29/11/17

Poema de Flavia Soldano Deheza



      MALONES 

a veces pampa
a veces húmeda
monta
de yegua oscura enramada tupían álamos plateados la noche
pelo poncho cuero
nos seguían severos y ánimas
ardidas nos abrazamos
   la marca de una lengua fue vendaval en mi espalda


© Flavia Soldano Deheza

Poema de Diego E. Suárez


ALTAR

esta noche preparo con flores
un altar en tu nombre
yo que te tuve entre mis brazos
y sostuve la luz de tu mirada
rebosante de porvenir
enciendo una vela elegíaca
porque ya nada volverá
a ser lo mismo para nadie
y quedo de rodillas
el cuerpo doblado
pero la conciencia inquebrantable
ante la crueldad de aquéllos
que creen errados
que al encerrar aprisionan la libertad
que al torturar doblegan el amor
que al quemar carbonizan la memoria
que al matar asesinan la esperanza
no comprenden ni toleran
la incandescencia de nuestras razones
no toleran ni comprenden
que sin ser notado te encuentres
presente entre nosotros
insuflándonos fuerzas
para seguir camino
rumbo a la equis marcada
en el centro de tu corazón
que es el corazón de todos

si estas palabras
fueran mágicas y pudieran
hacerte visible
me pondría de pie
curaría cualquier herida
cualquier miedo
te volvería a la vida
de ser necesario
pero hoy sólo tengo poder
para levantar con palabras
de este mundo un altar
en tu nombre

               de 43 por Ayotzinapa


© Diego E. Suárez

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Poema de Paulina Vinderman

  

¿Cómo será la cara de la ausencia?
¿La creeremos tangible?
El sueño donde volvemos al mundo
antes de haber sido lanzados con furia,
hacia él, cuando nacimos.

La belleza es una trampa.

El amor es otra.

Se necesita algo más que ese sol rojo
sobre el día para confirmar nuestras vidas.
Entre la naturaleza y el arte hay un lugar,
un lugar de gracia —mínimo— donde vivir.
Un lugar solitario para solitarios,
con hierbas, fantasmas, y muros y algún árbol,
y la obstinación mustia y orgullosa del fracaso.

"Acércate amor mío, estoy aquí", le susurraremos
a la ausencia.



© Paulina Vinderman

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Poema de Daniel Baruc Espinal Rivera


T E N G O

Tengo un cuerpo de sublevadas sombras:
atascos de acidez, retozos de alas,
y el sabor de tu cuerpo entre los labios.

Tengo muy presente todos tus aromas,
la calidez de playa de tus piernas
y el retazo de sol de tus entrañas.

Tengo las mañas
de tu voz  de paloma en mis oídos.
Y el nido de tu respiración en mi garganta.

Tengo la tersura de rosa de Castilla
que tu ser ha dejado en el reguero
de sensaciones que me habitan siempre
que tú no estás aquí para abrazarme.

Tengo tu ausencia entre mis manos
como la punta filosa de una lanza.



© Daniel Baruc Espinal Rivera

Texto de Marisa Negri




Por acá somos solo mujeres las que tejen y dicen que más allá tejen también los hombres. Acá no se pasa hambre porque tenemos papa. Ibamos a mariscar a pata pelada. Este telar es como una guitarra.

Hay que cardar el poncho para la suavidad.


© Marisa Negri

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Poema de Carlos Carbone


CAE LA SOMBRA

Cae la sombra
Entre la idea y la realidad
Sobre el parpado vacio
cae
entre el movimiento y el acto
sobre la duda.

Cae la sombra
Y ya no nos perdonaran
Ni los pájaros.


© Carlos Carbone

Poema de Norma Starke


La Cobija

La piel seca se escama, dice  la radio.
Mira el color de la colcha. Le parece agradable, la ajusta por las esquinas, sujetando el colchón y la cobija a un mismo tiempo. No deberá quedar ni una arruga, no deberá verse nada.  Lecciones  de madre ausente. Una y otra vez vuelve a acomodar. Una y otra vez. Estira la trama. Intenta tapar todo hasta el suelo todo. Debajo de la cama algo oculta. No sabe qué,  igual lo hace. Tiende nuevamente la gruesa tela. Insiste. Insiste.
Y cree haber visto el cielo debajo. También el abismo.  Ni una arruga. Los arabescos distraen su voz y su mirada. Habla sola. Canturrea bajo. Luego más alto. Desafina como siempre.
No existen rastros  de caricias.
La piel seca se escama, dice la radio. Dice.



