13/10/25

Poema de Antonio Tello

 

Teseo (II)

 

La lucha ha concluido en el laberinto.

 

La bestia agoniza en alguna esquina y

el hombre que le ha dado muerte se hace a la mar.

Ignora que ella lo encarnaba al mundo.

Ahora el amor y la sangre le son indiferentes.

Él, que ha conocido la trama de las horas,

empieza a olvidar. Pronto,

ni la memoria ni la conciencia tendrán sentido.

El hilo de nostalgia que lo unía al instinto

se extingue y, tras de sí,

el viento sopla el desierto hacia la ciudad;

el polvo borra las huellas.

 

Las osamentas naufragan en la arena.

 

© Antonio Tello

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Poema de Silvia Rodríguez Ares

  


El Loco

 

No suelo consultar

acerca del amor, pero esta vez

saqué una carta.

Salió invertida.

Un Arcano Mayor, El Loco,

de cabeza.

Ausencia

nulidad

descuido

negligencia,

dice Vera Luna

que esto significa.

Ella es mi maestra

en el arte del Tarot.

Sí,

ya sé lo que pensás,

siempre

estoy con algo raro.

Me aburre

el mundo tal cual es.

Entonces,

me pongo la campera roja

y empiezo a caminar

por una calle

infinita de mi barrio

para olvidar la pena

de la carta invertida.

Veredas

de amores contrariados,

puertas que se abren a destiempo.

Un hombre

sale

a sacar la basura.

Son las 12 y 30.

Me mira.

Lo veo reflejado

en el charco que voy a pisar.

El cuerpo al revés,

la cara del loco.

 

© Silvia Rodríguez Ares

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Poema de Patricia Coto

 

 

   Tierra, terrones oscuros, un trozo de porcelana.

¿Por qué?

Tierra, algunas raíces afiladas

como un lápiz niño, un ajedrez olvidado.

Tierra, terrones hueros, abiertos,

colmados hasta su frontera, de cenizas,

arena, clavos con cicatrices, hojas pálidas.

 

Tierra con piel de invierno,

dormición de la hierba,

y entre los restos, los restos de los restos

y la somnolencia de las lombrices,

de las arañas de campo, de telas

y piedrecitas, de ladrillos vencidos.

 

Tierra, puro estandarte del camino que llama.

 

© Patricia Cotto

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Poema de Miguel Fuchs

 

 

¿Veredicto?

 

¿Es necesario

desear que sufra? ¿cuánto cuesta

tu celular? ¿la play? ¿la identidad?

¿cuánto te sale

justificar el odio? ¿a quién

querés deshumanizar? ¿sos vos

el que está consumiendo

los desprecios, la mirada corrida?

¿es tu odio el que grita

desde la boca

del estómago vacío? ¿es tuyo

el derecho a desear?

¿un momento de placer? ¿quién

está dispuesto a dejar de ser

feliz para siempre

dentro de esta prisión? ¿por qué

creés que no te va a pasar?

 

© Miguel Fuchs

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Poema de Gladys Cepeda

 

 

RANDONAUTICA 

 

las teclas activan

fieras enjauladas

música desdentada

como un remate de piano

desde la Remington

sobre blanco

recogen voces negras

en el paradigma del siglo XXI

tu pecho vomita

letras

femenino - masculino

herencia de cosmos no binario

con corbatas de senos

la impaciencia fuma

en alcantarillas de la memoria

el cielo

marca de la bestia

cubre torres y campanarios

bucea en sótanos

náusea asfixiante

el sexo se estrella en confesionarios

donde la invocación

es recurrencia del miedo

las veredas parecen suicidas

son como un cuello con sangre seca

el asfalto

heridas de óxido

el puerto

tiene la fisonomía

de un asesino

huyendo hacia el río

 

© Gladys Cepeda

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Texto de María Soledad Gutierrez Eguía

 


NADIE CON MI VOZ 

                                             A Alejandra Pizarnik 

 

Rezo y suelto la cuerda; que nunca digan que esto pasó.

Que la noche opresora duerma en la garganta.

Que beban de mi boca, que se embriaguen de cansancio; que nunca digan que esto pasó.

No es más que la sombra desnuda del viento y mil pájaros crucificados por hilos; cenizal amargo.

Ocúltate del sol; danza la noche; abraza lo oscuro; devora el último miedo como el ave muerta.

¿Quién no teme al ángel del pasmo, aunque fuere con plumas deliciosas; aunque fuere blanco recién nacido?

No sé sino del alba que me nombra; de la bruma horrible y de flores muertas.

