30/3/13
Poema de Héctor Miguel Ángeli
El Vacío De La Paloma
A esa hora invisible todavía
una tiznada paloma
se escapa de mi balcón.
Ha comprendido que atrapada
en la lujosa decadencia de los hierros
tal vez no me sea grata.
Por eso carga el cielo
Y se va por las aguas del este.
El minúsculo arabesco ya no existe.
Pero su vacío permanece.
Y poco a poco
va creando el pico, las patas, las alas
de otra tonta paloma
que en hierros decadentes
tiembla.
© Héctor Miguel Ángeli
29/3/13
Homenaje en el fallecimiento de Ana María Hernáez
Me acabo de enterar del fallecimiento de Ana María, poeta que ingresó hace un mes al sitio. No conocí personalmente a Ana María, nos quedan sus letras. Va el abrazo a sus seres queridos y este pequeño homenaje, Gus.
Publico a continuación tres poemas de Ana María, que me envió en su momento para el blog.
Hay
piedras que escuchan el silencio
Publico a continuación tres poemas de Ana María, que me envió en su momento para el blog.
Cicatrices del
Ayer
Y aún
preguntas,
¿qué hacer
ahora conmigo
en tu gris
sed de escarchas?
Alexander
Alvardo
Tiempo sin tiempo suspendido en reflejos
Aromas desprendidos entre riscos
Cristales fulgurantes de eternidad
entre sombras ocultas de toda mirada
Al filo de un otoño gris
desapacible de heladas
Brisas huracanadas
donde la vida se deshoja
con un dolor diario en orfandad
por un pasado que no
fue.
Ángeles de Piedra
encontraras mi nombre
en las piedras.
GUILLERMINA
COVARRUBIAS
y
lentamente descorren el almanaque
No
hay nadie ni nada al otro lado del muro
a pesar de ello lo oyen
¡Qué o quiénes serán?
Lenguas
de fuego librado mil batallas
en
campos estériles y entrañas agotadas
se beben el lenguaje para pernoctar en el
olvido
morir en “la estación del miedo”
bajo
un rumor de aguas turbias.
Por Oficio Vivir
Nací
con las lágrimas del viento,
Con
la sonrisa de la luna,
bajo
la inmensidad del universo.
Sin
frío, ni calor . . . sólo nací,
Claro
está sin acta de nacimiento.
GILDARDO
GUTIÉRREZ ISAZA
Pies
desnudos inocentes
buscan compasión por desamparo
que
descobija fuegos
Hendidura
calcinada
arrasa soledades
por
calles de injusticias
donde no se escuchan
los
gritos del silencio
Existen
olvidos repletos de memorias
caballos salvajes
danzando
sobre la muerte
desesperanza y angustia
velando
esqueletos
No
quieran ocultar lo visible
echando cenizas al viento
en
juegos asimétricos de vida.
© ANA MARÍA HERNÁEZ
Nací bajo el
signo de Acuario una noche calurosa de Enero, en un barrio de taitas y
malevos (“Pompeya y más allá la inundación ...”), en Bs As, Arg.
Hija de argentinos, nieta de gallegos y riojanos. Resido en Mar del Plata,
ciudad que elegí para dejar mis cenizas en el oleaje, acompañada por violetas.
Por vocación hubiera sido pintora o bailarina, y por mandato fui docente, luego
me enamoré de mi carrera. Incentivé en los niños el deseo de escribir y crear.
2º
Mención Especial en el VII Concurso Nacional de Poesía y Cuento del Club
Kimberley, por “Invéntame en tus Sueños”,2011; Mención
Especial de Honor en poesía “El Norte del Sur”, Concurso “La Pluma
de Plata 2012”, del Círculo Pehuajense, 2012. Reconocida como Poeta del
Mes de Agosto de 2011 en F L A. Portal SVAI, Turpial
de Bronce y del 1º al 4º puesto con distintos poemas, en UE, Musa de
Bronce. Participación en “El Libro de los Talleres”, Ed.
Dunken, 2011, con “Jirones en la Noche”; “Sobre
Rieles”, 2009; “Mar del
Plata en Boca de Todos”, 2011, Ed.
Martín; en “Revista Cronopio”, Nº
31, “Espacio del poeta” Nº 22. y 23 y
en Revista “La Avispa” poemas y entrevistas
a artistas plásticas y
escultoras de Mar del Plata.
Poema de Silvia Rodríguez Ares
Pequeña ceremonia
Espejo negro
y la pequeña ceremonia del olvido.
Mirar para no verte.
Hacer el gesto y
dibujar alguna luz
por si da miedo tanto.
¿Y las voces?
El crujido de la luna
en mi zapato.
La gota del Mar Muerto.
Los pasos en el aire son los míos
y el centímetro de aliento huele mal.
Nada
que acompañe al corazón.
Ni un mantel sobre la mesa
ni un mensaje falso.
Restos de una servilleta de papel
y alguna hormiga.
En mí,
todo es pequeño.
© Silvia R. Ares
Imagen enviada por la autora
Imagen enviada por la autora
Poema de Susana Giraudo
MURIÓ EL AMOR
El ha muerto.
Algún designio
terminó con su vida
aquella noche.
El cuerpo laxo,
los miembros quietos
y ese respiro ausente
que
ya no mueve
sus
bigotes.
