9/10/19

Poema de Alicia Márquez


  

EL SONAJERO

Catalina tenía treinta y siete años, cuatro hijos, 
y un sonajero en el bolsillo de su delantal. 
Un sonajero rosa y amarillo 
para su bebé de nueve meses. 
Catalina no pudo verlo crecer. 
Ni al bebé ni a los otros tres. 
A Catalina la mató la Guardia Civil Española 
y la enterró, sin ataúd, dentro de una fosa común, 
y la encontraron, irónicamente, debajo de las hamacas de un parque infantil en Palencia. 
¿Su crimen? 
Tenía al marido preso y a ella la condenaron 
porque iba a manifestaciones y sus buenos vecinos, 
de esos que nunca faltan, declararon 
que la vieron lavar sangre de la ropa de su marido, 
mientras daba vivas a Rusia y mueras a la Guardia Civil. 
Cuando la fueron a buscar 
Catalina corrió por la calle con su bebé en brazos, 
pero no pudo, no pudo, no pudo. 
Y hoy, junto a sus huesos, el sonajero. 
Martín, su hijo, seguramente el destinatario del sonajero 
dice: “No la recuerdo”. “No sé cómo era”. “No había fotos de ella”. 
El sonajero miraba desde la fosa. 
Un grito en rosa y amarillo que, después de ochenta y tres 
años, sobrevivió al dolor, al espanto y a la injusticia.
  

© Alicia Márquez

2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Tremendo intenso dolor❤
flora levi

13 de octubre de 2019, 1:50  
Blogger irepoesia@gmail.com ha dicho...

Hola Alicia: qué gran poema, qué alegato en este momento donde aún no se han abierto tantas fosas comunes del franquismo asesino. Lo más doloroso es ese sonajero, esa ilusión trunca, esa muerte en el recuerdo del hijo.
Parte el corazón este poema. Y seguramente hay muchas Catalinas en España, en América Latina. Gracias, Alicia, nuevamente, por este gran poema
Irene Marks

14 de octubre de 2019, 8:57  

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