30/4/13

Poema de Alejandro Schmidt


Confusión

              a Ezra Pound

Le ha importado más
ser querido
que leído 

tarde comprende la salud
de cátedras y críticos
que nada se pudre más rápido
que un corazón 

fatal
se ha confundido. 


© Alejandro Schmidt

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Poema de Lidia Vinciguerra


Un renacimiento de luz
deja sus marcas
en indulgencias vacilantes
y todo vuelve a suceder.
Extensiones apenas visibles
del esmero de una araña
dibujan hilos
que caen imantados
desde el techo.
Ella mira
y se le escapan las manos
cuando cambia el delgado hilo
por las leyes que aplica el ojo.
Amplifica la naturalidad
con que la araña agoniza.
(El espacio legitima su dimensión inicial)
La araña muere.
Ella cambia de sitio
y el ojo redimensiona
la tapa de un libro
de Clarice Lispector.
En tiempo de traiciones estéticas
la memoria activa páginas
que identifican
otros orígenes. 

© Lidia Vinciguerra

Poema de Roberto Reséndiz Carmona


PADRE NUESTRO 
                 para los poetas del mundo 

Padre Nuestro
que sabes del mundo de los sueños
con misericordia
santifica a los de nuestra especie
vive en el reino
de nadie y de nosotros
y danos un poema
cada día.  

Por favor
perdona
nuestras irreverencias
como nosotros
ya nos hemos perdonado
déjanos caer en la lluvia
con la sorpresa de noviembre
y líbranos del terror
de la indiferencia.  

© Roberto Reséndiz Carmona

Poema de Bibi Albert


 
PRECAUCIONES
 

Hay que salir armado,
hay que andar pertrechado,
equipado hasta los dientes
para ponerse a salvo de la vida.
A salvo de la vida,
ese indesmalezable
pantano en que intentamos
por lo menos flotar, inútilmente.  

Todo es amenaza, y más riesgosa
la que no lo parece,
ésa que nos compramos
como manos tendidas.
Todo cordero esconde un lobo.
Todo lobo una abuela.
Toda abuela un mandato.
Todo mandato un crimen.
La vereda del sol está llena de pozos.
Las piedras no aseguran
que tenga dos orillas el río de la huida.
Los corazones a veces
son mandíbulas. Y los ojos
no miran lo que miran
ni dicen lo que dicen.
La buena entraña
puede ser un abismo en que caigamos
gravemente sin ley de gravedad. 

Hay que calzarse espuelas
que estrellen los caminos sin luna
del coraje.
Hay que llevar dos cantimploras
de luz para la boca sedienta de la duda.
Hay que guardar los besos
filatélicamente.
Hay que resistir con herraduras
clavadas en la cándida impaciencia.
Hay que latir como ametralladoras
y embalsamar palabras y colgarlas
en la endeble pared de la memoria.
Hay que saber reptar por cada cielo.

Hay que andar bien desnudo.
Hay que salir almado.
 

© Bibi Albert

Poema de Cecilia Glanzamnn


Sobre el tiempo

Cuando vuela la historia
como una pluma al viento
y de repente

es un vértigo de lazos
desatándose
y la pluma al viento
deja el vacío sublime
de la espiral del vivir


la historia se ha quedado
sin nombre
hasta sin vuelo ni aliento


para la conciencia
desperezándose.



© Cecilia Glanzmann

Poema de Jorge Boccanera


Lo dijo un cocinero francés, Colin se llama, fue en Certaldo, muy cerca de Firenze, lo escuché de su boca.
(Al rato me entregaba la receta de un paté de tomate).
Colín, el cocinero, tiene un jardín de rosas color vino
y algunos olivares. Lo dijo así, al descuido, como al
pasar lo dijo:
“La poesía, se come cruda”.  

© Jorge Boccanera

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Poema de Valeria Pariso

 
 
De todas las soledades
tengo una
que no quiere
bajo ningún pretexto
estar a solas conmigo. 

© Valeria Pariso

Poema de Paulina Juszko

                                                          

                   Ô récompense après une pensée
                   Qu’un long regard sur le calme des dieux!
                    Paul Valéry, Le cimetière marin
Otra vez juntos
amado / inseparable del verbo amar
aunque no podamos unirnos / sólo nos miramos
divino oxímoron
andrógino
siempre idéntico siempre diverso
eternamente recomenzado
tengo que llenarme de vos
dulce amargura
besos de ojos una y mil veces te doy
¿ésta es la última quizás…?
A-dios…

© Paulina Juszko

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Poema de Xenia Mora


PASADO 

Los días pasan
la hierba canta. 

Música de vida
evoca susurro.  

Soledad paloma
se cobija en las manos. 

Horas vividas
en un suspiro. 

Gemido de  lumbre
enjuga aquella lágrima. 

Otoño de remembranza
cae rocío de la rosa 

calla la voz
de los pasos.
 

