30/12/19

Poema de Osvaldo Bossi



Oigo la música
de tu corazón, como si el viento
que ahora mismo tuerce los pinos más altos
soplara dentro de mí,
como si mi propio corazón se hubiese detenido
para escucharte. No es un gran concierto, no.
El cielo no truena.
Como si tu propio cuerpo fuera el instrumento
Y la partitura.
Como si alguien (acaso Dios)
tocara solo para mí, y vos lo supieras
al darte vuelta sobre la cama,
y te durmieras con esa tranquilidad.

© Osvaldo Bossi

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Poema de Lucía Carmona



CITA

Ya no hay quien nos separe,
el infinito corazón
se ha celebrado.

Desde el fuego
y a través del poniente
hasta tu pecho,
hasta tu boca,
hasta tu sombra
para enfrentar de nuevo
la jauría del número eterno.

El núcleo de tu risa
se pierde en las montañas,
la paz de mis rodillas
se postra en sus laderas
y le doy vuelta al cielo,
cuelgo de las raíces
como si el universo
se incendiara.


© Lucía Carmona

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Poema de Alejo González Prandi





ASALTO VERANIEGO 

La infancia fue tirar piedras a una casa oscura
Los veranos eran tiempos de saqueo
Nadie levantó queja por la ausencia
Crecimos vengando el abandono

© Alejo González Prandi

Poema de Irene Scalabrelli



Planté la casa sobre el plano inclinado
de la sierra
el patio sube hacia el este y
se resbala por los lados
es cansador llegar al cedrón de la esquina
pero se baja liviano hasta la madreselva
yo quería un hogar siempre quise todavía quiero
tiene muchos defectos la casa
como un adolescente desgarbado
se alarga se tuerce se enajena
no respeta líneas rectas ni verticales aplomadas
carece de estilo, engorda en la cintura y
el frío le pega en el costado
hay lugares absurdos en la casa, sitios que nadie habita
rincones que esperan
y esconden
o guardan
objetos que no se encuentran
ni se buscan
ni se recuerdan
y me tiene a mí la casa
desplegando trajines circulares
que ocupan horas y no cambian nada
y tiene una manada triangular de perros
y muchos árboles y un par de peces
esta manera de pasar inviernos tiene
como esperan los niños el cumpleaños
en un tiempo que no pasa nunca
encerrado detrás de las ventanas.
Sobre un tobogán de gramilla y piedras
mi casa se desliza
como un barco que vuelve.

© Irene Scalabrelli

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Poema de Celina Feuerstein





mirá los trenes
parece que siguen siempre un mismo ritmo
pero no
ahora corren los trenes
atraviesan desde ese riel los campos verdes
que van quedando atrás
y cada vez se ven más chicos
los pastizales con puntos amarillos
como en una pintura de Van Gogh

así en mi memoria las pinceladas
de los momentos en que pude
saborear lo dulce
y lo amargo
escandalosa y pudorosamente

mirá los trenes
son como la vida misma
se mueven y llevan en su interior
caras tristes o ilusionadas
entra un resplandor por las ventanas pequeñas
hasta que se hace noche y
se cierran

mirá los trenes
parece que siguen siempre un mismo ritmo
pero no
ahora van lentos
les pesa el viento en contra
esas bandadas de pájaros
y esos insectos que se estrellan
en los cristales

mirá los trenes
y escuchá el sonido cuando atraviesan
el campo
es como escarcha que lastima la piel
o como fuego
es como dos que se aman y como esa luz
que titila suave y se apaga
en el andén

© Celina Feuerstein

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28/12/19

Poema de María Teresa Andruetto





Desayuno 

Él lee el diario.
Ella dice: antes yo vivía allá
y ahora vivo acá.

El sigue leyendo
Ella: antes vivía allá,
ahora acá.

El amor, el amor,
¿qué es el amor?

© María Teresa Andruetto

Poema de Stella Marys Darraidou



La tarde deja deslizar su telón de sombras
y con los últimos destellos del sol,
cuatro labios, dos bocas, dos lenguas,
dos cuerpos, dos jóvenes,
dos que se desean:
se besan.
Se dan un beso público
despojado de prejuicios,
con gusto a banco de plaza,
a sombra de tipa,
a doble perfume de mujer.
Cuando dos festejan la vida,
y disfrutan adelante de todos,
lo rico de un beso,
cuando se atreven a vivir
a plena luz del día,
entonces:
llamá al patrullero,
presentá una denuncia,
convocá al comité de emergencia,
cerrá las plazas,
apagá las luces de las calles,
prohibí el ritmo acelerado de los corazones,
decretá la nulidad de las pieles
escandalizate y gritá.
Nada lograrás.
Algo bello se ha echado a andar.

