9/12/19

Poema de Graciela Perosio





PLEGARIA DE LA SACERDOTISA DE AVALÓN

Benditos los pies que me trajeron hasta aquí.
Bendita sea la Puerta de la Vida.
Bendita la mirada que la Diosa conduce
por los interticios de lo manifiesto.
(Más allá, más allá
donde el terror se abriga de abismo.)
Bendito tupecho, sábana palpitante,
que acoge mis pezones en esta noche inhóspita.
Bendito el beso de tus manos de hojas
perdido en la mata de mi pelo oscuro
entre flores de mirto y mariposas.
Bendita la barca de tu caricia
para ampara tormentas,
para durar quietita
hasta que cese el rayo,
hasta que el viento amaine,
hasta ser la lluvia como siempre,
la que está fuera,
la que llora el exilio sin reparo.
Para poder perdonar el destrozo del pudor,
¡oh! Diosa, une mis fragmentos.
Liga estos huesos quebrados por el odio
con la trama incorruptible de tu túnica de plata
y alivia el corazón baldío sin reposo.
Y vos, oficiante en primavera,
soporta con tupiel
este alarido hasta el infierno,
este alarido hasta el despojo,
hasta el océano sin voz
de una mañana perfectamente desierta.
Bendita sea la Puerta de la Vida
y sus rigores.


© Graciela Perosio

Etiquetas:

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Excelente poema, muy logrado, emociona! Celebración y más bendiciones! Alfredo Lemon desde Córdoba

11 de diciembre de 2019, 10:27  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio