Poema de María Teresa Andruetto
A Greg, en el Hotel Chelsea.
…y ella estaba tan ocupada
siendo libre
Jony Mitchell
Jony Mitchell
Cuando lo vi aquella vez, frente al hotel, tenía insultos colgando de la boca y los pantalones caídos. Desde entonces fuimos sucios compañeros en la iglesia de St. Mark's. Explosivo, rebelde, peleador, me pidió que olvidara a ésos que se dicen poetas y leen pasquines en los bares, me dijo que confiara más en mí. Él sí que era poeta. Una vez Papi, desde el cielo, lo
llamó y entonces él lo supo. Su único dilema era a veces preguntarse ¿por
qué yo? Había nacido en New York. Había estudiado a los griegos. Había vivido en prisión, hasta que los
muchachos del camino le pusieron sus hojas de laurel sobre la frente.
Puro como un niño,
estaba siempre pidiendo perdón. La última vez que lo vi, una pantalla proyectaba una película y había fotos de
Allen pegadas en la pared. El cuarto más modesto del mundo y toda la andrajosa gloria eran suyos, y suyo el Aullido y mis sueños con quemaduras. Una hija había ido a
visitarlo, yo había dejado a los míos en la playa. La luz estaba cayendo a este lado del mundo y los pibes del camino lo guiaban. Desde arriba, poco antes de convertirse en estampita, dejó caer otra vez sus pantalones y nos mostró el culo.
© María Teresa Andruetto
Etiquetas: María Teresa Andruetto
3 comentarios:
Maria Teresa. Muy bueno éste homenaje. Corso es, entre muchos otros, un ejemplo de lo que la poesía puede lograr en los seres humanos. Todavía en el epitafio de su tumba se puede leer:
Espíritu
Es vida
Fluye a través de mí
Interminablemente
Como un río
Sin miedo
A llegar a ser
El mar
Gracias Mil. Un beso.
Andrea Álvarez
En tu poesía flota la impronta de la Generación Beat. Supongo que Ginsberg y Keourac deben estar de parranda con Greg vaya a saberse porque sórdido arrabal del cielo.
¡Qué linda y sentida descripción de un ser excepcional!
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