28/9/22

Poema de Silvia Marina Crespo

 


 

La sombra de un sueño

 

Cuando a las horas remotas

les crece la lengua

y desfondan el presente

abro las puertas

los cajones como un regalo

trenzo el pelo de seda de la nostalgia

soplo el polvo del tiempo perdido

las sábanas  

los papeles 

las cucharas

huelen a las flores del vestido de mi madre

hay pendientes de ríos abundantes

macizos plegados

huellas de gestos desplazados por otros gestos

en la  geografía migratoria de los rostros

Están los hábitos que conservamos

en el reflejo de un íntimo lenguaje

la sonrisa caudalosa de mi madre

los ojos fijos de mi madre

leyendo la sombra de un sueño

sin pronunciar

parpadeando en los míos

 

© Silvia Marina Crespo

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Poema de Osvaldo Bossi

 


¿EXISTE OTRO MUNDO?

 

Leí todo lo que podía leer.

La noche entera, años enteros

leyendo. Bajo turbios cristales

o bajo la suave luz

de la mañana. En torres, en abismos,

en mi cama, en la cama

de alguien, en un barcito cualquiera,

de paso, por ahí… Cada vez

que daba vuelta una página, el tiempo

se detenía. Qué cosa rara,

el tiempo. Volaba y estaba quieto. Enorme

o reducido a escombros. Siempre ahí.

Entre una cosa

y otra, un sueño y otro

sueño. Leía

y me olvidaba de todo, o me acordaba,

sencillamente

y sin dolor.

Bajo la fresca copa de un árbol, en verano.

O al costado de la ruta, mientras comía

algo y tomaba una cerveza. ¿Porque hay que comer

algo, no? Leía, y ya no estaba solo.

No importa

lo que hubiera pasado. Leía

y nunca estaba muerto.

 

© Osvaldo Bossi

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Poema de Sonia Rabinovich

 


Mirábamos el cielo estrellado

los abuelos y yo

sobre un colchón

en la galería del tiempo

envueltos en la sábana almidonada

que sigo tironeando a los cincuenta.

 

© Sonia Rabinovich

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Poema de Eduardo Mileo

 


También el vacío está lleno de palabras 

 

I

 

Para ver

la palabra

entender el vacío. 

 

II

 

Para estar

atento.

Atrapar

lo imprescindible. 

 

III

 

El aire. La

piel del instante.

Un agua

al amparo de las piedras. 

 

IV

 

Ya empiezan

las palabras a asomar.

Lloran y ríen pero

todavía no hablan. 

 

V

 

Para ver

entrar

en las palabras.

Para entrar

ver

en el vacío.

 

© Eduardo Mileo

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Poema de Zulma Zubillaga

 


SI EL POEMA FUERA UN PENSAMIENTO 

 

I

 

si el poema fuera un pensamiento

iría yo a la caja de los clavos

fijaría unos puntos en el cráneo

el digo de las manos

el furor del cuerpo    y sí     sería poesía

 

 

II 

 

no una luz veloz que humille el habla    la desmienta

 

no una corona de cardos en los labios    seca

 

no un hachazo en la voz       ni este golpe duro en las raíces

 

 

 

III 

 

–una puñalada     limpia hasta los huesos      el poema–


 

© Zulma Zubillaga

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Poema de Susana de Iraola

 


 

MUJER- MADRE

 

Observo ese hilo en tu mirada

se refleja en la mía

invoca

las heridas

de ese nido en el vientre

obligada a expulsar

negada en tu deseo

 

puedo ver como flota

esa media sonrisa que disfraza

el punto justo

 

muele un desgarro y obliga

con la duda

mujer-varón inmersa

en la dura facción

del dominado

 

resistes

dispuesta a la pelea

de la vida

 

© Susana De Iraola

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Poema de Susana Lobo Mayorga

 


 

Desabrochó la luna de su vientre                                                     

como espuma de mar en el ocaso

Naves errantes de otros vuelos

enlazados   aleteos 

Eternidades en un punto, para siempre.

 

Sin tiempo, sin cuadrantes ni meridianos

habían roto las viejas cerraduras de los miedos.

 

Nada ante el final 

Nada que quiebre   el orgasmo de la noche.

Nada que quite   las manchas de sangre sobre el lino.

 

© Susana Lobo Mayorga

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Poema de Estela Smania

 

NEUTRAL

 

El silencio en su sitio.

Alguien se apresta a caminar el día.

A la hora de la fatiga

llegará la memoria

que moja los pies

y los enfría

y anuncia

un estallido de dedos

hacia una piadosa manta

donde sumergirlos.