Quisiera hablar de la sonrisa. ¡Que alguien me enseñe a ser feliz!

Que no me derrumbe en la que soy cada hora y cuidado de no humillarme ante la lluvia.

Nadie aúlle con mi voz y arrastre mis ojos al cenizal.

Ya me alcé mariposa. El pájaro colérico, ya arrastró mi nombre.

Y lo que muere hoy es más que un desierto de risas.

 

Y que los pájaros rígidos me asistan.

 

© María Soledad Gutiérrez Eguía

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11/10/25

Poema de Zulma Zubillaga

 

SENTIDO

.

no era pensar

en lo inmediato

ni siquiera en la suma

de las horas o (en) esa lluvia

imprecisa taladrando

el cráneo tampoco

hacía mella el cuerpo

ni el fuero de las cosas

tenía ya sentido:

había huido el animalito

de la luz

ya no estaba

 

© Zulma Zubillaga

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Poema de Washington Atencio

 

 

El destello

 

I

 

Cuando estás en mí

no adentro

digo en mí

 

cuando en vos estoy

así    las manos cerradas

sin vernos

no hay bordes

 

no puedo nombrar

tu carne     mi carne.

 

 

II

 

El sol se interrumpe

es una persiana a medio cerrar

 

baja

en tu espalda una serie

de puntos, de rayas

de luz

 

trazo breve dibuja

mi dedo en la piel

 

tu pelo atardece

la línea se pausa

 

en tu cara que gira

se tuerce mi sombra

 

me ves

un metal suspendido

 

filoso te vuelve la tarde

 

de tu mano cayendo

espero el corte. 

 

© Washington Atencio

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Poema de Patricia Bence Castilla

  

TIRANÍA


hay grietas

            unidad de horas

                               y segundos

 

un tiempo dominante

     en ese silencio que transcurre a medianoche

 

cuando detrás de las ventanas

 

(ese mural de vértigo y vigilia)

 

un sueño recurrente

            me golpea los ojos

 

                       y no puedo despertar

 

© Patricia Bence Castilla

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Poemas de María Paula Alzugaray

 


 

¡Una malla elástica

retarda el abrirse

de las rosas!

 

 

Dentro de un vaso

vomita el viejecito.

No tiene dónde.

 

 

Molinos rotos

escupen turbias gotas,

su oscuro licor.

 

© María Paula Alzugaray

Imagen enviada por la autora

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Poema de Juan Manuel Zeni

 


CICATRICES

 

Cicatrices de lo que no fue

Juan Gelman

 

Camilo me pregunta

qué va a pasar cuando no me guste

lo que me gusta ahora.

El padre supercontestador

en el que me transformo

le hace una lista de las cosas

que me gustaban

y que aún me siguen gustando.

Por qué me pongo de ejemplo

si me gustaría que sea mejor que yo

y lo intento poner en duda

cada vez que dice

el verso tormentoso

quiero ser como vos.

 

Pienso con Juan,

¿se puede tener cicatrices de lo que

no será?

 

© Juan Manuel Zeni

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Poema de Graciela Ballesteros

 


EL SUSURRO DE LA PACHA 

 

Miro

los poemas

que nos da la tierra

tantas bellezas

que invitan palabras.

 

Las palabras danzan

Se enhebran      se conjugan

Se aproximan    se alejan

Se cosen y se descosen

Caminan los bordes.

 

Hay tanto poema en lo que veo

Los poemas más puros

son hijos de la Pachamama.

 

Me quedo quieta, quietecita

No quiero caerme

del poema.

 

Me quedo allí

quieta, quietecita

susurrando.

 

© Graciela Ballesteros

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Poema de Claudio Portiglia

 


Pensaba

leyendo a Wieviorka

a Fernando Henrique Cardoso

que es poco lo bueno que uno podría esperar en lo que le queda de vida

y que son escasos los méritos que acumula hasta aquí

pero que esa misma desesperanza y esa misma constatación

serían también un motivo que compense el balance

hay generaciones que escriben la historia

y otras como la nuestra

que deben servir de abono para lo que habrá de venir

y no es tan malo ser abono aunque nos prive de las páginas de gloria

importa que asumamos la condición con dignidad

y que aquello que germine y que florezca mañana

germine y florezca porque encontró una buena tierra

como encontraron las generaciones que nos fundaron

aunque antes tuvieran que sufrir

aunque antes tuvieran que expatriarse

aunque antes tuvieran que combatir

y aunque después la memoria de los réprobos les cuestionara la gesta

 

© Claudio Portiglia

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Poema de David Sorbille

 


Voces

en la mañana

rumores

de intenso follaje

pájaros

que sueñan

con melodía

en las alas.

