18/12/24

Poema de Gladis Domínguez

 

 

Éxodo

 

Clamé a Dios ese día.

Con las manos unidas 

pedí que su vara

me señale el sendero.

El susto, hijo de un diagnóstico

amenazando la vida

desplegó su ejército

sus carros, sus caballos.

Los jinetes oscuros

me acechaban.

De pronto

el Gran Viento de Oriente

atravesó mis muros

con hálito de esperanza.

Sé que Él peleó a mi lado

lo pude ver

cuando llegué a la orilla

erguida en la fe que me sostiene.

 

© Gladis Domínguez

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