Poema de Silvia Loustau
Temeritas
Esencia a saúco
dejaba a su paso.
Luciendo zarcillos
de mariposas negras
y gotas de vidrio desesperanzado.
Enredándose la
falda en los tobillos.
Alguien, vil,
la soplaba.
Avanzaba.
Sobre un limbo desconcertado danzaban letras
expatriadas del paraíso.
Un reloj de espinillo roía el tiempo.
Deslizándose entre olvidos y sedimentos, ella, la
Oscura, avanzaba.
Sobre un morral
abandonado descubrió un
escapulario.
Sus uñas- despaciosamente- lo abrieron.
Una mirada sin olvido la interrogó.
Timere- Temeritas-Timeo-Timere
Repitió, como alimaña herida.
Con mirada de
jardín cautivo,que guarda llaves prodigiosas.
Oyó clamores.
No han borrado la sentencia.
Ni el fuego
rubicundo nos ha incendiado.
No podrás imponer el silencio.
Imploró a Algol. La busca en el firmamento.
En la soledad de lo invisible una mariposa roja la
enceguece.
© Silvia Loustau
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