17/6/20

Manuel Duarte recuerda a Wallace Stevens



La casa estaba en silencio y el mundo estaba en calma 

La casa estaba en silencio y el mundo estaba en calma.
El lector se convirtió en el libro, y la noche de verano

fue como el ser consciente del libro.
La casa estaba en silencio y el mundo estaba en calma.

Las palabras fueron dichas como si no hubiera libro,
solo que el lector se inclinó sobre la página,

deseaba inclinarse, deseaba más que nada ser
el erudito para quien su libro es verdadero, para quien

la noche de verano es como una perfección del pensamiento.
La casa estaba en silencio porque así tenía que ser.

El silencio era parte del sentido, parte de la mente:
El acceso de la perfección a la página.

Y el mundo estaba en calma. La verdad en un mundo tranquilo,
en el que no hay otro significado, en sí

tranquilo, es verano y noche, en sí
es el lector inclinándose, tarde, y leyendo ahí.

© Wallace Stevens
(Traducción: Silvia Camerotto)




LA LENGUA DE MANUEL

susana álvarez abuela de manuel hija
de pedro álvarez (cadera de pastizal)
y alba gutiérrez (afecto de cuervo)
andaba

callada mudísima por la vida
sin suspiro saludo comentario

¿o sería en verdad que delegaba
la charla a los pájaros las habichuelas
su dulcísima pastafrola?

eso sí
cuando a susana le picaba la memoria
su lengua desbordaba loca loca tormenta
carnaval de torrentadas

“¡ah el tambo!” decía
“¡ah mi padre mis hermanos las vaquitas!”
“¡ah josé ah duarte hermoso abuelo
hábil pájaro herrerito!”

pero una noche susana
se fue del pasado tan al fondo
que al lado de su lengua le creció una segunda

y como dice el dicho que si recuerda uno        recuerdan dos
susana se sacó la otra lengua la guardó en un frasco dijo:

“¡será para mi nieto!”
“¡para mi nieto manuel esta lengua nomás!”
y que al memoriar se le agite no le haga
el olvido a su tierra a sus anchos pasaditos”

“y si alguno con esto no concuerda” dijo susana
“si alguno me toca el timbre me acusa ¡ah susana
qué triste que al pasado tan aferrada!

que me mire a mí la lengua
que me mire a mí la lengua los ojos la cara
cuando pienso en papá mis hermanos el tambo josé las vaquitas”

© Manuel Duarte

4 comentarios:

Blogger MONICA ARAMENDI ha dicho...

STEVENS HERMOSO Y PROFUNDO. Y TU POEMA ME DEJÓ ALGO MAGICO. GRACIAS POR TU ESOEVIAL LENGUAJE POETICO. HERMPDO

17 de junio de 2020, 23:53  
Blogger MONICA ARAMENDI ha dicho...

STEVENS HERMOSO Y PROFUNDO. Y TU POEMA ME DEJÓ ALGO MAGICO. GRACIAS POR TU ESPECIAL LENGUAJE POETICO. HERMOSÍSIMO

17 de junio de 2020, 23:54  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Que placer leerte Manuel!
Abrazo
Flora levi

18 de junio de 2020, 11:53  
Anonymous Anónimo ha dicho...

A Wallace Stevens ((1879/1955) lo conozco por las traducciones de Alberto Girri. La suya es una obra particular, personal, un talento refinado y reflexivo que dejó su impronta en la poesía escrita en lengua inglesa del siglo pasado. Enseñó: "La poesía es la intensificación (heightening) de la realidad, una estética del percibir, no un adorno o copia servil". Magnífico haberlo recordado Manuel! Y tu poema homenajeándolo "La lengua de Manuel" le hace honor, relato poético de una nostalgia, recuerdo, celebrante. Bravo!Alfredo Lemon desde Córdoba

19 de junio de 2020, 10:23  

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