29/5/12

Poema de Héctor Miguel Ángeli


UN CAMPO DE SOLITARIOS

Hay cosas que se pueden ver
y otras que no
desde un campo lleno de solitarios.
Se puede ver
el peso trillado de la piedra
sobre la cornisa
pero nunca
porque ya sería demasiado
el peso del invierno
sobre los alambres de púa.

© Héctor Miguel Ángeli

Poema de Ester De Izaguirre



Pobreza


Tengo bastante
porque me tengo a mí.
Pero no soy del todo
del todo
mía.

© Ester De Izaguirre

Poema de Horacio Laitano



Mujer soltera

Como alguien
que se ampara
en sus viejas pertenencias
la mujer se desliza
hacia adentro de su casa.

Busca entre sus cosas
el bolso y los anteojos
deseosa de palpar
objetos conocidos.

Delante de su cama
rememora fantasías
nunca confesadas
por temor al correr
de los rumores…

Al llegar a la bañera
el sonido del agua
la estimula…
Recorre con sus dedos
los bordes del espejo
y ve cómo ella misma
se aleja lentamente.

© Horacio Laitano

27/5/12

Poema de Élida Manselli


EL SAUCE

El aire del sauce
............. savia de libertad,
la lengua del aire
sin cerrojos que amenacen
los reflejos del paisaje,
liviandad abriéndose en el cielo,
como un todo o una nada,
que acalla el tropezar del siglo.
Mi mano cerrada aún en un coliseo de aves,
donde los nidos del amanecer están guardados
dentro del dolor,
mis árboles aún guardado dentro de espejismos.
Mi espejo cincelado a medias
y este aire que alza mi planta,
que filtra mis deseos y las flores lejanas,
aire que clava el aguaribay de mi conciencia.
© Élida Manselli

Poema de Hugo Mujica


Poética

Un relámpago,
............. en la noche que dilata,
......................... alumbra su mismo apagarse.



© Hugo Mujica

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Poema de Susana Giraudo



Enciendo el infierno cada noche.

Y quedo subyugada
por el temblor de la llama.

A un tiempo se conjugan,
el perfume del sándalo,
la bronca en el vacío
y un mordisco en la almohada.


© Susana Giraudo

Poema de Florencia Lo Celso



apurada de crepúsculos

la esbeltez
............ del otoño
bosteza milenaria
.................. dibujos antiguos
.................. de ocres,
.................. agonías de nácar.

© Florencia Lo Celso

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Poema de Rafael Vásquez


MIENTRAS LLEGA EL ADIÓS

Una fugacidad, un relámpago intenso,
el largo adiós que no concluye y sigue.
La vida que se juega en una apuesta:
todo el amor, que es siempre despedida.
Pero esa chispa que nos duele y arde
quema en su inabarcable permanencia
porque su intensidad lo salva todo.
Y es así la pasión: tenso intermedio
entre dos muertes que no llegan nunca,
entre dos manos que se van perdiendo,
entre dos cuerpos que se saben solos.
© Rafael Vásquez

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Poema de Roxana Palacios


Para mantenernos a salvo

En aquella época, pasar al otro lado del jardín
era cosa de minutos.
Bastaba con estirarnos un poco para alcanzar
la traba de hierro que mantenía las miradas
lejos de nosotras.
Las maderas se torcían y vos y yo avanzábamos,
seguras y erguidas como reinas.
Después, el laurel se llenaba de nuestras brujerías.
Magia, decíamos, y nuestros hijos imaginarios
escribían una mezcla de lenguajes
con piedritas de granza y pétalo molido.
También hubo llanto y un primer cigarrillo de la tos.
Minis y maxis.
Mi embarazo adolescente.
La reacción de las monjas de nuestro colegio.
El mejor amigo de mi novio tratando de conquistarte.
Eso allá, en un lugar que se agranda de solo pensarlo.
Y acá, entre tus cuadros y mis libros,
las mismas manos de madre hasta la traba de hierro para mantenernos a salvo.

.............................. a Mayca

© Roxana Palacios

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Poema de Any Carmona


CLAVE DE LUNA

En la sutil atmósfera azulnaranja,
emerge un faro de clave de luna.
Es mi nota inexistente del pentagrama,
evocadora de sonidos largos,
vieja amiga de los búhos magos,
la que abraza con hebras de plenilunio,
tu sombra y tu canto.

