Poema de Patricio Emilio Torne
MUNDO PERFECTO
Como pude, y muchas veces
sin darme cuenta, quise
construir el mundo perfecto.
Cuando chico, en los baldíos,
y el extenso mapa que la naturaleza
del litoral me otorgaba, tracé las coordenadas
de una epifanía brillante.
Allí tuve los primeros contactos
que me enseñaron a ser
un delincuente ideal o un monaguillo
integrante de la familia perfecta,
dos puntos extremos que no lograron convencerme.
El río, como se sabe,
se encarga de llevar en su corriente aquello
que habrá de ser pasto del olvido.
Resacas musculares nos quedan después
de haber nadado a favor y contra la corriente,
hasta crecer algo más tarde
que el nacimiento del vello púbico.
Lejos de aquella geografía lluviosa,
la aridez me dio luz y aprendí que nadie
se salva en solitario,
y para eso, más que nunca, era necesario
construir el mundo perfecto.
Pero los andamios no fueron suficientes
o fallaron en sus estructuras,
o no sé en qué error de la física convergimos,
pero nos vinimos abajo y sobre nosotros
cayeron todas las maldiciones de los arquitectos.
Ahora se sabe que es imposible la construcción
del mundo perfecto, nos hemos acostumbrados
a un equilibrio temerario o nos atamos
al cielo con suspiros. El propio corazón
después de ese trajín es más un baldío
que una fuente, pero no hay resignación que valga,
me sostengo en un mapa más pequeño,
donde no me faltan ni el amor ni los odios
necesarios para seguir cuidando,
y ver cómo crece el
terrenito.
© Patricio Emilio Torne
Etiquetas: Patricio Emilio Torne
1 comentarios:
Qué hermosura tu escritura!!! gracias, Vero.
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