29/6/18

Poema de Lucía Carmona



A LAS ESTRELLAS

Nadie es capaz de tomar a la infancia
en la mitad de un día
nadie
contemplaría sus rodillas huesudas
sin siquiera un inicio
de estupor
pero yo
desde la misma muerte
he vuelto a caminar entre zarzales
con las palmas pegadas a la tierra
y la cabeza alzada a las estrellas.


© Lucía Carmona

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28/6/18

Poema de Romina Funes





Una hoja de menta
silba el nombre que nos contiene

dentro del cubo negro
la hoja    sorda todavía de piel    crece

somos la mitad de la visión      te digo
mientras palidecen y mueren
alrededor de la maceta
aquellos que no pudieron con nosotros

muerdo tus labios y muerdo la hoja:
debajo brilla      excesiva e inmune       la raíz.


© Romina Funes

Poema de Susana Zazzetti


                    

              a eduardo cichy, in memoriam

¿ y qué ibas a decir
con ese homicida silencio en tu carne?
cuando tu piel tuvo su color morado
cuando se tensaron tus venas
como alambre
el sol dejó de sostener tus manos.
cuando el caballo del circo se
desbocó en la calle
y lo encontró tu amigo ciego
el que insultaba al relámpago
cayó rotunda tu voz
sobre el homicida silencio de tu carne.

vagué por el domingo
ya sin rostro
buscando un libro donde poder
dejarte
donde dejar tu inútil armadura
tus ojos   tu mandíbula
donde seguramente
              crecerán tus árboles.

© Susana Zazzetti

Poema de Raquel Jaduszliwer





Irreflexivo el pájaro
apunta hacia el pesado párpado
crepuscular y en sombra del final de la tarde

flameantes como antorchas
como las banderas de un país en armas                                     
vibran las horas bajo la luz que cae

y el ángel desolado que lo ha visto todo
no hace más que llorar.


© Raquel Jaduszliwer

Poema de Cristian Jesús Gentile





"Soy tan solo una palabra
que acaricia todo tu poema"

© Cristian Jesús Gentile

Texto de Cynthia Rascovsky




No sé

No sé si bajo la alfombra cayó la sombra/ o tal vez en el patio de mí cabeza.
Será posible que nada tenga patas/ que la luna sea de juguete.

Supongo que será el cansancio/ o quizás esta paloma muerta/ que hoy encontré en mí ventana.

Probablemente la noche me enmarque un delirio/ o esta bisagra que mí espalda lleva/ haga de mis pies/ un surco de venas partidas.

No sé bajo que ropa me olvidé la vida.


© Cynthia Rascovsky

Poema de Adela Margarita Salas


  

.-Me has dicho,
haremos un viaje
a un lugar donde  nadie nos vea,
juntos
para contemplar el ocaso
hasta que nos sorprenda el
amanecer…
No importa
la frescura del rocío,
he de cubrirte…
                iré sin valija…

© Adela Margarita Salas

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27/6/18

Homenaje en en fallecimiento de SILVIA PALFERRO


Me entero del fallecimiento de Silvia, quién formó parte del blog hace mucho tiempo, una mujer amable y amorosa, que repose en paz. Un abrazo a sus familiares y amigos, Gus.




En largo viaje 

Conducidas por algas del añil
aguas en el rostro
han vuelto a mecer
el trazo desde la mano.
Azulándose con lo pintado
debajo la tela aguzando
del tiempo entreabre al mar
su escondite vegetal.
Pentimento donde el óleo
devuelve secretos en largo viaje
al verde reconociendo más allá
otro infinito dibujado.

© Silvia Palferro



Nocturnales

Desde mi cuarto menguante
escribo en solitario
con este hilo del azul
de la punta de la luna.
Pero yo sólo escribo
hasta el encuentro y sigo
sobre otro renglón
que se abre al Abril
del papel cuadriculado.
Porque es aquí donde hago rodar
cada palabra
para vivirme los umbrales de ser
yo. Este nocturnal espíritu
sudado entre letras después
de tanto buscar el amor.

