Me entero del fallecimiento de la querida María Elena Tolosa, un ser noble, bondadoso, una poeta que escribió con su sangre como lo hacen los grandes, una gran mujer. En particular la extrañaré mucho aunque ahora descanse en paz junto a su hermana que tanto extrañaba. Un abrazo a su familia, Gus.
En el balcón vacío de luz
se marchitan los geranios,
me moja la lluvia
como si fuese un hierro viejo
tirado en la tierra
No llega el sol como antes,
no se de donde vengo
si del pantano viscoso
o del arenal que se enfurece
con el viento,
quizás estuve siempre aquí
rodeada de sombras, soledad
y coches enloquecidos
que van a ninguna parte
aguardando todavía un reflejo
de las estrellas sin tener cielo,
aquí todo es yeso cuándo miro
hacia arriba,
unas lámparas colgadas me iluminan
Me despojé de todo
hasta de mi aliento
crucé el lugar señalado
para habitar
mi espacio en el mundo,
solo lleno de ausencias
y salvajes decisiones,
de amapolas rojas
llorando la devastación
de la maleza,
de todo lo soñado,
perdido,
amontonado en los placares,
sin sentido
porqué se llora,
cuándo el dolor cruza la vida,
y las lágrimas
resbalan el desierto
de una mejilla temblorosa,
soy jilguero,
quebranto,
hoja sin destino en otoño,
queriendo ser parte del árbol
que la
vio nacer
Quedó a un costado
acariciando vientos,
rama del árbol
que quebró la tormenta.
No respira el mismo aire.
Todo es diferente,
se pregunta si es culpable
sabe que el tiempo
ya no es el que soñó
© María Elena Tolosa
María Elena Tolosa reside actualmente en Villa María. Nacida
en Carrilobo, provincia de Córdoba, República Argentina, posee estudios
secundarios. Sus poemas han sido publicados en diarios y revistas de la región.
Obtuvo el Primer Premio en el Concurso de poesía “Amigos del Túnel” en el año
2004. Publicó tres libros de poesías: “Llanura, soledad y recuerdos”; “Pájaros
de papel”; y “Todo… y lo demás”.