30/6/12

Poema de Héctor Miguel Ángeli


EL VACÍO DE LA PALOMA

A esa hora invisible todavía
una tiznada paloma
se escapa de mi balcón.
Ha comprendido que atrapada
en la lujosa decadencia de los hierros
tal vez no me sea grata.
Por eso carga el cielo
y se va por las aguas del este.
El minúsculo arabesco ya no existe.
Pero su vacío permanece.
Y poco a poco
va creando el pico, las patas, las alas
de otra tonta paloma
que en los hierros decadentes
tiembla.


© Héctor Miguel Ángeli

Poema de Nilda Barba


pisa ruedos .. hilachas arrastra
pisa hilvanes .. tules arrastra
se pierde
entre metros y metros
de tela
busca
las marcas de tiza
antes de cortar

© Nilda Barba

Poema de Graciela Maturo


Poema a Baltasar

Nadie supo tu nombre.
Tampoco yo que por amor te nombré Baltasar.
No sé cuándo te fuiste de mi balcón,
de este planeta confuso,
ni en qué espacio de lo infinitamente abierto
mora tu alma de felino silencioso y bello.
Me falta hoy tu pecho de carbón
el fulgor de las brasas amarillas de tus ojos
y el ondulante andar de tu cuerpo
sobre la reja.
Me falta tu mirar desde lo alto del muro
tan cotidiano como el café y el pan de las mañanas.
Tu compañía irónica y distante
tu presencia a un lado y otro de mi casa
consuelo secreto de mis días.
Estabas allí,
durmiendo sobre la frescura del trébol
o velando en el techo con tu pelaje negro
y leonado bajo el sol.
Adiós hermoso amigo.
No pudimos despedirnos.
Acaso abierto al viento de la eternidad
puedas escuchar la voz de esta amiga extraña,
esquiva,
sola.

© Graciela Maturo

Poema de Rafael Vásquez


No se explica

Si uno explicara qué quiso decir con la palabra.
Si el claroscuro del poema fuera
el dibujo coherente de la anécdota:
aquí estaba el amor,
en esta mesa del bar nos encontrábamos,
esa noche fue así.
¿Dónde quedó aquel diálogo
que omitimos sabiéndolo
porque el recuerdo a veces se atesora?
La desnudez nos ilumina.
Si todo el tenue relato de expusiera
secuencia por secuencia
como una vieja película olvidada
ya no nos quedaría
más nada por decir
y llegaría el silencio.

Por eso es que el poema no se explica.

© Rafael Vásquez

Poema de Marta Ortiz


cuento de invierno II

I

cruzo en la tarde la jungla peatonal
ambulan retablos
la juglaría evoca boas
......................... mariposas
derivas de camalotes

de peltre, pulen los reyes

el rastro del oficio mudo
enreda la pasión
tensa el cuerpo del tango
finge el fakir
sueños indoloros
sobre colchón de aguijones

sopla el músico su flauta de pan
sube un aire azul
................. revuelto a Phill Collins
y la tarde cómplice no cesa de caer
.............. enciende
globos de luz sobre cobalto
© Marta Ortiz

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Poema de Marta Lía Brossa



......................A María Callas


Entre Óperas

La mirada se persigna,
los secretos se desnudan,
todos lo miedos del mundo
emergen como barcos
entre luces y sombras,
los viejos hielos del alma
se derriten en si bemol,
son afluentes de un río
que respira aplausos,
son marionetas de abismos
que la recorren y acorralan,
en el espejo del camarín,
son fantasmas que caen
como prendas en desuso
arriba de un escenario,
despojada de todo,
se rearma cuando abraza,
se desangra cuando canta…

© Marta Lía Brossa

Poema de Olga Liliana Reinoso


LA MUERTE

Un tango gris escribo para vos
tango de adiós, tango final, de ausencia
tango de luto, tristísimo y profundo
que se muere de sur, llorándote.
Duende tenor del Tabarís del cielo
de tu garganta de oro y arenal
salió esta tarde el viento de la vida
y te envolvió en su manto de percal.
Los ángeles, porteños y orilleros
tanguean un réquiem para oírte cantar.

© Olga Liliana Reinoso

Poema de Liliana Varela


A VECES PIENSO

A veces pienso
que una multitud de caminos
aguardan mis pies

y retrocedo

ante el miedo de olvidarme
cómo caminar.

© Liliana Varela

29/6/12

Poema de Guillermo Román


el durmiente

el que yace en secreto y sueña
por detrás de la carne/ durmiendo
en el lecho de un río de aguas frescas/
mecido por peces melancólicos/ y
la música del agua que corre por sus venas/
con los ojos muy abiertos al verde
de las hojas/ temblando al paso de los barcos/
lejanos en un mundo de luz/ donde el viento
canta con voces desoladas/ sus mástiles
altos sobre el último silencio/
como flores cayendo suavemente/ derramadas
de los árboles que pueblan las orillas/ y
echan raíces profundas/ para abrazar
el cuerpo del durmiente/ oculto en un bosque
de helechos/ y así beber de su sangre/
alimentándose en los quietos días del verano/
cuando él sueña su sueño más hermoso/
más allá del sol/ a salvo de su furia


© Guillermo Román

Poema de Liliana Chavez


La vida está en esas pequeñas vibraciones
en simples arrebatos
golpes de la luz

lo demás son claridades de artificio
demasiado encumbradas
incrustaciones de aire amoratado
que se caen de nada
como perlas.

© Liliana Chavez

Poema de Irene Gruss


LA CASA INTERIOR

Algún extraño
golpeó para quejarse.
Ya no se soporta
el hedor de esta casa,
hedor de tantas confesiones,
de tanto dormir el alma y
que no hable,
de tanto apagar
la palabra seca,
el sueño que no existe
y que no salga.

Ya ni se puede secretear con el dolor;
nuestro cuerpo es una
trampa que lo aquieta,
lo circunda
y lo pudre.

© Irene Gruss

Poema de Lidia Vinciguerra



“Nombrar las heridas
no las hace desaparecer,
están tatuadas en la sangre”.
Graciela Wencelblat


He de crecer así
agnóstica
en la vigencia de ciertos cantos
en la mirada algarroba
y mi postura de junco.
He de crecer errante
suelta de providencia
asoleada en excusas
que pudren el cuerpo
enferman espejos
y aceptan correrías de piernas
cubiertas con liencillo.
Mientras tanto
la voz aterrada
ha de incrustarse salvaje
en lamentaciones de un ciego
con vitalidad para el lamento
en la tregua, en la espera
en la composición de su no mirada.
Y además, he de pensar que Schubert
dejó una vida para ser amado
y seiscientas composiciones
o más
con rostro de mujer
y de padre
o de hermana
y de paisaje sinfónico
para que al fin los ciegos
dejaran de verse
entre sí.
He de crecer sucesiva y distante
hasta que una esfera de silencio
acaso alguna cerrazón
un principio de soledad estimable
(y antes de las lluvias
airosamente) domine
la procedencia encendida en esta fe
de ojo rendido en rosas despinadas
en altares de noche
que albergan vigilias
y más desvelos
y rostros empeñados
y cuerpos renacidos.
He tenido que aprender
de un ultraje de emociones.
Sin padre. Sin pausa.
Seca de lágrimas.
Con menos trampas
y de esta desarraigada
he aprendido que el amor
un solo amor
un único amor
es una bendición portada en cruz
como el milagro.

© Lidia Vinciguerra

Poema de Leonardo Martínez


POEMAS CON ÁRBOLES

VII

Del vientre de la tierra
al vientre del árbol
el agua
Por venas oscuras
a flor
semilla
luego a copo aventado
Prendido a la ladera
yuchán aguarda
la lluvia
Borracho de jugos tenebrosos
al borde del abismo
yuchán se tambalea

© Leonardo Martínez

Poema de Jennifer Moore


Águila regia

Murmuras enredado en las acacias
por donde el verso transita luminoso,
y descifras la lluvia sobre mi frente
plagada de vocales.
Crecen dalias silvestres desde tus labios
y espantan soledades, limpian la herida.
En tu tronco se enrosca la luna nueva
bajo tu verde hoja, mi albur de ansias.
Ay, cuando la noche trae sus aguas dulces
y se desploman por entre las piedras
ladera abajo, suspiro
que ya no puede contenerse.

Dame sobre mi pecho la medida de tu sangre,
dame tu corazón de águila regia
victorioso y eterno.

© Jeniffer Moore

Poema de Graciela Licciardi


justo adentro guarda la palabra

tan bonita ella sale a hacer las compras
y aprovecha las ofertas del verano

la palabra lame antiguos versos
y se queda colgada como una joya que no se manifiesta

le hacen falta remiendos que se cuelen
a los ojos verdes de la parra

un ciempiés de rápidas escenas
niñez adulterada
por el río seco del recuerdo

ya viene de adentro la palabra
ya parte doliendo la adultez irremediable de las manos
la ruda caricia del tiempo
que surca los rostros
los acusa de arrugas gratuitas y pasadas

ya viene de adentro la palabra
y su deshonra como única salida

esta tarde garúa
y la palabra moja adentro

© Graciela Licciardi

Poema de Enrique Sandri


Viejo

Algunas cosas se desprenden
del llanto de una foto vieja.
Esos perros llevan mis ganas a la cucha
y a lo único que queda lo llaman paciencia.
El dolor al cortar el primer diente
se pasea por el cuerpo dejando
banderines incapaces de flamear,
de unir en un vacío
la nada absoluta y
el todo irremediable.
Mi niño me visita y se echa a llorar en su rincón
confunde sus dientes de leche con horas del reloj
y cree que la muerte viene a revolver la almohada.

© Enrique Sandri

Poema de Paulina Juszko


.................. pero vienen por más
........y más
.... y más
......................qué dejarán
ojos
... para cerrarlos ante los tachos de basura donde escarba la miseria
oídos
... ávidos de verso
nariz
... nostálgica de aromas pretéritos
boca
... sin voz para que se abra en mudos gritos de desesperación
......................... tal vez
un pedacito de pulmón
.... apenas lo indispensable para respirar el aire de la opresión

...................... nos implantarán
corazón mecánico
.......... que latirá por pura rutina
estómago de plástico
.......... inmune a la náusea

................... en el cráneo
..........un letrero
... “se alquila”
........................ vacío
....................barrido por vientos tenaces
...de parietal a parietal
.................... de frontal a occipital
..............................waste land
... donde germinarán
.................... insensiblemente
........................... sus ideas
© Paulina Juszko

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Poema de Lidia Cristina Carrizo



Memoria

Cualquier cosa, menos matar el poema.
no basta dejar la lámpara encendida
quedando despiertos, en vela sin dormirnos.
Hay que insistir con las palabras justas.

Cualquier cosa, menos mentir, matar.
Quien miente, quien mata, deja heridas.
No amilanan al poeta, ni matan la palabra.
Cualquier cosa, menos renunciar a los sueños.

Hay que insistir y ganar como en tiempos
de Homero, de Borges, aunque aguarde
el infierno como a Virgilio y al Dante..
Cualquier cosa, menos la decadencia.

Tomar todas las lenguas y hacernos eruditos.
El error,es no tomar en serio el hambre, este
horror de la orfandad por las guerras, porque no es
nada fácil para nuestra historia, lograr la ansiada paz.

Cualquier cosa, menos quedarnos solos con el
eterno miedo, porque vivir y revivir la memoria
del Hombre que ha pisado esta tierra, es...
como hablar con los dioses y hacer estrellas.

© Lidia Cristina Carrizo

Poema de Gina Escobar



ALMA DEL VINO

Perfumada lluvia
resucitando las acequias
de mi carne
Rito sagrado con que el hombre
se brinda a los dioses
en tu halago
La noche del amor
te lleva en trago fecundo,
dulce amor envenenado
Cántame un olvido
de penas sin nombre
en el tintineo
de tus salmos
Confiésame
enamorada y sola
rencorosa y turbia
de dolor arcano
Ámame
en los pliegues filosos
de mis versos paganos
Llévame
por el rastro feliz
del que no tiene llanto.

© GINA ESCOBAR

27/6/12

Prosa de María Teresa Andruetto




Teresa A. / 1975/ Foto de archivo

Yo quería mandarle fotos a mi primo de Italia
y te pedí que me sacaras una con la minifalda nueva
y las sandalias de corcho. Una donde me vea linda,
dije, y vos hiciste ésa donde estoy apoyada en la pared
que da al patio de baldosas. Yo quería ser flaca
y odiaba tener tetas, pero el pelo me caía sobre la frente.
Quiero una foto que haga historia, dije, y vos hiciste ésa
donde me veo todavía sin dolor. Me puse el vestido
de salir, como un uniforme de viernes o domingo.
Necesitás ayuda, pregunté, y vos dijiste, sólo
un poco más de luz. El domingo estaba yéndose a otra
parte, pero nadie había muerto todavía. Me pediste
que cruzara las piernas y yo me apoyé sobre la tapia,
como una actriz de pueblo. Después le mandé a mi primo
una carta con esa frase que me da vergüenza recordar
y la frase que podría caber en boca de mis hijas,
se mezcló con una historia de catecismo
sobre las bodas de Canaá.

© María Teresa Andruetto

Poema de Eduardo Alberto Planas


Crisálida

Ella canta, canta
y no importa la lluvia.
Canta y el deseo la invade.
Corre, corre
y se le va la vida.
Presiente que no está sola,
pero no lo sabe aún.

Hasta que la ve entre la multitud
que corre a refugiarse.

Canta, canta y el dolor persiste en el pecho.
Un ángel cae en medio del concierto final.
Desde abajo los mira.
Le arrojan flores y –finalmente- tierra.

Crisálida

En otro lugar,
ella esta triste y no sabe por qué.
Y la mujer con sombrero que siempre está.
Las misteriosas marionetas
le dejan huellas,
y el amor.

Las fotografías develadas
le muestran la verdad.
Aquella existía.
Percibe su presencia,
en un canto, en una fugaz luz,
en el azul del anochecer.
Se dirige al padre.
Comprende que debe seguir;
por ella, por las dos,
y el árbol las une eternamente.
© Eduardo Alberto Planas

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Poema de Cecilia Glanzmann


por siempre

.................A Maximiliano

Ser polvo de estrellas
cósmica energía,
ser polvo humano y volver a serlo.

Liberado de toda atadura,

desde el coro angélico

desde tu esencia
eres nuestro guía y maestro.

Gracias por siempre.
El ahora creció en la inmutabilidad
del amor
en el holograma de la existencia.

© Cecilia Glanzmann

Poema de Andrea Pizzella



Sólo piensa en los pequeños sacrificios
del olmo al frío
sólo sabe de la desesperada música
de las hojas en el viento.

¿Qué puede hacer
para ser la bailarina
en esta cajita de invierno?

El viento repite su canción
los pájaros nacen
en el espejo de la tapa al cerrarse.
Sus piernas lentamente
dejan de bailar
con la última vuelta de cuerda.

¿Qué puede hacer
para no romper
su corazón de murano
con palabras duras?

Sus horas danzan
como las hojas
desde lo oscuro de la cajita
a la luna perfumada de frío

por que no hay jazmines en invierno
y qué puede hacer ella.

© Andrea Pizzella

Poema de Luis Alberto Ambroggio


Sol de palabras

Todo es poético en cuanto nos confiesa un destino,
en cuanto nos da un vislumbre de él.
Jorge Luis Borges

Vivo.
Soy en alguien.
Nací antes de nacer
en el cuerpo del deseo.
Existo enamorando
los alientos más allá de la muerte.
No quiero sentirme soledad.
Me eligieron las palabras.
Conozco la historia de los delirios.
Perduro en el sermón del viento,
nunca solo
siempre en alguien
que alberga el calor de mi día
y vive,
vive,
vive...


© Luis Alberto Ambroggio

Poema de Claudia Ainchil



UNA PALABRA

Una palabra
solo una
que traspase esas hordas que la vida lleva
una palabra, como si los vocablos del alma aguardaran
es simplemente una
no un mundo gigantesco de eclipses
una palabra bastaría para olvidar cada espejismo
el listado de rostros trayendo apariciones
solo una palabra entre tanto barullo que nos deja en suspenso
miradas consumen como un cíclope
en atardeceres polvorientos
y esa palabra se esconde
no quiere desembarcar en los oidos de esta viajera
esa palabra no quiere zarpar
de la inmediatez hechicera del embrujo
...es lo que hay... murmurará tu espectro
y se instala el silencio.


© Claudia Ainchil