Allí, frente a la desnudez de la vida,
permanezco encendida y absorta.
Hecho mi cuerpo de guitarra tuya,
mi cabellera de cuerdas raídas
y mis brazos, de alas vencidas.
La música me abarca toda
pero sin ti, es muda.


© ANY CARMONA

Poema de Marta Lía Brossa


Día de lluvia

La lluvia es algo nuevo
que baña nuestro rostro,
agua de rosas que drena la melancolía
desde la distancia de los brazos,
llueve sobre todas las almohadas,
sobre todos los corazones del mundo,
llueve sobre el aprendizaje
de las primeras palabras de amor,
llueve sobre los pies descalzos
que festejan la vida,
la lluvia bendita lava la sangre
de las heridas,
llueve sobre la lengua sedienta,
sobre la comisura de los labios
a los que les crecen manos,
llueve sobre el techo de zinc de la nostalgia
sobre lechos que se multiplican en la noche,
llueve sobre tu cuerpo y el mío
un bálsamo de estrellas,
somos mejillas que forman parte de la lluvia,
del llanto y de la risa
con dedos dibujando sobre cristales empañados,
.... llueve mi amor,
........ somos de agua…


© Marta Lía Brossa

26/5/12

Poema de María Elena Rocchio


el amante aleja
la voracidad del silencio

vino seductor de la lengua
recorre las vetas del alma

no es otra cosa la sed

el reposo es la saciedad
sobre los ojos húmedos

© María Elena Rocchio

Poema de Irene Marks


“Día y noche están el follaje o la niñez abiertos
sobre una blanca mano por la estrella del bien.
Día y noche y sol de espesura en una tierra alargada
hacia el sur por verse mágica”
Elida Manselli, Gracia Torcaza

PARA EL ADVENIMIENTO

Seremos el edén y la palpitación el infinito –
oh carne de la luz, cuerpo sin límites,
Danzaremos el túnel del dolor atravesando las cuchillas de los molinos moledores de huesos, procrearemos bestias amarillas,
Y habrán de caer montículos de sal y colinas de azúcar por las hendiduras de sus ojos para que el tiempo cese, por que toda latitud se recomponga.

Y en los ríos de Luna, las hogueras de Sol nos alzaremos hacia todas las cosas en desnudez perpetua, animales de vida, savia de la corteza, hierba, raíz, escarabajo azul en la herida del viento

Hundiremos la llave en el rostro del pan despertando a los muertos, vibrando sin palabras como saben hacerlo las nubes y las pieles y las rocas sin nombre

Extendámonos con los brazos abiertos sobre el cruce de todos los caminos – como estrellas partidas descargando andanadas de luz que en sueños nos penetra
Liberemos el flujo de la luna – caigamos como fuego en las cenizas, antorchas nuestras venas, partículas del Sol, vivas constelaciones forjadas con la muerte de los hielos
en feroz destrucción de los glaciares que no quieran fluir
en la corriente
............. del edén que será sobre la
Tierra con la participación del infinito.



©Irene Marks

Poema de Leandro Calle


Después de la fiesta

En el vaso una marca de rouge
vestigio de tu boca en el cristal.
El beso
difícil de lavar.


© Leandro Calle

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Poema de Susana Mabel Lizzi


Duelo

Tengo que ver
cómo hago para
que pase de largo este signo menos
este vacío en el pecho medio muerto
que se achica y se agranda con mortífera indefinición.


Tengo que ver
cómo hago para
este vacío en el pecho medio muerto
que se achica y se agranda con mortífera indefinición.

Harta de no encontrar tu cara de ciruela radiante
en medio de tus ojos encantados de verme
harta
de no dejarme llevar por la sensación de ausencia permanente
cansada de no resignarme
y de esconder la no resignación.

Porque en medio de todo, sigo diciéndome:
¿Vos qué sabés de lo que hay del otro lado de la vida?
En una de ésas, es mejor
y él está bien allá...

Aunque creo que vivo
solo escucho mis propios pasos como sombras
o como un signo menos
eso
que parece tanta nada y es tan mucho
porque buscarte es una cosa
encontrarte ya no tiene remedio
Y
entre tanto
un agujero sangra en el lugar de las alas.

© Susana Mabel Lizzi

Poema consigna de Marina Cecilia Kohon


Las medias tintas no existen

No hay medias tintas
si te dejás, estas cosas se llevan
tu carne en jirones
tus pedazos de días y de noches
saltás
o el tajo se abre
hasta tragarte

caés atrás lo que no es
los ojos de arena
los besos nacidos del caos
............... y de las cenizas
el futuro de un espejo negro
y saltás
y adelante hay sólo un cuerpo
flotando entre hielos
y sabés
que habrá ardor por despertar
de otro tipo de muerte
que ese es el precio.


© Marina Cecilia Kohon

Poema de Alicia Pastore


el silencio del pétalo

un pétalo cae,
su sonido es mínimo,
sólo yo lo percibo,

mañana todos verán
la herida:
esa nueva arruga
en mi frente...

© Alicia Pastore

Poema de Roberto Reséndiz Carmona


GIRASOLES DE MAYO

Otra vez se envuelve en girasoles de mayo
en polen de jazmín estrella en concadores amarillos.

Otra vez tiene acordes de guitarra en el costado
bambucos criollos sangre curativa.

Con troncos de palmera y cuero
acompaña flautas de pan semillas en guazá
ilumina churumbucos del Cauca
pasillos del valle cumbias del atlántico.

Abre las manos y escapa una tormenta de violetas
camelinas fucsia helicones naranja
blancos lirios para el solar del universo

Fran es de nadie y menos propiedad de los formales
decora la habitación en donde vive de poemas
la partitura que tiene de las aguas.

Terminó por construir un mundo diferente al que habita
vive un cuento de hadas
prepara pasteles de miel con amaranto
aromáticos besos flores de canela.

Por un instante se detiene
y observa el humeante espejo de las once.
No ensarta angustias ni marca sobresaltos
vive a plenitud y sin pecado se entrega al amor
y a la piel que no tendrá mañana.

Un ramo de amapolas luce en el altar mayor del pueblo
en la escalera de mimbre en la arcada mayor de los portales.

Fran se desliza en canoas que bajan a la plaza
en el sabor de la lengua del ocaso.

Hoy buscará la eternidad en el perfume de un cometa
la blancura del agua en el torrente de sangre que la ahoga
cantará ensueños la libertad del mundo
juegos de edredón en la recámara
paseos nocturnos
despertará sobre el dorso de la mariposa.

© Roberto Reséndiz Carmona
Foto: Gustavo Tisocco

Poema de Verónica Peñaloza


Plutón es un planeta.

Platón es un problema.
La tristeza es por default.
La felicidad hay que reafirmarla cada tanto.
Todos los caminos conducen
a que no hay ningún camino.
Los años vienen solos
los daños no.
Lo que se deja atrás
de vez en cuando nos pisa los talones.
Los saltos al vacío no le caen bien a nadie.
El olvido no existe,
son los padres.
Los casi son la peor adicción de la frustración.
Los hábitos tranquilizan.
La sugestión hace estragos.
Los números impares no conforman.
La realidad no es un buen lugar
ni para pasar unas vacaciones
Salva tener en claro que
lo que mata es la esperanza
y lo último que se pierde es la humedad.

© Verónica Peñaloza

Poema de Sonia Del Papa Ferraro


Declaración

Toma de todo esto,
tan tuyo y mío de pronto.
Échate a andar
en mi cuerpo encendido
entre las malezas
de nuestras manos arrebatadas.
Ven urgente,
a beber toda la savia del verano
que te ofrezco
brotada de esta piel enamorada.
Cubrámonos todas las heridas
de besos en las tardes.
Elige el lugar,
abriguemos los abandonos y el tiempo,
saciemos toda la soledad antigua,
desatemos el pasado.
Desbórdame todas las mujeres que oculto,
los ojos transformados,
mis delirantes manos,
mi creación de arcilla, este deseo estallando,
mi galope, la inspiración,
la dicha.
Desbórdame toda,
..........que te estoy amando.

© Sonia Del Papa Ferraro

Poema de Jennifer Moore


Amor del que no muere

Amor, amor
amor del que no muere,
hecho de raudas cenizas emigrando
desde la bruma y la maleza.

Amor, bajo párpado insomne
osado y tembloroso.

Amor y amante en vuelo,
turba gentil de golondrinas
dejando atrás los quietos campanarios.

Ama el que oye musitar al almendro
con sus brazos florecidos en la noche.

Ama el jazmín hecho fragancia nívea
y ama el cuervo brillante, entre las ramas.

Amor del que no muere,
pasa una vez, sin anunciarse
como una ráfaga de luz entre las sombras.

© Jeniffer Moore

25/5/12

Poema de Edna Pozzi


Los amigos han muerto

I

Ahora agita una rosa, el tallo de una rosa
como si de eso se tratara la muerte
y cada pétalo, petalísimo, hiriente
roza mis mejillas y deja surcos de sangre.
Me causa gracia verlo al gordo Albarracín
agitando una rosa, el que amaba los caballos
y al galope en el parque destrozando la línea
de prímulas salvajes los cercos de siemprevivas
y las macilentas margaritas.
Parece que entró en la muerte
empujado por un golpe de rosas
o por otra hermosura pequeña
perversa hermosura pequeña
que se ha tomado el desquite
y ahora lo obliga a sostener el tallo
pobre gordo, amiguísimo, tan linda su cabeza
entre los setos de violetas y las rosas amarillas
todavía vivo bajo los cascos del caballo
intacto entre sus huesos astillados.
Claro que el tallo de una rosa
es algo liviano y frágil
no debe insistir para que el caballo
lo sostenga en sus dientes
cuando galopa, las anclas partidas de amapolas
por el extraño puente que los separa
buscándolo, jinete en pie entre las rosas
y caballo feroz embistiendo los pétalos,
los cristales, la lluvia
los jardines para siempre perdidos.

© Edna Pozzi

Prosa de Máximo Ballester



En la orilla: 111

Nada por decir, por escribir. Abulia frente a las comas, ante la picazón de espalda. Horizontalidad de lombriz, cabeza dentro de un pozo. Todo en no, en nada; anticipos o fetas de muerte. Las alas a los lados de ese caballo, invisibles, fatalmente ausentes. La ventana que hice donde no había casa. Y descubrir que la bolsita que me golpeó la cara, inflada por el viento, ya no tiene su paracaidista.

© Máximo Ballester

Poema de Lidia Vinciguerra


“Todo deja su marca,
como el viento en las rocas.
Todo vuelve a nacer (...)”.
Rubén Balseiro

Cuántas cosas tiene uno
en inútil estancamiento
telas, marcos improvisados
voces ya mudas
timones en desuso, tierra.
Tierra
no arcilla moldeada
acaso cosida
o casi barro. Tierra.
Y me pregunto
si es dado a los objetos
el peso del recuerdo
vago y efímero
oloroso y táctil
desesperadamente lugareño
y henchido
como este aire absurdo
que sobra en mi costado
en el preciso instante
de querer anular lo visible
y recuperar
el cuerpo esencial
recién nacido
el pardo filamento
del primer llanto.

© Lidia Vinciguerra

Poema de Graciela Maturo


Poema para Alejandra en su cuna de cedro

El aire desparrama los papeles en el cuarto vacío
en el séptimo cielo
tu cárcel de princesa
alejada alejandra
ahora que no estás
y están tan solos
los tiernos dibujos en la pared
las mariposas clavadas en su jaula de terciopelo.

Ahora que no estás donde tampoco estabas
Alejandra lejana
me castigo nombrándote.
Por esa soledad de tus flores deshechas
por tu altivo reinado de pájaros de trapo
por tu pregunta triste de niña en el asombro.
Alejandra
castígame con tu pena
con el rumor de tu nuca florecida
y tus velocípedos de alambre.
No permitas que olvide
aquella vela roja que te llevé una tarde
ni la forma perfecta de una palabra tuya
cuando hacías nacer el cristal de la rosa,
la rosa de una lágrima.

Alejandra , te nombro,
ya no más lejos, viva
devuelta al gran regazo de tu madre nocturna
nacida de esa cuna de cedro en que no estás
en que sólo reposa la osamenta de un pájaro.
Ahora el pájaro corre abierto ya en el viento
y el fuego lo desnuda.

© Graciela Maturo

Poema de Eduardo Alberto Planas


La ternura no basta

Mujer de mil enigmas,
a la que la vida
parece haber herido
hasta la desesperanza.
¿Qué misterios encierran tus ojos?
¿Indiferencia?
¿Dolor?
Tu voz sale desde las entrañas
intimas de tu ser.
Un grito.
Para que despierten los
durmientes.
Para que escuchen
los que no oyen.
Un llanto,
para que no venga la misericordia.
Una luz,
para que la vean los ciegos.
La ternura no basta
para aliviar la sed,
los recuerdos quemantes.
¿Hay algo más que todo esto?
Quizás lo viste
y estás tratando de anunciarlo.

© Eduardo Alberto Planas

Poema de Marizel Estonllo


Calle de enero

Una lágrima es una lengua que habla con innumerables
palabras bajo la santidad del firmamento.
Nikiforos Bretakos


Enero acerca su fin con una luna llena de cielo impecable.
Bajo su luz somos los habitantes de un mundo descolorido,
ahondamos las calles del dolor y la injusticia
y el canto
es un tono apenas del desgarro y la indignación
una luz que gime.
Un encuentro desvirtuado.
Una lágrima permanece parada en el borde del mundo.
Y desafía.
Las calles han quedado quietas.
Desarmamos los sueños
y somos ahora, insomnes desprevenidos.
Los pasos se tornan pesados con lentitud de caminos interceptados.
Con quebrados pasamanos donde asirse.
Esperamos la virtud.
Esperamos la esperanza y la fe.
La fortaleza nos asiste en la templanza.
Esperamos con prudencia a la justicia
y la caridad no es sólo sombra.
Siete lágrimas armarían de nuevo al mundo
en esta noche de enero, en cualquier lugar
donde alguien crea
simplemente, en otro ser humano.
© Marizel Estonllo

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Poema de Leonardo Martínez


POEMAS CON ÁRBOLES

VI

Un nombre para el verde oro
Laurel
Un nombre para el semen oro
para el verde heráldico
Para la esmeralda negra
un nombre
Laurel
Un anciano real preside las jerarquías del bosque
Laurel
La lluvia tiene calor de ijares
Laurel
El cielo cincela una diadema sinople
Laurel
El agua sexual enquista las parásitas
las comedoras de aire
los gusanos de las putrefacciones
en el torso verde oro
del laurel


© Leonardo Martínez

Poema de María González


Para no morir mañana

Para no morir mañana
rescato las palabras del poeta,
que puede llevar la luz del mundo sobre sus ojos
y cuando los pétalos caigan,
después de haber sostenido
el aroma prendido de una rosa,
todavía existente,
colmada de fragancia que guarda en su adentro
mi esencia efímera,
la dejare en tu piel ajada de tiempo,
sellada por los pasos que han vivido
el secreto de tu alma y la mía
cuando la luz del día se apaga.
Y quedará mi mueca dibujada
que llamaras sonrisa.

Para no morir mañana
como dos aves sedientas,
cuando mis pupilas esfumen los colores
y se vayan disipando
lentos...
dejaré que mute mi figura
en dónde tu alma posó la mía,
y te sabrás amado.
Porque puedo imitarte incipiente,
golpeando con un beso tu mejilla
y pueden mis pétalos deshojar
para dormir entre las hojas
de tu poema preferido,
alejándonos en vuelo.

Para no morir mañana
escribo palabras
que te sepan amado.
Porque quise ser poeta
desgranando la vida a contrapaso,
cruce la orilla contra toda estructura
porque tu mano me esperaba.
Y bebimos del estanque el agua sutil
de la ternura
y el plumaje desnudo dejo caer, sin que supiera,
un gemido despierto.
Y cuando mi tumba vacía
ya no contenga nada
partiré descalza y como suave pluma
habitará mi alma tu aletear de primavera...
para no morir mañana.


