25/2/23

Poema de Lucía Carmona

 


 

Soy tan huesos y memoria

como aquella mujer de sembradíos

en leyenda

y ojos prendidos a su propia mirada.

 

Igual que la madre del fuego,

que la hija de tormentas,

que la última descendiente

de los primeros pueblos.

 

Soy huesos y memoria

habitante de extrañas latitudes

donde las marcas de los dedos

registran tan solamente ausencia.

Habitante de su propio destino

repetido mil veces

y vuelto a rebelarse.

 

Soy la misma y soy otra,

guerrera sin contiendas

y sin sangre.

 

© Lucía Carmona

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Poema de Washington Atencio

 


Hipervínculo

 

Tengo 222 amigos en el face

y el número me hizo pensar

en los fósforos Tres patitos que compraba mi abuela

para prender el horno de barro

en donde hacía el pan cada domingo.

Tardé bastante en darme cuenta

de la relación directa entre la marca, el dibujo y la cantidad.

 

Soy lento como el fuego en leña húmeda.

 

Hoy compré una caja de fósforos

dispuesto a comprobar si nos estafan en silencio.

Conté 239

pero el exceso no alcanza

para volver a prender un horno que se cae a pedazos

en medio del campo.

 

© Washington Atencio

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Poema de Nora Patricia Nardo

 


 

Una niña duerme en la calle

 

Niña, eran tímidas tus palabras

de mariposas ligeras

de brisas enredadas

en los desechos sombríos.

 

Eran certeras, oscuras

conocían la furia del destino

la crueldad del hambre

el sabor mustio del asfalto.

 

Niña, eran aullidos silenciosos

tus palabras, dormidas a la intemperie

perfumaditas de sueños amurallados

desvanecidas plegarias.

 

Agonizaban de escarchas

buscaban un refugio de piedad

retoños de primaveras, fecundas delicias

hechizos de misericordia.

 

Decidieron partir, niña, tus palabras

destruidas por el espanto

tendidas en el precipicio

convictas desde su cuna.

 

© Nora Patricia Nardo

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Poema de Liliana Mainardi



 Eco


El eco es silencio:

en el paisaje del árbol

en el centro del cerro

en el plato vacío

en el bolsillo lleno

lleno de vacío.


© Liliana Mainardi


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Poema de Luis Pabón

 


Luna Nueva...

 

Conocer, perder, dejarte en un cuerpo más

un dato estadístico de camas pasajeras

una piel de luna nueva que se queda

guindada lejos del sol

una hoja sin árbol

llevada por la brisa fría de recuerdos comunes.

 

Nada más serás

 susurro talvez

y no canción,

hojarasca que se incendia de prisa y no deja cenizas,

un intento fallido de algo eterno

un suspiro agitado en el vacío

de aquello que no tiene memoria.

Aquí termina tu historia

Siguen mis puntos suspensivos...

 

© Luis Pabón

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24/2/23

Poema de Verónica Laurino

 


El frasco de miel                

               

Se estrelló el frasco de miel contra el piso               

se hizo añicos, el día de la mudanza               

¿cómo la levanto?                  

                

el deseo de tomar una cuchara y comer:                 

miel y vidrio                

el deseo de no mudarme

llevo la miel en cada cosa que toco

resbalo

esquirlas

desastre

mudanza

 

© Verónica Laurino               

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Poema de Martín Raninqueo

 


Küla huapi Küla Ko

(tres islas - Tres Arroyos)

 

No sé cómo escribir,

Sargento Tantén,

sobre sus Remington Patria modelo Argentino,

prolijamente enfilados en su sala de armas

que abrieron sus bocas de pillanes de acero,

volcanes para frenar la maloca,

el cabalgar de mi tío abuelo

que enrojeció el pastizal.

Iba en busca de ganado,

pampa adentro,

cuando el disparo dio en el blanco de su pecho

y no pudo irse al humo en el entrevero.

 

Su hermano, mi abuelo Ignacio,

pudo escapar hacia Tres Arroyos

y comprar su primer traje en Casa Mulazzi,

la Esquina del Buen Vestir,

y alzarse los bigotes a lo mostacho

como le enseñó Don Leopoldo, su dueño,

para pasar desapercibido

como un italiano del sur.

 

¿”Ka mapu iem Ka mapu iem”

cantaría mi abuelo en la otra tierra

en un Nguillatun?

Atrás habían quedado Los Toldos y La Verde,

y aun volaban cenizas de un rewe

mientras su padre, el lonko Ragnin Kewpü,

era bautizado por el lazarista Birot

en Martín García, la isla de la prisión.

¿Mi laku tendría el mandato ancestral,

el küme felen,

la voz que le diría: “No abandones a tu gente

que vendrá a tocar tu puerta,

a sanar su kutran”?

¿Sabría que iba a encontrarse

con la cristiana María Salomé de Subiza,

a quien llamarían La Madre María?

¿Mi abuelo curaría con plantas,

les hablaría?

 

Tampoco sé cómo escribir,

Sargento Tantén,

sobre sus morteros pesados

que en 1982 se hundían

en la espera untuosa de la turba

con cada disparo

de esas balas que besé

antes de ser lanzadas

a otro ejército invasor.

 

¿Cómo empezar un poema

sobre la nueve milímetros que me entregó

para ir a las islas? “Vas a necesitar

mucha suerte con esta” –me dijo–,

¿Cómo escribir sobre

la noche de mis costillas

tatuadas por sus borcegos?

¿Qué versos sobre el día

de mi partida del Ejército

que finalicen con el arma que desenfundó

en la cancha de Gimnasia y Esgrima

donde, terminada la guerra,

nos dieron medallas

que arrojamos al viento

como cucarachas?

 

No sé escribir

sin hundir en mi lengua castellana

piedritas del mapudungun,

no para conspirar contra usted,

tampoco para no olvidarlo,

porque ya lo he olvidado.

Escribo sin gloria y sin pena

para seguir domando

los caballos de mi canto

que renacen y rastrillan

los caminos de mis venas.

 

 

 Nguillatun: ceremonia espiritual

rewe: espacio ceremonial; tronco escalonado de canelo o laurel

lonko: cabeza; autoridad máxima de la organización socio-territorial básica mapuche (lof)

laku: abuelo paterno

Ragnin Kewpü: su forma en castellano es Raninqueo y significa “en medio del pedernal”

küme felen: sistema de vida (literalmente: “ estar bien”)

kutran: enfermedad

mapudungun: lengua mapuche, el habla de la tierra

 

© Martín Raninqueo

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Poema de Miriam Alvarez

 


 

Marioneta

 

Si me hubieras dejado

 

                           tocar las cosas

                           desde adentro

 

                           ajustar tornillos mariposa

                           y aletear

 

si me hubieras dejado

frenar esa avidez

de tus manos

por cincelar mi deseo

 

si me hubieras dejado

 

¿buscarías

las gubias

los cepillos

sólo para tenerme?

 

¿enramarías el cielo

para cultivar mi madera?

 

si todavía respiro

 

¿por qué estos hilos

no me mortifican?

 

© Miriam Alvarez

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Poema de Carlos Norberto Carbone

 


SIN BRILLO 

 

La noche martilla

Sobre la gris ceniza de tu ausencia.

Una noche larga

Se mueve bajo mis pies de tanto

desandar abandonos

vos estás tan lejos

como un horizonte

o una risa

tan lejos como una gracia que me salve

o como la palabra amor.

La noche se cuelga de mis ojos

y soy un trapecista ciego.

La noche vacía mi botella

y mis bolsillos

y los pájaros de hielo

huyen de la ciudad.

Ando sin brillo

como un sol muerto.

Estoy parado donde todos los sueños

se ahogan.

 

© Carlos Norberto Carbone

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Poema de Lorena Brito

 

Ilusión                                                                                    

 

Hay un velo que cubre mis ojos.

Me impide llegar a la luz que necesito.

 

Hay una máscara que no deja respirar mi piel

        ahogada en inherente llanto. 

 

Hay una armadura insensible. 

Cubre mi cuerpo y lo aquieta.

Cual fallida coraza

                     comprime insensible y tenaz. 

 

Quiero despojarme de todo aquello. 

Duro juicio que me aflige. 

Intransigente culpa aferrada a mis sueños. 

 

Quiero bailar con loca algarabía 

               hasta agotar fuerzas y opresiones. 

Caer en ufano trance. 

 

Quiero el goce eterno 

                             en las cadencias celestiales.

 

© Lorena Brito

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23/2/23

Poema de Sonia Rabinovich

 


 

La Profecía 

 

Ella leía en los sueños y escribía presagios,

escribía con años y siglos de distancia

comprendiendo milagros y desgracias.

Ella hablaba de tiempos de sequía y de una sed interminable.

Hablaba de sequías y pestes y de hambre

para el que no había panes que saciaran.

Seguramente en esa época habrá sido quemada.

 

Hoy llegaron manuscritos ajados y amarillos

Allí dice : Cada sexto día del año que repita dos veces

las lunas de todo nacimiento y termine con el número perfecto,

año en que se encontrarán estos papeles,

se reunirán los druidas en círculo

revolviendo marmitas humeantes,

unos sabrán de hierbas y otros de tiempos y cuidados.

Habrá un ciclo de hechizos que será bautizado

como el libro de un mito con ojos de pantera y garra de león.

Un ser que llevará el nombre

de un emperador o mes de escarcha,

hijo de varón de la vieja Castilla

dará comienzo al rito que se cumplirá en la casona

de puertas de hierro y ventanas de caleidoscopio.

Así se cumplirá la profecía,

todos sabrán después de cada sexto día,

antes de marcharse,

que, como a Scherezade,

las palabras que allí se pronunciaran,

por otro día más

los habrán salvado de la muerte.