© Stella Marys Darraidou

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Poema de Luis Pabón




Clavo sobre clavo

Me borré
como borran los niños
los trazos equivocados,
me reescribí,
apoyé la tinta hasta
manchar las páginas siguientes.

Me borré
como se borra un tatuaje,
puse clavo sobre clavo sin intentar sacarlo,
¡Salvándome mientras moría!

© Luis Pabón

Poema de Gabriela Yocco



antes fue el fuego / y después fue el fuego

el innumerable derretir de la antorcha en el cauce del río
la ceremonia del vino en el cauce ciego del río

después la especie
después de la maternidad el ala rota de la maternidad

oh
madre mía de todos los silencios / vos
la de la lengua henchida como un cormorán de los asedios
vos
a la que nunca pude ver a los ojos porque
tus ojos eran como ostras castigadas por el sol

ahora yo
madre mía
me aferro a tu mano indemne
a tu ventana abierta

y sólo quiero volar hasta la frente del dios
que confabula los misterios
de las nuestras miserias y de los nuestros adioses
de todo lo que pudimos ser y no pudimos

de nosotras  / madre mía
la pétrea versión de mí
la más pobre y solemne
la que no soy


© Gabriela Yocco

Poema de Alfredo Luna





cosecha de viento y de ceniza 

las palabras son un cuchillo
tajando un bosque de salitre en mi sangre
y un aguacero de sombras me desgarra

no me queda una plegaria,
un remedo de amor
ni siquiera un sollozo para la muda voz
que me reconoce hijo

madre: pétalo a pétalo te doy la noche
y por mis manos se despeña este canto áspero.

© Alfredo Luna

Poema de Olga Liliana Reinoso



El miedo
es un retrato
que cuelga.

© Olga Liliana Reinoso

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Poema de Marina Centeno



LA DUDA

Dudar es algo más que incertidumbre
que abarca los momentos de sospecha
cuando algo sale mal o se abre brecha
por una circunstancia en pesadumbre

La duda se alimenta por costumbre
de loca fantasía insatisfecha
y en cada situación que se aprovecha
te deja el sentimiento en podredumbre

La duda nunca pierde la batalla
se cae y se incorpora silenciosa
por cada voluntad que se quebranta

Te busca el lado frágil y se explaya
igual que una serpiente venenosa
que muestra su colmillo y se agiganta

© Marina Centeno

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Poema de Diego Bennett



Luvich

Soy el más pequeño de una saga de apátridas,
soy el sumo verdugo de nuestra fe
soy lo que pica.

Más fantástico que cualquier amor
el más olvidado de los recuerdos,
el tan cruel y al mismo tiempo secreto bien guardado,
la más honda de las cicatrices en la palma de una arruga.
Debería decir mano cuando no lo es,
debería decir viaje cuando sólo es un paso.
Esta arruga de esa mano hoy recuerdo.

Toda cofradía tiene su espina que ocultar
toda historia su sordera.
En el más recóndito de los pliegues de tu camisa
como pase de ajedrez,
Luvich.
Farsante del libre comercio
tenedor de libros,
contabilidad en sacos de té, en especias de nuevo mundo.
Navegaste todos los barcos de la sangre para llegar a Londres
Saqueaste el mercado de los disfraces intentando ser Poe
tal vez Wilde o Dickens.
Solo pudiste ser quien eras pero teñido de inglés.

Soy tu arruga en la mano que te rasca la cabeza,
soy el perfume rancio de ese barco de distancias
soy lo que pica

Estallando desde el continente la verdad
surge un nuevo tiempo de espectral historia
No hay lado oscuro ni fe
no hay espadas
caminaste murallas
reciclaste dolencias
imprimiste tu sello en mi
Luvich dice acá
y siempre dirá.

Soy la sangre del viajero
soy la nave que nunca llega
soy lo que pica.

