Poema de Mariano Shifman
SONETO DEL INQUISIDOR
Olvidad los modales del beato,
la mórbida indulgencia y el sosiego:
nuestra Verdad, severa, sigue en juego;
a Dios se lo obedece sin más trato.
Los que opinan esparcen desacato:
devore sus malezas casto fuego.
Por las almas eternas culpo y ruego;
por ellas, la caduca carne mato.
Vida y muerte, y espíritu y materia,
la herejía y la ley en la balanza;
y yo, de Dios la más vehemente arteria…
¡Qué ingrato el que me odia, el que me infama!
En las batallas de la Fe soy lanza
de un Santo Oficio. Soy divina llama.
© Mariano Shifman
6 comentarios:
Muy buen soneto , me gustó mucho
maria elena tolosa
La excelente escritura de este soneto nos recuerda como las semillas del Santo Oficio, se han esparcido no solo a otras religiones, sino también y sobre todo a las nuevas estructuras del poder
Es un poema elocuente y necesario
Gracias
Ignacio
BUEN SONETO!
LOGRASTE RESALTAR LO QUE REALMENTE ES, GRACIAS POR COMPARTIR!
LIDIACC.
Sos un ... Me indigné tanto que eso habla muy a favor de tu soneto. Gracias, querido amigo.
Jorge Luis Estrella
Muy bien elaborado, con ritmo clásico y léxico adecuado. La solemnidad y descaro de la apología profundizan la ironía del texto. Muy bueno. Un abrazo. Adriana Maggio
Buen poema y además es soneto
que homenaje al Señor!
W.M
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