9/7/25

Poema de María Teresa Andruetto

  


Banjo en la cocina

 

He perdido una música

Irene Gruss

 

El padre toca el banjo en la cocina

de la casa. Es la siesta del domingo

y amenaza tormenta (...los chicos

juegan, la madre levanta los platos

de la mesa). Bajo la parra zumban

las moscas. El padre toca rumbas,

habaneras, canciones italianas.

 

Alguien sostiene las partituras,

                da vuelta las páginas

(hasta que salta una cuerda

y la música acaba).

 

© María Teresa Andruetto

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Poema de Alfredo Lemon

 


Desde el diván del psicólogo

Perfilar la personalidad de alguien es indescriptible.

Con el transcurrir de los días

cambia la percepción de los hechos.

Metáforas, símbolos, máscaras.

La tristeza asoma entre los párrafos.

La verdad se opaca entre las frases.

La incertidumbre dibuja la silueta de nuestra sombra.

¿Quién no quiere trascender heridas, frustraciones?

 Infiernos de infancia,

           el azote de un obispo,

              el revólver en la sien del inconsciente.

¿Quién no quiere exorcizar traumas, superar angustias?

Son pátinas de cualquier biografía,

nubes que suben y bajan,

zombis que cuelgan de un trapecio.

Hay dolores sin causas físicas.

Síntomas que sacan chispas.

Please: ¡una mínima contención ante el sufrir!

Sosténme sosténme en mi distimia.

El pasado se nos viene encima

y hostigan los remordimientos.

¿Podrán las palabras expulsar la aflicción?

Busco refugio en las enseñanzas de Epicteto y de Séneca.

Somos frágiles en nuestra soberbia de hierro.

Deberíamos perdonarnos continuamente los unos y los otros.

Pero al instalarnos en el aquí,

la concentración se contradice.

El barrilete se anuda en un paracaídas.

La locura delira lúdica

                         y genial.

 

© Alfredo Lemon

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Poema de Mabel Sierra Karst

  


Tus palabras

 

No escuchar tu voz

al nacer el día

como en las mañanas

de mi infancia

cuando las horas

eran largas,

la luz del sol caía

sobre tu vestido

y aún no imaginaba

el peso de la ausencia.

Qué hacer con el silencio

que me dejaste,

la luz de agosto

perdida en las veredas.

Cerrar los ojos

al amparo de un aguaribay

mecido por el viento

y desde allí regresar

a los rosales y las uvas,

a las siestas doradas

en la casa pequeña,

a tus manos tejiendo

mi corona de hojitas y flores

y a tu mirada 

que brillaba en un espejo

cuando secabas la lluvia

enredada en mis cabellos.

 

© Mabel Sierra Karst

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Texto de Víctor “Pajarito” Cuello

 


El pan de cada día

 

Son pequeñas y más pequeñas parecen por las rocas de las orillas. El sol y el verdín pierden su rutina por el pan que sostiene tu mano. Las pequeñas, imagino, hablan entre ellas, pero la curiosidad puede. Dedos y piel blanca desaparecen atrás del pan fragmentado. Una libélula es testigo. Una hormiga envidia a las pequeñas. Nunca fue tan hermoso ni tan fácil conseguir el pan de cada día.

 

© Víctor “Pajarito” Cuello

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Texto de Cecilia Carballo

 


Las horas

 

La sociedad es un estruendo, la crueldad vestida de hereje deambula por los techos, veredas, asfalto. No soy incólume a tanta eclosión. Cada palabra puede ser una lanza que estalla en el vientre. Prefiero ser un bicho de la humedad, esos que se doblan con facilidad hacia adentro. Vivir entre papeles en un caos sin brújula, ser agreste y encontrar el umbral en la hoja que cae sobre el pasto. Estar en mi propia tierra, sin acatar órdenes de quienes embuten aguijones para sentirse magnos en cualquier sitio.

 

© Cecilia Carballo

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Poema de Josefina Bravo

 


CABALLO DE LUZ

 

III 

 

Cae

la

                              noche.

 

   En el cuerpo,

          tu

presencia.

 

     Volvés a  mí,

           sin

    luz.

              

  Indomable,

tu libertad.

 

        Abandonada.

 

Escapo

de mí.

 

 

No tienen luz,

       las estrellas:

opacas.

 

 

  Cabalgamos noches blancas.

  Pálidas.

  Sin brillo.

 

  Monto tu salvaje

  y ya no soy.

  Somos.

 

                              Te dejo ser.

 

© Josefina Bravo

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8/7/25

Poema de Maru Crespo Erramuspe

 

Blanco


Amaneció un susurro de silencio,

blanco en mi jardín

 

Andaré por su orilla,

del río y mi jardín.

 

Colmaré mi alma,

con este sol bendito,

que derrite y ciega.

 

Tanto que no me deja ver,

la maravilla.

