31/12/14

Poema de Patricia Diaz Bialet


FLUYENDO

“...Guess I’ll hang my tears out to dry...”
Sammy Cahn

Todos mis conocidos han sido campeones en todo.
Fernando Pessoa

¿Y qué si soy desaprensiva,
olvidadiza,
pétrea?

¿Qué si soy capricho de muerta,
marcha alcoholizada,
suela de sandalia de nube?

¿Y qué si soy punta de lanza,
princesa líquida,
dedo de dolor antiguo?

¿Qué si soy trapo,
feriado de septiembre,
susurro de tren suicida,
medida derramada en mercurio?

¿Qué si muerdo ráfagas imprecisas?
¿Qué si tiemblo en mi rincón de gata?
¿Qué si yazgo en penuria de accidente?
¿Qué si enfrento ventanas del diablo?

¿Y qué si tengo por mascota a mi piraña infinita?
¿Si resuelvo ser frágil,
estúpida,
de valor nulo o reducido?
¿Y qué si concibo fracaso tras fracaso,
ardida piel de angustia tras ardida piel de angustia,
o porcelana de estiércol debajo de mi traje?


Yo siempre soy tarde para todo.
Agua viva con pulso en blanco.
Palabra surgida de la sombra. 


Soy caudal de pena fluyendo espesamente.




© Patricia Diaz Bialet

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Poema de Lidia Cristina Carrizo


Cuando anochezca 

Hoy que la mirada,
no es de quien yo amo.
Hoy me encuentro muy lejana. 

Porque se fragua así mi sangre
quemándome imposibles allí donde
mis comisuras se aquietan sin sonrisas.
Sólo beben silencios y sombras

cuando la noche crea sus fantasmas.


¿Es que pido imposibles..digo yo, cuando anochezca
el día o después, cuando mis ojos no se encuentren distantes,
mire los tuyos,que recorren mi tiempo,como si fuésemos
sólo simples amantes? 

Sin tener que elegirnos y el asombro ya se asome en mis
negros ojos, vuelvan a brillar como hace tanto tiempo,
entonces vendrás en una noche inmensamente nuestra
y el olor a cielo abierto esté en el aire! 

Volvamos a sonreir sin contrato.  Ya  amanece.


© Lidia Cristina Carrizo

28/12/14

Poema de Cecilia Glanzmann



REDENCIÓN

Contemplad el reino de Dios, está dentro de vosotros.
Lucas 17: 21

Que el holocausto no retorne para nadie.

No hay holocausto
si no se ciega el ser ante la energía de la Luz
la única
para la redención de todos.

No hay holocausto, me digo
si no lo permito.

Los peldaños en ascenso se hacen más y más visibles.
Corazón y mente juntos.

No al holocausto
desde la conciencia alerta.



© Cecilia Glanzmann

Poema de Daniel Martínez


MENÚ DE LA CASA

                                 a mi hijo Juan 


 “Circúnda-te de rosas, 
ama, bebe e cala. 
 O mais é nada.” 
 Ricardo Reis 


Moriremos de amor como corresponde 
rodeados de hijos bellos 
y el recuerdo de mujeres hermosas 
más hermosas que cuando las conocimos 

moriremos adorando al sol 
el único dios que nos acaricia 
la única verdad que nos ilumina y no nos abandona 

pero antes viviremos y beberemos hasta saciarnos 
mientras escuchamos 
viejas canciones pasadas de moda 
aplaudiremos a rabiar al último rebelde 
que se cague en toda la solemnidad del mundo 
robaremos besos en nombre del amor 
haremos el amor como si fuera 
la primera y la última vez 
               en nombre del amor 
y nos equivocaremos mil veces para confirmar 
eso de que el error propio 
es más sabroso que el consejo ajeno 

criaremos hijos locos poetas 
les regalaremos libros de Bukowski 
una guitarra un mate y un Quijote 
y la sabiduría del que nunca supo nada  

les mostraremos las fotos de viaje 
donde aprendimos que los besos y las ilusiones 
no tienen idioma ni frontera 
y les inventaremos relatos fabulosos 
para verles abrir los ojos asombrados 

