12/11/18

Poema de Juan Carlos Rodríguez



Un soplo de amargura

La crecida nos interpela
nos pregunta qué hicimos, qué hicieron.
Todas las inundaciones son grises y marrones,
mientras somos parte de una cifra,
de una estadística miserable
haciendo agua por todos lados.
Las ilusiones y  los sueños se ahogan
mientras el agua sube por escalinatas,
calles y conciencias.
Desde el auto veo muñecas calvas flotando,
ojos abiertos, árboles pelados.
El lodazal oculta la esperanza
y hay familias sin consuelo.
Hasta mi memoria está anegada.
No admite que hay un dolor de siglos
en las aguas impuras
Y aquella mujer, que se quedó vacía
saca con sus manos la tristeza del agua
con la resignación del que pierde todo.
Hay olor a selva concentrada.
Un soplo de amargura. Un salmo en el viento.
Y el gemido de la impotencia que desarma.


© Juan Carlos Rodríguez

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2 comentarios:

Blogger Susana Zazzetti ha dicho...

ah, juan carlos, qué perfecta y triste descripción de este anegamiento que nos puede a todos.este " soplo de amargura" que nos alcanza, precisamente en este instante, a mi ciudad, a mi calle. gracias por ser un poco la impotencia de tantos. abrazos, juan.

12 de noviembre de 2018, 14:28  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Bueno, querido poeta, tu pieza además de sinfónica y cierta es una gran voz que se yergue entre la gris realidad de latinoamerica inundada que nos interpela desde la miseria.
gracias hermano.
Walter Mondragón.

24 de noviembre de 2018, 19:08  

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