Poema de Karina Lerman
descanse mija el tiempo no espera a nadie
por la mañana deberá fregar su cara
y palpar la verdad del día
a menudo somos
un cuerpo que arrecia entre las sobras
fronda mordida por el frío
la precariedad descolgada
de un azul a medianoche
y si acaso estar en gracia
fue aquel sitio de la niñez
con sus caprichos
en cambio ahora una bala cuarteada
es un acordeón abierto en mi cabeza
y la luz
vence por completo
a los objetos
en el preciso lugar de las manos vacías
como si afinara la desgracia sobre la piel
con su pico corvo
esta será ya lo veo tu última imagen
me digo
y no sé por dónde rodearla
una y mil veces
se dirá
y para el caso es lo mismo
© Karina Lerman
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