 

© Sonia Rabinovich

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Poema de Juan Pablo Hidalgo

 


Los peces más finos del río

 

Escribo

quizás para nombrar

los musgos

las piedras secas

los peces más finos del río

 

escribo

y escucho

el bullicio del agua

el relincho que corta

la tarde

 

escribo

buscando veranos

la espuma en la orilla

el nido y el niño

en el sauce

 

escribo

 

© Juan Pablo Hidalgo

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Poema de Pola Gómez Codina

 


 

Mute

 

lejos los ruidos secos

de los coches, adentro 

se oye el ulular 

en sueños de tres perros que ocupan

el sofá

uno al lado del otro

la cabeza en el lomo del que sigue

el último es un círculo y la luz de la siesta

ausculta los pelajes mientras yo me deslizo

zapatillas de toalla 

la calabaza humeante de yerba con burrito

brilla en mi mano busco 

el frasco con la miel y reposo

en sábanas con talco

iluminada 

por el brillo de la televisión

en mute

 

© Pola Gómez Codina

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Poema de Paulina Juszko

 

 

Ayer fue hoy y hoy será mañana:

cual serpiente se desliza

sigiloso

 el tiempo

 camuflado en la espesura del mundo.

 No se lo puede ver pero

 se sienten sus mordeduras

 falazmente inocuas

  como jugando al principio

   va inoculando un veneno sutil

    de efecto retardado.

     Insidioso y letal.

 

© Paulina Juszko

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Poema de Mauricio Cappiello

 


                                                                                

                  (…) Abrir un hueco para ocultarse  

                         escribir para no escribir

                         en mi cabeza

                        unas pocas palabras

                       un surco que arrastra

                       la inmovilidad     


                           Claudia Vázquez                                                                          

                                                                                                  

            

 Cuando las palabras

se ausentan o el dialecto

                es indescifrable /

un silencio se ahueca

se instala entre un impulso

y la vertiginosa quietud

 

entonces aparece la voz  

esa, la misma voz de siempre

         - ella, intuye  -

          (como los pájaros)

                   la trama del vuelo

conoce el secreto / la sutura

perfilada sobre el  viento

               (la diviso)

se cuela en las variaciones

                del paisaje

en el delirio de un ángel,

en el sopor incandescente (ahora) sobre la escarcha

así en ella todo /todo                    - se revela -

quizás, por ser embestida ilusión 

                                 o tal vez raciocinio implacable/

                                               el atroz oleaje 

 

Ahí, ofuscada en un tiempo                - vida -

 

ahora bien, si ella también es ausencia

el frio se clava en los huesos /

           se filtra

por toda la superficie de la piel

           por el punto exacto / fuga /

ahí, la voz retoma su escritura

como si pudiera definir o encontrar

                              el final

                                      a este poema. 

 

© Mauricio Cappiello

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Poema de Norma Etcheverry

 


 

Amigo de al lado

 

Tenía un Winco y escuchaba Léon Gieco,

le gustaban los Beatles,

adorábamos la banda de caballos cansados

y a su padre campesino.

Nos robábamos besos entre los alambrados

sin saber.

 

En la puerta de su casa,

sentados sobre el tronco que hacía las veces

de banquito,

esperábamos

a que volviera a sonar el tocadiscos.

 

Todos se habían ido

con la música a otra parte.

 

© Norma Etcheverry

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Poema de Diego Rodríguez Reis

 


Primero

crecemos

odiando lo antiguo

y después envejecemos

amando las llanuras

que deseábamos poblar

las ciudades

que anhelábamos destruír

 

© Diego Rodríguez Reis

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Poema de Silvia Marina Crespo

 


 

Palabra por palabra

 

Quemarse los dedos encendiendo palabras

inocentes llamitas que besan

tuestan el pan

crepitan con el viento en la ceremonia de los viajes

prometen agua en pensamientos desiertos

y hacen rodar una luna griega como una cabeza pálida

cuando arriba a las lenguas de América

sobre otros templos a la luz de la sangre

Breve eternidad de ese soplo cuando pasa

y deja ver el nombre de un lugar

cubierto de polen

antes visto en algún sueño

o soñado en un abrazo

Sonidos recién nacidos

iluminando el canto silencioso de los peces

fragmentos en busca de un nuevo sentido

sobrevivientes del imperio carnal

de su solitaria lucha contra el tiempo

inocentes llamitas que alumbran la sed

 

© Silvia Marina Crespo

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Poema de Belkys Sorbellini

 


La rayuela


¿Y si hoy jugamos a la rayuela?

¿Si salto de dos en dos?

¿Si hago trampas para llegar  rápido al cielo?

A lo mejor estás ahí

Esperándome para seguir jugando

Y corremos para la mancha venenosa

O mejor aún, jugamos a la mareadita

buscá la pelota que a Papá le gusta que juguemos los tres.

Dale…

Esperame

                    esperame en el cielo

Que hoy te extraño mucho.

 

 © Belkys Sorbellini

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