© Silvia Palferro


                 a Jorge Luis Borges

Dispersos en el cielo, los ojos,
esos pájaros ciegos, fueron
moviendo sombras, como piezas
de ajedrez por su bastón
llevadas hasta el infinito.
Hoy detrás de su propia huella
se levantan otras. Ya huérfanas
ante el final inhabitable
del laberinto. Allí donde el verso
fatigó ilusorios sus pasos.
Del otro lado del espejo
una mano está apagando
el último poniente.
De este lado , entre penumbras
sólo hay polvo cubriendo
la soledad de un bastón.

© Silvia Palferro



NACI EN CAPITAL FEDERAL.
COMENCÈ ESCRIBIENDO AFORISMOS Y A PARTIR DEL 1981 ME INTRODUJE EN LA POESIA, MÁS ALLÁ DE LA SUTIL NEBLINA QUE NOS RECUBRE LA MIRADA, OJOS QUE POR ENTONCES COMENZABAN A FILETEAR SUS REBORDES CON OTROS CLAROS, TAMBIÉN OSCUROS DEL SENTIR.
A PARTIR DEL AÑO 1984 HE PARTICIPADO EN DIVERSOS TALLERES LITERARIOS CON : KATO MOLINARI, RODOLFO ALONSO, OSVALDO ROSSLER,JORGE ATILIO CASTELPOGGI, TAMARA KAMENSZAIN Y MARIA DEL CARMEN COLOMBO. ENTRE OTROS, RECIBÌ EL PRIMER PREMIO DE POESIA EN LA BIBLIOTECA MIGUEL CANE, SELECCION DE POEMA EN EL CONCURSO LATINOAMERICANO FUNDACION GIVRE; SEGUNDO PREMIO EN LA CASA DEL POETA DE LA PLATA, SEGUNDO PREMIO EN LA S.A.D.E. FILIAL MORENO, TERCER PREMIO EN LA EDITORIAL CARLOS PEREIRO, MENCIONES EN LA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA, UNIVERSIDAD DE BELGRANO, etc. MIS TRABAJOS FUERON SELECCIONADOS PARA INTEGRAR DIVERSAS ANTOLOGÍAS: CARLOS PEREIRO EDITOR, EDITORIAL PUBLICACIONES LATINAS (BAHIA BLANCA); PEGASO EDICIONES (ROSARIO-SANTA FE) ; ANTOLOGÌA DE TALLER LITERARIO DE LA CASA DE LA POESÌA. COLABORÈ EN SITIO WEB "TRANSDISCIPLINA CREATIVA" Y "A GRILEIRA" (de cultura gallega) Y EN PERIODICOS BARRIALES COMO "NUEVO CICLO" Y "DESDE BOEDO"

26/6/18

Poema de Beatriz Schaefer Peña


  

El extraño

                        Tengo un lobo boca arriba 
agazapado en el estómago. 
Los médicos no dan con el diagnóstico 
                        porque no han percibido 
la presencia del pequeño lobezno 
que afila los colmillos 
y su incipiente garra 
                        abre el pliegue rosado 
de ese mullido albergue. 
Yo no sé cómo entró a este cuerpo mío 
                                 tan subrepticiamente, 
tan cauto en su pasaje. 
Lo cierto es que ningún medicamento 
le hace mella: los escupe, 
                         los vuelve a su destino 
y se sigue saciando en el dolor 
                                dejándome tendida 
sobre la blanca estepa de las sábanas. 
Entonces, lentamente, yo palpo sus perfiles 
                                             debajo de mi piel 
y así se tranquiliza, se anilla 
                              y tal vez se duerma 
bajo esa caricia que le llega 
                               como un suave arrorró.