 

© David Sorbille

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Poema de Cecilia Fresco

 


ESCASEZ RELATIVA

 

¿Qué es una crisis económica?

¿Esto que pasa es una crisis económica?

Porque las cosas están

el trigo

el queso

las papas

las frutas en el valle los frutos en el mar.

Está el maldito petróleo

que lleva y trae

y el agua corriendo por las redes.

Vive el vigor eléctrico en los cables

y el gas en gasoductos y en

garrafas hay leña hecha con árboles

caídos

y otras cosas que sirven

para ahuyentar el frío.

 

Es cierto que menguaron

que hacemos tan mal uso

que estamos destrozando

que ahora somos más bocas

Que alimentar y que los suelos

Los mares y las lluvias pero aún así

todo esto alcanza.

¿Qué falta? No falta nada.

¿Quién asfixia este mundo?

Los que anuncian

que la disminución prevista en los ingresos

empujará a millones de personas

y con crueldad liviana clausuran mesas

aunque haya panes y haya peces suficientes panes y peces

que ni siquiera necesitan ser multiplicados.

 

© Cecilia Fresco

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10/10/25

Poema de Ángela Maldonado

 


Eso que somos – incompleto / huérfano –

construye puentes inútiles

costras

sobre la desgarradura

atraviesa  la ausencia

– se aferra a la ausencia –

no termina de sanar

 

Inhalamos por la herida

Siempre 

 

“Inhalamos por la herida”

 Irene Gruss

 

© Ángela Maldonado

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Poema de Osvaldo Rossi

 


 APUNTES DE UNA ÉPOCA

 

Estoy preocupado

y hay una curiosa quietud en el aire.

El reloj de pared

es una marea que ensordece

y las luces titilantes del módem

anuncian que no tengo

servicio de Internet.

Como si no bastara

y ya sin carga en la batería,

el teléfono es un objeto inútil,

ni siquiera un adorno.

La casa es un estadio gigantesco,

interminable, como nunca antes

lo había percibido.

Casi se puede oír

el diálogo de los artefactos,

la conversación de los electrones

en el metal del enchufe.

La computadora

es un mueble sin uso,

un revoltijo de cables

que bosteza en el rincón.

 

Sin conectividad, sin perfiles,

sin amigos en las redes,

hay una soledad de lámpara votiva

y soy     una fiera desdentada;

leo un libro con las páginas en blanco.

 

Pero insisto. Voy caminando en círculos

alrededor de un tótem invisible

(la espera es el castigo

de un dios indiferente)

 

Creo que no hay otra opción:

tendré que salir a la calle.

 

Y mezclarme con la gente.

 

© Osvaldo Rossi

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Poema de Teresa Korondi

 


Que no muera,

que no muera el ardor en la

presencia de leños

Que acaricie en pendiente el sustento

Continuo sostén en viaje hacia el fuego

Le de media vuelta hasta su tráquea

un blando andar de nuevo hacia la vida

que se yergue en la frente como un ojo

Solo al desesperarla es que acaba la muerte

Un desplante centinela

reduce su apostolado

Lo mismo en el amor

que siempre hay que franquearlo

para que se arrebate de júbilo

entre las llamas

 

© Teresa Korondi

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Poema de Alfredo Lemon

 

Remotamente

 

La brújula se rasgó en dos como el velo del templo

 

La imaginación potencia lo falso

y esa realidad, genera terror y temor alrededor

-como en un cuento de Mariana Enríquez-

 

Se apuesta con los dados de la verdad

y te devuelven embustes/ traición

hipocresías/ trampas

 

¿Por qué confiar en la propuesta de paz de EEUU?

 

El mundo es violento y fugaz

El sendero es amargo y nectarino

Solo hay un cuidado descreído

¿Quién maneja al maniquí?

 

Los perros del dictador tienen los colmillos de titanio

Las mujeres cargan el germen de la utopía

 

El futuro tiró las cartas del Tarot y selló la voz

Se quedó mudo con sus lápices rotos en la mano

 

Pero aún la fe no se hizo añicos

El tiempo es un hueso duro de roer

Los relojes crujen y el sueño sigue

Las ideas giran revueltas en una colmena  

 

Un mito comienza antes de que comience el mito

Cruza una línea ajena como un átomo o un cabello

 

Nunca se preguntan las respuestas precisas

Canon anquilosado

 

© Alfredo Lemon

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Poema de Mariana Miranda

 


LO QUE QUEDA


Quedan pocas cosas

volando

sobre el mar

 

caracolas vacías

aguas lentas

rayos de sol extraviados.

