27/5/12

Poema de Élida Manselli


EL SAUCE

El aire del sauce
............. savia de libertad,
la lengua del aire
sin cerrojos que amenacen
los reflejos del paisaje,
liviandad abriéndose en el cielo,
como un todo o una nada,
que acalla el tropezar del siglo.
Mi mano cerrada aún en un coliseo de aves,
donde los nidos del amanecer están guardados
dentro del dolor,
mis árboles aún guardado dentro de espejismos.
Mi espejo cincelado a medias
y este aire que alza mi planta,
que filtra mis deseos y las flores lejanas,
aire que clava el aguaribay de mi conciencia.
© Élida Manselli

5 comentarios:

Blogger Isabel ha dicho...

Èlida,vos no estás "en el tropezar del siglo". Esta naturaleza, monótona para el que no la ha descubierto, es siempre diversa y asombrosa en tu "lengua de aire"maravilla son estos
"nidos del amanecer dentro del dolor"
Un abrazo y mi admiración constante.
Isabel Llorca Bosco

28 de mayo de 2012, 2:44  
Blogger Gastón Sequeira ha dicho...

Muy bello texto. Saludos.Gastón

28 de mayo de 2012, 15:01  
Anonymous Anónimo ha dicho...

El poemar a los árboles es la manera inconsciente de elevarnos a Dios. Si el pasaje es liviano y se abre al cielo, si los nidos de los árboles internos están guardados, allí está Dios. Y ahí está el dolor, en la mano cerrada. Sin embargo, hay un "aire que alza tu planta". Entonces, hay opción. Siempre la hay. Me gusta el poema, tiene tono de pintura y emoción interior. Abrazo a Élida Manselli. ISabel Krisch

29 de mayo de 2012, 13:08  
Blogger galáctica ha dicho...

Hola Elida: Qué luminosidad guarda el sauce "savia de libertad", ese árbol que da fuerza a tu alma y toma el desafìo de ver que"lso nidos del amanecer están guardados dentro del dolor". Un maravilloso poema, donde "el aire" nos convoca , ese aire que recuerda y no puede dejar de amar lo vivido "mi mano cerrada aún en un coliseo de aves". Qué imágenes, cómo fluye tu voz, saliendo de la misma naturaleza. Amo tu poesía Irene Marks

31 de mayo de 2012, 9:58  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Querida Elida, amamos el mismo arbol,uno se siente cuidado cerca de un sauce, se escucha su pensamiento, su consejo como una caricia.Todo el poema es adnirable,pero el remate es soberbio.
Poesía de asombro, gracias.
Ignacio

2 de junio de 2012, 19:32  

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