© Norma Starke

Poema de Soledad Medina




Nota  ( del supuesto diario de Alicia , una opuesta )

Se fue el buen día
Otra vez desdicha de mis jaulas
Acomodar la sonrisa en un hueco
Entre pesadilla y susto
Dos ventanas: una al infierno
¿ cómo es el infierno?
Asimilación del cuento universal
Dos ventanas: otra al paraíso
¿para que el paraíso?
La familia y su continuidad
Creer en algo nada no común
Cierro ventanas ¿me mantengo a salvo?
¿Yo la jaula y el afuera lamento?
A pasado el tiempo sin buen día
Costumbre de su sombra queda para hacer ruido


© Soledad Medina

Texto de Osvaldo Burgos


LA COSTUMBRE

Antes de que la enfermedad de los monumentos atosigara a la gente, aquellos que se creían notables acostumbraban a cubrirse el cuerpo de oro. Y así andaban por la vida, brillantes, rígidos, luminosos, en medio de las endebles insignificancias oscuras de los otros.

Con el tiempo llegaron las ciudades, los estados, los gobiernos. Los hombres luminosos necesitaron cada vez más oro. Los hombres oscuros viajamos cada vez más lejos, cavamos cada vez más hondo, trepamos cada vez más alto.

Como la venganza, la codicia solo puede parirse a sí misma. Y a sí misma se replica, innumerable.

Un buen día, los notables se declararon la guerra. Y los insignificantes fuimos; unos a otros nos masacramos sin piedad. Desde entonces, nunca hemos dejado de hacerlo.

Cada vez que un notable exige oro, allá vamos. Y con nuestros nuevos cadáveres a cuestas, volvemos a una casa que ya no existe más.

Paternidad y patria eran, para los héroes homéricos, un único concepto.

Dejamos la casa natal para llevar a nuestros hijos a la guerra. Erigimos monumentos para que tengan una buena razón para morir.



© Osvaldo Burgos

Poema de Cynthia Rascovsky


Más allá de mis muertos

Más allá de mis muertos/ crepitan tus ojos.
Presente refugio de mi boca.
Ya sé que son tus besos/ el perdurable resplandor
de mis labios.
Una vez, y otra vez y otra vez
consigo volar en la columna de tu cuerpo
pues la piel/ tu piel con mi piel
divinidad de la vida que aflora/ en este río tan nuestro.
Respiro tu pecho/ eternizo las pulsaciones.
Después de una aguda soledad
me re vivo en el desvelo de tus manos.
Más allá de mis muertos/ dejo también de lado
el sufrimiento que caía sobre mis pestañas.
Ya sé que son tus besos/ el perdurable resplandor de mis labios.



© Cynthia Rascovsky.-

Poema de Amalia Mercedes Abaria


ORILLA

Donde el mar encuentra
       Al hombre.

Toda la historia golpeando una piedra, un caracol
       o unos pies que miran.



© Amalia M.Abaria

Poema de Rolando Revagliatti




Vehículo público en movimiento 

La dejé a mi rodilla
en contacto con tu vello púbico
El resto de vos, aparentemente
no estaba conmigo sino
con otro tipo:
apuesto, joven, aunque
no distinguido como yo
por el especialísimo contacto

En el sueño vos eras Salma Hayek
el otro tipo era cualquiera
un extra, un entretenimiento
con el que te abrazabas
Mi rodilla era la derecha
y lo más importante:
quien hacía de mí
era yo


© Rolando Revagliatti

Poema de Vilma Sastre


AL CABO DE UN DIA 

se respira
el ademán paralelo
la figura obstinada
pegajosa
cosida por el reverso

tiene  sueños de holgura
mi presencia
apenas retumba tu
allanamiento
y yo revierto la imagen
para aislarte
(allá afuera)

una vez dijiste
somos
(en tu propia claridad)
pero eso fue hace horas
aún
nosotros

mi umbral
ahora
tiene espesor de arteria
y no hay tus  espacios
la puerta entreabierta
      adivina tu perfil
      (los hilos)
junto a  una muda de trapos sucios
que impregnan el cerrojo

si fijas bien tus ojos
oirás el desarraigo
como el modelo mismo del otro
el otro puro

hoy


© Vilma Sastre

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Poema de Lidia Cristina Carrizo


Es extraño...

desperezar el tiempo,
para llegar hasta mi puerta,
despertar mi sonrisa,
cruzar esa frontera
hasta crecernos el aire,
el sol y las estrellas.

Arrimarnos en donde
cabe todo peso de ternura,
alcanzarnos ,para volver a ser
el furor de jazmines de noviembre,
fundirnos, en el aire luminoso,
y las palabras no alcancen!