mentiremos que la vida es bella 
que hay que seguir a los locos 
a los que coleccionan sueños y boletos 
a los que abren las puertas y las botellas 
a los que duermen abrazados a su sombra 
a los que pierden todos los trenes de regreso 
a los que aman en defensa propia 
a los derrotados por la belleza 
y a todos los boludos que se bancan 
creer en un mundo mejor 
             en un futuro mejor 

después moriremos de amor 
con secretos mal guardados 
sucios de promesas pendientes y deudas fiscales 
porque el orden es casi siempre sospechoso 
se apiadarán de nosotros viejos compañeros 
nos recordarán desprolijos impuntuales alegres 
pecadores de delitos y crímenes intrascendentes 
coleccionando libros y cosas que no sirven para nada 
porque de eso se trata el menú de la casa: 
vida y muerte condimentada 
con algunas risas lágrimas y besos



© Daniel Martínez

Poema de María Laura Coppié


Recién ayer 

Anoche empezó
una estación prohibida
que no es el invierno
aunque tengo frío incluso en la memoria.
Todos mis recuerdos
tienen los labios azules.
El corazón me late con fuerza,
en la garganta y entre los dedos,
enredado en el pelo
y adentro de la cartera.
Sólo queda mi corazón,
todo el resto de mí es helado y liviano
como para irse con el viento,
como esas guirnaldas de muñequitos
que recortamos para las fiestas del colegio

Froto con desesperación 
las manchas de las ventanas,
espanto las arañas demoliendo sus casitas,
asesino las conjuras de polvo de los rincones
escupiendo pecados
como a esas invisibles espinas del atún.

Pido ayuda a gritos,
dando manotazos
y la única señal que decodifico
es la de las huellas de grasa
estampando la pared.

La mañana aparece para recordarme
que aunque entre las nubes me sienta desamparada
es el sol
el que dibuja la sombra bajo las cosas.


© María Laura Coppié

Poema de Sonia Rabinovich



Una mujer sentada
sobre la fecha de su muerte
quiere vivir.      
Lee en la lluvia el fragmento de una boca
que no le pertenece
y escucha sobre el tejado
poemas de amor antiguo
resbalando
hasta hundirse en la tierra.


© Sonia Rabinovich

27/12/14

Poema de Elena Cabrejas



HAY UN MURO 

En el eco del último jadeo de nuestro amor
los girasoles del amanecer se deshacen
lo mismo que luciérnagas amarillas
encandiladas por la hoguera.

Hay un muro donde golpea tu nombre
en todas las pesadillas
que me castigan.

El canto de nuestro propio naufragio
me desviste la piel
en cada uno de mis nacimientos.



© Elena Cabrejas

Poema de Paulina Juszko



            Ô récompense après une pensée
            Qu’un long regard sur le calme des dieux!
            Paul Valéry, Le cimetière marin 


Otra vez juntos
amado / inseparable del verbo amar
aunque no podamos unirnos / sólo nos miramos
divino oxímoron
andrógino
siempre idéntico siempre diverso
eternamente recomenzado
tengo que llenarme de vos
dulce amargura
besos de ojos una y mil veces te doy
¿ésta es la última quizás…?

A-dios…


© Paulina Juszko

Poema de Marta Ortiz




Pasos     
                              
                  a mi madre 

Sobre el piso colorado,
grumos de silencio.
De arena,
sus pasos perdidos delatan mi extravío
no sé cómo seguirlos.

Una mano piadosa me lleva a la ventana.

Pasos de algodón retumban en el césped.
Vislumbro grietas
que en el verde abre el jazmín.
Capturo la mirada de mi madre
prisionera de un gesto de hace tiempo
aún inconcluso:
sorber con toda la cara
la espesura de la flor.



© Marta Ortiz

Poema de Flavio Crescenzi



Patibularios 

IV

     Barroco y surrealista me dicen. Honestamente, no sé dónde termina lo uno y dónde comienza lo otro. Mi barroquismo es visceral, enfático, lleno de la desesperación del que es conocedor del vacío y lo combate. Barroco es aquel que no conforme con vivir en un mundo vacuo, incoloro, moderado, intenta llenarlo con lo que tiene a su alcance. Yo tengo a mi alcance el surrealismo. Dejando toda teoría de lado, afirmo que mi barroco/surrealismo es algo así como una militancia. ¿Y el poema entonces? El poema lo estoy haciendo con mi pecho, lo miro con mi boca, lo oigo con mis ojos y está, seguramente, en algún lugar fuera de esto, digo, de este texto apenas si visible entre mil sueños.


