26/9/24

Poema de Hugo Mujica

 


Hay vidas que solo

                la noche ilumina,

                            a las que solo presta oído

           el silencio,

                             vidas que no buscan

                         saberse ni piden

                   ser miradas:

                         son su pura presencia,

                                   son siendo

                     nada.

 

© Hugo Mujica

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Poema de Margarita Ardengo

  


pez

 

recién sacado del río

miras tu pez

se sacude y boquea

 

luego tan solo boquea

en el aire que lo desborda

y reza en su idioma de pez

 

no piensas

     en la oscuridad que le sobreviene

     en sus escamas que perderán el brillo

     en el momento en que deja de ser

     en sus ojos tan redondos

     en que serás lo último que vea

     un dios cruel que prepara su cena

 

© Margarita Ardengo

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Poema de Marta López Luaces

 


HAMBRE-SED 

 

El Usurpador de los Sueños no duerme 

 

Por qué esta manía de querer existir/ cantar/ver/soñar/crear

 

un yo cercenado/plaga

                      nuestro interior 

 

Y sucederá que en el signo presente

los prestigiadores de la armonía 

crearán otro sendero en el universo 

 

El poema se crea para ser habitado                       

La poesía, para ser vuelo del alma 

 

Suceso sobrecogedor 

 

El Usurpador de los sueños SIEMPRE acecha 

 

Se vende al por mayor:

la estética de la guerra

la tortura del cuerpo:

                                 flagelo

                                 cuerpos

                                 mutilados

                                de la esclavitud

                                                 a la trata humana 

 

Máscaras del Mal

para la compra de los cuerpos

 

                 Oscuridad 

 

El Usurpador de los Sueños no descansa

ronda, inspira, mata

 

© Marta López Luaces

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Poema de Emiliano Campos Medina

 


Constelaciones

 

Hablás con los vagabundos

y los animales extraviados.

Inventamos un juego

de tomar calles al azar,

hilvanamos una historia

con sus nombres.

Nuestros pasos

son el único registro

de esa literatura

que nos lanza

a barrios desconocidos.

No queremos llegar

a ninguna parte.

Caminar es hacer dibujos

en el asfalto.

 

© Emiliano Campos Medina

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Poema de Carina Paz

 


MI SOMBRA 

 

Más angosta cada día

más cansada

más tierra de nadie.

Me habla con palabras invisibles

me exige lucidez

sal de mar

canto de loba,

que adivine el norte donde se fragua

el misterio de la eternidad.

 

Le digo que por aquí ya no anda la misma mujer

que me estoy volviendo una partícula de hierro perfumado,

una cifra incompleta,

un número impar en el calendario.

 

Todos insisten en culpar al cuerpo

como si hubiese un maleficio

sobre la carne y la sangre.

No vislumbran la raíz de a llama.

 

No comprenden que de vacío se muere,

que la tristeza mata.

 

© Carina Paz

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Poema de Beto Elías

 


Sopa de letras 

 

A mal tiempo

cara de Knorr Suiza.

Encaldado.

Ensopado.

En consomé instantáneo.

¿Ahora sos ciudad represa

de terrazas cascadas

subtropical con estación re húmeda?

N   con    U   den   B   sa    E    da

   Llueve

                   L l u e v e     l l u e v e

    L l u e v e                l

 L l             u           l u e v e     l l u                                                                  

 

 l l u e v e           ve            l l u e v e

  e                                   v

                  l l u e v e

l l u e v e                            l l u e v e

sobrelaveredallenadeaguaydegrietas

¡la puta! pisé una baldosa y se me mojó el apunte…                         

resfrío, me quedo en casa tomando sopa

sapo en charco y llueve en Charcas.

Húmedo pienso, reflexiono, siento

 y afirmo:

debe ser benigno

esto de ser tocado

por algo que cae

directamente del cielo,

ergo: a mal tiempo

¡benditos seamos!

 

© Beto Elías

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Poema de Águeda Franco

 

 

            Entre palabras de sonido agreste

         vengo a buscarte.

         No pude venir antes.

 

         No me dejó la lluvia

         no me lo permitió el monte de espinos

         que hacía de coraza

 

         Estoy aquí

         vacía ante la luz de la llanura

         ama de la fragilidad

         avasallada por el horizonte.

 

         Habré tardado mucho

         que tu mirada

         no me acusa recibo.

 

         Me  habré desorientado

         culpa del espejismo de la sed

 

         Habré tardado tanto

         que no tengo lugar  donde la arena

         se amontona contra  el alambrado.

                                                          

© Águeda  Franco

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Poema de Alberto Cisnero

 


plata y miedo nunca tuvimos.

nos libraría de tener que urdir

réplicas eruditas y de citar,

turulatos, a poetas (u otros

personajes por ustedes preferidos)

secuaces de la anarquía

y el ateísmo, que el único fierro

que vieron en sus vidas

es el de la cuchara sopera.

habrá quienes mejoren

como personas. debimos leerlo

en alguna parte. un amanecer

de abril te contaría lo de escribir

un libro (que aún se llama cartas

a malena) para cuando ya no

estuviéramos ahí, ni en ningún lado.

¿recordarías eso por mí?

 

© Alberto Cisnero

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Poema de Gladys Alazraque

 


ÉLITE GLOBAL

 

Desde el subsuelo de los tiempos

entre cortinas de humo

murmuran alaridos

 

persisten las Moiras del destino

hilando rivalidades

ovillan obediencias del ver sin sentir

anudan secretos

 

el Imbunche jorobado pie en la nuca

guarda semillas en su caverna

 

golpea la tapa desde adentro

despierta al humano del ritual

 

deambula en su forma

por templos y tronos

nadie ha escuchado sus ecos

ni olor a pensamientos

 

-la matriz se hace la dormida-

 

y los misterios se levantan

 de las entrañas del mundo

 

tocan el universo de las marañas

 

colgados de una carcajada

caen a la existencia -del delantal-

ojos de la providencia

molde prenatal

 

y desde aquellos diablos tiempos

gastados rumbos

untan el pan con sabor imperial.

 

© Gladys Alazraque

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Poema de Alejandra Boero Serra

 


Troyana 

 

Casandra habla.

 

Deambulo

mi voz fantasma

sobre las calles

amuralladas.

 

Troya,

su ciudad,

la ignora.

 

Hay ecos sin resonancia.

Galopes nocturnos de madera letal.

 

El sol se pone extramuros.

La luna no detiene la emboscada.

 

Yo,

Casandra,

corro descalza,

desnuda.

 

Yo,

Casandra,

dejo mi boca

entre estas piedras.

 

© Alejandra Boero Serra

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25/9/24

Poema de Mario Nosotti

  

 

Llegué a la madrugada. La casa estaba fría

y dormí en la cocina. Tiré el colchón,

puse dos o tres mantas y prendí los mecheros.

Me quedé hasta muy tarde imaginando la

futura oscuridad, siguiendo su contorno.

Aunque los vidrios estaban empañados

supe que afuera helaba y bajo las estrellas

duras y relucientes, estaba yo.

Recién llego y ya empiezo a leer, sentirme

solo. No es la prueba, la que hago, ante al paisaje,

el hábito del monje quiero desarmar.

El teléfono suena en medio de la noche:

hiciste bien en irte.

Trato de ver su cara, entender lo que había,

detrás de mí ignorada decisión.

 

© Mario Nosotti


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Poema de Susana Szwarc

 


Permiso

                                            ajusto el cuello de su abrigo

                                            no porque empieza a olvidar

                                            sino para que empiece

 

dejar la mujer

de la ventana reír

en su pausa de madre

o de noche

hasta fraguar

el espacio

y a dos voces la mañana.