© María González

Poema de Lidia Cristina Carrizo



Nada podrá evitarlo

Como en una tonta existencia, mezclaba lo que perdía,
confundida, en fantasmales imágenes, embriagando
todo el tiempo, mientras buscaba esa instantánea,
que me alentase, sin tener que esperarla un siglo.

Mientras, otros viven de mentiras, como hombres
honrados, piadosos, porque no miran a sus costados,
donde se produce el incesto matemático, como en un
día común de sus falsos pasos, marcando el entretejer
de tantos instantes, en el silencio de las bocas y ojos
que se clavan como espadas, mientras su filo nos corta
hasta el grito, en los labios más acallados, de este mundo.

El pendular del agónico instante, ignora que el sarcasmo del amor
se trepa en los espacios, de un sin fin de añoranzas, con palabras,
que bien conoce, y no ignora que sus fragmentos se aglutinan por
la diagonal, en su movimiento, y nunca jamás, nada podrá evitarlo.

© Lidia Cristina Carrizo

Poema de Teresa Dragotesa Leuzzi


Presencia

Si el miedo y la furia se mezclan...
Las palabras ni alcanzan la garganta,
como si se agolparan y se helaran sin sonido.
(sólo el grito te puede liberar, sin gritar)
Si el odio en segundos te aniquila el amor...
Si otro discurso te viola los oidos....
Si la libertad te la roban figuras de apariencia humana...
Y si la oración te parece lejana.
No lo dudes estás ante la horrible
presencia de la Injusticia.


© Teresa Dragontesa Leuzzi

Poema de Leonardo Gastón Herrmann



Simulación de las sombras
colgadas de los cuerpos
trincheras de carne apilada en los huesos
aves de papel de arroz
surcan la gangrena.

© Leonardo Gastón Herrmann

23/5/12

Poema de Alejandro Schmidt


Biográfica

no estaba yo arrojado
por mi madre al mundo
sin su cariño
sin sombra de ella
nada
vuelto una pura carne
bajo todos los rayos
cuando me vino un ir
hacia el camino ese
largo y angosto
de los hombres
de a ratos triste
y otros más contento
sentí el crecimiento
de huesos y poderes
y cómo también
se quebranta
toda ilusión o carroza
poderoso ya
con salud y apellido de nadie
serví a la panza
y engendré
tuve la suerte de concurrir
a bares y reuniones sociales
y de que me duraran
los zapatos
y así y así
las estrellas cambiaron sus lugares
y envidié el sino de las piedras
su ser para el agua
en ese anhelo envejecí
hasta lo que se llama
plenitud
y anoté sueños por causa
del ocio o la decepción
sin debilidad ni fortaleza
rodando nomás
por la ceniza donde
-según se ve-
termina todo

entonces
cuando ya quedaba
claro
-y con aumento como
bajo un cristal
de ésos-
fui donado por las Hadas
a la Poesía
esta señora me guardó en
la piecita del fondo
a veces me muestra a
las visitas
a vendedores callejeros
siento otros mundo
y otros cielos
lo único que me angustia
es no viajar
pensar en los míos.
© Alejandro Schmidt

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Poema de Elena Cabrejas



ESE DÍA

¿Hacia dónde volveremos la mirada -hecha sombra
de musgo acorralado -después que todo se desnude
y ya nada sea igual?
¿Hacia dónde la piel ajada y triste, la entraña
disecada de volver tantas veces del centro
de la tierra?
¿Hacia dónde la hendidura de los siglos
los huesos calcinados asomando en la herida
frente al pavor del día lleno de realidad?
Quedará sola el alma naufragando en sí misma.
El viento habrá pasado arrasándolo todo.

© Elena Cabrejas

Poema de Gisela Galimi


La mar jardín

Sobre la piedra ha nacido un jardín
de corales, de algas.
No es un jardín donde habitar
no hay espacio para la ronda
no acude la noche a los jazmines.
La mar jardín
tiene de pez la risa
paladar de anzuelo sobre una boca plana,
tiene sal,
conoce el peso del océano,
flota ola su destino incierto
una orilla u otra, no depende de ella.

Pero la piedra ya no esperaba nada
y un jardín es un jardín
aunque el perfume le sea negado.

© Gisela Galimi