30/11/24

Poema de María Teresa Andruetto

 


Arroz con alcachofas

 

El aceite

borbotea en la sartén.

Allí he echado

dos alcachofas acuchilladas.

He convertido esas flores antiguas

en corazones abiertos,

en carne viva.

Me he dedicado después

a esperar que largaran su sangre

o su sudor,

según se mire.

Luego

he reducido una cebolla

grande

y llena de luz

a polvo,

a jugo,

a numen.

Y otra vez he llorado.

Pero tan poca cosa no me amedrenta.

Me zambullo,

con el jugo y las lágrimas,

en el aceite hirviente

y cuando todo se impregna,

paso una lluvia de arroz

de la caja a mi mano

y de mi mano a la sartén

en donde bullen

los zumos

del dolor y de la dicha.

Ya puedo esperar

que los granos se hinchen.

Sé que soportarán,

igual que yo,

una hinchazón

tres veces superior

a su tamaño.

Sólo hará falta agregar

de tanto en tanto

agua

o caldo,

un baño de mar

que les permita

transitar por el infierno

de la hornalla.

 

© María Teresa Andruetto

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Poema de Susana Noé

  


24 de Marzo de 2023


Seis de la mañana, afuera llueve con desgano

agua limpita que lava mis penas

he preparado un café

está sobre la mesa

a sorbos lo tomo

como entonces

estoy acompañada

charla que te charla

ríequeteríe

lloro suavecito

 están conmigo

siempre

los llevo en mí

 

Todos

 

© Susana Noé

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Poema de Edda Sartori

  


ARCO SOBRE EL AGUA

 

                                       las seis y es lisura

 

nos hemos recostado en lo informe

como si la sombra

nos ahuecara

 

como pluma

como escama

 

en la humedad

del sol

 

nos evocamos

 

en el fluido

que así

nos suspende

 

como vértigo

como clave

 

en la juntura

fantasmal

de los cuerpos

 

esa inmersión

hambrienta

 

como ráfaga

como escondite

como elipsis

 

qué será de nosotros

los del quiebre magnífico

los del abrazo incierto

felinos

en el agua

 

qué habrá después

ahora

en el arrebato alunado

en el temblor

de la marea

 

el cielo ardiendo a las seis

y es lisura

 

© Edda Sartori

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Poema de Ramón Altamirano

  


OLIVIER MESSIAEN Y EL CARDENAL 

 

Maestro Messiaen ¿Le gustaría tomarse unos mates

bajo el lapacho?

¡No se me distraiga con esos Pájaros exóticos!

¿Le gusta el cardenal?

 

Hace unos años,

en las afueras de un pueblito correntino

imaginé a  Messiaen

allí, con una libretita en la mano

delineando grafías para el canto de los pájaros.

 

De allá

tal vez de un algarrobo

venía ese canto enloquecido

el cardenal, sin dudas.

 

Una cuneta seca

es un buen lugar para sentarse 

con los pies en su lecho cuarteado

y escuchar el canto de ese pájaro

y conversar, aunque yo no hable francés

 

¿Le gusta el cardenal?

 

De paso, le cuento Don Olivier

el impacto de su Turangalila en mis 18  años

 

Una caja deslumbrante contenía

el disco, tan cuidado por Eugenio, el padre de mis amigas,

un libro con mucha información

ilustraciones sicodélicas como de un álbum de rock

y  la música ¡Una sinfonía

con piano y ondas Martenot!

 

¡Qué interferencia poderosa

para una cabecita recién salida del colegio de curas!

 

Más tarde, mi propia discoteca se fue poblando

Y  allí, entre esos objetos maravillosos están sus Pájaros Exóticos

y Turangalila, que por mucho tiempo fue un sueño

 

Maestro, el tercer mundo tiene

a estos muchachos escuchadores de su música

casi tan exóticos como sus pájaros

 y también tiene al cardenal

 

Con su copete rojo seduce al monte

y su canto, maestro Massiaen, su canto

 

¿Le gusta el cardenal?

 

Olivier Messiaen  (1908 – 1992) compositor francés  de música contemporánea. “Pájaros exóticos” y “Turangalila” son obras de Messiaen, que junto a su “Cuarteto para el Final de los Tiempos” integran sus obras más conocidas.

