30/9/20

Poema de Ana Guillot

 


 

como un molusco bivalvo

navega entre la sal

dispuesta a disolverse entre los peces

que abren la bocaza

para sorber sus pechos ahora

 

ellos abren y cierran

una mojadura seminal

atentos a su filo

cuidándose del anzuelo

para no quedar pegados pegoteados

a fuerza de nadar contracorriente

 

(sólo agua y branquias

carnada de sus ritmos

en el tesoro perlado del abdomen

un lento oleaje terso y esmeralda)

 

© Ana Guillot

Etiquetas:

Poema de María Fernanda Regueiro

  


Tengo un crucifijo de barro

me lo regaló una niña

en la plaza

tenía  ojos azabache

de tanto mirar la oscuridad

 

mi padre tenía un crucifijo de barro 

arriba de su cama 

se lo compró a los nativos de Bolivia

lo envolvió en una bolsa

y se trajo a Dios en el bolsillo

 

cuando envejeció

tenía los ojos celestes

de tanto mirar el cielo.

 

© María Fernanda Regueiro

Etiquetas:

Poema de Fabio Cardarelli

 


Cada tanto

me visitas

imprevisible cadencia que habitamos

saco de tu cuerpo

esos hierros que te oxidan

acaricio tus heridas

dejo que estés

como te gusta

acunada

en ese sosiego

del que renacemos

palpitando

en ese abismo

al que vamos

confiados

 

la necesidad

es áspera y breve

como ese cortejo de gallos

que nos hacía reír desde la ventana

 

si te dejo ir

es porque vuelves

 

quien equivoca

las formas de lo invisible

no podrá advertir

lo que perdura.

 

© Fabio Cardarelli

Etiquetas:

Poema de Liliana Majic

  


Desbordan tus párpados

aunque aluviones de amores

                                         nos separen

quedó tu grieta pegada

                                a mi cara

la piel impregnada

                         de  palabras

tu sonido corriendo por mi cintura

 

al amanecer

                    despegué tu boca

       en cada solsticio

los recuerdos se enemistaron

                           contra el cemento

                           

mi corazón late en tu mano

no se si vivo

no se si muero

 

© Liliana Majic

Etiquetas:

Poema de Carlos Norberto Carbone

 


SIGLO XXI – AÑO 20

 

Qué la muerte deje de golpear el pecho

de los hombres

 

Qué la muerte deje de vivir en la boca

de las mujeres

 

Qué la muerte se quede sin pasajeros

y el pecho de los hombres

y la boca de las mujeres

solo sean habitadas

por banderas y pájaros.

 

© Carlos n. Carbone

Etiquetas:

29/9/20

Poema de Liliana Chavez

 


 

Les pedimos a las aves que hagan silencio

 

queremos escuchar el rayo cuando cae

ver la tormenta que enciende la hoguera

el ruido que aniquila

la carne que estalla al extremo de la caña

 

lo bueno no siempre nos resulta suficiente

queremos el tizne que nos cubren las líneas de la mano

nos comportamos como un insecto

que envuelve a sus víctimas en papel de fumar

 

no nos disciplinamos

amamos los quebrantos retrocedemos

somos la anguila que tritura los deseos

 

cambiamos por carbón el diamante de los días.

 

© Liliana Chavez

Etiquetas:

Poema de Patricio Foglia

 


comenzando ignición en tres

dos

uno

la nave avanza,

puede sentirse el furor

del despegue, el fuego

concentrado en instantes

que apuntan a la luna

y a mí

me quema pensar

cuántas cosas van quedando

atrás, abajo

después de la tierra arrasada

 

© Patricio Foglia

Etiquetas:

Poema de Raquel Fernández

 


PAMELA Y JIM

 

PAMELA

 

Nunca quiso nacer, pero nació,

otra bonita California girl,

otro castillito de arena,

otro sol, otra palmera,

otro bikini incendiario de corazón viejo

y ojos lejanos como los ladridos de los perros.

Creció como crece el pasto:

libre y amenazado por el orden

de los que confunden el ajedrez con los jardines.

Su cabeza creció,

un globo rojo inflado con helio

flotando sobre la estúpida insistencia de las cenas familiares.

Su corazón creció,

una jaula amoblada con alambre de púas

y pajaritos muertos.

 

Nunca quiso nacer, pero nació,

sin saber ni por qué ni para qué,

hasta que el líder de una manada de lobos invisibles

sembró espigas de sangre en su sonrisa de Orange County

y ella supo

que había nacido para ser poema.

 

© Raquel Fernández

Etiquetas:

Poema de Diego Saravia

 


Vértigo


Dejo el valle de espejismos

en búsqueda

del vértigo de lo cierto

 

Me olvidé de mí mismo,

pero aún hay piel en las espinas

y algo mío en los ecos

 

Cuando me vea en los ojos

en lo profundo

abrazaré un ave

y reconoceré su nido

 

En el filo de la tierra llegaré a la luna,

donde abandonaré mi nombre

 

Por ahora soy un feto

con demasiada memoria

 

© Diego Saravia

Etiquetas:

Poema de Darío Oliva

 


PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE


Crecen el desasosiego, las cicatrices,

las cuentas, el cabello,

como crece el silencio adentro,

y disminuye el hombre

a fría ecuación bajo tierra,

y el poeta a una fracción

de materia que se disuelve.


Me desconcierta pensar en la ceniza,

cuando alcance en el viento

un vuelo semejante al de la golondrina

                                  o el cuervo,

y pensar que sean las cenizas de mis huesos

las que graznen ese desconcierto. 


Es posible que me aferre al insomnio

para que no blanquee mis ojos

la sobredosis del sueño,

como también es posible

que Dios exista como incertidumbre.

 

© Darío Oliva

Etiquetas:

Poema de Mónica Fazzini

 


MUDANZAS DE ALCORNOQUE

 

Yo fui negra, Señor;

aunque usted no lo crea

Fui tierra, noche de tizne de corcho quemado

de ropa blanca de acto patrio

Éramos muchos

Y antes de antes, como en la lámina de la señorita,

seguro que eran más

Yo vendía mazamorra caliente

para las viejas sin dientes

 

¿Dónde están aquellos negros que no los veo?

 

¿Estos tiempos no son nuestros tiempos, Señor;

o se extinguieron los árboles de corcho?

 

© Mónica Fazzini

Etiquetas:

Poema de Darío Paiva

 


La pequeña muchacha

tomó su mejor sonrisa

del fondo del cajón,

donde las guarda,

junto a una que otra mueca de dolor.

La acomodó lo suficientemente bien,

para que parezca real,

y todos celebramos el show.

Cuando me fui,

no pude levantar el peso de esos ojos.

Y guarde uno a uno,

todos los recuerdos de mis manos

en el mismo cajón.

Para que se conserven,

como un cuadro…

 

© Darío Paiva

Etiquetas:

Poema de María Cristina Di Lernia

 


 

ESTE DÍA

 

Este día de Dios

apacible e incierto

agazapado en la copa del árbol de la esquina de enfrente

memorioso de brumas y  espejos

que encandilan

como funerales.

Tiene algo de ajeno

una oblicua tristeza

un sabor indeciso entre azahares y ciénagas

 

mientras puertas adentro

una nube en su oquedad

avanza.-

 

© María Cristina Di Lernia

Etiquetas:

Poema de Cristina Ramb

 


Agosto

 

Habrá que pasar Agosto 

juntar palitos secos para prender el fuego 

Los vientos traen ruidos de voces ausentes 

las ancianas tejen sus últimas bufandas 

y rezan a su santo detrás de las ventanas. 

Siempre es un fantasma Agosto y su rutina 

como un puente maltrecho que se cruza o se cae. 

Es tiempo de poda, infértil de frutos 

de agostar las vides. 

Los ancianos lo esperan 

Agosto es tan largo 

deja su blanca escarcha sobre el lomo del tiempo. 

Es un reloj de arena, 

la espada que acaricia la garganta 

la prematura finitud de todo. 

Habrá que pasar Agosto 

cerrar bien las ventanas para que no se escape 

ni el calor de la hoguera 

ni la vana esperanza 

ni el respiro del viejo, que reza y que lo espera.

 

© Cristina Ramb

Etiquetas:

Poema de David Sorbille

 


Al film “Matar un ruiseñor”

de Robert Mulligan

 

Atticus lleva un sombrero de color

un traje de lino blanco

y lee con sus grandes anteojos

un libro bíblico en el pórtico

luego camina en el piso de madera

que cruje al compas del tiempo

mientras los grillos lo saludan

en la noche del mundo.

 

Atticus era también mi padre

la honestidad del hombre justo

rodeado de sus amigos pobres

fiel a sus principios

desafiando al mal

porque siempre supo

que matar a un ruiseñor

es un pecado.

 

© David Sorbille 

Etiquetas:

28/9/20

Poema de Mario Trecek

   


Difamaciones


        "La hondura del deseo no va

        Con  el secuestro del fruto" José Lezama Lima.


La piedra de la mentira es

meteorito de la insidia.

Rompe

imprudente el espejo.

Hace añicos la tersura del lago

dañando el ojo y la mirada.

Luego que los círculos concéntricos

chocan entre ellos, se implican,

se recupera la ternura,

la quietud, la calma.

Una inmensa lágrima

como caudal demorado

para uso del cielo

se inunda de angustia, de impotencia,

ante la emboscada.

Luego será una barca precaria

bañada por la luna, que ancla

sus oídos agradecidos

en conversaciones lejanas.

La piedra miente Magdalena.

Susurra, comenta, chismea.

Hasta los que te aman. Dudan.

Esconden sus manos.

Preguntan discretos. ¿Es cierto?

Si vos me lo decís, te creo. Dicen.

Creer no es crear.

Solo es ser fiel a un dogma.

Yo creo. Me aferro a la creación,

estatua de obsidiana, que no presta oídos

a la ceniza volcánica de las difamaciones.

 

© Mario Trecek


Etiquetas:

Poema de Estela Smania

 


Un día

otro día

otro más.

El tiempo empieza a borrar

su voz

sus ojos tristes.

Quedará la memoria

de los buenos momentos.

Por ahora

confusos

inasibles

ajenos.

 

© Estela Smania

Etiquetas:

Poema de José Antonio Cedrón

 




La luz en la ventana es poca,

su propia sombra, a veces,

pasa entre las manos

y la deja barriendo con los ojos cerrados.

La penumbra acompaña la intimidad

de estar con los que fueron, fuimos,

en calles, bodegones, labios que aún humedecen.

Y a veces, muchas veces,

para no despoblarnos de aquello que quisimos

nos quedamos solos.

                                            

© José Antonio Cedrón

Etiquetas:

Poema de Mariana Finochietto

 


Para Lucas

 

Ahora,

cuando tu cuerpo es agua,

y se entrega suave a la corriente,

como si de pronto

dejarse llevar

fuera toda la paz del mundo,

tu mano ahora de agua habrá rozado

el inicio de la luz,

alta en la superficie,

esa belleza

tan inasible para tu cuerpo ahora de agua,

pero que espléndido mirar

esa luz última,

apagándose,

esa última belleza.

 

Sos

ahora del agua

y eras

tantas cosas,:

la risa extendida en el patio,

tu mano

en el hombro de mi hijo.

También fuiste

el náufrago

y el muerto.

 

Pienso

en ese instante

en que tu cuerpo fue del agua,

esa serena complacencia con las cosas

cuando  no se pelea más,

no se resiste.

Algo parecido a la belleza

entrando silenciosa al cuerpo todo:

la voz,

el canto de la vida,

volviéndose de agua.

Debe ser parecido a la belleza,

debe serlo

para que haya algo de justicia,

un poquito

de la lealtad del mundo entre los buenos

y no solo

este arrebato

que te arranca de la tierra de los vivos

y te deja solo en una orilla,

para siempre.

 

© Mariana Finochietto

Etiquetas:

Poema de Marcelo J. Valenti

  


No

obstante su aire

de despreocupado regente,

el cerro

se interrumpe.

Le cupo la

intromisión

de la banalidad

y el frío,

la persistencia de la extenuación.

 

© Marcelo J. Valenti

Etiquetas:

Poema de María Cristina Briante

 


el jazmín

 

anoche soplaba el viento

                bailaba mi ventana

 

recordé el día que compraste el jazmín doble

                                                  para tu balcón

 

su entramado era la única protección a nuestra intimidad

 

llegó la primavera   estalló el jazmín

                                          se volvió muro

 

imposible ver el cielo  jugar con la luna   entibiarse con el sol

 

 mientras dormías   apoyé las llaves

        sobre la mesa de luz y me fui para siempre

 

© María Cristina Briante

Etiquetas:

Poema de Cristian Jesús Gentile

 

PÁGINAS

 

Las páginas

persisten en su sordera

acaso es mi tinta sutil

un dedo acusador

nadie quiso levantar la mirada

de aquel suelo tortuoso

ni asomarse a lo blanco de la noche

para ver

solo para ver

un crudo escalofrío subiendo

como si el todo fuese una mueca

y las ramas aullaran a sus árboles

donde los nunca se quedarán

con un sinfín de siempres en la comisura de la boca

batiéndose a duelo con lo fugaz de algunas estrellas

y en el estupor

detenido, azaroso y curvilíneo

se mece de claustros

aquel viejo aparador llamado vida

donde oscilan fotos jamás tomadas

y todos los manjares

saben a futuro recién horneado

lleno de mi propia inexactitud

acaudalado de pedacitos de sueños

un rompecabezas sin pieza ni final

me deshago y me vuelvo a hacer

ella sí levantó la mirada…

yacen diurnas las ojeras de mis poemas

ajados añosos

me busco de repente y no doy con nadie

cada alguien que he sido

ha podido encontrarme

y hoy persigo promesas

un poquito de esa sopa

que refleja luces de vela

arrimando ilusiones como pan

para el alma

y desgrabo absurdos

reservo soles

toda mi habitación

es el mundo

cada paso aluniza

mis mares sustitutos

en el claro de otros desiertos

tan absolutos como la nada

y en el vano de todas mis puertas

lo más parecido al atardecer

viste con sonrisas

mis horizontes

y se desata con el sigilo de una mariposa

anhelando lo que llegue de la aurora

inmerso en un todavía

suntuoso desdén de martes y flores

aglomera brisas apaciguadas

dormita lechos de luz

como de nada se vacía lo que no está lleno

 

así vuela lo que siempre tuvo alas.

 

© Cristian Jesús Gentile

Etiquetas:

26/9/20

Poema de Patricio Emilio Torne

 


UNA MELODÍA ACUÁTICA

 

Como la persistente lluvia

deslizándose por las canaletas,

con la palpitación monocorde

que relaja, y sin querer,

nos vuelve adictos

a una melodía acuática

refulgente en el zinc.

Así esta sonoridad que enajena,

surgiendo

en la memoria del cuerpo.

Cada instante, inundándonos, 

aunque afuera el calor

queme hasta el último resquicio del jazmín.

Los perros ladran

con un cansancio de noviembre

a 38 grados en la sombra.

Un vaho titilante

hace del paisaje un tembladeral

que miramos

como a través de un vidrio esmerilado,

y no hay restregarse los ojos que valga.

En la memoria,

mientras tanto,

hay agua fresca fluyendo

y alimentando el cuerpo.

No hay calor que pueda con él.

 

© Patricio Emilio Torne

Etiquetas: