25/4/24

Poema de Estela Zanlungo

 


Ménage a trois

 

Después de la tormenta,

entro en la jungla del jardín

y se me enreda el pelo en una tela

que ha quedado colgada del follaje.

 

Una mariposita oscura

del tamaño de una polilla grande

puede pasar por una flor

o una hoja desprendida del fresno

si está quieta a la sombra.

 

Yo la salpico un poco

y ella empieza a moverse en el vapor:

da la impresión de que dormía. Ahora

que me acuerdo

hubo un verano en que vinieron cientos

como si más allá de la pared

se estuviera prendiendo fuego el mundo.

 

A la semana iban quedando tres,

prácticamente idénticas:

era una saga de niños ondulando

a la hora de la siesta,

pero yo distinguía sólo una

con el borde del ala hendido en forma de bahía.

 

Había que verlas copular

encendidas al sol

sobre el cantero de la menta.

 

Buey solo ubica el ojo en el vientre de la aguja,

me digo para mí,

y espero una estación frondosa

de aromáticas

como una golosina.

 

© Estela Zanlungo

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