© Beatriz Schaefer Peña

Poema de Anamaría Mayol



LAS FORMAS DE LOS DÍAS

Yo te miraba las manos
 mientras hablabas
(las amaba )
y tus manos hablaban
en silencio

tomaban de repente
 las formas de los días
de mi rostro
mi cuerpo

cada poción de amor
o desamparo

y amasaban el tiempo
que  escurría por ellas
 como un maleficio
 en la distancia
un pacto de mutismo
                      de ceguera

yo te miraba las manos
con su color  de inviernos
sumergida en el mar
de sus sonidos

y una  parte de 
era rehén
acaso sin saberlo

yo te miraba las manos
replegada en mi misma

con la desgarradura en agonía
de ese amor
que no quiere salvarse
y  aún así no muere

las miraba
arrebatadas  al vuelo por la muerte
en medio del derrumbe

© Anamaría Mayol

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Poema de Andrés Lazcano García


VER EL SOL 

Entonces pasó
de repente, no sé,
no me di cuenta,
sin querer me distraje
y no hubo gestos, no hubo piel, no hubo ella.
La perdí en un abrazo del día que cantaba
y el amor se murió de frescura.
La noche duró lo que sangra,
poco a poco me fui yendo,
me iba como los que nunca se van
y después vuelven
a mudarse a sí mismos.
No era la casa que quería
pero sabía que de ahí
se podía ver el sol.

© Andrés Lazcano García

Poema de Ana Romano



  
Pespunte 

Ruedan los confusos
aglomerados se quiebran

La musa contempla con ojos rociados
cachetadas autónomas
ante la doncella
desglosándose

 Brinca en la fronda
 de la algarabía o recoge
 los cautivos escarlatas

 Los oponentes acometen

 Objeta
 su naturaleza
 el espiral

 Alambre ilumina.


© Ana Romano

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Poema de Liliana Majic



viva

agua
vino
savia
fauces vivas
océano
dedos
ojos
labio que toca sus huesos
lluvia que quema
devora
camina
respira
sus laberintos sin reverso
sendas
nunca transitadas
construidas por el miedo

© Liliana Majic

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24/6/18

Poema de Ana Guillot


                                                                          
             
     
                       a mi hija Guadalupe


la caja encierra el don
vela la madre el objeto sencillo
(el verdadero don habita en otra parte)
sabe que vendrá la niña
con su amalgama de pájaros y estrellas
con su aire distraído
porque todo está
por hacerse

vela la madre el cofre
vela el vestido blanco, el manto y el anillo
y sólo el acto de velar es importante

está velando ella
el tiempo de su niña
la hembrita delgada, de nácar
como una princesa oriental
-sólo el amor perdura
y es un cáliz sagrado que se ha de beber
sólo el corazón y esta travesía-

(la multiplicación del rito
que inunda las miradas
y sigue)


© Ana Guillot

Poema de Dardo Festino



Casi un punto en la escollera

Ese hombrecito que inclinó la bicicleta
se acerca al mar a respirar el fin del día
ese obrero
que hasta hace media hora mató el hambre con encierro
entrega a las aguas su única ofrenda
la más pura y mortal
su cansancio


© Dardo Festino

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Poema de Ana Lafferranderie




Simultáneas

Una desluce su osadía
y despierta entre cólicos
su luna intermitente.

Otra elige el color
de las paredes, se esconde
en el humo de un secreto.

Y yo
planeta errante en cada ojo
memoria que habita lo atemporal
entre fotos centenarias y viajes
de signo dividido

espero
con pies que cuelgan sin llegar
al piso de una cama alta
donde el hueso largo de mi abuela
persiste.

© Ana Lafferranderie

Poema de Pablo Albornoz




noche gélida
hasta la luna siente
temblar mi sombra


© Pablo Albornoz

Poema de Claudia Tejeda


    

Sapito

Los niños juegan en la orilla. 
Buscan la piedra fabulosa 
liviana y plana 
la mejor estrategia al arrojarla 
un sablazo horizontal 
los ojos enumerando los rebotes 
contra las callosidades del agua. 
A veces me hundo 
sin acrobacia ni trayectoria 
soy un disparo mineral en el olvido 
aunque prefiero 
ser la mano en el aire 
la que sigue intentando.


