26/7/24

Poema de Silvio Bilbao

  


Confesión de un detective de bares

 

La tiza ya dibujó los contornos

de un hombre caucásico

que yace rígido

en decúbito dorsal.

En principio, el cadáver

presenta signos de defensa:

las uñas tienen restos de melancolías,

el atuendo es propio de lupanares,

y su rostro de vino, evidencia

encubrimiento agravado.

 

El caso es inteligentemente urdido:

la soledad es un asesino en serie

que no ejerce la violencia,

deja que sus víctimas lo hagan por ella.

 

Más allá de estas piezas forenses,

lo que más me preocupa es

no saber en qué parte del laberinto

nos encontramos ahora.

 

Este caso quedará abierto:

la silueta de este cadáver,

una vez más,

tiene la forma de mi cuerpo.

 

© Silvio Bilbao

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4 comentarios:

Blogger Alicia ha dicho...

¡Excelente! La soledad es un asesino en serie que no ejerce violencia. Me gustó muchísimo. Un abrazo
Alicia Márquez

27 de julio de 2024, 15:43  
Blogger A CIERTA HORA (blog) ha dicho...

El mismo verso para mí, sobresaliente!!

27 de julio de 2024, 23:29  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Diferente, fuerte poema: el peligro de algunas soledades, ese desdoblamiento del yo que se observa asesinado, conmueven e interpelan.
Verónica M. Capellino Rando

1 de agosto de 2024, 19:24  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Diferente, fuerte poema: el peligro de algunas soledades, ese desdoblamiento del yo que se observa asesinado, conmueven e interpelan.
Verónica M. Capellino Rando

1 de agosto de 2024, 19:24  

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