24/1/18

Poema de Marita Rodríguez Cazaux


LA SILLA

               A mis padres

Quién tendrá el honor de sentarse mañana
en esta silla que compraste, padre,
una tarde,
después del trabajo.
Esta silla vienesa, de madera clara y barnizada,
piadosa voluntad de árbol
que ocupaba mamá.

La miro en el rincón de las ausencias
y guarda todavía el gesto de tu mano
acercándola al lugar más luminoso de la sala.
Luego, era su voz menuda,
la simpleza del secreto, la confidencia.

Cuando quedaste solo, segado de su presencia,
la vida te pareció desnuda.
Y la silla, huérfana de peso dulce
se arrinconó en un vértice de sombra.
Ansiosa de su cuerpo,
apenas decorativa, sobrevivía.

Hoy sé, que siempre viste,
liviana y bella,
la imagen rubia, bajo la luz de la ventana.



© Marita Rodríguez Cazaux

9 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Hermoso Marita "el rincón de las ausencias" flora levi

24 de enero de 2018, 16:55  
Blogger Marita Rodriguez-Cazaux ha dicho...

Mil gracias Gustavo, por compartir tan generosamente la obra de los poetas contemporáneos.

24 de enero de 2018, 16:55  
Anonymous Viviana Bermúdez- Arceo ha dicho...

Es un poema muy bello. Tema conmovedor: la persistencia de los objetos y la ausencia de los seres amados...Marita, felicitaciones!

24 de enero de 2018, 20:39  
Anonymous Anónimo ha dicho...

muy sensible a tu poema. me vi repetida en esa belleza. felicitaciones. susana zazzetti.

25 de enero de 2018, 12:28  
Anonymous Milagros Rodríguez ha dicho...

Entre en ese pequeño gran mundo porque de algún modo lo viví hermoso poema!!!!

26 de enero de 2018, 18:59  
Blogger Adriana ha dicho...

Bello texto, que deja una impresión de tristeza dulce y placer estético. Gracias. Un beso grande. Adriana Maggio (Dirbi)

26 de enero de 2018, 20:23  
Anonymous Anónimo ha dicho...

David Sorbille dijo...
Maravilloso poema, Marita!! Un abrazo

27 de enero de 2018, 15:31  
Blogger Nerina Thomas ha dicho...

Marita!! Cuánta ternura atesora tu poema, prestado por tu alma a la poesía. Maravilla de sentir!!

30 de enero de 2018, 0:20  
Anonymous Anónimo ha dicho...



La dulce tristeza, la enorme nostalgia de la silla vacía.

Me encantó y me hizo lagrimear, además.

Un abrazo,

Alicia Márquez

31 de enero de 2018, 15:23  

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