Poema de Dionicio Munguía j.
A la pausa de los días hay
que decirle adiós.
Nada queda en el horizonte.
Se marcha la mañana
con los gritos inútiles, cada
adjetivo es necesario,
cada verbo supura en la razón.
Ah, la razón.
Por debajo de las sombras
siempre hay una razón,
una canción sin sentido,
el poema de vida,
la palabra que se suma.
No es necesario lo que existe.
No es necesaria la muerte
pero existe,
no es necesario romper
con la veda, pero la vida
existe a pesar de mí.
Sólo es insistir en lo que se
sabe, en lo que se sufre.
No somos dioses, ya lo sabemos.
No tenemos la paciencia de siempre.
Nos duelen los días,
atormentan las manos
esos gritos que brotan
de la oscuridad permanente.
Las calles no tienen sentido.
Caminar es un reto
que obliga al silencio,
caminar es el método
perfecto del olvido.
Cada paso es un escalón,
una baldosa, la fisura
donde la realidad se une
con la leyenda,
donde se guardan símbolos,
acaso la bolsa de papel
para quemar en la azotea.
Ha muchos años desde
aquella fogata de letras,
papel tras papel
iluminando la oscuridad,
ese cielo repleto de chispas,
el sonido del acto insumiso,
de la necedad de decir que no,
que no importa, que ya no es.
Ese fuego que no purificó,
el no que es parte de la existencia,
de lo pagano, del ofrecer
sin sentido.
Ya no queda nada del aquello,
del principio, todo se quemó,
es parte de la basura,
del olvido inminente.
© Dionicio Munguía j.
Etiquetas: Dionicio Munguía j.
1 comentarios:
Magnífico poema Dionicio. Desde su comienzo invita, va llevando, interpela...Gracias! Saludo desde Córdoba Argentina, Alfredo Lemon
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