© Claudia Tejeda

Poema de Carlos Morteo





Árbol de las nueces

en su porte con cimbreo calculado
guardando a tal altura sus flores
                                        pretendidas
con pasión  la mujer sudamericana
          igual a esos adornos del Amazonas
guarda para los mas fuertes su néctar

           el árbol de las nueces habita alto
algunos temerarios ungidos en naturaleza
logran desafiar en altanera conquista
                   su desoladora defensa infeliz
separar sus pétalos generosos  únicos
llegar hasta su tesoro dorado en pólen
                                            fecundar
 las nueces dentro de un fruto redondo
caerán al suelo
                      serán alimento
                      serán retoños
vagarán la tierra del sur de America
con la misma firmeza que sus mujeres
con la misma dureza   que sus mujeres
darán glotonerías    bocas abiertas
salivas derramadas en toques de labios
los árboles de las nueces 
                                  sus frutos
                                  sus hembras

© Carlos Morteo

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Poema de Ivana Szac


  

 “Una mujer abre el tiempo”
Sandra Pasquini

Una mujer abre el tiempo
con el desamparo
en sus vértebras
con sus máscaras
atraviesa la tierra
como un lagarto

esa mujer
abre sus cicatrices
frente al espejo
saca sus armas de guerrera
y avanza

luego se detiene
 ve su rostro en el agua
expande su belleza
y lucha contra el abismo.

© Ivana Szac

Poema de David Sorbille





Mujer de luz
imagen alada del amor
hierba nueva en la mañana
que cubrió mi cuerpo
como el viento que habla
entre las ramas del olivo
y alumbra el tiempo de las hojas
que caen convertidas en sueños
y clamor de lo eterno

© David Sorbille

Poema de Amelia Prieto


  

     Viento 

El viento arrancó
las últimas hojas del calendario.
Con ellas se van:
ilusiones sin cumplir,
sueños que permanecían
en el rincón oscuro de los imposibles,
amores frágiles
como pompas de jabón
que al toque desaparecen
y nunca más podrán retornar;
ese viento que pasó
se llevó tanta vida
trajo consigo la muerte.


© Amelia Prieto

Poema de Gladys Cepeda



A vuelo razo
he emigrado por esta eternidad
en el  rio de lodo humano

Gastada la pausa en la frontera
donde los ojos no llegan
aquellas viejas corrientes

la grita
garganta sagrada
en las ninfeas muertas
a la luna
siempre hay que pedirle permiso
porque
conoce el corazón de la noche
y su respiración de niebla

© Gladys Cepeda

23/6/18

Poema de Osvaldo Bossi



No hice más que pedir amor.
Lo hago hasta que el corazón
se me rompe.  No siento vergüenza.
Lo digo. Nadie se extraña
de mi petición, debe ser muy
absurda y muy verdadera.

© Osvaldo Bossi

Poema de Susana Szwarc



FORMALES 

Alguien traza una franja de penumbra en el día
que comienza. (Hemos puesto la ropa
en remojo). Alguien cuenta
su revelación, fluye
como el agua por la franja que se estrecha: 

            viajaba en un tren,
            desde la ventana veía el pasado
            y el futuro, lo que muere,
            rompe, muere, reguero de luz
            y sombra sin cuerpo, sin fortuna
            en el lugar común del grito
            del sueño que nos despierta y cambia
            la dirección de la mirada. 

Alguien cava un pozo en el día
que comienza (cerradas, las puertas de la casa).
Y habrá una posesión
una especie de rezo habrá. Después
rodajitas, costras de pan. (Hemos puesto
la ropa en remojo.
Sólo fluye el agua y lo soñado
casi ya no insiste). Lloramos
por la fuerza del agua.
Por la imposibilidad de su captura.

