Estela Porta comparte a Bocos/Lizárraga
Miércoles de jubilados
Ya el tiempo le curvó la vieja espalda,
y el sueldo se le esconde entre las sombras,
no alcanza con sus manos lo que asombra,
ni el pan ni el techo ni una manta blanda.
Vivió de sol a sol, sin más demanda
que honrar la fe del día que se nombra,
mas hoy la edad lo encierra y lo desborda,
como un reloj sin cuerda, sin la banda.
Pero aún le queda el alma bien erguida,
la risa fiel, los cuentos del pasado,
el mate lento y cálido de vida.
Y lo castiga este gobierno desafortunado,
su voz es brasa que no está vencida:
vivir es más que haberlo trabajado.
© Ricardo Alberto Bocos
I
no soy bienaventurado
pero he dado pan
quien lo recibió hoy
no tenía palabras
dónde el dios se hace presente
si los labios
no conocen el sabor de un pez
II
mi padre y yo
nos hemos pedido pan
tantas veces en la vida
dejando entre su silencio y el mío
migajas
no para medir distancias
sino para que sean trigo
© Sergio Gabriel Lizárraga
Etiquetas: Estela Porta
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