 

Si hubiese pan

nos detendríamos a comer.

Esquivamente.

 

© Susana Szwarc

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Poema de Alicia Waisman

 


De hortensias y magnolias

 

Oí decir

que allí donde crecen las hortensias

las mujeres no se casan.

 

Corrijo y digo: En esos patios, las mujeres no aman.

 

Nosotros

conocimos un magnolio.

Aún perfuma la mirada que fue mía.

 

Sus flores

maceradas en rocío

estrellan

 

la tierra que pisamos.

 

© Alicia Waisman

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Poema de Simón Dante Lorenzón

 


Mirá que abundan las palabras en mi casa

en voz alta, como quien busca en el eco

                                 el misterio del mundo

                         olores de una copa malbec

respiran y tapan afonías

la silla espera la despedida del vacío

donde todo excede y se finge el mutismo

el mío, no el tuyo,

el ligero que sustrae cuerpos

en un invierno sin escarcha,

                                         sin niebla

                                                   sin ánima.

 

© Simón Dante Lorenzón

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Poema de María Cristina Santiago

 

 

LOCA DE ARENA

 

Me admira ver como construye

castillos en la playa.

Parece no importarle saber

que todo muere. Igual, ventura

y desventura se modifican

según las circunstancias.

Alfarera en vigilia ella no ignora

que sólo modela su cacharro.

Caricia, la de la mano experta.

Ojos fijos sobre el conjunto piensa

que es propicio perseverar

a cambio de extraviarse. No hacerlo

indicaría confundir arcilla

con diamante. Por eso es

que me hechizo ante los dedos

de esa vieja que humedecen

arena para moldearla.

Arma con la yema a golpecitos

simulacro de torre. Los pies

casi en el agua y sus manos

pacientes; me pregunto

¿puede otra vez alzar el mito

si a veces tarda medio siglo

en sólo delinear su imagen?

Y algo más aún me asombra: sabe

-porque de la playa conoce

todos los secretos; ni siquiera

siente desencanto- que a la larga

la primera ola del verano

destruirá efímera

su construcción en una tarde.

 

© María Cristina Santiago

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Texto de Sergio Geese

 

 

CÍRCULOS DE DANTE

 

La deuda con lo que no fuimos

Nunca se pagará

JUAN GELMAN

 

      Ahora, Dante, cuando una pluma determina la voz grave y urgente de los hombres, canta un verso que nos salve, suelta una imagen que nos redima.

     Somos mariposas trenzándonos en el fuego, ya no podemos decir: yo no fui, el ardor devora las orquídeas y un camino agitado de flechas irrumpen nuestros pasos. ¿Cuándo fue que olvidamos la sonrisa?

     Ahora, Dante, en este círculo de rondas incesantes, pídele a Virgilio que ilumine nuestras páginas.

     El martillo golea, en este círculo de rondas incesantes, pídele a Virgilio que ilumine nuestras páginas.

       El martillo golpea nuestros hierros, y forjamos la guadaña que lacera este río. Cultivamos el frío que enmudece el suelo. El níquel de la aurora, el cobre del veneno, las lágrimas cargan las horas que poblamos de sigilo.

      Ahora, Dante, necesitamos tus ojos en nuestra presencia. Que tu pluma nos salve del infierno.

 

© Sergio Geese

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Poema de Silvio Bilbao

 


Muñeco de nieve

 

El peor pelo blanco para envejecer

es cuando las canas

no tienen pasado,

cuando no existe nada profundo

que pueda platearte la sien.

 

Las nevascas siempre llegan después del calor,

como llegan las lluvias o los orgasmos,

y allí los autos, como nosotros,

    necesitamos cadenas para arrastrarnos.

 

Hemos esperado demasiado,

como esos muñecos de nieve,

que se arrastra en forma de agua

                                    hacia lo invisible,

o como esos teleféricos

                que suben a la montaña

                                       temblando

 y siempre regresan

                 con sus espacios vacíos.