© Susana Szwarc

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Poema de Andrea Farchetto



Recorro el linaje
de hembras fuertes
pero vencidas.
No acepté
el mandato.
La sangre
talló
este destino
de nómade
en mi propio
cuerpo.
Armazón y armadura
que vela
todo el espanto
y todos los colores
que puede.

© Andrea Farchetto

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Poema de Susana Giraudo





ESCONDITE

Llueve ira en luz
sobre la carne
sobre la herida que no sangra
sobre el pudor que no cesa
escondido entre violetas
mientras brama el dolor
y esquiva sombras.

© Susana Giraudo

Poema de Sandra Gudiño





Así   el amor

Tiene olor a tarro de fruta
confitada recién abierto.  Mirá
cómo llena las manos
        azucarado              pegajoso
ronda la boca:
no dejés que te confunda cualquier
golosina.

Si observás te cierra los ojos
y canturrea al oído un poco de miel
un poco de miel no basta
como Cerati pero a capela.

Cuando llegue
que un escudo no sea tu resguardo
los escudos no detienen la desolación.
En tu ansiedad no golpees
los muros que levantaste frente a tu casa
caés seguro en una red de agujeros.
Tu amor es único
 no le permitas que tropiece todo el día
con el brillo de tu sonrisa
tampoco que use tu bloc de notas
con cara de niño a los siete
chorrearía lugar común
                                     de puño y letra.

Recordá que no tiene
ojos para mirarse     se vuelve perezoso
envejece sin darse cuenta
y se deja tirar sólo en días húmedos
pero resucita:

                     hoy salen los secos.

© Sandra Gudiño

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Texto de Leonardo Vinci





Uno presume, o más bien profetiza, sobre la concreción de los encuentros. Esa quimera o mito de seguir con la mirada esos puntitos a los que nunca se llega; o el famoso mapa del tesoro al que le falta un pedazo. Quizás pactemos citas cada uno por su lado y con nosotros mismos. Casi me parece ver a tus ojos como dos pájaros tardíos, dos rayitas de carbón extraviadas y absortas allá, sobre el cielo anaranjado cerrándose como una puerta. No se ve una ciudad con muchas luces desde acá, desde el puente peatonal sobre las vías, como uno pudiera imaginarse; más bien sombras y algo de alumbrado enredado en las copas de los árboles. Vengo seguido últimamente. Al mirar hacia arriba todo parece en orden, lo inalcanzable siempre parece estar ordenado; pero al bajar la cabeza, las señales que caen o suben con ruido metálico y luces rojas, dibujan redes confusas entre los durmientes oscuros. Pienso en eso de los encuentros, bajo una luz benévola; un halo que te ilumine la cara de noche, que te recorte y separe de esta negrura, que te sostenga como a una pompa de jabón en el aire, como las señales. Vengo y me paro en el medio del puente a mirar; a esperar que ocurra el milagro: que coincidan ambos trenes; que justo se crucen debajo de mí; que ese espacio ínfimo y necesario que queda entre ellos los haga friccionarse con sus velocidades multiplicadas; que se empujen y succionen; y que ascienda hasta mí ese viento que trae el calor se sus corazones rugiendo, de sus máquinas vivas embistiendo cada futuro inmediato; y que todo tiemble con ese ruido ensordecedor que pone a prueba el delirio, en el que uno puede gritar lo que quiera, decirte lo que se me ocurra. Y es en esa espera, que la noche, el puente y yo, nos mezclamos; el hierro frío, el silencio, los remaches con sus cabezas redondas y hastiados; el olor que se dispara a comida y refugio; el sueño de no dejar de sentir nunca tu mano. Nos convertimos en una foto con poca luz, en una postal de sombras distinta de la ciudad que te retuvo. Y entonces todo se asemeja a un corralón abandonado, acopio, tardanza y oscuridad, mientras el mundo espera a ser construido.

© Leonardo Vinci

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