©  Flavio Crescenzi

Poema de Raquel Fernández

  
EL SILENCIO ES SALUD

“El silencio es salud”.
Eso me enseñaban en la escuela.
Escribía ese eslogan una y otra vez
y hasta hacía dibujos para que fuese más digerible.
Personitas en una plaza.
Personitas en un parque de diversiones.
Personitas tomadas de la mano.
Mudas.
No podían decir “te quiero”,
ni “me duele”,
ni preguntar “por qué”.

“El silencio es salud”.
Pero a ellos no les gustaba el silencio.
Les gustaban los gemidos, los aullidos, los llantos.
El silencio era salud para nosotros,
que teníamos que callarnos
cuando ladraban los perros,
cuando arreciaban los gritos,
cuando se llevaban de los pelos a la chica de al lado
(“Pero la chica, ¿no miraba la telenovela?
¿No iba a comprar el pan?
¿No jugaba con su hijo como mamá juega conmigo?
¿La chica era mala?
¿La chica nos iba a matar a todos?”
“Callate, nena, cállate,
y seguí cortando papelitos,
mirá que Argentina le gana a Holanda
y hay que tirar muchos papelitos…
Callate que  sí,
que nos van a matar a todos.”)


“El silencio es salud”.
¿Cuánto silencio significó en mi vida
crecer entre personitas mudas
y chicas muertas?

Ahora grito lo más alto que puedo.

Creo que jamás estuve tan sana.



© Raquel Fernández

Poema de Nora Coria



PROMESAS DE POETAS

Si elegimos las palabras y sembramos
en miradas,
si labrando en los silencios
cultivamos estallidos,
si nutrimos esperanzas
con deseos,
te presagio …
que transites
por sendas saludables,
que tu corazón recorra
pacíficos caminos,
que los sueños se te acerquen
por rutas infinitas,
que disfrutes, hasta el borde,
profusas noches luminosas,
que no sientas el cansancio
por caminos escarpados,
que encuentres, sin buscarlos,
muchos cielos impensables;
que descubras en el viaje
una calle agradable y simple
donde quieras...
detenerte.

Cuando cruces, ciertas veces,
una misma esquina,
te prometo…
¡será siempre diferente!



© Nora Coria

Poema de Néstor Cheb Terrab


el aguijón en el hueso
de la pantorrilla
debajo del tatuaje
atraviesa 
su sangre prolonga
la extática agonía
forma de acupuntura para
abrir pectorales


© Néstor Cheb Terrab

Poema de Silvana Merlo


Aura Oscura

Soy la Muerte personificada
soy la esencia de los muertos
y soy aire oscuro
consentida del infierno.
Alguna vez
tuve ganas de huir para salvarme
tuve un mundo que sigue resonando
voces suaves
ojos graves
cercada en altos muros
con memoria infinita:
un poeta me guíaba
y daba equilibrio a la muerte.

—A mi muerte—


© Silvana Merlo

Poema de Norma Starke

  
Ese camino de tanto irse
el hombre que le canta al pájaro
agarrados a los techos
 la nada, la ceniza
    y esta sequedad de ser
              vieja lluvia

esos perros que le ladran al infierno
el nubarrón a la antena
               enganchado
el cansancio de volver sin agua
               a la sombra

y nosotros lamiendo tantas sombras
             a la hora del rezar



© Norma Starke

Poema de Norma Gianico



PUEBLO

Por más fiebre de junco
por más encajes
su duelo atisbado con fantasmas
habrá de pupilar sin vendas la ojerosa sequía,
cualquier surco sin el hocico hormigueante
de un siglo de cotillón.
Mi pueblo crecerá libre      libre
de tanto yugo desdentado.


© Norma Gianico

26/12/14

Poema de Ana Guillot


el tiempo detenido en la visión
cada momento fue distinto
aunque igual fue el canto del pájaro
que dividió la tarde
en dos
(nunca había dejado de ocurrir)


© Ana Guillot

Poema de Jorge Boccanera



Historieta

La niña abre el baúl y una mano le echa tierra
                en los ojos.
Ella dice: ¡qué hermoso paisaje!
Ahora mezcla pinturas,
revuelve los vestidos de tías adornadas con juegos
                de palabras.
Se amorata, se luce angelical, gira mangosta,
                novia de esparadrapo,
se mira en los espejos que trabajan sin que nadie
                los mire.
En este último cuadro la niña se pinta y se
               despinta, aparece y se borra.
Yo cierro el libro de cuentos infantiles pensando
               que mi lengua es esa niña Sordomuda,
probándose vestidos a la hora en que los demás
               duermen.


© Jorge Boccanera

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Poema de Cecilia González Gerardi


Llevo
atorado en el alma
el desangre.

Mi sensación está anémica.


© Cecilia González Gerardi

Poema de Alicia Corrado Melin



BERRETÍN 

Susurros de gurú guerrillero
tal vez se le piante un lagrimón
en esta madrugada de piel llaga.
Me llevo su desfile de máscaras
y las momias de un brindis.
Garabeteo a solas
quizá también
se me piante un lagrimón.
Neto parafraseo de dos por cuatro
ironía del llanto otoñal.


© Alicia Corrado Melin

Poema de Beatriz Arias



No pasaré ligero por la rosa
me quedaré contándole una historia infinita
los ojos arrojan sus espejos plateados
y el amor queda entonces
detenido en el aire.
No pasaré ligero como el viento
que se lleva las cenizas del otoño,
me quedaré vencida y permanente
en el hondo viaje de los pájaros.
No pasaré ligero por el libro,
me hundiré en la acrobacia de letras y canciones.
El tiempo hará una lenta elocuencia de pasajes
y quedarán pintados
los sueños de los tréboles.


© Beatriz Arias

Poema de Daniel Adrián Castelao




“Soy un Tonto en seguirte
Como un Perro Andaluz”
Carlos Alberto Garcia Moreno


Reverbero
en mí
me absuelvo

aborrezco pupilas
tu imagen ignífuga
foto mental
borrosa

párpados afiebrados
me bifurcan
me amenazan
me acuñan
en doblones de oro blanco

Este reverbero
eco de inundación
     tu boca
      aire
   y esos ojos
        navaja rajando la luna.



© Daniel Adrián Castelao

Poema de Carmen Amato



Parir un texto tiene
que ver con el placer
de que copulen las palabras,
su alumbramiento
              es un deseo
                         realizado,
                             el milagro vivo
                                 de la pasión
                                            verdadera.



© Carmen Amato

Poema de Daniel Arias


Dime que es fácil
agujerear el corazón del niño
y verlo sangrar…
Dime que el pulso alucinado
vestido de terciopelo rojo
no ha deshabitado el futuro,
enséñame la idea nueva
porque hay una máscara que viene
y el decreto celeste se ha demorado.
Cuenta tus fragmentos
los vértigos errantes
y la inmensidad creciente de los días.
Debajo de las bocas vive la palabra
de pronto polvo demasiado leve,
procesión de caminos largamente blancos
entre el amanecer y los cangrejos,
junto al refugio de la sangre.
Ocúltame el baile de la sombra
en su gruta de aguas,
no quiero ángeles en laberintos,
no quiero tocar una cascada de enrulados ecos
demasiado distantes.

Dime que los resplandores
no son efímeros cuchillos
debajo de la cifra,
dime que volverás
sobre un bisonte gris por el aire
para quedarte en este río,
aquí reflejado,
largo sueño sobre el agua.


© Daniel Arias

Poema de Amalia Mercedes Abaria

  
EL HORIZONTE 

Allí, en ese abismo de la pampa
o del mar o del desierto,
en ese abismo donde los ojos caen
y no hay nadie, nadie 

En la hendidura del cielo
donde  vuelas  hacia esa línea dura
mientras  el sol avanza y  ya no puedes ver 

Quieres lanzar tu corazón hacia la luz
sacarlo de tu cuerpo
y hacer como los pájaros
que huyen a la orilla del mundo
y no regresan.

Qué, quién
más allá de la frontera infinita… 

 Es el hechizo de esa línea
que te mantiene así,
puedes irte pero te quedas
puedes desaparecer
pero permaneces mirando ese final
lejos… 

Cuántas veces
en la frontera inmóvil
vuelan capas de ángeles
y los caballos levantan sus cabezas
y en el cielo corren, corren…………. 

Allí también  vieron su sombra negra
aquéllos, antes de la batalla
con el recuerdo de esos días felices,
                                             casi olvidados

con una tierra, árboles, hogar,
                                             casi perdidos. 

Horizonte, horizonte.…

dueño de nuestros pensamientos, nuestras derrotas

nuestros sueños 

Quizás alguien vislumbre desde ese punto,
nuestra frágil plataforma de hombre que mira 

Y decimos   entonces
 que sólo existe esa línea pura,
perfecta, silenciosa.                
                                                              
                                                                     


© Amalia M. Abaria

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Poema de Aleyda Quevedo Rojas


BESO

Destilada lluvia
nace de ti
misa profana
sobre la roja arista.



© Aleyda Quevedo Rojas

25/12/14

Texto de Edna Pozzi




NAVIDAD PARA TODOS 

Me desperté ese día de una semana cualquiera y mirando el almanaque donde nevaba intermitentemente una lluvia de papel brillante, me dije: “ya viene la Navidad” y no obstante, que mi perversa memoria se obstinaba en recordar todos los trámites engorrosos y aburridos que ese día debía cumplir, el símbolo o el color de esa Navidad comenzaba a destilar sus tiernos rayos sobre mi dolido corazón. Con qué carga vendría esa Navidad anunciada, en este año un tanto pesado de malas noticias, desde un deterioro evidente de una vida jaqueada por la codicia e indiferencia de los gobiernos, la falta de actos creadores, el libro amado que yacía en la soledad de mi boca, los avisos de muerte lejanas o cercanas igualmente insoportables como a veces la esperanza convirtiéndose “en una lata de caramelos que en el atardecer hubiera sido terminada”.

 ¿O sonreirá la joven de piel  morena que no se cansa de tenerme la mano y obligarme a trepar el amado “Machu Picchu”? ¿La Navidad colmada de deseos de mi niñez absorta totalmente en una muñeca de ojos celestes que ningún presupuesto alcanzó para comprar? Alguien  me indica que hay-hubo chicos descalzos y con hambre como si tuvieran que  depender de una patria raída, que los muerde hasta los dientes, que  frente a ello mi muñeca era un deseo de niña construida en la pena del abandono incapaz de conservar  ilusiones para los otros.

Es que en esta Navidad las palabras han adquirido un color distinto, como si fueran sobras de un lenguaje brillante que antes ejercitábamos con belleza y astucia, “para salvar al mundo” como diría mi amigo Ariel Busso. Y en esas palabras apenas si caben la multitud de afectos, de sonrisas, de lágrimas que uno esta dispuesto a entregar. Me conmueve profundamente la Navidad, mis queridos amigos,  hijos, nietos, casas, patria, que aún andan por la vida esplendorosa soñando el sueño que otros no pueden soñar, mirando de lejos o de cerca la noticia de un dolor que corresponde a un mundo incompleto, que aún andan cantando seguramente por mi también y la joya del pensamiento que finaliza en los labios de una mujer amamantando su primer hijo, el que será por fin “el elegido”. Esto denota que no es una fecha más para comprar si se puede un anillo o una muñeca de trapo, es algo mas rumoroso en Cecilia, en Alicia, en Martita, en Nena, en Carlitos en todos los otros que por años se han levantado con una copa de vino en la mano para gritar Feliz Navidad, esta debe ser una Navidad de todos, los jóvenes y los viejos, los enfermos, los de brillante salud, los abuelos y los niños no nacidos, los de una dorada adultez y de todos los que se han ido sin saber como los hemos querido.

Esta es una Navidad distinta. Fuerte y hermosa la belleza que espera el Padre Busso reside, ya se sabe, en los más intimo del corazón humano. Entonces quizás encontremos esa tierna luz en las mejillas del niño Dios apoyada en el muñeco que esta en el pesebre nada más que para hacernos besar lo que siempre debe ser besado. Paz  y Justicia para todos.



© Edna Pozzi