16/10/24

Poema de Carlos Battilana

 


Paseantes 

                                       a N.R.

 

Me mostrás el lado b de la ciudad

sus calles oscuras, el pasaje Rodney

en los alrededores

de la estación: y vemos

a un hombre desnudándose

en medio del humo gris

antes de dormir

-entre cartones-

como si una gasa de extraordinarios impulsos

lo iluminara.

 

© Carlos Battilana

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Poema de Ohuanta Salazar

 


Hojitas de casuarinas

 

Abuela Porota separa

la hoja con las manos,

una parte aquí

el otro segmento allá,

las une de nuevo.

Abuela maga cura

hojitas de casuarinas.

El tío no vuelve hace mucho

¿quiénes lo chuparon?, pregunto

y no entiendo, mi abuelo

en silencio y mi abuela, maga

una parte aquí

la otra parte de la hojita allá.

¿Mi tía tampoco viene para navidad?

¿Exiliada? pregunto

y mi abuelo Emidio llora

pero abuela junta

las manos, las partes, la hoja

y otra vez al árbol.

Mi abuela, maga, cura

hojitas de casuarinas.

 

© Ohuanta Salazar

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Poema de Ramón Altamirano

 


MADERA DE NARANJO                                                                                                                      

Ayer en el Hospital de Clínicas me vi como un aprendiz

Pero nadie enseña el oficio de  ser viejo

hay que aprender un libreto que no está escrito

colocarse la máscara de las arrugas

y hacer la fila

siguiendo las órdenes rituales de la iniciación 

 

Fui solo al Clínicas a empezar mi tratamiento

aunque no todos los viejos van solos

 

unos  conmueven con su mujer colgada del brazo

abriendo las bolsitas de plástico

 

otros dan pena, siguiendo las órdenes de su mujer:

quedate ahí, escuchá bien el número del turno, no te dije que

 

Yo  voy solo

 

El azúcar me va haciendo amarga la sangre

 

Entonces recordé aquel naranjo en el patio de mi abuela

tantas dulces naranjas

y ahora se iba secando

ramas sin hojas tronco leñoso

y  mi abuelo

que ya está viendo

la madera 

 

Con nostalgia de naranjas de sombra 

de mateadas fragantes

-pensativo -

le dice al árbol

qué lindo cabo de hacha voy a hacer

 

© Ramón Altamirano

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Poema de Blanca Lema

  


Al volver, marchando con las madres,

ibas reconociendo a tus amigos en cada foto. 

 

Memoria 

 

Cruzo la autopista con una gacela sobre mis hombros.

Es extraño que esté haciendo esto.

 

La gacela está muerta, pero lleva aún los ojos abiertos.

Está tan oscuro y puede ver tanto.

 

Puede ver que la memoria es un león que anda suelto,

y que yo he prometido ser lo que no soy.

Prometí ser su hambre.

 

Delante nuestro, los autos braman

con su veloces acoplados.

 

La memoria lenta, los olvidos rápidos

y la belleza suspendida de la gacela que se despierta.

 

Sopla de su cuerpo el perfume glandular de mis fotos

y mis cajones.

 

Pero el león que ha cruzado a la banquina no la querrá a ella.

Me querrá a mí.

 

Y querré gritar, pero sé que mi grito

traerá un buitre que me mirará en un punto fijo.

 

El temible punto fijo del tiempo.

 

Y así, con ese bramante rugido de lo que elegimos

recordé lo que no quería recordar.

 

Recordé nuestra inocencia.

 

© Blanca Lema

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Poema de Carlos Morteo

 

 

Segunda vuelta alrededor

 

que a los espacios los adueña el cuerpo

tu amor es un espacio

no pertenecemos a ningún banco de esta plaza

                         vamos a todos y en todos

     nos sentamos   los miramos

el banco y los perros   las personas y las hojas

       son un número indefinido    sin importancia

tu amor no está en ellos

         es parecido a la nube con su lluvia

                           que abre su vista y llega

la plaza está llena de amores de otros

y estoy yo    para que consideres

      que puede haber un sitio dentro de mí

 para que lo adueñes     y que pienses y sientas

        que me quieras   sin que jamás seas mía

                              ay    ser banco en tu plaza

 

© Carlos Morteo

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Poema de Ana Gervasio

 

 

INVIERNO DE 2017

 

en la calle un policía golpea a las obreras

que lloran en la puerta de una fábrica cerrada,

un hombre sin trabajo deambula en las esquinas,

un tipo apuñala a una mujer.