 

© Estela Smania

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Poema de Ricardo Di Mario

 


paquidermos 

 

Volví al lugar cruzando el desierto de esos años

arenas en un viento que solías frecuentar

volabas siempre en la misma dirección

en silencio para no despertar el día

ni a esos gigantes grises

la mínima zozobra de quedarse

algo rogaba /no era yo/

tiraba de la manija de la puerta

te dejé la espera

las ilusiones

los desganos que solías amanecer

/todo/

la casa vacía

los poemas que no llegaron.

 

Unos elefantes muertos en la vereda

no impidieron que atravesaras el espejo

como a un pan fresco del horno

ese que a cuatro manos construimos en otra vida.

 

© Ricardo Di Mario

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Poema de Demétrio Panarotto

 


 

película

 

escena 01

 

muerte y vida

al sujeto sentado

en la silla del

despacho central

de la ciudad

 

 

escena 02

 

en el borde

de la ventana

hay un pájaro

que sostiene

un arma de versos

en sus manos

 

© Demétrio Panarotto

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26/9/22

Poema de Héctor Luis Ojeda

 


Seconal

 

temblor en las piernas

            salpica el negro lienzo

                                 de las tumbas

 

Alejandra se aleja

              en una barca de sombras

 

tinta

    y mariposas negras

                vuelan entre las estrellas

 

la coca licúa

        en los labios trémulos

            muerde la amargura de sus tiempos

                                        y acaba en sus huesos

                                                                 

                                               se aleja su alma

 

turbación fatal

            que detiene

                   y cae el vaso al piso

                                repleto de tormentas

 

            surgen misterios traslucidos

                                           en la escasa luz

 

gotas descalzas

                 dejan huellas

                           por las mejillas pálidas

 

                                         rumor

                                    de noches irresueltas

                               de cuadernos marchitos

 

                        y la perenne soledad

                                                     sin adiós

 

© Héctor Luis Ojeda

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Poema de Verónica González

 


 

No me olvido

 

No me olvido de Santiago

ni de Rafa.

No me olvido de Luciano

ni de Julio.

 

No me olvido de Darío

ni de Maxi,

tampoco del ángel

de la bicicleta.

 

No me olvido de Ismael

de los pibes de Floresta.

 

No me olvido de Mariano

Ni de Facundo,

de la suma interminable

de feminidades muertas.

 

No me olvido de los traidores,

de la mirada

que prefiere no ver.

 

No me olvido del olvido,

no entrego el cuerpo

para esa vacuna.

No me olvido de tu olvido.

Tengo cada rostro tatuado en la piel.

 

© Verónica González

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Poema de Ana Lafferranderie

 


Justo al final del muelle, entre turistas

una actitud despierta tu ironía.

¿Olvidás que buscabas alcanzar en un reflejo

algo que escape de tu forma tangible

y como esa mujer que simula un descanso

dentro del marco de un verano límpido

creíste capturar la claridad?

 

© Ana Lafferranderie

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Poema de Carlos Vitale

 


SIMULTÁNEAMENTE…

 

Simultáneamente se vive en las ventanas.

Las mujeres se entregan a un futuro cercano

y el verano no encierra más que escasos deberes.

No será éste tampoco el día revelado.

Una mediocridad febril sustenta los objetos

en su reiterada formulación pasiva.

Ese que grita sólo pide un movimiento verdadero.

Sabores de espuma en un cuarto vacío.

 

© Carlos Vitale

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Texto de Cecilia Carballo

 


Alas rasantes 

De madrugada entró por la rendija. Ella, la que rondaba por las luces, la gata quería agarrarla; yo quería cazarla por si me picaba, entraba por mis ojos o se metía en las sobras de la cena. Cuando bajó con su vuelo amigable la estampé contra el vidrio. Sólo era una polilla de alas enormes que nada hubiese podido hacernos. ¡Qué molestos somos los seres humanos!

 

© Cecilia Carballo

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Poema de Daniel Tomás Quintana

  


Viento

 

De tanto sentirlo  

rasguñar las puertas,  

silbar por las rendijas,  

enarbolar las faldas   

y escandalizar la fronda,  

ando con ganas  

de volverme viento.   

 

Entonces,  pienso  

que sería hermoso  

asumir el liderazgo  

del aire y sus corrientes,  

ser el capitán de tenues mariposas,  

el adalid de palomas y jilgueros, 

el sabio perito en barriletes  

y el gallardo abanderado  

de los pájaros guerreros. 

 

Amigos, ando con ganas  

de volverme viento,  

brisa sutil y perfumada  

o vanguardia furiosa  

en las tormentas.   

 

No es mucho lo que pido  

sólo quiero ser el presidente  

de esa nación que crece  

en las alturas.

 

© Daniel Tomás Quintana

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Poema de Carolina Zamudio

 


Vivo

 

La densidad

ocurre allá

en eso que

sucede y sigue,

se deforma

y crea nuevo instante.

