11/12/24

Poema de Patricio Emilio Torne

  


MUNDO PERFECTO


Como pude, y muchas veces

sin darme cuenta, quise

construir el mundo perfecto.

Cuando chico, en los baldíos,

y el extenso mapa que la naturaleza

del litoral me otorgaba, tracé las coordenadas

de una epifanía brillante.

Allí tuve los primeros contactos

que me enseñaron a ser

un delincuente ideal o un monaguillo

integrante de la familia perfecta,

dos puntos extremos que no lograron convencerme. 

El río, como se sabe,

se encarga de llevar en su corriente aquello

que habrá de ser pasto del olvido.

Resacas musculares nos quedan después

de haber nadado a favor y contra la corriente,

hasta crecer algo más tarde

que el nacimiento del vello púbico.

Lejos de aquella geografía lluviosa,

la aridez me dio luz y aprendí que nadie

se salva en solitario,

y para eso, más que nunca, era necesario

construir el mundo perfecto.

Pero los andamios no fueron suficientes

o fallaron en sus estructuras,

o no sé en qué error de la física convergimos,

pero nos vinimos abajo y sobre nosotros

cayeron todas las maldiciones de los arquitectos.

Ahora se sabe que es imposible la construcción

del mundo perfecto, nos hemos acostumbrados

a un equilibrio temerario o nos atamos

al cielo con suspiros. El propio corazón

después de ese trajín es más un baldío

que una fuente, pero no hay resignación que valga,

me sostengo en un mapa más pequeño,

donde no me faltan ni el amor ni los odios

necesarios para seguir cuidando,

 y ver cómo crece el terrenito.

 

© Patricio Emilio Torne

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1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Qué hermosura tu escritura!!! gracias, Vero.

11 de diciembre de 2024, 16:28  

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