 

hay  un desaparecido más entre los desaparecidos

un gendarme le arrancó el corazón a dentelladas:

Santiago grita su nombre en las paredes.

hay otro anciano apilado en la sala común de un hospital,

un  niño  desnudo en un baldío,

Milagro  en la intemperie de una celda.

 

en la calle muere de frío un compañero.

una ronda de inútiles lo circunda

y el país se prende fuego.

una  pérdida constante, una herida que sangra.

una brutal crónica del desamparo.

 

ya nadie grita. nadie habla.

 

aquí adentro  sólo una voz pequeña:

la voz de mi madre, en el teléfono,

que intenta otra palabra,

quizás la última –pienso cuando calla-,

que me dice “te quiero”, ahora,

por tantas otras noches

en las que dolía aquella niña desvalida.

 

en la calle una hoguera devora la esperanza,

desaparece en la fila de un comedor comunitario.

aquí adentro,  en esta quietud que sostiene el techo,

la voz de mi madre hace temblar las cosas.

 

© Ana Gervasio


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Poema de María Elena Gómez Link

 


 RECLUSIÓN

 

Nada cambiará nunca

ni los pasos adentrándose a los trenes

ni las flores en los cementerios

ni el dolor sepulcro de los que sobreviven.

 

Nada cambiará

 

Esa ignorancia perpetua de saberlo todo

ni la muerte esperando agazapada

en los valles del alma

 

Nada

 

Lo hará nunca, nunca

aunque se peleé mil batallas

y se ganen las mil

Nada cambiará la punzada en el pecho

 

Ni

 

El derretir de los hielos

ni el amor que mora abatido en los inviernos

ni los silencios prolongados

las miradas cómplices que no fueron

 

Nada cambiará

 

 La calesita dando vueltas

sonrisa de niños.

 

Ni las mezquitas

las iglesias y sinagogas.

 

Nada cambiará

a partir del adiós.

 

© María Elena Gómez Link

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Poema de Alfredo Lemon

 

 

Octubre/ 2024

Último mes de Plutón en Capricornio

 

El pasado se agita para ser cerrado.

Destruye para reconectar las esencias.

 

En la encrucijada

el silencio es un grito de auxilio

que ahoga nuestros propios pedidos de socorro.

 

¿Hay alguna orientación?

 

La ambivalencia produce el encuentro entre los extremos.

Equidistancias y vértices se tocan.

 

Dios escucha hasta los ecos de un mudo.

 

Será un descubrir abierto y traspasado.

Algún párrafo equilibrará el estado de las cosas.

Después deviene el desarrollo, un contenido.

Y más tarde, el término de un ciclo de improviso.

 

© Alfredo Lemon

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Poema de María Laura Decésare

 


EN LA TARDE

 

Vi una flor llorar, qué cosa rara

pensé mientras el colibrí con su aleteo

intentaba animarla.

De pronto el cielo se abrió

y unas gotas comenzaron a caer

suaves sobre mí.

En lo simple me detengo y me levanto

para ver los colores del arcoíris

belleza pura en la tarde de domingo.

 

© María Laura Decésare

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Poema de Horacio Maez

 

 

           Amaneció lloviendo parece la  

despedida del verano del sol  

la posición lo anuncia.

 

          En el pequeño jardín de

adelante el que está a la sombra

cada vez más agreste y sereno el

peso del agua sobre las ramas las

hojas

 

           en el de atrás en este día de luz

calma con sus raíces mínimas los

agapantos parecen prosperar.

 

El tomate, empieza a florecer.

 

© Horacio Maez

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Poema de Gladis Domínguez

 


Desde el andamio

 

Mientras te miro allá en lo alto

los pensamientos giran en carrusel.

Andamio, cemento, brocha gorda

ceño fruncido, tristeza, impotencia.

Sigue girando el carrusel

y esta vez te veo

con sombrerito de papel de diario

silbando aquel chamamé

que te enseñó tu abuelo.

Tu overol, caparazón

Salpicado de pintura, cemento

entusiasmo, dignidad.

Espalda fuerte, ladrillo sobre ladrillo

los brazos sostienen

la obra de la vida.

 

© Gladis Domínguez

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Poema de Jorge Medrano

 


lleno de tu nombre

mi deseo

apretado entre la pérdida

 

lo miro

me detengo

descifro cada volumen

dibujado entre tus piernas

contemplo en soledad

lo poco que puedo

imaginar que un día

se descubra

mi cuerpo sin deshacerse

frente a tu imagen

© Jorge Medrano

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Poema de Norma Starke

 

 

con  ojos abiertos  apunto en el espejo

silencios y nombres

más allá del agua

los sauces  la lluvia

el grano de arroz  serpentea

sobre la arena

con  ojos cerrados

busco un verbo que me agite

marea muerta  marea viva

el tumulto acongojado del río

no teme a los desbordes

pequeños árboles tiritan en la orilla

reluciente y solitaria una roca

callada testigo del festejo

 

© Norma Starke

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Poema de Silvina E. López

 


Plateada

 

A veces cuando la luna llena sale me escondo

y la espío a través de la ventana

Aunque así me alejo y no puedo ver completo

su disco de nácar

prefiero esa intimidad

ese silencio por atrás del vidrio

entonces me parece que me late fuerte el pecho

me imagino cosas

me sonrojo

También me asaltan los recuerdos

como si estuvieras ahí parado

en calma

y yo oliendo tu cuerpo

Veo a mi hija recién nacida de mí

con una piel tan suave que no me atrevo a tocarla

temo que se rompa

lo veo a él también

ese bebé colorado que respira suavecito

y siento el olor de la leche que vuelcan mis pechos

Todo está ahí

el vidrio me protege

la luna ilumina la escena que me invento

porque es de noche

porque solo cuando hay luna

llena

es que aquello vuelve

me invade

y me quedo quieta atrás del vidrio

para que no acabe nunca 

 

© Silvina E López

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Poema de Darío Oliva

 


VIEJO CIPRÉS 

 

Inclina su fatigado tronco

un viejo ciprés,

y la luna bosqueja

sus primeras sombras

sobre el desnivel de las baldosas

con despintado apuro de horas

que el otoño comprime en su memoria.

 

Ruidos tras las rejas

fragilizan retinas

de estas palabras que ahuecan

su silencio de golondrinas.

 

Sé que entre sus alas

                                    harán espacio

                                    para que a la muerte

                                    no le duela el árbol.

 

© Darío Oliva

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Poema de Ana Romano

 


Bocas 

 

En la intimidad de la estampa

las sandalias

El abanico

hostiga margaritas

Abandona

la ventana

el violín

y los pañuelos

ocultan

bocas pintadas.

 

© Ana Romano

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14/10/24

Poema de Mario Nosotti

 

 

Escribo en una especie de gran patio,

en el lujo espacial, frente a un estanque,

perplejo y aliviado,

por la alfombra de insectos transparentes

que esta mañana flotan en el agua y que hasta ayer

volaban. Son millones de alas

como los del poema Los Chayules en el lago

azul de Nicaragua. Los que están en el suelo

la brisa los ha ido amontonando

en un pequeño cerro quejumbroso

listo para barrer. Es octubre

y lo que ya tendría que llegar

no llega. Se cuaja la distancia

entre lo que amenaza y el poder

de esgrimirlo.

Uno no está impedido de vivir.

Justo antes de salir a consultarle

al que todo lo sabe

oyendo la dureza de los ciclos

supe encontrar mi fe.  

 

© Mario Nosotti

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Poema de Verónica González

 


Compañero

 

Cuando el espacio

se vuelva minúsculo

y el aire no alcance.

 

Cuando se mueran todos los sueños

y el mañana sea

una osadía irreverente.

 

Cuando el mundo

sea el alquitrán

de la sonrisa que se apaga.

 

Cuando no exista nada más

que el perfume del pasado

en la ventana.

 

Cuando la verdad sea

sólo una parte

y el azar tire los dados.

 

Ahí

en el camino de los tonos grises,

ahí donde resistís

donde las palabras

son la sombra de lo indecible.

 

Ahí

compañerx de vida,

mi mano para sostenerte

mi vida para acompañarte.

 

© Verónica González

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Poema de Rubén Sebastián Melero

 


EL MOSQUITERO

 

la que está cerca de la luna

es la abuela teresa

 

aquella es la cruz del sur

 

el que tiene una cola

es el cometa halley

cuando vuelva a pasar

ya no estaremos para verlo

 

mi padre me abrazó

e hicimos una pausa

como el cielo de grande

 

en las noches de verano

el mosquitero era una red

para pescar estrellas

 

© Rubén Sebastián Melero

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Poema de Sara Mamani

 

 

LIMPIAR

 

Estoy lavando platos olvidados de días

esa ollita  que  se quemó con arroz

papeles y basura

los echaré de menos

 

Imagino acertijos

un billete de cien en un bolsillo

(Ya no sirven)

 

Podrían ayudarme

mi guitarra nueva

Luciana  Pedro mi gato Brando

No hay agua para la herida

de mi amigo en Hoboken

Todo se gasta

la escoba y el jabón

me seco las manos

quisiera tocar el  piano

dejar de llorar

y de limpiar.

 

© Sara Mamani

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Poema de Victoria Lovell

 


Se postean versos

como ofrendas sacrificiales

a la pantalla omnisciente.

 

© Victoria Lovell

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Poema de Sergio Morán

  


Es la enfermedad la que hace agradable la salud; el mal, el bien;

el hambre, la saciedad; el cansancio, el reposo.

Heráclito. 

 

El primer frío cala mis piernas,

enciendo la estufa y espero a quedarme solo

para preparar mi café.

Escucho música y pienso

en cortejos borrosos como manchas oscuras

un árbol solo en medio del bosque

el silencio de una playa un día de llovizna

la soledad de un anciano sentado

en la cocina el día después de enviudar.

Sólo entonces disfruto

de la salud el bien la saciedad el reposo

y puedo agradecer que existas.

 

© Sergio Morán

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Poema de Olga Liliana Reinoso

  


DÍAS PAMPEANOS


De los vientos del sur

llegan señales

hebras de hilo sisal

de pasto puna.

Galopa a tientas

un océano de arena.

Llegan, entrecortados,

los gemidos.

Llegan,

latigazos de sal

chispas de cobre

la lobreguez del viento

la fogata   el duelo

el chasquido 

los llanos

margaritas silvestres

deshojadas.

 

© Olga Liliana Reinoso

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Poema de Gabriela Carlevari

 


sos

       el origen


en las noches abisales

 

soy

       la suma de todos mis vértigos

 

© Gabriela Carlevari

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Poema de Dardo Passadore

 


Declaración 

 

Un poema alto y seco

como trago de despedida. 

 

Una aceituna

gira en mi cabeza. 

 

Parece ser

que hasta las papilas me traicionan hoy.

 

Terminaré esta copa

 y me uniré

a ese regimiento agridulce de desahuciados.

 

© Dardo Passadore

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Poema de Alexandra Jamieson

 


SIEMPRE

cada vez que

reís

los oídos me bailan

cada vez que

bailás

las pupilas me estallan

cada vez que

estallás

nuestras pieles son una

 

© Alexandra Jamieson

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10/10/24

Poema de Fabián Leppez

 


Lilith en Acuario / 9

 

Soy todas las mujeres que besé.

Ellas flotan en mi boca

como peces muertos.

Incluso las que no me apuñalaron.

Hay astillas en mis labios.

En la cartuchera que guarda

la tinta reventada de mi corazón.

En los jardines que enraizaron

los yuyos atómicos.

En los orgasmos que no fingimos

porque no hizo falta

oscurecernos más de la mitad.

 

Soy todas las mujeres que solté

y también las que me ataron

con lágrimas de metal.

Soy todas las frustraciones que enterré

en sus pechos

cuando tuvimos que pelarnos.

Soy todas las veces que me desintegré

y las veces que me mutearon.

Una espalda minada con pestañas azules.

Soy todas las sonrisas que se fueron

enderezando.

Soy las manos que se enyesaron.

 

Hay un extracto de ellas

en las cuerdas de mis ojos,

en mis pómulos inflamados,

en mis cunetas,

en los tambores que inmolaron mi pecho.

Aún encuentro sus costras debajo de mi piel/

las que fuimos arrastrando

por negar la cicatriz.

 

Su invierno está debajo de mis uñas/

Su fuego está embebido en un trapo

con nafta dentro de mis pulmones/

Su miel está oxidada en mis encías.

 

Hay un ramo de ellas

en cada una de mis tumbas.

Hay un tronco de ellas

atravesado en mis culpas.

Y no lo niego.

 

© Fabián Leppez

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