2/7/25

Poema de Teresa Korondi

 


 

Observo la quietud de la roca

Su mirada puesta en mi paso

En lo grave del trino

que se esfuerza por llegar a su centro

La roca mira fijo

la gravedad de la tierra

Echa raíces en el pasto crecido y

atiende con total claridad su muerte lenta

Es muy probable que hoy

se extinga algún paseante

Muere más por eso, la piedra,

que por su trunco infinito

Con ingenuidad poética la miro

la interrogo con igual fijeza

Participo de una lágrima quieta

 

© Teresa Korondi

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Poema de Facundo Giménez

 


entre las voces de sus muertos

todavía escucha

desde la esquina papá

anuncia su regreso

los ojos de mamá se ponen

grandotes

               brillan

 

ella contesta

 

hablan en silbidos

así se llamaban

para no despertar

a nadie

después del almuerzo

               se saludaban

               a la sombra del lapacho

               desde el portón

 

le vuelve al cuerpo

una alegría

que su demonio se espanta

y la suelta

un rato

 

© Facundo Giménez

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Poemas de Susana Noé

 


Piedra

               

Piedra rodante.

Con soles de estrellas

llanto de luna. 

 

 

 Aves


Grieta invernal:

anidan avecillas,

ruge el viento.

 

© Susana Noé

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Poema de Silvia Rodríguez Ares

 

 

Despedida

 

Un pez

-sin levantar

la mano

de la hoja-

yo dibujo

para vos

mientras espero

que regreses del trabajo.

Redondo, blanco,

con aletas

negras.

No se mueve,

no respira

-me faltó

el crayón celeste,

brillantina y el oleaje

de las aguas-,

está frío

y en un rato

se habrá hinchado.

No le pude

abrir los ojos.

Perdón,

papá.

 

© Silvia Rodríguez Ares

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Poema de Susana de Iraola

 

 

Hay un punto sin fin en mi memoria

algo que desconozco

sobre esos muros que nos cercan

algo

algo que nadie sabe

algo velado algo

que es sacrificio de cordero

algo sucio y oscuro

que nos persigue cada noche.

 

© Susana de Iraola

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Poema de Samuel Amaya

 


A los nueve

me llenaron de luz y versículos

creando en mi memoria un chip dorado

de mujer, hijos y matrimonio de azúcar.

Mami decía que yo era la esperanza de ellos

chango voltiamujeres, pechito de quetupí

para llevar lo único valioso que teníamos

la sangre apellido de una generación perfecta

y hombres machos de cristal.

 

© Samuel Amaya

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Poema de Griselda Rulfo

 


 Un derrame

de lágrimas 

dejó caer la nube

con forma de unicornio.

 

Laser de luz

partió la noche de brujas.

 

Abajo

               el fantasma de una mujer

                              deambula siniestra.

 

© Griselda Rulfo

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Poema de Águeda Franco

 


el que vino de lejos 

 

puso 11 mil kilómetros

entre los campos de batalla

y estos campos lacios

peinados por bueyes

que masticaban paciencia

 

acostada   llanura

sólo la vertical de algún molino

le hacía alzar los ojos

 

cuando  el invierno retaceaba el trabajo

juntaba  a los peones como él

y a los niños

en un galpón de chapas

 y enseñaba a leer

 

entre  él y la trinchera

puso  un continente

y un océano

 

le decían francés

pero parece que vino del piamonte

 

el cañón

retumbaba  en sus sienes  cada noche

 

murió  a los 35

 

lo sobrevive un cuaderno

en el cajón de un mueble

versos en francés

con su caligrafía exquisita

                                                          

© Águeda  Franco 

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Poema de Silvio Bilbao

 


Filosofía en liquidación y altas llantas

 

El que desarma un reloj

solo busca atrapar al tiempo.

El que desarma el alma

quiere encontrar el sentido.

El que desarma un espejo

está buscando del otro lado

               lo que acá no tiene.

El que desarma una zapatilla

         está buscando los caminos.

 

Desarmar:

otra pesadilla más de la certeza.

 

Pero, ¿Cómo hago para poder

desarmarme a mí mismo?

Alguien del otro lado del espejo

           me está sujetando,

y seguramente quiere saber

                 lo mismo que yo.

 

© Silvio Bilbao

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Poema de Gina Escobar

 


ARCONES


Como encontrar

una aguja

en un pajar,

decía la abuela.

 

Revolví,

buscándote

infructuosamente

entre mis recuerdos.

 

© Gina Escobar

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