13/4/19

Poema de Amalia Mercedes Abaria



EL ASESINO DE PUENTE PACIFICO 

¿Quién hablaba del asesino?
¿De éste o de aquel otro?

No escucha, no escucha,
camina despacio
como un lagarto ciego
y el Puente consuela
su latido  de muerte.

Por eso su mirada va hacia abajo
traspasando pavimento,
tierra, agua.

¿A dónde irá
el acecho de sus ojos?

No recuerda si alguien ha muerto.

¿Quién dijo eso?

Nadie lo sabe. Nadie recuerda.

Solamente una mancha vuela
en su cabeza.
Una mancha roja y negra
y el caballo es  también  negro.

El asesino ama  tanto
a ese caballo,
inaccesible  luz.
Pero no hay caballo, no hay luz.

Sólo es locura, negra visión de animal
enterrado.

Y camina entre nosotros.

Está llegando  el tren,
oh! palomas, palomas, dejen los pies
del asesino.

Sería una salvación salir, desaparecer,
buscar definitivamente al caballo negro
subir cada  escalón sombrío.

                Y su pesada mancha roja
con pasos, con escamas
con su  mancha roja y negra

¡Qué longitud de abismo!

Y es tarde, tan tarde
y  pronto el ocaso.

En sus manos hay un temblor rojo
y negro.

El tren ha partido.

            Detrás va un caballo negro.


© Amalia Mercedes Abaria

Etiquetas:

2 comentarios:

Blogger Amalia Mercedes Abaria ha dicho...

Gracias Gustavo, por publicarme este extraño poema. Abrazo!!! Amalia

14 de abril de 2019, 9:50  
Blogger Adriana ha dicho...

Inquietante poema, que sumerge en atmósfera de locura y de pesadilla. Queda un sabor a desconcierto, a recuerdos de temores antiguos y a neblinas oníricas. Es un poema nocturno, donde el caballo negro aglutina lo oscuro del sueño y de la vigilia. Como si hubieras entrado por alguna rendija a las aguas subterráneas del inconsciente colectivo. Texto sorprendente. Un beso grande. Adriana Dirbi Maggio

20 de abril de 2019, 14:20  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio