Poema de Mariana Finochietto
LA BRUMA
La taza
que dejé
para mi hija
en este
manso oficio de ser madre
libera un
humo gris sobre la mesa.
Es otra vez
asistir a
la transformación de la materia,
el milagro
cotidiano del derrumbe de la eternidad.
Nada
perdura indemne demasiado tiempo
como si
algo
en la
sustancia de las cosas
debiera
quebrarse para siempre,
hacerse un
hálito pequeño,
prodigioso,
un
vaporcito de nada entre tostadas.
© Mariana Finochietto
Etiquetas: Mariana Finochietto
7 comentarios:
Bella poesía, la finitud en la cotidianidad.
Abrazo
Romina
Bello!!
Flora levi
¡Me gusta!
lo cotidiano lo pequeño lo que quedara , tierna poesía, gracias.
Y dicho con soltura, sonrisas y lágrimas.Bravo!
Ternura filosófica en el desayuno de la mañana.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Placer leerte!
Tere Vaccaro.
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