Natalia Litvinova recuerda a Leonardo Martínez
HOMBRE SOLO
Todos han
muerto
Se han ido
muriendo uno a uno.
Yo pude
haberlos matado
pero dejé
al tiempo la tarea.
Por
segundos seré dueño,
dueño solo
de la memoria
y desde mi
sitial
abarcaré
los sueños de los otros,
sus grandes
desconsuelos,
sus vidas
en pedazos.
Cuando me
toque la muerte
seguiré
sentado como en este instante,
bajo el
tala,
mirando sin
ver
los cerros,
allá lejos.
© Leonardo Martínez
(1937-2016)
(1937-2016)
como papá
tengo débil el nervio del ojo izquierdo
¿heredaré
más gestos,
el corazón
lloroso de mi madre?
le pregunto
a la abuela si dios existe.
se ríe y
cuenta acerca de la vegetación
y las
trampas del bosque,
el color de
los hongos venenosos
y como
tiembla la nariz del búfalo.
yo no
conocí a mi madre, dice,
no sé si
dios existe.
de todo eso
me habla,
del sol
frío del invierno y de su caída roja,
y de las huellas
que dejamos
en la
nieve.
© Natalia Litvinova
Etiquetas: Natalia Litvinova
6 comentarios:
Me llegaron profundamente ambos poemas, sobre todo el tuyo,Natalia, que nos sugiere el desamparo y la precariedad del ser humano.
Bellísimos poemas ambos, el tuyo, Natalia, y el de Leonardo Martínez. Ambos ayudan a recordar lo olvidado. ¡Gracias!
Muy bueno
muy bueno
Así en la mansedumbre, la espera. Excelente poema de Leonardo.
Las abuelas cuentan de su andar, y vi eso que nunca nos dan certeza, siempre pensé que nos dejaban volar con nuestras decisiones.
Abrazo
Elisabet
En las vacaciones de invierno del año pasado leí "Escribanía de vivos y muertos" (Ed. del Dock) de Leonardo Martínez, catamarqueño nacido accidentalmente en Córdoba. Abro el libro y justamente encuentro "Jornada de invierno" dedicado a su padre, Juan Alfonso Martínez. Allí en su comienzo dice: "Nací en la última década del siglo XIX, un ocho de agosto a las dos de la mañana en la casa de los bisabuelos. / Lámparas de querosén y candiles alumbraron la escena. Ahí nomás estaba el río y en una de sus márgenes el bosque de algarrobos gigantes..." Espléndido! Tu prosa poética en esta entrega, Natalia, es sutil, convocante, tierna, el sentimiento la atraviesa. Gracias por traerme este recuerdo y gracias Gustavo por permitirnos la evocación de poetas que siguen estando entre nosotros! Alfredo Lemon desde Córdoba
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