© Diego Bennett

Poema de Mercedes Raquel Enrique





PLUMA, PAPEL Y POEMAS (al poeta Daniel Reyes)

Así de simple parece…
que las musas te lo dieron,
pero no lo ha sido.
Has luchado contra molinos de vientos,
y siempre has salido airoso.
Una y otra vez has defendido a la POESÌA.
Aquí en este sueño que hoy TERMINA,
pero no para partir ¡NO! ¡NO!,
sólo para idear uno nuevo,
uno con mucho más por dar.
Porque así te mueves por este mundo,
dando y brindando tu luz a cada idealista.
A cada loco poeta que, como yo,
te amamos por tu don de gente,
por tu prosa que a veces hiere,
y nos hace sangrar el alma de felicidad.
Por tu palabra que vale.
Por tus ojos brillar ante una letra “tremenda”,
como dices tú.
Porque la poesía nace en cada sueño,
en cada enamorado,
en cada niño que sonríe,
y cada adorador del Quijote,
que como tú… lo da todo por ella,
su gran amada, “LA POESÌA”.
Con la exquisitez de tu maestro,
El gran Borges y el calor de tu Neruda.
Que otro sueño te escoja querido amigo,
para seguir dándole vida a esta utopía,
e iluminar así un poquito más no sea,
los avatares y las dichas de esta vida.
Te espero a la vuelta del próximo verso.

© Mercedes Raquel Enrique

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23/12/19

Poema de María Lanese




Musici

Doy volumen a la ciudad
toma cuerpo hasta ser mis partes.

Composición abstracta
que sueña con estupor.

¿Debería escuchar al mismo tiempo
afuera de la puerta
descartando presencias?

¡Que otros esperen a los bárbaros!

Yo leo en esa voz
que la vida no es paseo de máscaras.

Camino entre ruidos
no puedo sembrarme sin oír.

Llevo lo que agrego a la zaranda
el texto de mí leo 
                           presiento que corta
depreda repercute revienta.

Ensimismamiento de escrituras
oráculos sagrados
que poseo en carne viva                         
sin puertas ni ventanas
casa toda real y techos que divagan con retardo.

Dos aguas de vertiginosas aberturas. 

© María Lanese

Poema de Mario De Luca





Fin de año

Anochece
el piletón del patio
es una sombra

la oscuridad no interrumpe
esta isla de luz tenue
que cubre y recorta
la silueta de los libros

Afuera
el mundo
¿qué celebra?

¿el año que acaba?

¿el que está por comenzar?

Oigo la llave
dar vueltas en la cerradura
una manija que rechina

mientras la puerta se abre
la noche se cuela
de a poco y
deja un pedazo de cielo
estrellado
sobre mi cabeza quieta

© Mario De Luca

Poema de Alejandra Bosch



No te quedes sin amor
-haceme caso-
que de noche siempre, tenemos sed
y un ser amable
que nos acerque agua
se necesita
siempre, la cara de perfil
en el auto, cuando lloramos
a los gritos, decimos cosas
y la cara no gira, continúa
con los ojos fijos
en la ruta y sus señales
de puro amor
de tanto acompañar
y quedarse.

( para Cristián)


© Alejandra Bosch

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Poema de Alicia Márquez



Kiki está ciega. 
Mi gata está ciega. 
Ella, tan poco amable, 
tan chúcara. 
Ella, que pese a su 
carácter, durante una época 
muy triste de mi vida 
se sentó en mi cama y prendió 
el motor para curar mi angustia. 
Ella, ahora, se choca con los muebles, 
se enoja, 
le duelen los huesos, además, 
y pide amor y caricias 
porque se siente sola. 
Entonces maúlla despacito, 
se acerca y yo le acaricio la cabeza, 
el lomo, 
y siento su pelo, antes suavísimo, ahora 
arisco. 
Kiki está ciega. 
Pide amor. 
Pide amor dignamente. 
Yo no sé si ella sabe que la amo. 
Que me produce una gran ternura y se me 
acogota la garganta. 
Y viéndola moverse, como puede, 
pidiendo amor, me pregunto 
quién está ciego. 


© Alicia Márquez

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Poema de Diego Rodríguez Reis



Muerte Número Cinco

El sol salía
y yo había visto a un hombre
morir
para siempre
lo que escrito así sería perfecto
para el final de un cuento
de borges
esa mañana apenas tibia
desmesuradas las orillas
de la sensación
el día empezaba
y mis ojos
aunque ya nada inocentes
se desasosegaban
contemplando
la enorme realidad

© Diego Rodríguez Reis

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Poema de Cecilia Penna



Parece amor

Amor adorno
amor lúdico
alérgico
aséptico
amor en grano
molido sin azúcar.

Amor así nomás
amor, dije
amor no, dijo
y desmoronó
amornoseó sin piedad.


Por el contrario
yo amé.


© Cecilia Penna

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Poema de Carlos Carbone





LA ULTIMA GOTA

Mi lengua
va hasta el fondo del vaso
buscando
la última gota
de ese licor amarillo
qué como pez
escapa de mí.
Definitiva ausencia de esta noche
donde
un hombre sueña
que la última gota del vaso
será suya.

© Carlos N. Carbone