10/10/25

Poema de Griselda Rulfo

 


No es aprendizaje de aula

ni de enciclopedia.

No fue un maestro que dictó una consigna.

 

Fue uno de esos que se gestó sin que atendiera.

Tal vez hasta mirando para otro lado.

Es la vida, maestra de lo esencial

quien enseña aunque uno esté en las nubes.

 

Aprendí a perdonar cuando mi alma entendió

que un error se salva con una sonrisa.

Cuando creí que hay más potencia

en el esfuerzo por abrir una pesada puerta

ahora que tengo 90 años

que en mis sesiones en el gimnasio a los 20.

 

Aprendí que la soledad

no se cura con textos de autoayuda

que no es un vacío sino un dibujo a bosquejar.

 

Me lo enseñó la vida

esa maestra distraída.

 

© Griselda Rulfo

Etiquetas:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio