quien estaba sentado se ha puesto a correr.
A la sombra o entre los vaivenes del sueño,
en la circunferencia o marco, los perfiles se acercan
como en una pantalla y protagonizan un encuentro.
En el centro, la silla de cada uno de los dos,
ahora desocupada.
Y la alegría de estar en primer plano sin ser vistos
y tener que acercarse cada vez más.
© Isabel Llorca Bosco
Imagen enviada por la autora del poema
Poema de Emmanuel Cassanese
DESPEDIDA
nos estábamos
encariñando
nos
preocupamos porque no llegaban aquel día
nos dijo Lela
al despedirnos
sostuvimos
las lágrimas
martillándolas en las pestañas
luego en el
micro
ella empieza
a desclavar
se nos
escapan por la mejilla
Tonio, el
perro Chizo, una pizza casera
algún sapo
hambriento
un saludo cordial al amanecer
un postre
casero
nos queda una
foto
que en alguna
pared
clavaremos.
A Lela y Antonio
© Emmanuel Cassanese
Foto del autor del poema
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Poema de Susana Giraudo
EL LOCO
Le llamaban el loco porque
serpeando
doblado sobre sus harapos
repetía una y mil
veces
“Que haces aquí
maldito trozo de furor
latiendo aún
rodeado de vacíos”
Tropezaba.
Caía.
Se levantaba.
Golpeaba con los puños
en su pecho
© Susana Giraudo
Etiquetas: Susana Giraudo
24/1/14
Poema de Jorge Boccanera
a José Ángel Leyva
asomará un venado para el que siembra tiempo, lo fabrica,
largas hojas de tiempo, muy delgadas,
con hebras, cerdas, hilos, filamentos, hilachas,
y escribe sobre el tiempo de rodillas sobre un manto de
sombras y camina después por la hoja en blanco donde la noche está despierta,
asomará el venado si el que escribe mete las manos en el
tiempo y roe,
lo muerde, lo desgasta, lo adelgaza, lo vuelve tegumento,
membrana,
cuando el tiempo -pellejo de palabras- roce fugaz el
aire, asomará un venado
© Jorge Boccanera
Poema de Gustavo Borga
te envío
cigarrillos
sal
pañales
esposas
para los dedos
cinco zapatos
y un espejo
que romperás
© Gustavo Borga
Etiquetas: Gustavo Borga
Poema de Patricia Díaz Bialet
PULPO
El mismo pulpo que me atrapa te conquista.
Coloniza tu carne.
Tu incienso de letargo.
El mismo pulpo que me amarra te roba la epopeya.
El puñado de prójimo.
La mala mujer que te desviste.
Y una lágrima se deshoja sobre su vientre.
Empuja su destino.
Su búsqueda de vos.
Pero mi pulpo es más honesto.
Más acostumbrado a rodearte el gajo fantástico que siempre
deviene en mí.
© PATRICIA DÍAZ BIALET
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Poema de Ignacio Giancaspro
Dorados
rebaños de estrellas
y
ramos de rayos de sol
apuran
la quietud de la tarde
El
niño del tambor
bate
el parche del olvido
entonces
como
satélites
rondan
dentro nuestro
a
veces se fusionan
otras se disparan
a
veces dejan tristeza
otras
una melancólica
y
tibia sonrisa
Aquellas
Cosas perdidas
De la vida
© Ignacio
Giancaspro
Poema de Alicia Corrado Mélin
ASPERNAUTA
Áspero
tu aliento
naif
confusión de voz
ajena
extraviada
en
un allá lejos.
As
bajo la manga nodriza
que
ya no guía, solo sigue los pasos.
Tan
lejanas las huellas
en
arenas movedizas
que
no alcanzo tu sombra plastilina.
Con
la sonrisa niño en mi mano
continúo
detrás de muros cristales
y
así poder verte
de
a ratos
en
un puzzle desteñido de arco iris
tu
aspereza
palabra
cruzada
para
un hombre pequeño
sin
latidos
respirando.
© Alicia Corrado Mélin
Poema de Rubén Gómez
(enteros)
que
se conocieron lejos y de lejos / y se acercaron /
se
comieron las distancias / con los colmillos voraces del ansia /
reconocieron
/ que se vieron y se dijeron /
y
por decirse se hicieron y completaron / palabras que se hacían falta /
en
los ojos y las bocas / pares /
que
se unieron y se estiraron / y no pudieron despegarse /
cuerpos
de agua /
de
todas formas /
que
tantas veces fueron amor / tantas veces /
tantas
que fueron y volvieron por esas veces / una y mil veces /
aire
y no /
que
tantas veces fueron amor / flotaron a seis metros de todo /
enteros
/
y se
despidieron siempre / y se bienvinieron siempre /
desde
cerca / que no saben desconocerse desacercarse /
descomerse
desansiarse / desmirarse desverse
desdecirse
/ deshacerse descompletarse / desunirse
desestirarse
/ desapegarse descorporizarse / deformarse
desamorarse
/ desasirse / tantas veces /
tantas
que fueron y volvieron / una y mil veces /
que
no saben despedirse / y no pueden desaberse desaprenderse
desacercarse
/ no /
que
se conocieron y reconocieron / lejos ha en el tiempo /
que
no sabe desaparecer
ni
detenerse //
©
Rubén Gómez
23/1/14
Poema de Juany Rojas
GITANOS
Madre - y los gitanos- ¿dónde están?
Esas carpas gigantescas
repletas de colores
a centímetros de nuestra casa
Las mujeres de melena exótica
con largas transparencias provocando al viento
y ese hablar que me sonaba a secreto
los niños que jugaron conmigo
en el único espejo que nos iguala
y esos hombres tan
bellos
barnizados en
misterio y audacia
¿dónde están?
© Juany Rojas
Etiquetas: Juany Rojas
Poema de Daniel Martínez
LENNON
a Matías
Monge
“You may say I'm a dreamer
but I'm not
the only one”
John Lennon
Casi todo el mundo se acuerda
qué estaba haciendo el día que mataron a Lennon
yo iba con mi viejo en un rastrojero de esos
que tardaban un infierno en llegar a cualquier lugar
y la noticia en la radio
y el genio ahí tirado en la calle muerto de verdad
murmurando en la agonía de la memoria
“todo lo que necesitás es amor pero cuidate pibe
que así también es el siglo que te toca vivir”
afuera el paisaje áspero seco tristísimo
casi gris de la pampa
afuera los milicos haciendo el casting
para una película de terror
y yo ahí en el
rastrojero
acordándome de sus canciones que eran mis canciones
despidiéndome de mi adolescencia
“contale a tus hijos de alguien que creía en un mundo mejor”
después pusieron Imagínate
y se me escaparon las primeras lágrimas
y mi viejo que miraba de reojo haciéndose el distraído
mientras manejaba un rastrojero
que aún tarda un infierno en llegar a cualquier lugar
© Daniel Martínez
Poema de Mariana Vacs
AMÉRICA LATINA
Miraba un documental sobre Latinoamérica,
tenía doce años.
Se estrenaba TV color en la Argentina
y el locutor contaba con voz de agua
las maravillas más lejanas del mundo.
Machu Picchu, Amazonas, Iguazú,
la cascada del Angel, inalcanzable
y oculta. Mayas y Aztecas, pirámides en la selva.
Latinoamérica, es verde, dije.
Miré por mis costados. El río tapialado
por el puerto, el asfalto.
Cuando sea grande quiero ir a Latinoamérica,
le dije a mi madre.
- Ya estás ahí, fue su respuesta.
© Mariana Vacs
Poema de Ana Romano
Despegar
Procediendo
de la noche
tenue
la vida
Gasas
mortecinas
en
rasgadas
hebras
Parpadea
Se
agita.
© Ana
Romano
Etiquetas: Ana Romano
Poema de Marizel Estonllo
Después
En el cuerpo del amor ,el revés ,el giro ,la compensación.
Entre la fuerza de la
gravedad y su resistencia.
El pie del equilibrista tantea,
ni antes ni después ,
pisa el puro instante.
En la esgrima del tiempo ,
pasado ,porvenir ,
son sólo imágenes que
fugan
en los andenes de una
memoria translúcida.
Siempre que el viento y la fuerza de una decisión
hagan emerger lo inevitable,
ese camino irreducible del deseo
esa atracción del sol como la ética del propio paso.
Ser tocada por el profundo detalle singular
Amanecer naciendo al pie de la confesión,
sobre todo en invierno
cuando se es indiscutiblemente , responsable.
Entonces, después del estoque,
Y por él mismo,
fortalece la amarra a lo eterno
imanta la vida en la doble llama violeta del crisol.
© Marizel Estonllo