Es extraño...
habernos encontrado,
habernos detenido en el camino
habernos amado como nunca..
hoy, hoy que todo ya es olvido.

Es extraño.


© Lidia Cristina Carrizo

Poema de Mónica Aramendi




Después de la fiesta
La calle amanecida
Encandilará sus rostros.
Carcajeos sinsentido
Vomitarán el enjambre
De una noche incompleta.
Con paso lento, burdo
Recorrerán la ciudad
A un dormida.
Zapatos en las manos
Corbatas desencajadas
Maquillaje que se quedaron
Entre las mascaras
En un guardarropas ajeno.
El sol comienza a entibiar
Y el alcohol de la fiesta
Se acomodará en la tristeza.
Las bocas áridas, acidas,
Incoherentes.
Bostezando la brisa matinal.
No hay lugar abierto
Para abrevar la sed
Que deja tanta saciedad.
Más sol, más luz
Descubriéndolos.
Cada uno mirará al otro riéndose
Cada uno se mirará con llanto.
Fantasmas salidos de un campo inconsciente
Son otros. Son ellos sin desearlo
Vampiros de si mismos
Libarán su sangre en un circo sin público.
La función termina.

Las arrugas de los años
Aún no vividos se presentan
En la rígida memoria
De algún próximo aquelarre.

© Mónica Aramendi

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28/11/17

Poema de Ana Guillot



en la almohada blanda corpuscular
adentro de la almohada
se nombra la sustancia
entre el cuerpo y la tela
blanda blanca la tela de la almohada de plumas
donde el pájaro canta (y no lo sabe)

hay el pájaro, la tela, el espacio intermedio
entre el cuerpo y la tela
donde cabe apenas un susurro
una microscópica lujuria
entre el tejido suave
(la música que calla en su interior)


© Ana Guillot

Poema de David Sorbille


Me preocupan las palabras 

Me preocupan las palabras 
los signos que se malgastan 
la palidez de los argumentos 
las máscaras del cinismo 
y las ofensas anónimas 
que se diluyen en la nada 

Me preocupan las palabras 
la desmesura de lo falso 
la hipocresía y el absurdo 
de los que pregonan 
estigmas que duelen 
mucho más que la muerte



© David Sorbille

Poema de Molly Bic


Ella abandona su costumbre
de circular la nada
ya no quiere orillar la pendiente
se abastece de sí misma
ahora sabe
cómo encontrar la luz bajo los pies.



© Molly Bic

Poema de Aníbal Silvero




 Tu escena

Transitas en la cuarta coordenada
en el lago que nunca se refleja
en la angosta vereda en la calleja
en la losa jamás embaldosada

Atraviesas  tu escena disipada
irrecíproca, sola y tan perpleja
arrastrando tu muda candileja
detrás del telón vas decorada

Respiras tu burbuja de apariencia
en la octava irreal del pentagrama
en un mundo de no correspondencia

Juegas siempre a la escoba y a la dama
porque ignoras tu propia consecuencia
porque no estas en la piel de quien te ama



© Aníbal Silvero

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Poema de Dolores Pombo


VIAJE

la distancia y la velocidad 
sobre las vías 
en un viaje imaginario 

una estatua 
sin destino 
vive 
un instante 
eterno 

desde la ventanilla 
observo
presente 
pasado
y futuro

en otro instante 
la estatua 
se ausentó 




© Dolores Pombo

26/11/17

Poema de Alicia Salinas






Marzo

No admira la belleza sino, al trasluz,
la frescura de la juventud
en los últimos días del verano.

Precoz manera de mirar y sonreír
ante lo que envuelve
y sin embargo pasa.

Todo confunde a quien ausculta
desde el balcón de marzo.

Así de ambiguo este postrer sopor
poblado de zancudos,
apenas rebatido
con humos y abanicos.

También yo necesito ser la niña,
la que mira
y lo que observa.

Pero sólo desde lejos
un poema.



© Alicia Salinas

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Poema de Patricio Foglia




ZELDA

No entendí si fue París o un sueño
pero me acuerdo
cuando te vi por primera vez
y me tomaste y dejamos atrás, para siempre
mi casa, el Estado de Alabama
-¿Y qué más puede pedir una bailarina? me preguntaste,
mientras sonreías y yo volaba
directo hacia tus brazos
con una copa de champagne en la mano
riéndome, como una abeja desaforada.
Mientras brindábamos, levantaba la vista
y veía nuestra araña francesa iluminando
toda la sala, con sus caireles de cristal
y la confundía con el cielo estrellado
o con las luces de la ciudad
la última semana del año. ¿La crítica?
Por favor Scott no sigas diciendo pavadas
si fuiste mi único lector, el único que entendió
que mi cuerpo fue mi escritura
mi obra reunida
la historia de una fiesta.