 

Lo puro

sucede intenso

o nunca pasa. 

 

© Carolina Zamudio

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Poema de Alba Estrella Gutiérrez

 


                a María del Mar

 

al otro lado de la noche

una mujer hila la palabra

celebra su presencia vertical

erguida canta el silencio de su voz

en último crepúsculo

al otro lado del encuentro

una mujer ancla su nombre de cigarra

pescadora de redes intransferibles

escribe en el hueco de la eternidad

un muelle de estrellas perdurables

 

sortilegio de luna enamorada

 

© alba estrella gutiérrez

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Poema de Daniel Ruiz Rubini

  


POR SALVARTE 

 

Llegamos tarde

para verte correr entre prímulas y agapantos.

Tarde para ver retozar tu juventud

o espantar la tarde con tu hocico.

 

Llegamos tarde para tus travesuras de cachorro.

Tarde para los zapatos mordidos y la ropa manchada de barro.

Demasiado tarde para verte correr a las palomas

o ladrar en una plaza

o esconder la noche en los almácigos.

 

Llegamos cuando ya el tiempo

era un campo minado en tus arterias,

un misil entre las vértebras

un océano de dolor.

 

Dinamitado de vejez,

con los riñones cansados

y una erosión de azufre en tus caderas.

 

Ahora siembra sus marfiles el jazmín de tu memoria

y tal vez el césped se refleje en tus retinas.

Pero no hay treguas para detenernos a contemplar el día.

Ahora hay una urgencia más ardiente

y es la urgencia por salvarte de caer.

Por salvarte.

 

Llegamos para luchar cada mañana

para que este sorbo de agua no sea el último,

para que este ladrido no sea el último,

para que cada paso te aleje de la muerte.

 

Aún quedan muchas lluvias y soles en febrero,

y queda marzo y el dorado resplandor 

que el otoño vierte en los ligustros

Y quedan relámpagos y truenos y cosechas.

Y queda la vida,

compañero,

la vida que se bebe gota a gota

en las últimas esquinas del ocaso.

 

Aún nos queda tiempo para inventar otra esperanza,

antes que no te acune este jardín

y abones los rosales con tu carne.

 

© Daniel Ruiz Rubini

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Poema de Nerina Thomas

 


Sueño

 

Anoche soñé con mi hija

la que ya no habita en la tierra,

Fue tan clara su presencia, su habla

su sonrisa, la que brillaba

cuando estaba viva.

Su perfil, su finura. 

 

Me hablaba, cosas de hija a madre.

Me fue despertando con sus idas y venidas.

Fue un despertar distinto.

Me acompañaba, acostada a mi lado. Toda una mujer ella!!

Mi día fue de maravilla!!

Me dejó su ternura, su caricia.

 

© Nerina Thomas

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24/9/22

Texto de Hugo Francisco Rivella

 


 

El corazón de amar cada segundo en donde dios se mira sin nombrarme

el corazón que busca en el silicio el perdón de los siglos eclesiales

los caminos del odio en el que cuelgan los judas iscariotes los traidores del pan

los argonautas los apóstatas el cruel los perseguidos los gladiadores

al fin los hechiceros los samurai el viento

los soldados despedazando el trazo de la historia

el corazón abierto enamorado el tatuado por siglos de ternura aquél que galopó con los caballos a orillas de la mar y el infortunio

el corazón del rey

del vendedor de fugas en la cárcel

el corazón que late en el poema que despertó a Eurídice del siglo que en el pecho del muerto quedó vivo porque no muere sólo aquel que muere por morirse de a pie de sinsabores el muerto por morir de muerte sola de muerte acostumbrada al precipicio

al ocaso sin luz sin nada nada al morirse sin paz al morirse de muerte solamente de invierno de tropel sin primavera chillando como un cuervo en la negrura en el sino del pez en el augurio

el corazón que busca  ser resplandor del hombre en las tinieblas

ser la llama votiva del auriga el laurel de un domingo y de rituales

el latido de dios crucificado

el corazón partido por la pena del niño que amanece sin futuro

el corazón que apesta del malvado porque le crecen uñas oraciones de culpa y remolinos

el corazón sangrando en lo que digo.

 

© Hugo Francisco Rivella

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Poema de Nora Sztrum

  


qué misterio tan grande

 

cuando en el fin te fuiste

se arrancó algo de mí

acá en el esternón

y vi cómo partía   me partía

un fragmento leve     sutil

 

puede ser que tu cuerpo

hubiera estado allí

sin hacerse notar

de forma clandestina

 

antes del alba fue

estaba oscuro

ya comenzaba el día

y yo cumplía años

 

cincuenta y siete justo

de ser mi madre vos

qué misterio tan grande

qué misteriosa     exactitud

 

© Nora Sztrum

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