 

© Ramón Altamirano

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Poema de Néstor Alonso

 


NUBARRONES 

 

Cae la tarde, Y vuelven pensamientos furtivos

veloces, volátiles nubarrones, y estas horas

que se arrastran perezosas, la luz incierta

amenazada por sombras incipientes. No sabe porque

de pronto sobrevino esa necesidad de silencio

ante la magnitud del crepúsculo, cualquier término

interrumpiría la serena contemplación. El eterno ahora

¿Qué agregaría si dijera por ejemplo la palabra noche?

¿Acaso dejaría al descubierto otra cosa que

una infinita, informe, oscura cicatriz en lo profundo

de los que se pierden en avenidas interminables

hijos del vicio, del insomnio, de los delirios?

¿Aquellos que se internan en sus propias encrucijadas

apenas iluminados por la promesa sin garantías del mañana

y arrastran sus sueños demasiado largos para medirlos

en horas, en días, en años? He ahí la palabra noche

una oscuridad tan indescifrable como la luz.

 

© Néstor Alonso

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Poema de Graciela Ballesteros

 


SIN ESCAPE

 

Y ahora que vuelve

mi ritmo cardíaco

a estabilizarse

la busco entre

todas las cosas

     que me rodean.

            

Entonces la encuentro

en la oruga que no fecundó

en la palomita

            que en su primer intento de volar

                                   cayó en la boca del perro.

En la tierra yerma

       al desencontrarse con la lluvia.

También

en la tormenta

    postergada por la luna llena.

En el fracaso del diente de león

       que no puede contra el viento

Desempaño mis ojos      y veo

la herida que deja

en el pico del picaflor sediento

         la esterilidad de las zinnias.

 

La oruga, la tierra, la tormenta,

el diente de león, el picaflor

la acaban de encontrar.

 

Nadie escapa a la desilusión.

 

© Graciela Ballesteros

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Poema de Raimundo Rosales

 


Hilos de agua

 

Hubo un tiempo de hilos de agua.

 

Jugábamos a juntar los cabos

a estirarlos y llevarlos de una mano a una oreja

de un domingo a una calle cortada

o de un tren hasta una bandada de aguaciles.

 

Tomábamos los hilos a la manera de los peces

y corríamos por los cauces como niños

como la sombra del viento cuando resbala

en la cera de sus alas

o en las notas del primer rocío.

 

Apenas agua, hilos de agua.

 

¿Se secaron después del último diluvio?

¿Se evaporaron junto con los años perdidos?

 

Que alguien me diga dónde están

los hilos de esa trama inacabada

capaces de coser esta pena que me desgarra

como una gota de sangre sobre una mariposa.

 

© Raimundo Rosales

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Poema de Mabel Fontau

 


INSUPERABLE 

 

Grita la angustia y calla la esperanza.

El corazón desangra por su hermano,

y el brazo se levanta soberano

hasta saciar la sed de su venganza. 

 

Ojo por ojo, veredicto insano

que cubre de tinieblas la balanza,

una ceguera universal que avanza

hacia la destrucción del mundo humano. 

 

Sólo el Amor sembrado en el Calvario

podrá cerrar las puertas del osario

y abrirnos el camino del regreso. 

 

Salvarnos sin cañones y sin sable.

El Amor es la fuerza insuperable,

mueve al mundo y también cabe en un beso.

 

© Mabel Fontau

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Poema de Mabel Sierra Karst

 

 

La huella olvidada

 

Subiste los cerros

por la huella

de antiguos habitantes,

junto a ruinas de piedras

a través de las quebradas.

Detuviste los ojos

en un mundo

alimentado por larvas

poblado de chañares y algarrobos,

la punta

donde nace el viento.

Algo te habló

en la soledad del monte

iluminó tu regreso.

Algo te acompañó

cuando bajaste

por senderos ocultos

entre arroyos

de agua clara

y abriste la puerta

para quedarte conmigo

un poco más,

esperando la mañana.

 

© Mabel Sierra Karst

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Poema de Lorena Brito

 


MANIFIESTO

 

Porque soy sol entre los infiernos, porque soy trueno en el desierto.

Porque soy cielo en una gota, porque soy voz en el abismo.

 

Porque si me abro se cierra el fango.

Porque si me enclaustro se descubren las orquídeas.

Porque si me trepo es cascada la vida.

Porque si me caigo es montaña el desierto.

 

Porque siento que mi espíritu errante      

                               no encuentra puerto amable donde descansar.

Porque creo que aún en este tiempo fingido

la ternura es posible

y el viento limpiará de mi camino las palabras egoístas.

Y aunque el ilustre exija, o el canalla hable,

apostaré mis miedos en los brazos de Apolo,

Y el génesis se bañará de azul.

 

© Lorena Brito

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29/11/24

Poema de Hugo Francisco Rivella

  


América y la cruz con marcas en los brazos.

¿Qué ramas le han nacido? ¿Qué flores han crecido en su ronca madera?

¿Qué boca ha inflamado su nombre hasta quemarlo? 

Tu nombre es imperfecto porque es imperfecto el mundo, se deshoja en la selva, entinta la ciudad, la entrama con hilos de la noche, con mitades de huesos. El cementerio, en alto para cuidar al cielo, en las flores del cactus desafina la puna, vigila como un náufrago los senderos del viento, y abajo,en las minas, se vuelve un laberinto donde bullen las almas. 

Antes hubo otro cielo. Otro nombre tu nombre. 

Pero la espada le quebró la suerte.

 

© Hugo Francisco Rivella

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Poema de Andrea Farchetto

 

 

Cuando se fueron

Nos quedamos

Mirando el jardín

Hicimos

Una visita guiada

Por la memoria suspendida

Del bosque

Y

Aseguro

Tuve (tuvimos) que aprender

-En segundos-

las acciones básicas

de un ser humano:

caminar

sonreír

balbucear

entrar

al único lugar

desolado de la tierra.

 

© Andrea Farchetto

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Poema de Aníbal Costilla

 

 

TU SANGRE SE MOVERÁ

 

Movido por una luz

tus pies huirán como peces estremecidos

 

tus manos se estirarán

en tu vacío

en tu mar impredecible y breve

y su deseo

intentará cubrir su cuerpo con la turbia luz de la luna

besar sus labios salitrosos de sueños

 

no distinguirá tu boca

el vértigo de los sabores del conocimiento

 

se partirá en dos el pan de tu memoria

te hundirá en la corriente velocísima

de la existencia

 

cuando vuelvas a respirar

recién nacido

habrás olvidado todo

 

© Aníbal Costilla

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Poema de Amalia Mercedes Abaria

 


A UN PERRO MUERTO AL COSTADO DE UNA RUTA 

                                                      

Sobre un costado y dócil

lomo, seco de aliento

esfumado en pastos

y lombrices

cede hacia el surco

su sedimento gris.

 

¡Oh, vida! pulso olvidado,

del cielo cae una brisa

sobre tu quietud lenta

y tus ojos miran

los ojos de la muerte.

 

Pero mi corazón me

lleva hacia ti

y no quiero ver

el semblante ocre

de alguien sin cruz.

 

Caminaría

en esta tristeza

buscando en las estrellas

una túnica, una pequeña nube

para tus ojos de pena.

 

Dejen que duerma,

tranquilo,

entre los cardos y los pastos,

tranquilo, el pequeño

hermano.

 

© Amalia Mercedes Abaria

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Poema de Águeda Franco

 

 

no corren trenes

en los andenes ronca la desidia

tumbada en un banco despintado

los pasajeros se han vuelto transparentes

la que vendía pan

deshace su canasta en la sala de espera

 

no corren trenes

la niebla se  desfleca en las hebras de pasto

 

hasta cuándo el silencio

llamará con la campana rota

la flor de cardo es una aparición

entre los rieles de la playa de maniobras

 

ni sospecha de un vagón fantasma

que estremezca la tierra

y parta en dos la noche

 

la llanura se esfuma

en las vías vaciadas

                                                                                                      

© Águeda Franco

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27/11/24

Poema de Daniel Villaverde

 


 