Ella, a su manera, llora
apoyada sobre
el cuerpo
inmóvil.
Todo el romance cesó.
Guarda en sus entrañas
aquellas promesas
de un bullir
esparcido
tal vez
sobre la
hierba.
Así pasó la noche
y la
mañana.
Respiró muchas horas
la
quietud de piel
ya fría.
Y sin poder remediar
el desamparo,
sin saber cómo abarcar
la
soledad,
ella
también
se
dejó ir.
© Susana Giraudo
Poema de Rolando Revagliatti
A mi novia de
Pompeya
Mi novia de Pompeya se queda conmigo en
Balvanera
los fines de semana
Prepara ollas con arroz con leche
y encargamos pizzas y flancitos
Vamos a los cines del Centro
y a pequeños teatros
Nos tenemos afición
y nos va bien
Los fines de semana.
© Rolando Revagliatti
Etiquetas: Rolando Revagliatti
Poema de Verónica Peñaloza
Fresco y batata
Yo tan pan entero; vos tan pan en
rodajitas
yo tan colonizadora ;vos tan patria
rebelde
yo tan homo sapiens; vos tan orgullo
de Darwin en la cadena evolutiva
yo tan fin del mundo; vos tan
crédito plazo fijo
yo tan cuerda floja; vos tan tierra
firme
yo tan resaltador flúo; vos tan
lápiz mina
yo tan "prohibido el ingreso a
cualquier persona ajena a la empresa" vos tan "estoy para ayudarle".
Vos tan sirena; yo tan Ulises
vos tan colonizadora; yo tan patria
regalada
vos tan vitel thoné en navidad ; yo
tan superpancho el 25 al mediodía en la terminal de Puente Saavedra
vos tan Europa; yo tan que lo más
lejos que fuí es Hurlingam
vos tan carnet de buceo ; yo tan “no
se nadar”
vos tan todo cerrado en frasquitos ;
yo tan paquetitos abiertos de todo
vos tan libre circulación ; yo tan
"taxi, siga ese auto"
vos tan Disney ; yo tan nunca vi
Nemo
vos tan asteroide b612; yo tan
baobab
vos tan agua; yo tan aire
vos tan reyes magos, yo tan "el
rey ha muerto”
Pero de repente un seis de enero, yo
me convierto en Baltasar y nos regalo
dos entradas para ver Disney y vos me llovés y mi aire hace burbujitas en tu
agua, nos bajamos del taxi y nos vamos caminando .
O de repente, un 25 de diciembre vos
te sentás conmigo en la terminal de colectivos a comerte un pancho, y
Ulises se entrega al inmensísimo océano de las Nereidas, y
empezamos a creer que los ángeles de la
guarda no estaban tan muertos como parecían.
Y
empezamos a un montón de cosas
por sobretodo a sentir en el amor
esa alquimia salvadora
que mezcla todos los elementos.
Y sabemos que entonces lo único
importante
es que yo tan te amo y vos tan yo
también.
© Verónica Peñaloza
Poema de Roberto Reséndiz Carmona
EL SINFÍN DE LA CEGUERA
Duele el arco de colores
el que absurdamente nace sin la lluvia
duele
el acordeón de Jaime
el saxofón del fondo
el quejido de las sombras
la taberna de enfrente
las alcobas.
De ella será
el faro
la piedra lunar
los hongos de las esporas amarillas
Como negar al padre
al hijo
la nostalgia
el movimiento perpetuo de los astros.
Impacta la profundidad del cielo en Mamalluca
las tres marías
Canopus que mira en la constelación Cariana
la trayectoria de Sirio y el sin fin de la ceguera.
Hoy
en la inmensidad de un terreno pedregoso
camina con el dolor del que se queda
y el universo
es un hermoso fantasma de cometas.
© Roberto Reséndiz Carmona
Prosa de Sonia Quevedo
BLUES Y JAZZ
Carga la noche dilatados los
poros en busca de caricias
Horadan los ojos voluminosas
formas al exhalar suspiros.
Trompetas y clarinetes escucha
el hombre ensimismado
Diástole y sístole marcan
camino al hacer blues y jazz la entrada.
En medio de la noche y la
danza,
El baterista entrega
sostenidos largos mientras blancos los ojos del negro,
En la penumbra brillan. Poema de Xenia Mora
ESCUCHABA MELODÍAS
Escuchaba melodías de lluvia en un solo de piano,
era una pena quieta que desesperaba por expresarse.
Me creía dormida pero estaba despierta;
salí al jardín, todo dormía alrededor,menos el viento en primavera.
Me acompañaba un grillo tan solitario como yo.
Observaba las sombras que se desprendían
como racimos de los muros.
Miraba brillar unos ojos sobre mis ojos,
con dulce solemnidad.
Ya embriagada de tanta luna,
me sentí purificada.
Había tanta soledad, tanto silencio.
La luz filtraba sobre mi cabello suelto al viento;
-resultaba un sacrilegio mirar mi comunión-
El follaje murmuraba.
La música tornaba aún más desnudo mi jardín.
Esas melodías de lluvia en un solo de piano,
brotaban de mi alma.
© Xenia Mora Rucabado
Etiquetas: Xenia Mora