 

© Silvio Bilbao

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Poema de Teresa Gerez

  


AL TELÉFONO


Sí si. Estoy bien, mamá 

(tan bien que veo todos los colores

               tal cual son

bien como para subirme al colectivo correcto

y saber dónde bajar sin equivocarme

Tan bien que puedo comer dormir

               sin drama

Tan bien

que ya me voy aprestando

a bajar del bus y dejar

de escribir y hablarte

           al mismo tiempo

y no dejar que notes que te extraño

así como extraño

las historias que me contabas

cuando era chica)

 

© Teresa Gerez

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Poema de Susana Giraudo

 

 

INTENSIDAD

 

Ante el blanco desnudo

          de la tela

pediré a mi pincel que vuele

para buscar un azul

                               único y puro

 

le pediré que robe

una nota

de aquel color del Payne

o una brillante pincelada

del requiebro

entre el cielo y el Egeo

 

encontrará en mi aura

la intensidad con que pintar la luna

cuando cae al abismo de la noche

con resignada luz

                             y lejanía

 

los árboles guardan con celo ese reflejo

               de añil helado

                     

               de fulgor solitario.

 

© Susana Giraudo

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Poema de Jorge L. Carranza

 


COSAS

 

Tomó un lápiz y una hoja.

 

Dibujó una casa sencilla

con un sol al costado.

 

La puerta de la casa se abrió.

 

Entraron.

 

Lo que pasó después

son cosas de la vida.

 

© Jorge L. Carranza

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23/9/24

Poema de Patricio Emilio Torne

  


LOS PERROS SABEN DONDE DORMIR


Un pequeño animal deposita su placidez

en mis manos

se deja estar y lo acaricio

es imposible no rodearlo de ternura.

Un perro duerme en mis brazos

porque en mis brazos pueden dormir

y durmieron todos los perros.

Siempre hubo una canción de cuna

en medio de los peores ruidos

en las proximidades siempre las hubo

aunque había que robárselas a los depredadores.

Un viejo sabio de los montes me contó

que en las pesadillas de los perros

el primer monstruo es devorado por el segundo

y este por el tercero y así

hasta que ellos mismos despiertan con hambre.

Por eso estamos obligados a darles

una caricia suavecita cuando abren los ojos.

Los perros ganaron experiencia

perseguidos por los monstruos

por eso detectan con facilidad

los brazos donde dormir plácidamente.

 

© Patricio Emilio Torne

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Poema de Ricardo Ruiz

 

 

no

dice

lo que es

 

debajo

de la sombra

de la lengua

talla una

y otra luz

en su hacer

 

veneno

& remedio

detiene

la deriva

del azar

 

de lo que es:

su odisea

 

un soplo

en el rostro

de la mañana

 

dice

lo que aún no es

 

© Ricardo Ruiz

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Poema de Silvia Rodríguez Ares

 

 

Reunión

 

Urgente es volver a reunirnos.

Se pierde

en el camino

quien sufre de espaldas al sol.

Se hunde, se cae,

el golpe no deja que pase la luz.

Reunidos,

no es tanto el dolor.

El cuerpo, de a poco, se siente más fuerte.

Las manos sostienen,

las piernas

siguen el camino.

Y vamos con otros

que están dando pasos

gigantes, pequeños,

no importa, es igual.

La frente en alto.

 

© Silvia Rodríguez Ares

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Poema de Rolando Revagliatti

 


Descendencia 

 

Tengamos un bebé, Francisco

para tener la satisfacción, Francisco

de tener un bebé, Francisco

 

Tengamos la satisfacción, Francisco

de tener un bebé, Francisco

para que tengamos la satisfacción

 

Tengámoslo para tener, Francisco

la satisfacción de tenerlo, Francisco

al bebé.

 

© Rolando Revagliatti

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