Nunca te llamé Viejo, Pá

porque es una palabra

                              grave

y prefiero las agudas como

tu “miamór” y “vení”

muerte es

                                     grave

y es grave que te ande rondando

es grave

 que ingiera tanto

azúcar

          que es grave

que quiera merengues y

torta de ricota con

mucha

azúcar

            impalpable

como la muerte que te busca

pero

   que

          está

es aguda y me duele

se clava esa tilde, Pá

pa mostrarme no sé

qué

y quiero   que    me cantes

como hasta hace tres años

el arrorró pero

no puedo mirarte a los ojos

ojos es grave

es grave que no pueda abrazarte

es grave que la foto

no coincida con ese primer hombre

que

      amé

con la polera blanca

y los pantalones ajustados con botamangas

anchas en ese lugar de Mercedes

es grave que no puedas

sacar

sacar punta a mi lápiz negro

para que sea finita y escriba

proli

      ja

      mente

quiero panqueques

pero tus manos ya no toman

dos tenedores a falta del batidor

que nunca compramos

porque vos nunca agarraste

siempre tomaste

porque la gente fina

no agarra

deseo es

           grave

es grave que deseo

tu muerte porque

tu espalda doblada

no me hace más cocochito

porque me llamás Daniel

y no me decís Papúcho

tu vida

vida es grave

o lo que queda de ella

me duele

y un hijo no debe

desear la muerte de

su padre

yo de-se-o

deseo es grave

que pártas

que viájes

descánses

yo no deseo fotos nuevas

quiero la de polera blanca.

-Mi Pibe habla inglés

Pá, grave

       en

       inglés

       significa

       tumba.

 

© Daniel Villaverde

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Poema de Sara Mamani

 


VELOCIDAD

 

Dos pasos para buscar agua

no más de siete para llegar a la cocina

me inquieta saber

si llego a cien pasos diarios

entre esperanza y tedio

rabia y  lectura

 

Amontono kilómetros

a la intemperie

sin moverme

sentada en mi patio

con un helado de agua.

 

© Sara Mamani

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Poema de Silvina Vuckovic

 


SINESTESIA

 

Me llovizna tu voz

sonoro desliz de gotas que saben

                       a aromas del otoño

que huelen a canción 

color susurro 

de mares y manos

olor a siestas de papel 

                         y piano

y pensamiento.

Sinestesia.

Así te

me

nos siento.

 

……………………

 

Simetría del amor, un cielo

y una mirada que siempre lo sostiene.

 

© Silvina Vuckovic

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Poema de Simón Dante Lorenzón

 


El circo llegaba a la capital del pueblo, mientras un

siniestro eterno nos distanciaba de la niñez. Ese día

supimos que aquella pareja de cabellos blancos

empezaba a salir y sin querer, como es la vida, 

nosotros comprendimos lo precario del viaje.

 

© Simón Dante Lorenzón

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Poema de Sandra Pien

 


 Acerezado

 

Mariposas en bandadas

se elevan atraviesan un rayo de sol

ese bosque acerezado que sueño

cuando no puedo dormir.

Espacios huecos en el poema

que intento ordenar en mi mente

trenes de palabras en línea

de un mundo fuera del mundo

me desfiguran la realidad

sed de deseo de verte

sed de abrazarte.

 

Un poema es una bandada de mariposas

que se eleva atravesando un rayo de sol

en ese bosque acerezado que sueño

cuando no puedo dormir.

 

© Sandra Pien

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Poema de Paola Reta

 


 

El sueño y la belleza

              

“Tengo miedo

de quedar atrapada

en un sueño”,   

le dice Amanda

a su mamá,

como si fuera Alicia

cayendo sin control

por la madriguera,

o como una flor

que se abre sobre

el cardón y dice:

la belleza soñada

resiste todas las espinas.

 

© Paola Reta

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Poema de Néstor Fenoglio

 


Para cazar al armiño

lo espantan hacia la ciénaga:

el animal nunca ensuciará

su piel blanca.

Veleidad,

supervivencia,

el mandato oscuro

de lo claro,

de lo profundo,

de lo que no puede mancharse,

¿quién de ustedes

puede cuestionar

las razones del armiño?

 

© Néstor Fenoglio

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Poema de Josefa Prada

 


I jp


persiguen en el jardín

a picaflores del encuentro

serie macabra

arrastrados odios

 

sin resolver

¿nos obligan al miedo?

multiplican ecos

figuras y símbolos

solo

a partir de la muerte

 

desde antes de existir

nosotros

piel de mecidas plumas

entonamos pan alas y territorios

 

rapaz odio

mutante insistencia

secuestrar la vida

después de ausencias

tan presentes

 

© Josefa Prada

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