© Xenia Mora Rucabado

Poema de Sonia Rabinovich

                                             
                                                      

Esa pantera negra que me habita
y que aguarda en un rincón oscuro
para quemar tu corazón cuando te vas
sabe que si la destruyo moriré con ella
a poco tiempo del delito
Dice que solo quema tu corazón cuando te vas
aunque vos no sepas que te vas
y que tu cuerpo es una sombra azul
que invento cada noche sobre el lecho.
 

© Sonia Rabinovich

Poema de Susana Giraudo


RESERVORIO  

Todo convertido en
                   una enorme mancha.
Distorsionado ya
el ardiente fulgor 
              de la primera imagen.
Cambia la sonrisa.
No se eleva el alma 
              ante una chispa azul.
La caída hace del vivir
un pánico que
              apremia 
              a buscar escondite,
En el lugar definitivo  del dolor,
el centro del latido,
esa ignorada víscera memoriosa,
reservorio del recuerdo
que encerrado allí
gime
          y canta.
 

© Susana Giraudo

Poema de Francisco Alberto Chiroleu


LA TARDE DEL DOMINGO 

Larga
extenuante
interminable
pensando solo en verte
en llamarte
encontrarte
en esa esquina. 

Tomar el viejo colectivo
lento
sucio
que me llevaba hacia vos
hasta
nuestra esquina
y esperarte 

Aguardar
hasta que la noche
me devolviera
a casa
tan solo
como me fuí.

 

© Francisco Alberto Chiroleu

Poema de Amalia Mercedes Abaria


                        EL RESENTIMIENTO 

Se  esconde en el lugar más oscuro del corazón,
ahí donde el recuerdo se convierte
en un párpado que quema
o en materia lenta que carcome
 el poco amor deshecho.

Se remonta a un viejo dolor
o a un pantano donde las heridas
se clavan para siempre.

Ni plantas allí, ni ojos que consuelen,
ningún abrazo que apague la espina,
por eso permanece en el oscuro fondo
y prefiere el punzante grito que martilla,
el murmullo de la propia soledad,
la vana sombra. 

Su enemigo es el dulce amor,
la palabra de amor,
el porvenir. 

Se ha quedado allá,
lejos,
completamente solo.
 

© Amalia Abaria

Poema de Silvia Mazar


Ella no sabe
todo lo que yo sé de ella
canción desmañada
tan de mí
tan salida del vientre de los sueños
Tócala de nuevo, flauta, violín, oboe
que traspase mi pelo, mi espalda
que me lleve
a ese lugar del mundo
en donde las palabras caen maduras
una a una
por dentro
por el tubo de venas que nos ata al abismo 

Ella no sabe todo lo que yo sé de ella
por eso me resguarda más allá de sus notas
y me pinta vocales para que no la olvide
 

© Silvia Mazar

Prosa de Sonia Quevedo


EN MEDIO DE LAS BALAS 

Es ese dolor sentido antes de morir por la muerte misma el que enaltece el espíritu dando fuerza a los sentidos.

Es ese dolor desgarrador profundo, el que se siente por la promesa no cumplida ante la presencia aterradora del combate.

Es ese dolor que antecede a la partida por en medio de las balas y las sombras, aferrase a los recuerdos sobre el fango anestesiando lentamente al hombre, impidiéndole sentir, cómo a borbotones se le escapa sin remedio el alma.

 

© Sonia Quevedo

Poema de Graciela Barbero


JUNTO AL RÍO

El horizonte amodorra la tarde
Una música de flauta
disuelve el tiempo
que no se reconoce
en el camino solitario 

Bajo el sauce
tus manos imantan
mi cuerpo entre la hierba 

Murmura el río
un remolino de besos
La brisa es viento
 estremece  el néctar
ondula las hojas

Alborozo de pájaros 

Serenidad 

El agua se magnolia
bajo el atisbo de la luna
 
© Graciela Barbero

Poema de Anahí Duzevich Bezoz


EXISTENCIA 

Hay sombras de refugio en los relojes
hay rastros de piedra fértil entre tus pasos
hay un marco de luz que traspasa los umbrales
mientras permanecen entrelazadas
tus manos con las mías.
 

© Anahí Duzevich Bezoz

29/4/13

Poema de Paulina Vinderman


Una cocina frente al mar al amanecer.  

Hablo de una rebelión íntima y leve como
una llovizna.
Hablo de un amor que asfìxia y enloquece: veo una flecha
saliendo de mi propio tobillo o una enfermera que corre en
el viento gris, con el uniforme arrugado.  

Si hubiera una cocina frente al mar,
mediría el café, me vestiría despacio, soñaría despierta
con la ciudad en la cual escribo la palabra ciudad
(en pugna con la palabra perro y la palabra ausencia y
la palabra estación).  

El mar tocaría mi mejilla como la pata de un gato,
como una suave advertencia.

©  Paulina Vinderman

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Poema de María Chapp


A  B  R  A  Z  O
 
IV 

ojos con estrellas dentro
pulsan lo inmenso
         cráteres de luz
hendiduras en el esqueleto
viaja el torrente sagrado
entre sexo y tonsura
manos con estrellas dentro
suturan heridas de la carne
       sufrires del alma
cuerpos con estrellas dentro 

               en la oscuridad
 

© María Chapp