 

© Maru Crespo Erramuspe

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Poema de Lucas Margarit

 


Ganymedes


he visto las alas de la belleza

acariciando mi muerte


soy un niño ciego

que se apresura a morir en el centro

inicial de la hora más temprana


soy un niño que recoge

moras venenosas en un árbol sombrío

y canta mientras agoniza


soy un niño de huesos oscuros

que se mutila el cuerpo

cuando calla


he sido el niño confundido

que sabía el nombre de mi pasado

y el nombre de las montañas


soy quien huye con la espalda cargada de arena

y como el risco debo soportar el viento y el cielo

y he sido el mismo que abrió las manos para encontrar

las monedas vacías de la edad temprana


soy un niño

perdido en el bosque blanco

un niño hermoso

que busca un dios

en la periferia del agua


© Lucas Margarit


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Poema de Silvia Hedman

 


Muertos en vida,

en odio,

secos cadáveres sonrientes,

ojos como espejos,

máscaras pintadas

sobre bolsas de mierda,

escupiendo huecas palabras travestidas

en su anverso,

reverso,

re - verso,

dichas y desdichas por los hechos,

disparadas a la nada

desde un falso montaje de repetidos extras,

ametralladas por los medios blindados,

espantoso circo de marionetas enfermas

tirando de los hilos de muñecos de paja,

descartables,

desechables,

reemplazables.

 

De éste lado:

un dolor en el río,

los pañuelos que claman,

el futuro entregado,

los derechos perdidos,

la justicia burlada,

la esperanza incendiada,

la razón encendida,

y el amor...

el amor.

 

            27/10/17. In memoriam

 

© Silvia Hedman

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Poema de Leonor Mauvecin

 

 

QUIENES SOMOS

 

Fuimos con mi madre al monte

a buscar tomillo / para  perfumar el mate.

 

La tierra nos concede  hierbas olorosas.

 

Un té de poleo   para  reconciliarse con la vida

                                              en  la mañana.

Y en la casa

en la penumbra fresca de las tapias

crece la yerbabuena  y la menta para alegrar la tarde.

 

Es la tierra / que hechizada en el verde de las hierbas

                        vuelve a nosotras

y en su sabor amargo / en su  perfume

                       nos  recuerda  quienes somos.

 

© Leonor Mauvecin

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Poema de Sebastián Jaka

  


LA ESPERA DEL CANGREJO 

 

Cantar con la boca rota

como cantan los amantes

que han sido

desposados

por la muerte;

 

aquí la vida fue en un día

uno solo.

 

Y no hubo sol

ni huerto

ni espiga

en que el aire no desquiciara los deseos.

 

Ahora aprendemos a cruzar las piernas

en largas y agostadas reposeras

en la espaciosa espera del cangrejo

y miramos las gaviotas

devorar los restos que va trayendo la marea

en playas de horizontes verticales.

 

Y mientras vemos a los bañistas

nadando más allá de la corriente

hasta convertirse en puntos

iridiscentes

y cubrimos las playas

con largos metrajes

de celofanes

amarillos

nos parece mentira

que todo el universo

pueda caber

en este puto

puñado

de arena.

 

© Sebastián Jaka

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Poema de Patricia Edith Graziadei

 

 

Fría ausencia adherida a sus genes.

Un águila – grito agudo-

sobrevuela en círculos la pobreza.

 

Mientras

una campana muda

entre brotes de silencio

explota mis poros bajo un sol

 

las chicharras atronan

y un niño en la carretera de lodo,

descalzo,

sufre.

 

© Patricia Edith Graziadei

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7/7/25

Poema de Elida Saidler

 


El aire en el sendero

entre pabellones

tiene la espesura

de lo inevitable

 

Baja y se nos pega

la niebla,

crea un paisaje

de falso cielo

 

En este lugar

duele

la monocromía

de los cuerpos

sin alivio

 

La esperanza

ese verde

entre las baldosas

 

Un yuyo

Apenas

 

© Elida Saidler

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Poema de Mauricio Cappiello

 

 

                             (…) porque el agua murmura gravemente

                                     y los bosques se inclinan

                                     y es la noche 

                                                 Susana Thénon 

 

entonces una pequeña figura

   - la sombra de un hombre -

atraviesa las líneas circulares

intenta huir o salvarse

digo intenta

porque una dudosa oscuridad

revela la pulsión innata 

donde un fulgor lo rodea o protege

   - el hombre de una sombra -

parece avanzar / retroceder

digo parece

porque aquella filosa urdimbre

lo encierra en su profundidad

entonces el final

puede ser

                      un comienzo

y así, ese bendito páramo

                     como redención

se desgarra por cada breve hendidura

donde la sombra, al hombre sostiene.

 

                    ¿Y qué hay más allá?

¿Dónde terminan esas espirales formas?

 

Quizás sea encantamiento / delirante razón

o tan solo la mirada 

testigo que se disgrega / arde sobre lo atroz 

       casi una declaratoria de olvido

       sobre la palabra / en la noche

donde yace esa alegoría que aún late.

                                                                                     

© Mauricio Cappiello

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Poema de Laura López Morales

 


Está por llover pero no llueve

esa promesa

sobre el eje de esta rama

ha podido más que cualquier fruto

 

para los animales es distinto

hacen labor de todo

recogen de la inminencia el excedente

lo acumulan se resguardan

menos los caballos

los caballos no esperan por la lluvia

pastan bajo un cielo que debiera desaguar

eso es todo

pesa lo que debiera

es decir deslumbra

cruje según su naturaleza.

 

© Laura López Morales

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