© Patricio Foglia

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Poema de Eugenia Cabral

  

ASÍ ERA MI GENTE: VIOLENTÍSIMA.

Era un bocado sangriento, la ira, 
violáceo y dulce.
Bastaba una señal
y comenzaban  a devorar la rabia.
Todo era alimento, 
picor venéreo,  
sal y fragua, 
hornalla y caldero.

Limé su filosofía 
hasta volverla polvo de muebles heredados, 
insecto que se deshace –entre el pulgar y el índice-
a la sola mención del tiempo.

Hundieron la cabeza entre los hombros  
y nunca más fui de verdad amada.
Mis madres ya no me conocían.

Estuvimos solas.
Como perros atados a cadenas.


© Eugenia Cabral

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Poema de Liliana Majic


agua

es tu mirada
en la curvatura del horizonte
donde un trueno
cae definido y abre precipicios
el todo
            la nada
olor mágico
que vuela a la deriva
rayos de agua oscura
para no perder
                la costumbre precisa
del no saber tantas
melodías inconclusas
y sin sentido
cuando la sombra
                 refugia otra sombra
y la maravilla del lenguaje
se pierde en la piel


© Liliana Majic

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Poema de Rafael Vásquez


UNA  PALABRA

Desnuda.
Una palabra como un cuerpo de mujer
que espera la caricia.
Una palabra
que ignora hacia dónde la llevará el sonido
que la envuelve
que la contiene
que la habita.
Uno está tan lleno de palabras así
en búsqueda imposible
que no sabe exigirse,
pena por sus historias que no puede contar
acecha
y al fin no tiene más alternativa
que callar.


© Rafael  Vásquez

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Poema de Leonor Mauvecin


EPÍLOGO

El cielo está desmadejado.
La tierra teje su manto de savia oscura.
El fuego brilla en el horizonte,
- parece un incendio en las sierras- pienso.
Mientras el agua viva murmura algún secreto  que no sé descifrar
Aquí están tus ojos
aquí la noche, aquí el mogote
aquí mi corazón
y tú, y la última carta en la baraja .


© Leonor Mauvecin

Poema de Elisa Dejistani

  

EL “OJO DE HORUS” 

Desafía 
Vigila el “Ojo de Horus”
transita
la Ciudad de la Luz
de los monstruos
de las inmolaciones
En el  Nuevo Orden
de androides
en el que las almas
fueron tomadas
Feroz esplendor   del vacío


© Elisa Dejistani

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Poema de Mariano Shifman


VENDEDOR EN LA OFICINA

A las dos o a las tres,
en la hora más lánguida,
con el rápido almuerzo ya en la historia
llega la bocanada de aire en frasco:
esencias seductoras,
promesas de una piel irresistible.

Todo el ambiente es fragua de fragancias;
los sueños de una noche de verano
que incuban ocho horas sin salida.

Ni Juanele podría, con su pincel más terso,
describir un panal de diez mujeres
soltándose de sus celdillas
-miel en busca de miel-
alrededor de un zángano tan dulce
que les ofrece el paraíso en cuotas.


© Mariano Shifman

Poema de Anamaría Mayol




INFINITOS

Hay un cuenco en mi pecho
que el viento embruja con su canto

erosiona
en los gestos del recuerdo

trafica
en sus aristas imágenes y ecos

encrespa
en el cuerpo del agua

un cuenco en mi pecho
que  por  alguna razón
alberga lluvias
que  sueñan infinitos       


© Anamaría Mayol

21/11/17

Poema de Gabriel Chávez Casazola

  

Los patios son para la lluvia
cuando ella cae despiertan sus baldosas,
abren los ojos del tiempo sus aljibes.

Y entonces los patios cantan.

Un canto hondo,
en un idioma arcano
que hemos olvidado pero que comprendemos
cuando cae la lluvia sobre los patios
y volvemos a ser niños que oyen llover.

Bajo la lluvia todas las cosas son renovadas en los patios
y cuando escampa el mundo huele a recién hecho, a sábado de Dios, a primavera.

El canto de los patios en la lluvia borra el dolor del universo y susurra el dolor del universo
por las lluvias perdidas, por los patios perdidos, por los cantos perdidos,
por ti y por mí que bailamos
bajo la lluvia de Bizancio
arcanas danzas
con movimientos hondos e indescifrables
en los patios de la memoria.

Por ti y por mí que bailamos
que llovemos
que despertamos las estaciones mientras el patio canta

porque la lluvia es para los patios,
esos indescifrables.

© Gabriel Chávez Casazola

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