Poema de Francisco José Malvárez
LA CUESTIÓN
yazgo a mitad de
mañana de un día esplendoroso
pájaros y sol, bello
hay calor posándose sobre el tejado de la guarida
pero en mi se acusan los últimos impactos de la vida
el cuerpo lo denuncia, tiemblo, me duele la cabeza, el aire
falta
y sobre todo que se me anuda el alma, que así la siento y me
doy cuenta
el -ser humano- es
la cuestión, su dolor!
seres que me circundan, muy cerca, a los que quiero o amo,
que me importan
sus hijos tan tormentosos, los destruyen
uno por enfermedad, casi insalvable, totalmente destructivo
los otros por ignorantes
hijos llenos de soberbia y brutalidad
violentos hijos que se olvidan
los que juzgan y sentencia nublados por el magnánimo ego
sin haberse puesto nunca en los zapatos de su madre
los zapatos conque caminó su tortuosa vida
sin reclamar ni renunciar ni denunciar suplicios, sólo
dándose con el alma
hoy la culpable por haber puesto fin al martirio, por
ejercerse como mujer
sin derecho a defensa… el blanco de todas las pedradas
los grandes
cobardes!
los que nunca se hicieron cargo de nada
sólo lavarse las manos
y ahora izando las banderas de ser los salvadores
los héroes que protegen al pobre padre
el gran manipulador desde
la víctima
y en realidad fue el más crudo infierno para la madre, la
que siempre calló
padre lleno de maldad insaciable
que la destruyó sistemáticamente como sádico verdugo
llenándola de miedo e indefensión
pero representándose como el santo inocente
hoy el mártir!!!
como dije: el -ser
humano-, entre tantos demonios, asombra y apretuja el alma
así yazgo a mitad de mañana con el alma apretujada
el darme cuenta totalmente despabilado
aunque muy zangoloteado el ánimo
que por tantos egos y nada de compasión
esos seres humanos hacen gala, sin pudor, de la más pura y
exquisita estupidez
es lamentable ver que no tan sólo lo son, digo son estúpidos
sino que se esfuerzan por ponerle énfasis
y eso que no son niños inocentes
sino adultos que míseramente no entendieron nada ni
entenderán
© Francisco José Malvárez
3 comentarios:
ay, francisco, te duele y duele tu poema. desde aquí comparto mucho para que no estés tan solo con semejante poemazo, ese " yazgo a mitad de la mañana con el alma apretujada" en mi ciudad, hay sol, te envío sus rayos. abracito. susana zazzetti.
Hay que tolerar hermano, ya llegará la calma. Todo pasa, Nada dura para siempre. Poemazo, aunque duele. Te quieroooooooooooooooooooooooo
David Sorbille dijo...
Poema elocuente como un cross a la mandíbula. Te felicito! Un abrazo
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