Poema de María Belén Corso
Las manos
A
mi abuelo José, enfermero en la Segunda Guerra.
Un domingo de otoño
el abuelo enseñó su hacer
yo habré tenido seis años, él, no sé.
Caminamos juntos por el terreno
hasta detenernos frente al malvón
con sus manos ásperas
tomó un tallo desmejorado y habló.
Hay que arrancarle la hoja seca a la planta.
Así… ¿Ves?
Todo esto le quita energía para crecer.
Hoy
le hice caso al abuelo
basta
de vivir con un muerto.
© María Belén Corso
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