 

Quedan pocas cosas

volando

sobre el mar.

 

Algunas estrellas

entretenidas

en guiar viajeros

 

sin dejar huellas

en ninguna parte.

 

© Mariana Miranda

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Poema de José Luis Frasinetti

 


En otro tiempo, ahora

 

En otro tiempo,

hubiera ido con más prisa.

Me hubiera enojado.

Hubiera levantado la voz,

cerrado el puño.

El dedo acusador

hubiera señalado hacia adelante.

Pero ahora que los años pesan,

que la noche es más oscura

y mi casa es un laberinto:

voy más lento

y aunque el destino consista

en ir por las urdimbres de Ariadna,

yo soy el culpable

de todo lo que he sido y lo que soy.

 

© José Luis Frasinetti

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Poema de Karina Lerman

 

 

descanse mija el tiempo no espera a nadie

por la mañana deberá fregar su cara

y palpar la verdad del día

 

a menudo somos     

un cuerpo que arrecia entre las sobras 

fronda mordida por el frío

la precariedad descolgada

de un azul a medianoche

y si acaso estar en gracia

fue aquel sitio de la niñez

con sus caprichos

 

en cambio ahora una bala cuarteada

es un acordeón abierto en mi cabeza

                                           y la luz

vence por completo

a los objetos

   en el preciso lugar de las manos vacías

como si afinara la desgracia sobre la piel

                                       con su pico corvo

 

esta será ya lo veo tu última imagen

me digo

y no sé por dónde rodearla

una y mil veces

se dirá

y para el caso es lo mismo

 

© Karina Lerman

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Poema de Ana Gervasio

 


el cielo de cristal

 

es otro atardecer,

no brilla en la ventana

el rito del paisaje clandestino,

ni el aire envuelve mi cintura enamorada.

ahí afuera

las luces de colores profanan golondrinas,

aquí adentro intento el amparo de esta casa.

 

pero hay un carnaval agazapado,

una farsa que juega a entregar el corazón

que remonta hasta el infierno el querido fulgor

y deja adornos de hojalata

al costado de una lámpara.

parece que es lo mismo. todo da igual.

 

yo sigo en este lugar del espejismo

aquel prado donde "la luz se hacía visible"

sigo atrapada en este cielo de cristal

que estalla en esquirlas de indolencia

sin embargo, creo a veces,

que haber tenido el corazón a la intemperie

salvando flores del naufragio,

pintando amaneceres en las emboscadas,

arrebatando llaves a los calabozos,

tiene que haber dejado un leve resplandor,

un beso en la memoria

que no sofoque el carnaval,

que no se extinga

en la comparsa de máscaras del mundo.

 

nada importa. lo sé. todo es lo mismo.

porque hay un olvido que desgarra lo sublime,

que asesina impiadoso

el perfume del bosque.

–y entiendo que a veces el paisaje cambia–

pero no entiendo el paisaje devastado.

 

yo abrazo aquel olvido

en el que el fuego deja de alumbrar:

crujen las ramas y el viento ahoga la hojarasca

pero hay cenizas, como ráfagas,

que avivan el recuerdo

y encienden las estrellas si lo nombro.

 

por eso pido, por favor,

que un pájaro me eleve hasta su antiguo cielo,

(aquel que no sangra en el cuerpo cuando estalla)

y me deje allí, dormida,

en el lugar más sereno de su alma.

 

© Ana Gervasio

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Poema de Facundo Podestá

 


Mi abuela se sentaba

en el costurero cara al oeste

Era un espacio pequeño

no pasaba de los tres o cuatro metros cuadrados

 

Sé que en otro tiempo cosió para afuera

recuerdo mis camisas de viyela

los cuadritos pequeños

los pitucones

las bombachas de gaucho

 

Se hace una vida en un costurero

se hilvanan las mañanas con las tardes

las embarcaciones del hacendado

con las ausencias de mi abuelo

 

amaba ese rincón de la casa

que me dejaba espiar en la siesta

mientras el cuú de las palomas llamaba a la solapa

a los que jugaban en la calle de broza

entre remolinos de viento

 

los chaparrones nocturnos

en el campo de enfrente

las tardes bañadas de sol y humedad

los campesinos y su olor a monte

y el metrónomo de la aguja

como un destino

el sonido de la Singer

del otro lado del mosquitero

mientras yo armaba batallas

con soldaditos de plástico

 

© Facundo Podestá

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