Poema de María Laura Coppié
Si lo verde
Ay, mi kalanchoe.
Otra mudanza,
otra vez desenredándola con lágrimas,
rama por rama, mugre en las uñas,
como si fuéramos una.
Colchón más verde como verde podía ser,
arraigada en sí misma
tan sostenida que libre,
como yo y mis pies,
arrancándonos las malas hierbas
con obsesión de laboratorio,
extirpando lo que ni las hormigas muerden.
Montoncitos de tierra y esquirlas
diamantadas
lloviendo a mis ojos,
miles con furia a la carga
contra el no ver.
Kalanchoe , sangre de tigre.
Las plumas, huellas de que hubo hogar,
salen a volar su día.
Intento pasos de bailarina
para no lastimarla, transmuto furia
en indeleble paciencia
como una araña blanca tatuada
en el hombro izquierdo de talismán.
Y ella pare hojitas y arma su clan.
Mi kalanchoe enseña,
huele a lealtad y a vigor,
es quien vino a ser
sin titubeos, sin cobardías.
No tiene agua: brota más fuerte,
reinventa la savia, sana lo invisible
mi kalanchoe.
La temperatura sigue subiendo
y ella se eleva
-junto conmigo que siempre fui
licenciada en artes del fuego-
y engendra preguntas y preguntas y
preguntas.
Entre estas peladas paredes ni el eco
responde.
© María Laura Coppié
6 comentarios:
Maravilloso el kalanchoe, persistente, como algunas almas valientes.
Beso grande,
Alicia Márquez
Hermoso poema Conmovedor : licenciada en artes del fuego
Hermoso. Gracias por tu fuego. Griselda Rulfo
Bello!
Seguir la vida de la planta, protegerla, recrear palabras para ese cricimiento, este poema tiene sabor a vida y buenas manos.
Un abrazo
Betty
Bellisimo Malala amé la siempre verde esperanda que florece y da fruto en tus manos. La sabiduría del amor 💓💓💓💓💓
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